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Las armas de guerra del creyente

“Las armas de guerra del

creyente”

donde habitaba. Si así se continúa haciendo con todos los artefactos de la casa, toda la casa será limpia de demonios.

¿Cómo se unge un aceite?

Para ungir un aceite, se toma el recipiente en la mano y se ora de la siguiente manera: “Unjo este aceite y lo santifico ahora, lo consagro al Señor como símbolo del Espíritu Santo, que su presencia sea en él, que sirva para ungir, para sanar y para liberar personas, animales o cosas, que toda enfermedad que sea tocada por él, salga de los cuerpos; que todo demonio que sea tocado por él, huya a los abismos; y que toda persona que sea ungida con él, sea llena del Espíritu Santo de Dios. Este aceite queda ungido en el nombre de Jesús, amén”.

No todo aceite sirve para ser ungido, se debe utilizar en especial el aceite de oliva, o en su defecto, aceite cosmético para niños.

¿Se le puede dar a tomar aceite a una persona para que expulse un bebedizo?

Los bebedizos se pueden sacar sin aceite, pero en ocasiones el Espíritu Santo nos guía a dar a tomar aceite ungido a ciertas personas, no a todas. A veces los hermanos piensan que la única forma de sacar un bebedizo es hartando a las personas de aceite, esto se vuelve más bien un vicio, precisamente estas enseñanzas son para traer un equilibrio en el pueblo de Dios. Es bueno no proceder inmediatamente, sino esperar que Dios guíe.

El único aceite que se puede dar a tomar es el de oliva, los demás aceites no se pueden consumir, porque son aceites cosméticos de uso externo y traen químicos que pueden intoxicar a una persona.

El mal uso del aceite.

En ocasiones el aceite es tomado como un talismán, como un curalotodo, les colocan más fe al aceite que al Señor, todo lo quieren solucionar con el aceite. Le echan aceite ungido a los esposos en la comida, —así como antes le echaban brujería—, empavonan a los niños para que se le quite la rebeldía, le riegan aceite en la puerta a los vecinos, supuestamente para que se conviertan. Los que hacen esto son aquellos que les lanzaban brujería a sus vecinos, y piensan que con el aceite ungido es igual.

La armadura de Dios

En efesios 6:10 Se habla de la armadura de Dios, muchas prédicas y seminarios se han dictado sobre ella, pero en realidad ¿Qué es? La armadura de Dios no son unos elementos que yo puedo ponerme si estoy en peligro y quitármelos si no los necesito, tampoco es un sistema permanente de protección espiritual que todo cristiano tiene, por el simple hecho de ser cristiano, más bien es algo que se obtiene. La armadura de Dios es algo más profundo y

complejo, vamos a estudiarla muy

detenidamente parte por parte, a

continuación:

1. Yelmo de salvación.

El yelmo es el casco que protege la cabeza de los soldados, para que los guijarros y dardos enviados por el enemigo no penetren su cráneo. Cuando la Palabra habla del yelmo de la salvación, se refiere a ese casco espiritual que se debe tener en nuestra cabeza —mente y pensamientos—, para que los dardos de palabras, de ideas y de pensamientos del enemigo de alguna persona no penetren nuestra mente.

¿Cómo se obtiene ese yelmo en nuestra cabeza?

No es diciendo: “Ahora me coloco el yelmo de la salvación en mi cabeza”, es teniendo una convicción de nuestra salvación, estar plenamente convencidos que somos hijos de Dios, lavados y protegidos por la sangre de Cristo, que el Espíritu Santo está alrededor, que sus ángeles les guardan, que si usted muere en este momento va directo a la presencia de Dios. Esto crea una protección férrea contra los ataques del enemigo o palabras de alguna persona.

