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Año 192 a.C El pretor romano Marco Fulvio Nobilior llega a Toledo

Aparte de esto, el nombre de Hércules en relación con toda la Historia de Toledo, también deriva principalmente de la época de la Romanización, desde que llegara en el año 192 a.C. el noble y pretor romano Marco Fulvio Nobilior al mando de las legiones de Roma destinadas a la provincia romana de Hispania, según relatan las crónicas escritas por el historiador romano Tito Livio.

Los romanos se encontraron allí con una importante sinagoga judía en donde hoy está la Catedral, y en un promontorio alto se alzaba imponente una descomunal Torre apoyada sobre 4 grandes leones metálicos. Y aquél enclave sagrado estaba custodiado por 12 sacerdotes judíos.

Este pretor romano, Marco Fulvio, que se estableció en Toledo, como todo buen romano distinguido, era un gran admirador de la cultura y religión griega, y devoto ferviente del dios pagano Hércules. De hecho, a su vuelta en Roma, tras haber estado en Toledo y Numancia, además de en otros lugares hispánicos, fué nombrado Censor, magistrado romano para velar por las costumbres romanas, y patrocinó la restauración de un templo pagano dedicado al mismo dios Hércules. He ahí la confirmación.

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9.- Las tumbas hebreas de Sagunto

Sagunto es una de las pocas ciudades en las que se conserva el recinto de su antigua judería o barrio judío de la ciudad. Un número muy elevado de inscripciones hebraicas proceden del cementerio judío, situado en la falda de la montaña, debajo del Castillo y bajo la Judería. Las lápidas sepulcrales, de forma trapezoidal o truncada, contienen la inscripción en la cara superior.

Ciudad milenaria de Sagunto, en la provincia levantina de Valencia. Aquí, a pesar del exterminio que la Iglesia Católica hizo de las tumbas hebreas antiguas, destruyéndolas o haciéndolas desaparecer, permanecen todavía enterradas algunas de esas tumbas hebreas, junto con otras pruebas judías más, que algún día reaparecerán.

En el año 1480 se descubrieron unas piedras sepulcrales judías en la zona del cementerio judío de la ciudad de Sagunto, en la provincia de Valencia. Cerca se encuentra la Sinagoga Judía de Sagunto. Y no tendría nada de particular de no ser porque las inscripciones de las antiguas piedras hacían referencia a unos personajes históricos y bíblicos, muy ilustres, y muy antiguos, que habían vivido en tiempos del Rey Salomón y algo posteriores a este Rey. Se hallaron multitud de epitafios de una gran antigüedad, grabados en lenguaje paleo- hebreo, hebreo antiguo, propio de la época en que reinó el Rey Salomón, en el año 1000 a.C., y de esa fecha en adelante. Cabe destacar la piedra sepulcral, que fué hallada en Sagunto, dedicada a Adoniram, un General Militar del propio Rey Salomón, cuyo epitafio de recordatorio decía así:

"Esta es la tumba de Adoniram, tesorero del Rey Salomón, el cual llegó para recolectar los tributos, y murió el día...."

Y efectivamente, según nos cuenta la Biblia, este personaje, Adoniram, era un General Jefe Militar del Rey Salomón, responsable de tributos, recaudación de impuestos, quien habría estado destinado en la colonia hebrea de Iberia, y era una de las personas de confianza que habrían conocido y acompañado en persona, en ocasiones, al Rey Salomón.

En el libro bíblico de 1ª Reyes cap 4 versículos 1, 2, y 6, se hace referencia a este personaje: vers. 1. Reinó pues el Rey Salomon sobre todo Israel,

vers. 2. Y estos fueron los jefes que tuvo:

vers. 6. Ahisar, mayordomo; y Adoniram, hijo de Abda, sobre el Tributo.

Adoniram recibió órdenes del Rey Salomón para ser enviado a la colonia hebrea que Israel tenía en Iberia, España, de donde se extraían materias primas destinadas a la Construcción del Templo de Jerusalén y para otros importantes proyectos de construcción en Israel. Esta gran piedra sepulcral ha sido llamada "La piedra del Colector de Salomón" o "Piedra del

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Actualmente se conserva una lápida en el Museo del Castillo que está situado sobre la Montaña de la ciudad de Sagunto, y que según se dice, se trata supuestamente de la de aquél Tesorero, que según se cuenta, había sido mal interpretada del hebreo, por lo que todo habría sido producto de una equivocación, un "divertido error", según la versión oficial. Pero esa piedra del Museo de Sagunto no es la verdadera piedra del General Adoniram, ya que entre otras cosas, no contiene la inscripción verdadera.

