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artritis y otras enfermedades degenerativas

Las enfermedades reumáticas se caracterizan por su cronicidad, inflamación y afectación sistémica que, con frecuencia, se acompañan de limitación funcional y depresión; su repercusión en el área de la sexualidad ha sido poco o nunca estudiada. Sin embargo, los problemas sexuales en pacientes con artritis reuma- toide son comunes y pueden ocurrir antes, durante o después del acto sexual y afectar desde diversas perspectivas. La salud sexual de los pacientes con artritis reumatoide y sus parejas puede verse afectada por dolor en algunas posiciones, por limitación funcional y de movilidad articular y la capacidad de disfrutar. Su- cede en forma semejante a cuando la enfermedad produce fatiga o pérdida de fuerza muscular (por ejemplo en la fibromialgia, o un ataque de artritis o lupus). También sobrevienen efectos psicológicos, como la depresión y la imagen cor- poral distorsionada, debido a que algunas producen deformidades.

Un estudio efectuado en Argentina reporta como principales dificultades sexua- les en personas con artristis reumatoide, la fatiga y el dolor pre y postcoital, limi- taciones físicas e imagen corporal negativa. Se encuentra una correlación entre depresión, disminución de la movilidad y de la salud sexual. Otros hallazgos men- cionados en ese mismo artículo establecen diferencias entre hombres y mujeres respecto a la sexualidad. En tanto que los hombres tenían mayor alteración sexual cuando se correlacionaba con actividad y duración de la enfermedad y su capa- cidad funcional, mientras que las mujeres, a mayor edad, tenían menor actividad y deseo sexual. El estudio concluye que las personas con artritis reumatoide tienen menor deseo sexual, menor contacto sexual y masturbación que el grupo de control del estudio.27 Otro padecimiento degenerativo relevante para la apa-

decimiento de carácter neurológico provoca trastornos de tipo motor, sensitivo, disfunciones del tronco cerebral y el cerebelo, así como visuales, trastornos de la marcha, etc. La mitad, o incluso dos terceras partes de las personas con este padecimiento tienen disfunciones sexuales relacionadas con la enfermedad. En este estudio, publicado en el 2007, se reporta una prevalencia de disfunción sexual de 43.1% de la población estudiada y, aunque no hubo diferencia estadís- ticamente significativa entre hombres y mujeres, otros trabajos de investigación refieren mayor prevalencia de disfunción en hombres. Las disfunciones encon- tradas con más frecuencia son la eréctil y la eyaculación precoz en el varón y cambios en la sensibilidad del área genital y disminución en la lubricación en las mujeres. En ambos hubo anorgasmia o dificultad para llegar al orgasmo y disminución de la libido.28 Los fármacos indicados para el tratamiento de la eya-

culación precoz, como los anticolinérgicos y antimuscarínicos, pueden interferir en el funcionamiento sexual, pero hay vías que se conservan intactas y pueden estimularse para conseguir una adecuada respuesta sexual. Algunas técnicas, como los ejercicios de Kegel, pueden ayudar a incrementar el tono muscular pél- vico en la mujer y el uso de lubricantes es un excelente auxiliar para contrarrestar la sequedad vaginal. En el varón con disfunción eréctil, que es la más frecuente, habrá que realizar evaluaciones clínicas y estudios como el Doopler para ofrecer mejores alternativas de tratamiento; una buena opción son los IFE-5. Deberá ponerse atención en las condiciones cardiovasculares del paciente y seguir las indicaciones de prescripción del medicamento cuando vaya a indicarse junto con otras sustancias.

CánCer

El cáncer es un problema de salud pública con altos índices de mortalidad en todo el mundo porque, según la OMS, en el año 2012 fallecieron 8.2 millones de personas a causa de este padecimiento y se estima que para el año 2025 el número de muertes por esta causa llegará a 15.5 millones.29 En México, el

cáncer representa la segunda causa de muerte, solo precedida por las enfer- medades cardiovasculares; el cáncer cérvico uterino y el de mama son las dos principales causas de muerte en mujeres y el carcinoma prostático en varones, en tercer lugar.

Las principales causas de muerte por tumores malignos en mujeres de 20 y más años, en 2011, fueron por cáncer de mama (13.8%) y cervicouterino (10.4%), que se modifican año con año. De cada 100 mujeres de 20 años y más con tumores malignos en 2010, 24 tuvieron cáncer de mama.

En un estudio realizado para evaluar la eficacia de la terapia conductual en muje- res con cáncer mamario se encontró que la población estudiada tuvo como pun- to principal una baja autoestima y deterioro de la imagen corporal,30 situación

que se agravó a menor edad cuando la enfermedad tiene mayores implicaciones psicosociales por los efectos secundarios y la esperanza de vida.