Todo aquel que es cristiano recibirá ataques, habrá personas que se les acercarán a decirles que les van a enviar brujería, otros que dirán que todo el que entra a guerrear, los demonios le atacarán; o puede ser que en el momento de una liberación un demonio diga: “Tú no me puedes sacar, tu no tienes poder porque eres un pecador” o “Si me sacas, te mato a ti y a toda tu familia”. Todas estas son tretas de los demonios para dilatar una liberación o para amedrentar a un cristiano, si usted tiene duda de su seguridad en Dios, el diablo se va a salir con la suya. Pero cuando se tiene seguridad de la salvación, se le puede decir al espíritu: “Cállate demonio, usted no tiene que meterse en mi vida, si he fallado en algo, eso es con mi Padre celestial y no contigo, no seas igualado, deja tus palabrerías que yo a ti no te tengo miedo, qué vas a matar ni qué nada, vas para el abismo y de allí no sales, fuera en el nombre de Jesús…”

2. Coraza de Justicia.

Coraza es esa cota de metal que cubre la espalda, pecho y abdomen del soldado, para que las lanzas y espadas del enemigo no lo hieran. La coraza de justicia es para protección espiritual, es para cuidarnos de los embates del enemigo, por medio de acusaciones y murmuraciones.

¿Cómo se obtiene la coraza de justicia?

Con un accionar correcto, con un actuar justo con los demás. Cuando usted es cumplido con el pago de sus empleados, con los clientes y con sus proveedores, no habrá en el comercio quien pueda decir algo en contra suya. Cuando usted es una persona de palabra, que cumple con lo que dice y con sus compromisos de deudas, los demás lo tendrán como una persona seria, lo respetarán y aunque el diablo levante su lengua contra usted, habrá otras personas que lo defenderán sin que usted diga una sola palabra. Si usted es una persona injusta, aunque ore diciendo: “me pongo la coraza de justicia”, la gente le va a atacar con murmuraciones y pondrán su testimonio por el suelo.

3. El cinturón de la verdad.

El cinturón es una correa de cuero que tiene el soldado en la cintura para sostener sus vestidos de maya que son muy pesados, si ese cinturón se rompe, los vestidos se caerán y todos verán su vergüenza. El cinturón de la verdad es espiritual, es el que nos guarda de pasar vergüenza ante los demás.

¿Cómo se adquiere el cinturón de la verdad?

Dejando la mentira y hablando verdad con todo el mundo. Cuando usted habla con la verdad no pasará vergüenza, sus vestidos espirituales no caerán, su testimonio será firme, tendrá credibilidad, pero cuando a usted lo descubren en una mentira, usted pasará vergüenza, sus vestiduras espirituales se caerán delante de todos, y aunque ore diciendo: “Me coloco el cinturón de la verdad”, hará el oso delante de todos.

4. La espada del espíritu, que es la Palabra de Dios.

La espada es la única arma de ataque que posee un soldado, con ella puede herir y matar al enemigo. La espada para guerrear en el mundo espiritual es la Palabra de Dios, ella es el arma ofensiva que se tiene para herir y destruir al enemigo. Jesús la utilizó contra el diablo en la tentación del desierto, cada vez que el diablo lo tentaba, él le decía: “Escrito está”, y Satanás tuvo que irse con el rabo entre las piernas.

¿Cómo obtenemos la espada del espíritu?

La espada no se obtiene abriendo la Biblia en el salmo noventa y uno y colocándola en la entrada de la casa, es leyendo, creyendo y memorizando las Escrituras. Al diablo y a sus demonios se les contrarresta es con la Palabra así como lo hizo Jesús, pero si usted no tiene la Palabra morando en su corazón, ¿Qué le puede citar al enemigo? Si usted dice: “Tengo la espada del espíritu en mi mano, así que vete demonio”, pero no sabe Palabra, el demonio se reirá de usted. Pero si usted sabe Palabra y al hacer una liberación el demonio dice: “Ella es mía, me pertenece”. Usted le contrarrestará diciendo: “Ella no te pertenece, Cristo la compró con su sangre en la cruz del calvario”. “Tú no tienes poder para sacarme”. Usted le podrá decir: “La Palabra dice; estas señales seguirán a los que creen, en mi nombre echarán fuera demonios” Así que vete.

5. Las sandalias del apresto del evangelio de la paz.

Las sandalias, es el calzado que se coloca el soldado para proteger sus pies de lo agreste del terreno durante la guerra y para tener agilidad en sus movimientos. En caso de no tenerlos puestos, sus pies terminarían heridos y no podría desplazarse con facilidad. Las sandalias del apresto

del evangelio, es la protección que el Señor nos brinda por la disposición de llevar el mensaje de salvación, a las almas perdidas.

