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El presente apartado expone de forma integrada los resultados obtenidos, tras aplicar el proceder metodológico descrito en una de las secciones anteriores (capítulo II). La estructura del capítulo obedece a los aspectos comprendidos en las dos dimensiones categoriales del estudio: metodología y organización del trabajo y elaboración del producto comunicativo, las cuales conforman la única categoría de análisis de la investigación: rasgos distintivos del periodismo investigativo.

Sería oportuno recordar, además, que el estudio centra su atención en el contenido de los materiales publicados a dos páginas en la edición dominical del diario JR durante el trienio 2006-2007-2008; pero a su vez complementa y amplía esa información con las experiencias investigativas contadas por los actores del proceso de realización de dichos materiales.

Como toda expresión periodística, el ejercicio del PI no puede sustraerse a las condicionantes del medio en que se desarrolla, es decir, no se comprende en su justa dimensión si no se tiene en cuenta el contexto en que se practica; por lo que, al estudiar el quehacer de un órgano de prensa cubano, resulta conveniente examinar los postulados teóricos de la modalidad que nos ocupa —aun cuando muchos de estos sean asumidos de escenarios foráneos— a la luz del contexto mediático cubano, condicionado también por el entorno sociopolítico y socioeconómico nacional.

Es sabido que los medios de comunicación pública en Cuba constituyen propiedad estatal, y en virtud de ello asumen una función social como parte de un proyecto socialista apenas comparable con él mismo, cuyo marcado propósito es gestar un hombre nuevo en una sociedad nueva. A partir de tales preceptos se concreta entonces el encargo social de nuestro periodismo y, por supuesto, del periodismo de investigación propiamente dicho:

«Para la experiencia cubana, el PI no es un ejercicio contra el poder, sino desde el poder, en el concepto de unicidad de este, y se dirige a revelar, mediante la investigación, problemas y realidades que a veces permanecen ocultos a la opinión pública, bien por su naturaleza compleja o por la acción intencionada de personas o intereses» (Dr. Julio García Luis).39

«Creo que la diferencia entre el PI en Cuba, del modelo que teóricamente distingue a esta modalidad, muy definida en otros contextos, radica en los objetivos, que también marcan la diferencia entre los modos de ser y hacer periodismo en Cuba y en otros países. Aquí el PI no actúa como un contrapoder

del gobierno ni del Estado, no siempre se enfrenta a asuntos que alguien trata de mantener ocultos ni quiere brillar por el sensacionalismo, sino por una vocación de servicio que está muy arraigada en el gremio periodístico» (Dra. Miriam Rodríguez Betancourt).40

«La prensa cubana responde a los intereses de un país en Revolución, lo que conlleva a pensar que si el periodismo nuestro está abocado a ser militante y creador, tiene que indagar lo que pasa en la sociedad, en busca del perfeccionamiento de nuestro proyecto social, y para eso se necesita investigación profunda» (MSc. Roger Ricardo Luis).41

El trabajo en equipo. La realización de una serie

Todos los productos comunicativos estudiados son resultado de la labor en equipos compuestos al menos por dos profesionales. Desde hace varios años, la dirección del periódico incentiva el desarrollo de importantes proyectos periodísticos con la puesta en funcionamiento de los Grupos Creativos,42 lo que, a juicio de Ricardo Ronquillo Bello, subdirector editorial de JR, quien además dirige el departamento de Información Nacional, «ha permitido combinar aptitudes y destrezas profesionales. Las debilidades de unos reporteros se suplen con las fortalezas de otros, y viceversa».

Sumamente peculiar resulta para la realización de estos materiales periodísticos la participación de los corresponsales provinciales del periódico, quienes le otorgan una dimensión mayor a la investigación al contribuir con un enfoque del tema desde sus respectivos territorios. «Contar con ellos ayuda a tener una mirada más amplia de los problemas, y por ende, mucho más completa del ámbito nacional» (Mileyda Menéndez Dávila, jefa del equipo de corresponsales de JR, quien estuvo presente en el grupo focal).

Cinco series de trabajos forman parte de la muestra de los textos periodísticos: todas compuestas por dos materiales, excepto una, constituida por tres productos comunicativos. Tal estructuración se debe muchas veces a la imposibilidad de conseguir en un solo producto un tratamiento multifactorial e integrado de determinados tópicos.

Por ejemplo, con la realización de la serie «Vinagrito naufragó en un barquito de papel (I) (II) y (III)», los reporteros, al organizar la información obtenida, estimaron la urgencia de plantear el fenómeno de la desaparición de las canciones infantiles del repertorio de los niños en tres partes: una primera que presenta de modo general el tema, describe el problema y refiere sus principales aristas; y una segunda

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Es una de las especialistas consultadas.