Una segunda piedra sepulcral, de relevancia también, fué hallada en la misma zona judía de la ciudad de Sagunto; en esta ocasión la inscripción escrita igualmente en antiguo hebreo, hacía referencia a un Jefe Militar del Rey hebreo Amasías, quien reinó aproximadamente entre los años 798 hasta el 769 a.C.

En este caso la inscripción de piedra decía así:

"Aumenta con voz amarga un lamento para el Gran Príncipe. Yahveh se lo ha llevado". Al parecer, se conservaban 2 supuestos fragmentos de esta piedra, y no hace mucho, en 1995, estas piezas fueron sometidas a los análisis de la Universidad de Valencia. La conclusión del experto de la Universidad de Valencia, Josep Corell, fué ésta:

- "Estas piezas no son falsificaciones, sino que se trata de dos fragmentos de inscripciones medievales, que fueron mal leídas y peor interpretadas".

La realidad resultó que aquellos 2 fragmentos no pertenecían realmente a la auténtica piedra del General del Rey Amasías, ya que el texto que decían estos fragmentos y el texto que estaba inscrito en la piedra del General hebreo no coincidían en nada, eran completamente distintos.

Aquellos eran dos fragmentos que no tenían nada que ver con la verdadera piedra sepulcral del militar hebreo al servicio del Rey Amasías, que sí permaneció y que sí fué vista desde antiguo en la ciudad de Sagunto.

Un antiguo libro hebreo, conocido como el "Darcay Noam" o "Maneras del Agrado" dá cuenta de este epitafio en concreto. También habló de esta piedra el sabio judío Mošeh ben Sem Tob ibn Habib, gramático lisboeta, que, después de la Expulsión de los Judíos, se instaló en el sur de Italia: él nos refiere que llegó a verla cuando visitó Sagunto hacia 1480.

Y esto dice la Sagrada Escritura acerca del Rey hebreo Amasías, en el libro de 2ª Crónicas cap 25 vers 1: "De 25 años era Amasías cuando comenzó a reinar, y 29 años reinó en Jerusalén". Es decir, que este General del Rey Amasías, destinado en la colonia hebrea de Iberia, vivió aproximadamente unos 240 años después que Adoniram, el Jefe de tributos de Salomón. Lo cual habla acerca del prolongado tiempo en el que los hebreos estuvieron colonizando

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España. Los siglos iban transcurriendo, y los hebreos seguían dominando la Península Ibérica. Si tanto tiempo estuvieron los israelitas en España, ¿Por qué razón no podrían haber llegado al centro de la Península, en donde se encuentra la ciudad de Toledo?..

En 1492 se ordenó la Expulsión de los judíos de España, por considerárseles impuros. Unos años más tarde, el Cardenal Primado de Toledo, Juan Martínez Silíceo, un personaje interesante sobre el que volveremos después por otro motivo sorprendente, introdujo la norma del "Certificado de Pureza" por el que se pretendía demostrar documentalmente que una persona no tenía su sangre contaminada con mezclas judías o árabes.

La Iglesia Católica, y particularmente el Tribunal de la Inquisición, se dedicaron a "desinfectar" o borrar todas aquellas huellas o vestigios de impureza de sangre, y seguramente, y ésta es la explicación real que manejan los historiadores, hicieron desaparecer todo resto judío tanto de Sagunto como de cualquier otra ciudad de España. Según algunos historiadores, las lápidas hebreas mencionadas, desaparecieron hacia finales del siglo XVI. El Cronista F. Diago, del siglo XVII, afirma con emoción contenida:

"El sepulcro se acabó y consumió ya del todo".

Gaspar Escolano, historiador también del siglo XVII, escribe con añoranza: "Ya ha desaparecido la piedra".

Escolano sostiene que, efectivamente, la Inquisición pudo haber hecho desaparecer el monumento, con el fín de que los judíos que en aquél momento eran recién bautizados, no visitaran el Recordatorio de piedra, como reliquia de sus antepasados.

Pero, ciertamente, en esta ciudad valenciana de Sagunto, (conocida también como Murviedro, en lengua árabe), se hallaron muchas legendarias lápidas primitivas de judíos ilustres, de la época salomónica y posterior; la mayoría de las cuales no pudieron ser vistas durante la historia moderna, pero cuya existencia siempre fué relatada como una leyenda viva, popularmente repetida de padres a hijos, de generación en generación, durante siglos. Y además, existen crónicas, pruebas documentales históricas, escritas durante la Edad Media, por eruditos e intelectuales judíos, como las que hemos reflejado, que dieron fé de la existencia real de estas piedras sepulcrales hebreas en Sagunto.

Algún día reaparecerán del olvido muchas de estas tumbas de antiguos judíos, no sólo de Sagunto, sino también de la ciudad de Toledo y de muchas más ciudades de España, y complementarán las evidencias que prueban la presencia antigua de Israel en España.

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