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8. Análisis de la información

8.4. Análisis general a la luz de la teoría

Inicialmente se retoman las categorías más relevantes objeto de estudio del discurso; Encontrando en el primer cuestionamiento, una relación en las víctimas con respecto a qué anterior al hecho victimizante, existía cierta integración con respecto al lazo social,

independientemente de la situación que se estaba presentando en la comunidad. Sin embargo después del hecho victimizante el lazo social quedo fragmentado, por no afirmar que hubo una ruptura. A sí mismo, ellos expresan que tenían vida relativamente “normal”. Entendiendo que es normal y anormal, llevaría a una larga discusión, así que brevemente se da la definición de normal de acuerdo con la real academia española (2014) quien lo define como todo aquello que se halla en su estado natural. No obstante, se puede inferir que si se habla de estado natural se habla de una situación que se ajusta a ciertos patrones premeditadamente establecidos en esta

comunidad. Y a consecuencia del hecho victimizante, la vida de estos sujetos se desconfiguró, desajustando los patrones que tenían ya instaurados. Ya sea por una muerte, el desplazamiento forzado, las trasgresiones por parte del estado y los grupos armados, etc. Todas aquellas

situaciones que se presentaron y desencadenaron consecuencias en el orden de lo psíquico en el transcurso de la operación Orión y después.

En este sentido, después del hecho victimizante y, a consecuencia de este, se generaron pérdidas. Perdida del objeto de amor, entiendo este concepto, desde las enseñanzas de Freud como una perdida ya sea de un ser amado, o de una figura que ocupe ese lugar; una figura significativa con un monto de carga libidinal. Y en este caso, algunos de ellos fueron

desplazados de su familia, su casa, su barrio, sus amigos, su dignidad, su libertad, etc. No solo tuvieron una perdida. Fueron muchas pérdidas desde el orden simbólico. Trayendo consigo ineludiblemente algunas fracturas o modificaciones en la estructura del aparato psíquico.

En cuanto a la segunda premisa, se cuestionó el asunto de compensar con dinero una pérdida; encontrando en los tres discursos prácticamente la misma concepción:

“¡uno con dinero no puede revivir a sus seres queridos¡”

“La plata no, ¡no va a devolver la persona, al ser querido que uno pierde¡” “Te voy a ser sincero, el dinero no recupera al ser querido”

Partiendo de las premisas anteriores, se analiza el concepto significado con respecto al valor de la vida humana pagada con dinero. Revisado por la teoría se hace la aclaración, que cuando el objeto está investido por una carga libidinal, este no tiene un valor predeterminado.

Además, hay que tener en cuenta, lo intangible (la dignidad, la libertad, la tranquilidad, la identidad) también reconocido para la caracterización del proceso de duelo. Siendo esta parte de un conjunto de supuestos, no se pone en duda su existencia, pues el objeto de amor es diferente para cada sujeto y su carga libidinal también. Entonces para entender la perdida cabe decir que es netamente subjetiva, al igual que su valoración en dinero. Sin embargo, la hipótesis lleva a afirmar que este tipo de pérdidas no tienen aún un valor establecido.

En cuanto a la tercera, cuarta y quinta premisa, vinculando a esta empresa el ámbito político. Se toma en cuenta el discurso que tienen las víctimas con respecto a las políticas públicas implantadas por el gobierno, como es La ley: 1448. Ley que de cierta manera beneficia a las víctimas del conflicto armado. Se pudo encontrar que la concepción que las víctimas tienen respectó a la medida del estado, siendo este una representación poderosa objeto de identificación. Deja ciertas emociones ambivalentes en la comunidad. Por la manera en que pretende hacer una entrada a la solución del conflicto, dejando como consecuencia más huellas de dolor en la comunidad. Luego hace nuevamente otra entrada implantando una ley para restablecer los derechos a las víctimas. Pero según las víctimas se les siguen vulnerando sus derechos (ver anexo entrevista Nª1). Así, que inicialmente el estado les genera ciertas emociones como alegría, ilusión; con las medidas impuestas, pero de luego genera hostilidad, resentimiento hacia este, por la misma medidas impuestas. La representación que tienen estos sujetos del estado, es análogamente como la del niño cuando llega a la adolescencia y se da cuenta de que su padre no es lo que el imagina.