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Es uno de los especialistas consultados.

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y tercera partes, adentradas con mayor profundidad en las principales causas y consecuencias del asunto tratado.

En algunos casos, el texto concerniente a la segunda parte —o tercera— de un tema, es redactado una vez que se publica el primer material, con el objetivo de poner el curso de la investigación en función de las inquietudes y sugerencias de los lectores, lo que conduce a los reporteros a volver al campo de investigación.

Temas tratados

Extraídos de la realidad cotidiana, los temas seleccionados para tales trabajos permiten un acercamiento crítico a las más diversas complejidades de la vida social cubana. En su mayoría, las propuestas parten de los periodistas, quienes toman en cuenta sus experiencias vitales y luego las enriquecen con los puntos de vista de quienes les rodean. «La vida misma nos va dando los temas. Uno a menudo se cuestiona el porqué de muchísimas contradicciones y se pregunta por qué pasan, quién las causa. De ahí sacamos las mayores motivaciones para investigar» (Dora Pérez Sáez, periodista del departamento de Información Nacional).

«Hemos escogido un tema a partir de rumores que andan por las calles, o conversaciones que alguien sostiene con uno o con otra persona delante de uno, en una cola, en una peluquería. Recibimos la pista, y poco a poco vamos indagando a ver cuánto hay de cierto en todo eso. Una vez que comenzamos a abordar el tema, nuestro objetivo es llegar a la esencia de ese problema que necesita verse tratado a fondo porque interesa o perjudica a una parte del pueblo» (Margarita Barrio Sánchez, periodista del departamento de Información Nacional).

Los tópicos planteados cubren un amplio espectro temático, con énfasis en asuntos sociales y económicos. Si bien no puede afirmarse categóricamente que JR es el único medio que los refiere, sí puede incluirse entre los pocos órganos de la prensa escrita que han denunciado mediante un tratamiento a fondo cuestiones pertinentes a temas tan sensibles y de interés para la sociedad cubana de hoy, como la atención en los servicios estomatológicos en el país, la calidad del nuevo modelo de aprendizaje implementado en la enseñanza Secundaria Básica, o la expansión de especies peligrosas para la fauna cubana por violaciones de la seguridad biológica nacional; entre otros.

«El encargo social del PI en el período de transición al socialismo aparece directamente vinculado a la ampliación y profundización de la democracia al interior del sistema, de lo que se deriva que incluir

determinados temas en la agenda mediática resultará una oportuna contribución a la ampliación del debate social y a la participación de los sujetos en este» (MSc. Lázaro Bacallao Pino).43

«Tratamos temas que irrumpen de la propia dinámica sociopolítica y socioeconómica del país, y aparecen contemplados en nuestra agenda a partir de las necesidades de conocimiento y análisis que requiere la sociedad cubana contemporánea. Son asuntos peliagudos, polémicos, controversiales, pero que la dirección del órgano asume consciente y responsablemente, atendiendo a la función crítica que como medio de prensa le corresponde a JR.

«Las propuestas de posibles trabajos son discutidas en el Consejo de Redacción del periódico, en el cual se aprueba la investigación. No existe un plan estático y permanente; hemos creado una estructura dinámica, flexible, que puede cambiar de acuerdo con determinadas coyunturas. A veces lo que pudiera hacerse en un momento no es posible en otro» (Rogelio Polanco Fuentes, director).

Con el desarrollo de un periodismo de mayor hondura analítica, en el que sus ejecutores tienen el imperativo de desplegar constantes iniciativas y habilidades profesionales, el periódico ha emprendido el tratamiento de problemáticas que, aunque presentes en el debate cotidiano del cubano sobre su propia realidad social, están casi excluidas de las agendas de la comunicación pública nacional.

Ante la pregunta de si realmente se revela o no algo oculto u ocultado, se desencadenaron interesantes razonamientos durante el grupo de discusión efectuado con los corresponsales en las provincias, y de igual forma se concibieron varios criterios en las entrevistas estructuradas que se aplicaron a los periodistas de la Redacción central.

«Lo que hacemos es provocar reflexiones, generar criterios sobre temas del día a día que afectan a la gente y que no salen en los medios de prensa, y que entonces, por verse publicados en un periódico causan tanto asombro; pero muy poco de lo que decimos pudiera considerarse oculto… si es que todos están a la vista de los lectores» (Lisván Lescaille Durán, corresponsal en Guantánamo).

Según las finalidades que los reporteros declararon perseguir con la realización de estos materiales, no siempre los propósitos investigativos estriban en hacer público algo oculto, sino más bien en trascender la superficie de los fenómenos, con lo cual salen a relucir, en ocasiones, cuestiones desconocidas sobre un tema, y se ponen al servicio de la opinión pública elementos silenciados o no planteados en otros

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medios, muchas veces por motivos que van desde la censura hasta la autocensura, pasando también por el desinterés o la incapacidad de los propios profesionales.

