• No se han encontrado resultados

La excavación

En otoño de 2004 inició el programa de prospecciones sistemáticas en el Parque Nacional. Se seleccionó como una primera zona a prospectar la cabecera de la cuenca del río Peguera, en el sureste del área nuclear del Parque. En su mayor parte consiste en un gran circo que se abre por encima los 2.300 m de altitud, con múltiples balsas y lagos, algunos de los cuales actualmente están represados. La incidencia del glaciaris- mo se aprecia claramente en el relieve, con afloramientos graníticos redondeados por la acción del hielo y crestas y picos apuntados delimitando una buena parte del circo, con altitudes que superan los 2.900 m en diversos puntos. Fue durante los trabajos en esta zona cuando se constató que los pequeños recovecos en la base de algunos grandes bloques erráticos podían tener interés arqueológico. Concretamente, en tres de ellos se localizaron restos líticos tallados y, en uno, también numerosos fragmentos de un recipiente cerámico hecho a mano. Este último se trataba del Abric de l’Estany de la Coveta I.

El Abric de l’Estany de la Coveta I es una pequeña cavidad formada por una acumu- lación de grandes bloques de granito producto de las dinámicas glaciares del final del

Pleistoceno (figura 4). Se localiza en un resalte elevado entre el lago del mismo nombre y el Estany Negre, a unos 2.430 m de altitud. Actualmente su acceso, que orienta hacia el sur, se encuentra delimitado por un pequeño muro de clastos de granito posiblemente efectuado por pastores/as de época contemporánea. Esta entrada, después de cruzar un pequeño corredor de casi 1,5 m de largo y 0,5 m de ancho, permite acceder a un espacio de algo más de 5,5 m2 de área. Su cubierta está definida por un bloque superpuesto y se

sitúa a unos 1,6 m del suelo actual, hecho que hace que el espacio sea relativamente con- fortable. Un pequeño muro en la actualidad cierra una apertura lateral y posiblemente se relacione con el de la entrada. En el lado opuesto al del acceso, este espacio tiene otra apertura que permite, por una serie de pequeñas galerías muy angostas, adentrarse entre los bloques. En el interior de uno de estos pequeños ámbitos en 2004 se recupe- raron los fragmentos de una vasija de cerámica prehistórica, posiblemente fracturada por el desplazamiento de un pequeño bloque dentro de la acumulación (ver la figura 9 del capítulo 6).

Figura 4. El Abric de l’Estany de la Coveta I se encuentra en una zona de grandes bloques acumulados durante el último periodo glacial.

La excavación se llevó a cabo en dos fases de una semana cada una, a finales de junio y en septiembre de 2005 (Gassiot 2008). Se planificó con la idea de documentar un posi- ble lugar de habitación humano que se creía relacionado con el hallazgo de la cerámica, que tipológicamente se adscribe al II Milenio calANE. La recuperación en 2004 de dos lasquitas de sílex en la superficie del interior del abrigo parecía confirmar este hecho. La excavación se efectuó en extensión en todo el interior del ámbito principal del abrigo y profundizó unos 60 cm. Dejó al descubierto una situación bastante más compleja de lo previsto inicialmente y llevó a documentar tres fases de ocupación diferenciada del

interior del abrigo (figura 5), a parte de los residuos contemporáneos. La más reciente, por sus materiales, parece adscribirse al final de época romana o a los primeros siglos de la Edad Media. Por debajo se identificó un nivel vinculado a una gran área de com- bustión que se pudo datar entre 3309 y 3028 calANE, ocupación de la que hablará en el próximo capítulo. Finalmente todavía se pudo identificar otra fase de uso del abrigo, designado como Conjunto 5, con una cronología mucho más antigua. En cambio, no apareció ningún indicio de ocupación de la Edad del Bronce a la que corresponde la vasija encontrada en 2004.

Figura 5. Detalle del corte este de la excavación. La línea roja inferior marca en nivel en el que se llevó a cabo la ocupación más antigua del abrigo, explicada en este capítulo. Por encima y en línea punteada, las ocupaciones neolítica y de época histórica (tardoromana o medieval).

La ocupación del Conjunto 5 del abrigo se define a partir de la existencia de un lar u hogar, de planta más o menos circular y algo más de medio metro de diámetro, situada en el punto donde el espacio interior conecta con la pequeña galería de acceso. Ya en la misma zona, en la fase neolítica se había exhumado una extensa área de combustión. El sedimento del área de combustión tenía unos 3 cm de espesor y una tonalidad muy oscu- ra. Contenía una gran cantidad de restos de madera quemada, carbones y mircocarbones, así como una pequeña lasquita de cuarzo. La presencia de este hogar coincidía, en el resto del área de la excavación, con un sedimento arenoso y menos plástico que el que lo cubría que contenía algunos carbones dispersos, posiblemente procedentes del hogar. En este nivel se localizaron otros tres pequeños fragmentos líticos tallados que, a parte del car- bón, constituyen el único material procedente de esta fase. Se apreciaban también algunas acumulaciones de clastos en la periferia del área de la ocupación, hecho que podría estar revelando la limpieza del espacio para facilitar su habitabilidad. La datación de un frag- mento de carbón de pino procedente del hogar ha facilitado un resultado de 7001-6574 calANE, más de tres mil años anterior a la ocupación neolítica.