Estos sujetos aun manifiestan cierto miedo a la realidad, no queriendo ir más allá de esta. Pues los desafíos que la violencia política que han quedado en su comunidad, no se han borrado de la memoria de estas personas. Así el gobierno diseñe derechos para estas, aún queda sembrada la desconfianza y, enterrada la posibilidad de hallar una salida pacífica al conflicto armado en Colombia, pues queda la herencia simbólica en los descendientes de quienes fueron víctimas.

Conviene subrayar que las víctimas no se sienten parte de este escenario de reparación y reconciliación, no lo sienten como suyo. Porque aún sienten la ausencia del estado, hay rencor hacia este. Y Para estas víctimas, el estado representado en términos freudianos, es un Tótem divinizante, pero imponente; protector, pero tirano; en la medida en que da, también quita y viceversa. Existe una relación ambivalente, con respecto al concepto de este. Aunado la situación el estado quiere dar un dinero el cual las víctimas no lo ven como suficiente, pues la perdida para estos, no tiene precio, por tanto es impagable.

Por otra parte, se encuentra otro aspecto que no se había apreciado en la investigación, y es que pareciera ser, que para estas personas, existe otro tipo de reparación que permite minimizar su dolor y, está relacionada con el arraigo; partiendo de que dos de las víctimas entrevistadas y otras personas de la comunidad con quien se sostuvo conversación, quienes fueron desplazados forzosamente, por los grupos armados, tuvieron que dejar todo para preservar sus vidas,

arriesgando la misma, desplazándose a lugares desconocidos, sin saber a dónde llegar. Quisieran volver nuevamente a su barrio. Manifestando que quisieran volver a su vida anterior a la

De igual forma una de las personas entrevistadas (ver anexo entrevista Nª2) que se quedó en el barrio. Manifestó “….yo no me voy de mi barrio, aquí me muero” (anónimo, 2014). Esta persona no ha querido dejar su casa, teniendo en cuenta de que su vida corría peligro, se quedó. Este material podría confirmar la hipótesis de que inconscientemente, existe una relación en el orden del arraigo con su comunidad, con el barrio, los amigos, en fin, las raíces de donde se constituyeron como individuos. De la misma forma se pudo observar una puesta en escena de unas pulsiones de vida, enlazadas con las pulsiones de muerte. Quienes huyeron para salvar su vida, y quien se queda sin importar su fin.

Por otra parte, examinado hasta este punto de vista, las víctimas de la Comuna 13, se puede observar que de cierta manera existe una insatisfacción por parte de los sujetos, con fallas en los procesos de identificación. Algunos con la imposibilidad de la descarga de sus pulsiones, muchas veces traduciéndose en violencia hacia el propio yo, con la indiferencia social y sumisión

En este sentido, para dar un significado al dinero que el estado da a estas personas, se tuvo en cuenta la influencia que tiene la cultura frente al pensamiento del individuo, entendiendo a ese otro, como cultura/sociedad, planteado en el marco teórico. Según Freud el ser humano es un ser gregario, y la cultura está inserta en este, constituyéndolo. Entonces, si bien se ha observado con el fenómeno abordado, el dinero muy bien puede estar enmarcado inicialmente como una salida a una mejor calidad de vida, para satisfacer las necesidades desde fisiológicas, como también triviales, impuestas por la cultura, creando necesidades artificiales para tratar de llenar el vacío o la pérdida del sujeto.

Retomando el término vacío, se da la apertura para discutir, el significado que dan las víctimas al dinero. Sí, porque para estas personas el dinero para compensar su perdida es poco, es “nada”. Si bien es cierto que para el psicoanálisis la nada es la “falta”, siendo sujetos en falta, nada hará que se pueda alcanzar la felicidad. Así el individuo utilice cualquiera de los métodos descritos anteriormente en el marco teórico, para alcanzar la felicidad, no la va a poder hallar. Parece ser que no se ha tenido en cuenta que está perdida está más allá de lo resarcible. Así que la libido que ha quedado sin objeto en donde descargarse y vinculada con el dinero queda depositada en la demanda de la sociedad.