Confección de un proyecto: tiempo, viabilidad y costo

Luego de discutida y aprobada por el Consejo de Redacción la propuesta investigativa, los periodistas, quienes se unen mayoritariamente por empatías e intereses profesionales, realizan un boceto general en el que plantean cuáles serán los objetivos de la pesquisa, partiendo de una idea original que se irá modificando durante el proceso investigativo. En función de los objetivos, los reporteros estructuran la estrategia de posibles fuentes a consultar en la indagación.

«Tal vez no elaboramos un proyecto con toda la formalidad requerida, pero tampoco dejamos de hacer una guía para orientarnos en la investigación. Si no la hiciéramos, caminaríamos a ciegas por encima del problema, sin rumbo, obviando la tan necesaria premeditación de uno mismo antes de iniciar cualquier trabajo. Desde luego, ese croquis inicial está sujeto a muchísimos cambios mientras avanza la investigación» (Marianela Martín González, periodista del departamento de Información Nacional). Si bien los periodistas articulan un esquema flexible con un ordenamiento gradual de las principales fuentes a las que han de consultar, en esa estructura primaria no acostumbran a tener en cuenta los métodos y técnicas susceptibles de aplicarse durante el trabajo de campo, ni las estrategias o alternativas a seguir para la interacción con posibles fuentes reacias. Todo ello se deja más al empirismo y a la intuición del reportero en el área de investigación, que a la tan aconsejable planificación del quehacer indagatorio, a la que se rehúsa en ocasiones por dinámicas de trabajo que afectan el desempeño laboral de los propios realizadores de la pesquisa.

«Desarrollar una investigación requiere que el periodista tenga que alejarse de las rutinas del diarismo para permanecer un tiempo investigando, y eso muchas veces es difícil materializarlo en las condiciones actuales de los medios de prensa cubanos» (Roger Ricardo Luis).

«Para nosotros el tiempo de una investigación resulta impredecible. Los mismos periodistas que cubrimos la información nacional en el diario somos los que investigamos. A veces uno se atrasa simplemente por andar ocupado detrás de la noticia. Por supuesto, también nos demoramos por la reticencia o el baraje de algunas fuentes, o porque en la medida en que avanzamos, nos damos cuenta de que hace falta buscar más argumentos de los que pensábamos al inicio» (Yailín Orta Rivera, periodista del departamento de Información Nacional).

En la elaboración del proyecto se prescinde habitualmente de los profesionales del ámbito gráfico — fotógrafos, diseñadores y caricaturistas—, de los que muchas veces se obvian sus ideas creativas y no se ponen las ayudas instrumentales que manejan en función del producto comunicativo, al incorporarlos con posterioridad al trabajo de campo, sin total conocimiento del asunto investigado. Semejante situación ocurre con los corresponsales de provincia, quienes, luego de ser conminados desde la Redacción central a la investigación, se integran con una visión sesgada de los objetivos que se persiguen. Con la participación de los corresponsales, no siempre se establece balance geográfico. En muy pocos textos aparece justificado el porqué se analiza el tema desde unas provincias y desde otras no, como si la selección fuese una decisión arbitraria del redactor.

No se estila trazar una planificación formal de los recursos materiales a emplear. Según expusieron los propios periodistas realizadores, pocas veces han pedido dietas. Un carro es lo que con mayor frecuencia necesitan. Desde el punto de vista infraestructural, el desarrollo de tales indagaciones periodísticas resulta viable, al no implicarle grandes costos al periódico.

Fuentes consultadas

Durante la búsqueda de los datos se desatan dinámicas que en el curso de la investigación permiten a los periodistas vivir una experiencia interesante en el trabajo con los documentos y las personas dadas a ofrecer información en torno al tópico estudiado. Acceder a las fuentes no es tarea fácil, mucho menos, cuando se trata de una exploración incisiva sobre temas de los que excepcionalmente se habla.

«Debe hacerse énfasis en la diferencia que ha de existir en las relaciones entre el periodista y las fuentes en el caso del PI, con respecto a lo que se ha dado en llamar periodismo cotidiano. En este último se ha gestado, en la tradición histórica, una dependencia del periodista en su relación con las fuentes, al extremo de que se hipoteca todo el compromiso periodístico a unas declaraciones o datos atribuidos.

«En cambio, en el PI, el periodista, si bien no completamente, sí resultará más autónomo en su relación con las fuentes, de lo cual se derivan las dificultades que enfrenta en sus vínculos con ellas. La veracidad en el PI no es solo cuestión de comillas y atribuciones, sino de investigación y de responsabilidad del periodista con los datos que ha obtenido» (Lázaro Bacallao Pino).