Las mamas suelen verse con una fuerte carga, como símbolo de feminidad y la sexualidad por lo que la mastectomía tiene efectos devastadores en las mujeres que lo sufren y, en muchas ocasiones, son un factor precipitante de divorcio o separación.

Las alteraciones ováricas en pacientes con cáncer de mama suelen suceder, incluso, en 89% de las que son tratadas con quimioterapia y, en ocasiones, de- pendiendo del estadio en que se encuentre, existe la posibilidad de metástasis. Por eso frecuentemente requieren ooferectomía, que condiciona una baja en los estrógenos circulantes, atrofia vaginal y dispareunia porque los ovarios son una fuente de secreción de testosterona. La producción de ésta se afecta; en consecuencia, también puede haber disminución del deseo sexual y dificultad para alcanzar el orgasmo.

Como se anotó líneas arriba, el segundo lugar entre los cánceres femeninos es el cervicouterino. La aparición de un tumor maligno en los órganos sexuales femeninos tiene repercusiones psíquicas capaces de desestructurar el equilibrio anímico y afectivo.

La imagen corporal se ve afectada y, también, sus relaciones con el entorno de- bido a que estos órganos tienen la función de la reproducción sexual y remiten a la integridad corporal, porque constituyen, junto con las mamas, un símbolo de la femineidad, por eso cualquier destrucción es un atentado contra la estructura- ción psíquica del sujeto. El resultado más frecuente es la ansiedad, depresión y la desesperanza de la paciente.

Las intervenciones médicas para atacar el padecimiento suelen ser muy traumá- ticas para la paciente pero, además, repercuten en el área erótica de la sexuali- dad y llegan a provocar la aparición de alteraciones en su respuesta sexual en las etapas de excitación y orgasmo; también pueden experimentar disminución del deseo sexual e, incluso, síndromes dolorosos como la dispareunia. Estas disfunciones son más frecuentes luego de la aplicación de radioterapia. Respecto a los varones, el cáncer de próstata es el que más afecta a los adultos mayores. En el 2009, 9.3% de los pacientes con este padecimiento tenían entre 70 y 74 años de edad, mientras que 19.7% eran mayores de 80 años, según el INEGI.31 El cáncer de próstata es el tumor maligno más

frecuente del varón mayor de 50 años. El promedio de vida del mexicano, en el año 2008, era de 75 años, con lo que aumenta la incidencia y la mor- talidad por cáncer de próstata. En 2011, 8 de cada 100 hombres de 20 años y más con cáncer tuvieron una neoplasia de próstata.32 Según la Encuesta

Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSALUT 2012), el porcentaje de hom- bres adultos de 60 años o más que se realizó la prueba de detección de cáncer de próstata por medio del antígeno prostático permaneció constante entre 2006 y 2012, al ser 10.4% en 2006 y 9.5% en 2012.33 La sexualidad

de los pacientes con cáncer ha sido poco tratada en sentido general en la bibliografía especializada, a pesar de que constituye un problema en la ma- yoría de estos enfermos como consecuencia directa de la enfermedad y los tratamientos y por el impacto emocional que genera, al asociarse con una enfermedad incurable, mortal, lo que no siempre es real.34 Ante el conoci-

miento de la enfermedad pueden agudizarse las crisis o problemas de pareja preexistentes o haber situaciones de conflicto, por el temor a la pérdida y por la elaboración del duelo del paciente y su compañero o compañera. Son numerosos los factores relacionados con el cáncer que pueden interferir con la vida sexual del paciente y de su pareja. Los síntomas y las consecuencias de la enfermedad, como la anemia y la anorexia, pueden provocar debilidad y dificultar la actividad sexual. Otras veces los tratamientos utilizados (drogas, radioterapia, intervenciones quirúrgicas) pueden producir efectos similares e incluso limitar considerablemente las relaciones sexuales.

Los efectos secundarios de los tratamientos (astenia, vómitos, alopecia, ano- rexia, dolor, etc.) y de las técnicas quirúrgicas (amputaciones de órganos, supre- sión hormonal, daño neurológico y vascular) tienen un impacto considerable en la imagen corporal, el funcionamiento sexual e incluso la fertilidad; por esto, no es de extrañar que muchos pacientes se depriman, padezcan ansiedad y pérdi- da de la autoestima. Por todo ello, el bienestar sexual de estos pacientes puede afectarse considerablemente.

El tratamiento sexológico a seguir en este tipo de pacientes dependerá de los síntomas que cada uno experimente y proceder, en consecuencia, porque a pesar de existir abundante bibliografía respecto al tratamiento de las disfun- ciones sexuales en pacientes con cáncer, hay pocos estudios controlados al respecto, para poder evaluar los resultados de los procedimientos terapéuticos indicados.