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LA FAMILIA I EL CASAMIENTO

V. LOS ANIMALES FAMILIARES

El perro, que es el compañero y el auxiliar del hombre en la caza, tiene entrada en la casa. Se instala muy tranquilamente bajo la silla del amo para dormir, al modo de los perros, con un ojo abierto.65 El perro del pastor tampoco deja al amo, que le recomienda con la voz y la mímica que reúna el rebaño y abra la marcha.66

58 Ibíd., VII, 66, 67. 59 D

AVIES,Neferhotep, 43.

60 Urk., IV, 11.

61 GARDINER,Four papyri of the 18th dynasty from Kahun, AZ XLIII, 27869.

62 Pap. Br. Mus., 10052, XI, 4, 9. Otra acusada dice que se ha procurado sus esclavos con los productos de su dominio (lbíd., X, 11 y

sigts.).

63 G

ARDINER,Lawsuit arising from the purchase of slaves, J. E. A., XXI (1935), 140-146.

64 Urk., 1, 75. 65 D

AVIES,Five theban tombs, II, 25, 26, 228.

Perros de pastores o perros guardianes, en su mayoría son lebreles de altas patas, larga cola, hocico alargado, orejas más bien grandes y caídas, a veces puntiagudas y erguidas. En el Nuevo Imperio ya no se ven los antiguos sluguis de rabo retorcido, ni los perros guardianes, de altura mediana, de orejas erguidas, y aun menos los perros pachones, que estuvieron de moda en el Imperio Medio. Sin embargo, conocían, además de los lebreles, una raza de pequeña estatura que llamaban ketket. Un ketket es lo que presentan al príncipe predestinado, que había pedido un verdadero perro y rechaza indignado el perrillo.

Los lebreles están a menudo atados, aunque a veces se les permite ir libremente. Otro familiar de la casa, el mono, se arrogaba el derecho de vigilarlos. Es lo que hace, en casa de Montu-hir-khopechef,67 un mono que ha agarrado la cuerda del perro y hasta lo tiene muy de cerca. Esto no le gusta al perro, que se da vuelta para protestar y quizás no sólo con la voz.

Los perros tenían nombres. En la primera dinastía un perro se llamaba Neb, "señor". Ha sido enterrado cerca de su amo y se ha encontrado la estela donde se grabaron su nombre y su imagen. El rey Antef dio a sus cuatro perros nombres bereberes. Tan orgulloso estaba de ellos, que los ha hecho representar a los cuatro en una estela que puede verse en el museo de El Cairo. Hizo erigir delante de su tumba una estatua, hoy perdida, que está descrita en un informe de magistrados sobre los robos en las tumbas reales. El perro Bahika, palabra que en lengua bereber quiere decir orix, estaba de pie entre las piernas del rey. En Abidos había una sepultura de perros en medio de tumbas de mujeres, de arqueros y de enanos. Había otra en Siut, de donde proviene el perro de piedra caliza del Louvre, que no tiene el aspecto de guardián tranquilo, a pesar de la campanilla que le cuelga del collar.

Los egipcios no han negado a los perros las honras fúnebres o divinas, pero debe hacerse observar que sus artistas no han representado jamás al hombre acariciando al animal o jugando con él. Se guardaban las distancias.

El mono ha ido quizá más allá en el camino del corazón del hombre. En el Antiguo Imperio ya tiene entrada en la casa. Divertía a todo el mundo con sus muecas y sus brincos y también por sus bromas, para las cuales encontraba compinches, los enanos y los jorobados, que entonces formaban parte del personal de una casa importante. Los enanos más apreciados eran los que se mandaban traer de muy lejos. Harkhuf ha obtenido el reconocimiento de su soberano y la celebridad entre los egiptólogos al traer, de una de sus misiones en el sur, un enano que pegaba al dios. Semejante acontecimiento no se había producido desde el reinado de Asesi, un siglo antes. Una de las más lujosas tumbas que rodean la pirámide de Kefren es la del enano Senb. Los nomarcas de Menat-khufu tiene también a su lado enanos y jorobados, pero en el Nuevo Imperio ya no se ven ni entre los que rodean al rey ni entre los particulares. En cambio, no ha bajado el favoritismo del mono. V. Loret ha encontrado en la tumba de Tutmosis III un cinocéfalo momificado que ahí se hallaba menos a título de representante del dios de la escritura y de la ciencia que porque lo había alegrado al rey cuando estaba vivo y se esperaba que hiciera otro tanto en el reino de Osiris, como la momia de perro depositada a la entrada de la tumba de Psusenes. Los monos tienen afición a la silla del amo.68

67 D

AVIES,Five theban tombs, 4.