¿Cómo se obtienen las sandalias del apresto del evangelio?

Con un corazón dispuesto para servir al Señor, predicando la Palabra a todo aquel que la necesite. Algunos afirman colocarse las sandalias del apresto del evangelio, antes de guerrear, cuando ni siquiera son capaces de traer un invitado a los servicios de la iglesia, esto es absurdo.

El apóstol Pedro era un hombre dedicado a la evangelización, en su primer mensaje se ganó tres mil almas y en el segundo se ganó cinco mil. Le pregunto, ¿Será que este hermano era valioso para el Reino de los Cielos? Claro que sí, imagínese el gozo y la satisfacción del Señor allá en el cielo por las victorias de Pedro. Resulta que pasó algo inesperado, los sacerdotes le echaron mano y lo pusieron en la cárcel, esto trajo un disgusto al Señor, porque uno de sus soldados más productivos estaba encerrado, inmediatamente envió un ángel para que lo sacara de allí.

Entonces levantándose el príncipe de los sacerdotes, y todos los que estaban con él, que es la secta de los Saduceos, se llenaron de celo; Y echaron mano á los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de

esta vida. Hechos. 5:17-20

El Señor está pendiente, cuida y protege a los ganadores de almas, esto es tener sandalias de protección.

Otro caso fue el del apóstol Pablo, el cuál llenó toda Asia menor del evangelio. Todo esto no fue gratis, le tocó sufrir azotes, piedras, persecuciones y atentos de asesinato en muchas ocasiones, en uno de esos ataques, en la ciudad de Listra, lo dejaron como muerto después de haberlo apedreado (Hechos. 14: 19). Pablo, después de tantos ataques de muerte, cuando llegó a Corinto, estaba un poco nervioso y amedrentado, no salía a predicar la palabra públicamente debido al temor. Pero Dios le habla y le promete protección de su vida con tal que predique el evangelio.

“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”. Hechos.

18: 9-10

Cuando somos obedientes en predicar el evangelio, el Señor mete su mano y nos protege aún de la muerte. Eso es tener las sandalias puestas, no simplemente decir: “Me coloco las sandalias del apresto del evangelio”.

6. El escudo de la fe.

El escudo es el elemento de protección del soldado, es una lámina gruesa de metal y cuero de un metro treinta centímetros de largo y cincuenta centímetros de ancho, lo suficientemente grande como para salvaguardar a una persona de las flechas encendidas que envía el enemigo. El escudo de la fe, es el escudo protector espiritual del cristiano, que no deja que los dardos de palabras desalentadoras y destructoras del enemigo, lleguen a hacer mella en su vida.

¿Cómo se obtiene el escudo de la fe?

Leyendo las promesas de protección que hay en la Palabra y creyéndolas firmemente. Es estar plenamente convencido que:

“No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es

tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada

desde ahora y para siempre”. Salmo 121. 3-8.

“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no práctica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le

toca”. 1 Juan. 5:18.

El poder del Nombre de Jesús

“Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses”. 2:8-11

Primero vamos a precisar cuál fue el nombre que el Padre le dio a su hijo. Unos dicen que fue “Jesús”, otros que fue el de “Jesucristo” otros dicen que fue el de “Mesías”. Más que un nombre, fue un título, el de ser “Señor” de la creación, para que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor. Esto viene siendo la recuperación del cargo que Dios le había dado a Adán en el Edén, cuando le dijo: “Señoread” (Génesis. 1: 28), Jesús vino a restaurar todo lo que la humanidad había perdido por causa del pecado. La muerte y resurrección del Señor, trajo el restablecimiento de la autoridad del hombre, por eso después de resucitar, Jesús dijo: “Toda autoridad me ha sido dada, tanto en el cielo,

como en la tierra” (Mateo. 19: 18).

