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Capítulo 2 Fundamentación teórica

2.8 Análisis de la literatura

La planeación educativa como proceso, es una actividad constante en el Sistema Educativo Mexicano. Compartir la visión y misión institucional con los profesores, va formando una educación más democrática.

El conocimiento sobre los procesos de formulación de estrategias derivado de la literatura revisada, proporciona un panorama general sobre la importancia de planear para cumplir los objetivos de toda institución, del sector público y privado.

En este proceso ha sido fundamental la visión compartida que los directivos de las universidades difunden entre las comunidades de alumnos y académicos, con el objetivo de partir de la misma base y plasmar el punto de llegada de la institución.

Mintzberg (1997) es uno de los principales teóricos que aborda el tema de las estrategias, su creación, tipos, formas en que surgen, y descripciones detalladas de cada

paso de la planeación estratégica, su necesidad e importancia dentro de las organizaciones privadas.

La literatura es vasta, pero es necesario destacar que aunque autores como Vargas (2003), Lopera (2004), Porter (2004), Ezpeleta (2004), Barrientos (2008), Senge (2005) señalan la importancia que tiene la participación de los profesores en los procesos de planeación y toma de decisiones, como agentes de cambio e innovación, en la praxis educativa, la participación se presenta en menor medida. (Galaz y Viloria, 2004) señalan que los profesores se ven como espectadores y rehenes de las universidades, por la poca influencia y participación en la administración de estos centros educativos.

Vargas (2003) asegura que la evolución de la organización va de la mano de la formulación de estrategias, en la medida que éstas son funcionales y proveen a los directores elementos suficientes para la toma de decisiones concretas.

En la investigación realizada por (Galaz y Viloria, 2004) concluyen que existe una ausencia de participación de los académicos en la toma de decisiones, habla de un clima académico frágil, donde éste solo funge como espectador.

Se necesita asumir una postura propositiva y crítica por parte de los directivos y administradores para integrar a los grupos colegiados en la toma de decisiones no solo académicas, también, en la aplicación del financiamiento, en los sistemas de evaluación, nombramientos de personal y aprobación de planes de clase. Es necesario que el profesor deje de asumir un papel de observador y se convierta en actor propositivo e innovador en el proceso de planeación estratégica en las universidades, principalmente de México.

La colaboración del personal docente en la educación coadyuva a tomar mejores decisiones directivas; un problema cuando se planea, radica en que las decisiones se toman de manera vertical y descendente, difícilmente los profesores participan en la planeación educativa. Para Senge (2005), es necesario diseñar una visión compartida, la planeación estratégica en una institución escolar parte de esta visión, mostrar a futuro las metas de aprendizaje organizacional, de esta manera el compromiso de profesores y directivos se materializa.

La planeación estratégica está presente en las escuelas desde el nivel básico hasta el superior, sin embrago, existen problemas como: ausencia de seguimiento y evaluación real de las acciones derivadas de la planeación y formulación de estrategias. El contexto educativo actual presenta deficiencias en el aprendizaje escolar, por ello se requiere cada vez más, que los directivos encargados de las instituciones educativas de los niveles básico, medio superior y superior, desarrollen un papel de dirección y liderazgo que les permita guiar una institución por el camino de la excelencia, así como llevar al equipo a tener una visión compartida, vital para una organización inteligente (Senge, 2005) con apoyo del grupo docente, administrativo y padres de familia, quienes en todo momento dependen de las decisiones de éstos, ya que el nuevo enfoque educativo pretende que las decisiones se tomen en grupo y en consenso.

No se concibe a la educación superior como un proceso estático, los factores sociales, económicos, políticos y tecnológicos están y seguirán impactando el proceso educativo. La tarea que los gobiernos de los diferentes países realicen determina su rumbo como nación.

Las instituciones públicas requieren del personal capacitado para el ejercicio de las actividades que desempeñan, de directivos que ejerzan un liderazgo compartido en beneficio de los universitarios, porque la educación superior es y seguirá siendo el espacio de formación del capital humano que requiere el contexto actual.

Los teóricos abordados en esta investigación coindicen al señalar que las estrategias son las acciones que determinan el rumbo de una institución, basadas en la misión y visión a largo plazo, así como la asignación de recursos financieros, materiales y humanos.

Sin embargo, para que la organización logre sus objetivos es necesaria la

planeación formal de las actividades y los recursos, es aquí donde surgen las estrategias deliberadas, de procesos racionales, premeditados con antelación.

El surgimiento de estrategias emergentes tiene diversas fuentes, una de las

principales es la que aporta la escuela de aprendizaje que proponen (Mintzberg, Ahlstrand y Lampel, 2003) donde este tipo de estrategia surge durante la planeación formal en diferentes etapas de ésta, con el fin de ir resolviendo problemas no planeados.

Autores como Vargas (2003), Lopera (2004), Porter (2004), Ezpeleta (2004) concuerdan en la importancia que tiene la participación del profesor en los procesos directivos de planeación institucional, como agente de cambio e innovación, aunque en la praxis educativa, esta participación se presenta en menor medida, reduciéndose a

cuestiones académicas. Para Cayulef (2007) los directivos se encargan no de supervisar, sino de coordinar los grupos colegiados de académicos que participan en el proceso de planeación.

La experiencia y el conocimiento de los académicos y directivos son elementos presentes en la revisión de la literatura sobre planeación y formulación de estrategias, autores como Guillaumín et al, citado en Torres, 2008; Mintzberg et al, 2003 y Chandler, citado en Diez de Castro 2004 coinciden en que la experiencia humana junto con el conocimiento son recursos básicos para resolver problemáticas en el presente, partiendo de sucesos en el pasado, con el fin de evitarlas en el futuro.