A falta de enanos y jorobados, los niños de la casa y unos negritos son sus compañeros habituales y a veces sus víctimas.69 Cuando las frutas están maduras se ven monos trepando a los árboles.70 Sin duda comen más dátiles e higos de cuantos recogen, pero el hortelano no se conmueve por eso. Egipto es muy fértil y todo el mundo tiene que vivir. Amón ha creado a todas las criaturas y Hapi trae sus aguas en beneficio de todo lo que vive. El mono se entendía bastante bien con el perro y con el gato, menos bien con el ganso del Nilo, que

69 J. V

ANDIER D'ABBADIE,Catalogue des ostraca figurés de Deir el Medineh, 2035, 2037, 2038, 2040.

era de carácter peleador, al que a veces corregía.71

El gato, hasta el Imperio Medio, no parece haber conseguido introducirse en las casas. Tiene su guarida en las lagunas, y saquea los nidos, como la jineta y otros pequeños carnívoros que viven a costa de la gente alada.72 Ni siquiera le molesta la competencia de los cazadores. Mientras éstos se deslizan sin ruido entre los papiros y antes que hayan arrojado su "búmeran", el gato ha saltado sobre su presa y mata dos pájaros de un

71 Wr. Atl., I, 123.

tiro. Ya tenía entre los dientes un pato silvestre y acaba de agarrar una pareja de oropéndolas.73 Sin enajenar la independencia de su carácter ni olvidar sus instintos de cazador, se ha convertido en huésped de la casa. Consiente en quedar sentado bajo la silla de sus dueños, pero más atrevido que el perro, les salta gustoso a las rodillas y se afila las zarpas en los hermosos vestidos de lino.74 Acepta que le pongan un collar en el cuello. No le desagrada el adorno, pero cuando lo atan al pie de la silla y ponen fuera de su alcance un cuenco de leche, comprende que han querido burlarse de él. Se le erizan los pelos. Saca las zarpas y tira de la lonja.75 De ordinario hace buenas migas con los demás animales domésticos, con el mono y el ganso "smon". En un pequeño monumento una gata y una oca están frente a frente. La calma de éstos es impresionante, pero no debe olvidarse que entonces representan al poderoso dios Amón y a su paredra Mut. Conscientes de su papel de animales sagrados, saben estar como es debido. Son muy capaces de andar a zarpazos y picotazos, y nada prueba que, si se enfadaran de verdad, el gato saldría vencedor del conflicto.76

Los egipcios no ignoran que el gato es el terror de los ratones.77 Para que se apegue a la casa mejor que con atadura, el dueño le regala un hermoso pescado al que devora debajo de la silla.78 Un día que Apuy fue con su barco, que tiene forma de pato, a caza de pájaros acuáticos con la mujer y un sirviente, llevaron al gato, el mismo que hemos visto afilarse las zarpas en la ropa de su amo. Como sus antepasados silvestres, el animal se lanza al asalto de los nidos, pero sus dueños sabrán, cuando llegue el momento, llamarlo y traerlo de vuelta a la casa.79

Entre las aves de corral, los egipcios distinguieron muy pronto el ganso del Nilo, smon, que los naturalistas llaman quenalópex.80 En lugar de encerrarlos con sus semejantes en corrales, los dejan penetrar en los patios y jardines y hasta en la casa. Por eso Khufu, cuando quiere poner a prueba el saber de un mago que se jactaba de volver a poner en su lugar una cabeza cortada, piensa en seguida en mandar traer un smon. Este comparte con el gato el lugar privilegiado protegido por la silla del dueño. De carácter muy independiente, no abusa de ese privilegio y volvía a recrearse a las orillas del Nilo. Sus fechorías eran numerosas. Durante la estación calurosa estropeaba los dátiles, en los meses de invierno, los frutos de la palmera dum, y el resto del año corría tras los cultivadores, sin darles siquiera tiempo para echar la semilla en el suelo. Y sin embargo, los egipcios, que lo llamaban bicho malo, que habían renunciado a cazarlo con trampa y a consagrarlo en el altar de los dioses, eran indulgentes con él. Se divertían con su glotonería, con su carácter agresivo, con su graznido.81 Puede que llegado el caso se mostrara tan buen guardián, tan incorruptible como el perro. Y si era necesario que lo corrigieran, el mono se encargaba gustoso, al precio de unos picotazos.

73 Br. Mus. 37977 en Wr. Atl., I, 423. 74 Mem. Tyt., V, 25.

75 Miss fr. V, 552, sobre el óstracon 21443 de Berlín (ERMAN,La religión des Égyptiens, pl. 11) un gato juega con un mono. 76 Archives du Muséum d'Histoire naturalle de Lyon, XIV, 21; tumba 217, en Tebas.

77

Óstracon 2201 de Deir el Medineh.

78 Mem. Tyt., I, 10. 79 Mem. Tyt., V, 30. 80 K

UENTZ,L'oie du Nil, en Archives du Museum d'Histoire naturelle de Lyon, XIV, 1-64.

CAPÍTULOIV

LAS OCUPACIONES DOMESTICAS