Es apreciable en los materiales periodísticos analizados una preferencia por las fuentes favorables e implicadas, la mayoría de ellas, con una actitud positiva respecto al fenómeno examinado y relacionadas con este como afectadas, protagonistas o testigos; lo que no significa que resulte

inadvertida la presencia de fuentes reacias y ajenas en el tratamiento de varios tópicos, aunque constituyan minoría y no sea posible encontrarlas en la totalidad de los trabajos.

Al declararse fuentes opuestas a la tesis principal de la investigación, se logra visualizar con mayores aciertos la pluralidad de criterios existentes a nivel social sobre determinadas aristas de un tema, de lo que puede inferirse un interés de los reporteros por democratizar sus textos, es decir, darles voces a personas con diferentes puntos de vista, y así situar esa multiplicidad de matices en función de brindar mayor contraste y credibilidad. Una expresión de ello se manifiesta en la primera parte de la serie de productos «La vieja gran estafa», donde ofrece sus razones un zapatero estatal inspeccionado:

Este pomo de pegamento me costó 150 pesos. El cono de hilo 50 más. Los implementos de trabajo que usted ve en esta mesa también son míos. Todos los compré con mi dinero. La empresa no me da nada para trabajar. Por eso es que tengo que cobrarle 25 pesos por coserle sus zapatos. Si no le conviene vaya a la esquina, allí trabaja un particular, verá cuánto le cobra.

Sin embargo, al analizar la ubicación de las fuentes en algunos textos, vale apuntar que no en todos los materiales se advierte contraste entre las fuentes declaradas, ni se aprovechan las contradicciones inherentes a determinados temas para poner a dialogar con suficiente fuerza expresiva a las personas desde posiciones controversiales, como parte de ese conflicto de interés social que enuncian los trabajos.

Se trata de un simple lastre formal, originado en la mayoría de los casos por el empleo reiterado de una misma estructura al introducir las fuentes, lo que si bien no pone en riesgo la credibilidad del producto comunicativo, tampoco le favorece. En varios materiales se abusa de presentar las fuentes de la siguiente manera: Odalis Rodríguez, profesora general integral (PGI) de la escuela Álvaro Morell, y con más de 20 años, explicó que... [Yo apruebo, tú apruebas... ¿Todos aprendemos? (I)]

Se conjugan de modo coherente fuentes documentales y personales; aunque estas últimas marcan primacía. Para la elaboración de algunos trabajos fueron tomados como apoyatura los resultados de pesquisas realizadas por centros especializados en el desarrollo de investigaciones, a los que asistieron los periodistas en busca de fuentes técnicas, cuya abundante presencia en los textos resalta a primera vista.

Esclarecer y orientar sobre situaciones y fenómenos inexplorados o de errónea percepción social, es también prioridad de los reporteros, quienes recurren a la búsqueda de la experticia en los más diversos

perfiles y áreas del saber, para ayudar a cubrir vacíos cognoscitivos latientes en nuestra sociedad, que van desde el desconocimiento de regulaciones legales hasta consejos para la convivencia cotidiana. Pese a los lineamientos trazados en 2007 como parte de las «Orientaciones del Buró Político del Comité Central del PCC para elevar la eficacia informativa de los medios de prensa», y en las que se reconoce que los cuadros administrativos y políticos deben estar preparados para brindar información de manera responsable cuando la prensa se los solicite; con conocimiento de causa los periodistas consideran las fuentes oficiales como las más trabajosas y desfavorables a las pretensiones de una indagación de este tipo:

«Sin lugar a dudas, son las más difíciles. En ocasiones sufren una especie de travestismo, pues llegan a actuar como oficiosas. Te dicen: “Esta es la verdad, pero sal a buscarla por otra vía, o ponla en boca tuya”, y entonces como el que no quiere las cosas dejan caer en tus manos un informe del que puedes sacar algunos datos a sabiendas de que a ellas no puedes mencionarlas en lo absoluto.

«Cuando comienzas a preguntarles sobre un tema que les concierne de cerca o les compromete, enseguida alegan: “Mira, eso está en estudio; por ahora tengo la orientación de no hablar de ese asunto. Será mejor después. ¿Por qué no me dejas consultar?” El caso no solo se ha dado con simples directivos de una empresa, sino también con viceministros y hasta con ministros, quienes han llegado a proponernos silenciar determinados asuntos, al parecer como una solución» (Marianela Martín González).

Referencias a situaciones como las contadas anteriormente aparecen de modo explícito en algunos textos. Por ejemplo: Cuando Juventud Rebelde trató de interpelar a la administradora del local, esta no accedió, alegando que debíamos contar con una carta del administrador del Bulevar para poder

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