Figura 6. Planta de la ocupación de inicios del Holoceno en el Abric de l’Estany de la Coveta I. Cerca del acceso (arriba a la izquierda) se representa de color anaranjado el hogar. La línea discontinua roja marca el área de combustión de la ocupación neolítica, en el mismo sector del abrigo. Los pentágonos marcan las piezas líticas talladas recuperadas.

Los materiales recuperados: fragmentos líticos tallados y carbones

La ocupación más antigua del abrigo ha proporcionado 4 pequeños objetos líticos tallados, 1 lasca de cuarzo y 3 fragmentos de sílex (García, 2008). La primera es la única recuperada en el hogar y, de hecho, también la única que muestra alteraciones por efecto del fuego que ilus- tran que fue descartada cuando el lar estaba activo. La materia prima de las otras tres piezas es sílex marrón oscuro, un material que no se encuentra en todo el Parque Nacional. Uno de ellos es un fragmento de unos 6x6x1 mm, que podría ser el resultado de algún tipo de talla o reparación de piezas de sílex en el interior del abrigo. Otro (pieza superior de la figura 7) es una lasca de sílex marrón oscuro de unos 15 mm de largo, 15 mm de ancho y 4 mm de grosor. El estudio microscópico no ha registrado huellas de su uso en alguna actividad productiva. El restante (pieza inferior de la figura 7) es una lasca de sílex marrón de 17x16x6 mm. Su estudio en el microscopio ha permitido observar que su filo distal presenta unas pequeñas melladuras y un pulido característico del trabajo de la piel seca. La acción es claramente transversal y tal vez pueda indicar un trabajo relacionado con el desbastado del cuero. Pese a la ausencia de huellas indicativas, su reducido tamaño hace pensar en la necesidad de que este pequeño raspador estuviera enmangado para trabajar, ya que de otro modo su manipulación habría sido costosa.

Figura 7. Dos de las piezas líticas recuperadas en la ocupación más antigua (Conjunto 5) de l’Abric de l’Estany de la Coveta I. En la parte superior aparece la fotografía y el dibujo de la lasca de sílex. En la parte inferior, el raspador del que se muestran las huellas de uso procedentes de su filo distal y relacionadas con el procesado de piel. De arriba abajo, a 50x, 100x y 200x aumentos respectivamente. En los dibujos, a la izquierda la cara dorsal y a la derecha la ventral. Fotografías y dibujos de Virginia García.

Los materiales más abundantes en los diferentes niveles de ocupación del abrigo, como sucede en la mayoría de los yacimientos del Parque, son los carbones procedentes de la com- bustión de leña en hogares. Como en tantos otros contextos documentados en la zona, en la ocupación mesolítica del yacimiento aparecieron en el hogar documentado y, de forma mucho menos densa, dispersos por el nivel de frecuentación del espacio asociado a éste. Pos- terior a la excavación se emprendió el análisis de una muestra de estos restos antracológicos (Celma, 2008b). Concretamente, del hogar del Conjunto 5 se analizaron 50 fragmentos. Se procedió a determinarlos taxonómicamente mediante el estudio de sus tres planos anatómi- cos (transversal, tangencial y radial) con la ayuda de un microscopio de luz reflejada (Thie- bault, 2002). También se procedió a observar caracteres anatómicos secundarios, como las características de los anillos o la presencia de grietas y cristalizaciones, que pueden aportar información sobre circunstancias medioambientales del crecimiento de la madera, procesos tafonómicos, etc.

En general el estado de conservación de los carbones era bastante deficiente, con indicios de erosión de sus bordes por factores ambientales y la incorporación de cristales procedentes del sedimento arenoso. Con todo, de los 50 se pudieron determinar taxonómicamente 48, de

los que 44 corresponden a Pinus sylvestris/uncinata. De los otros 4 únicamente se pudo esta- blecer que pertenecían a Pinus sp. En la mayoría de los fragmentos los anillos de crecimien- to eran muy rectos, hecho que indica la fuerte presencia de madera procedente del tronco. Únicamente 2 parecían proceder de raíces. En 4 fragmentos pertenecientes a Pinus sylvestris/

uncinata sus anillos de crecimiento presentaban ondulaciones producidas por la presión del

peso de la nieve. Se apreció también la presencia de anillos muy estrechos, indicativos de los procesos lentos de crecimiento de los árboles de zonas muy altas. Uno de los fragmentos presentaba callus que ilustra la pérdida de parte de la corteza, fenómeno que pude producirse por múltiples causas.