¿Por qué el nombre de Jesús tiene tanto poder? Porque él es el Señor de la creación, queriendo decir con esto que a él se le sujeta todo, la naturaleza y el mundo espiritual. Él les ordena a las plantas y ellas obedecen, al mar y se sujeta, a los vientos y obedecen. También se le sujetan los demonios. Los discípulos se asombraban cuando les ordenaban salir a los demonios en su Nombre y ellos obedecían (Lucas. 10:17)

De igual manera, nosotros tenemos la autorización del Señor para utilizar su Nombre para sujetar todo bajo nuestros pies. Somos embajadores en nombre de Cristo sobre esta tierra. Los demonios cuando oyen ese nombre, tiemblan, porque Él es el “Jefe” de la creación. Esto es un honor que no lo tiene todo el mundo, solo nosotros. En una ocasión unos exorcistas ambulantes quisieron invocar el Nombre de Jesús en contra de un demonio, y el espíritu no se sujetó, antes los agredió, porque ellos no tenían la licencia para utilizar ese nombre (Hechos. 19: 13-17).

“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate

y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Marcos. 11:23

La herramienta o arma por medio de la cual nuestro Dios manifestaba su poder creador, era a través de sus palabras, con ella creo los cielos y la tierra. Hebreos 11: 3 dice: “Por la fe entendemos haber sido

constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.

Jesús también tenía una manera similar de manifestar su poder, Él, a través de sus palabras sanaba a los enfermos y sacaba a los demonios (Mateo. 8:16). Para nosotros no es diferente, es la misma manera de manifestar el poder que Dios nos ha delegado, con nuestras palabras podemos ordenar en el nombre de Jesús a los demonios salir y a la enfermedad que se desprenda; nuestras palabras tienen poder.

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” Mateo. 18:18

Las palabras ungidas o con autoridad, son las llaves del Reino de los Cielos, con ellas puedes atar y desatar lo que desees, y todo lo que tu desates con tus palabras, tiene una resonancia en los cielos, porque automáticamente se hace también en el mundo espiritual. Tu puedes con tus palabras deshacer una maldición que te hayan proferido, quitar el conjuro de algo que te hayan tirado en la puerta de tu casa, puedes desactivar un altar, velas y mil cosas más. Solo con el poder de tus palabras.

El poder de la sangre de Jesús

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra de su testimonio….” Apocalipsis 12:11

La sangre de Jesús es santa y es santificante, no todo lo que es santo santifica, pero la sangre del Señor es santa y santifica todo lo que toca. En el mundo espiritual no hay forma de colocar barreras a los demonios, ellos penetran y atraviesan todo, por las cualidades espirituales que poseen. Pero por ser de naturaleza inmunda, si hay una barrera que ellos no pueden penetrar, y es la sangre de Cristo. La sangre de Cristo es limpia, pura y santísima, es diametralmente opuesta a la naturaleza de los demonios, ella los quema, los destruye, la

sangre es para los demonios como un ácido que corroe y destruye inmediatamente lo que toca.

En Egipto, la sangre del cordero que fue colocada en los dinteles y los postes de las tiendas de los judíos, no permitía la entrada al espíritu de la muerte (Éxodo. 12: 22-23). De la misma manera, la sangre del cordero inmolado no permite que los demonios se acerquen, y si son tocados por ella, como un ácido los consume.

Cuando nosotros invocamos la sangre de Cristo contra los demonios, ellos son destruidos. Con solo decir: “La sangre de Cristo tiene poder” con eso basta para que la sangre sea invocada y aplicada a los demonios. A veces hay luchas espirituales en sueños, contra demonios o contra brujos, si usted en sueños, les aplica la sangre de Cristo a los brujos o a los demonios diciendo: “La sangre de Cristo tiene poder”, usted verá literalmente como se destruyen. Aun en sueños es efectiva, pruébelo y verá, es más, siento por el espíritu que muchos de los que están leyendo estas líneas en este momento, ya han tenido experiencias de este tipo.

Los ángeles del Señor

“Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán

herederos de la salvación?” Hebreos. 1: 13-14

Los ángeles del Señor son espíritus que están al servicio de Él, porque es el Señor, y tiene la libertad de enviarlos a ayudar, a ministrar y a