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Algunos aspectos respecto a la cultura y la evaluación

La comunicación entre el evaluado y el evaluador es una de las partes fundamentales de la eva­ luación. Los evaluadores deben ser sensibles a cualquier diferencia entre el vocabulario o el idio­

ma que le sean familiares a los evaluados y el lenguaje en que se conduce la evaluación. Los

evaluadores también deben ser sensibles al grado en el que los evaluados hayan sido expuestos a la cultura dominante y al grado en que hayan elegido conscientemente ser parte de ésta. A conti­ nuación se considerarán aspectos relacionados con la evaluación y la comunicación, tanto verbal como no verbal, en un contexto cultural.

Comunicación verbal El len gu aje, el medio por el cual se comunica información, es una variable clave, aunque a veces se ha pasado por alto en el proceso de evaluación. Lo que es más obvio, el examinador y el examinado deben hablar el mismo idioma. Esto es necesario no sólo para que tenga lugar la evaluación, sino también para que las conclusiones del evaluador respecto al evaluado y su ejecución, sean lo más precisas posibles. Si una prueba se presenta en forma escrita con instrucciones completas, es obvio que quien responde la prueba debe ser capaz de leer y comprender lo que está escrito. Cuando el idioma en que se realiza la evaluación no es el idioma natal del evaluado, pueden surgir dudas respecto al grado de comprensión de las ins­ trucciones o reactivos que el examinado tenga. El peligro de ese malentendido puede aumentar a medida que se use vocabulario, expresiones o idioma inusual. Aun cuando la evaluación se pueda conducir con ayuda de un traductor, también quedan dudas respecto a la comprensión y al manejo de matices sutiles del significado de los reactivos que podrían perderse de algu­ na manera en la traducción. En ocasiones, los evaluados pueden intentar propositivamente manipular deficiencias en el lenguaje para afectar los esfuerzos y resultados de la evaluación (Stephans, 1992).

El dialecto hablado de un idioma también puede influir en los resultados de la prueba. Aun­ que, por ejemplo, en Estados Unidos se emplee el inglés americano estándar, en muchas comu­ nidades a lo largo del país se utilizan variantes y dialectos del inglés americano (Wolfram, 1971). En entrevistas u otras situaciones en las que se hace una valoración con base en un intercambio oral entre dos partes, un examinador capacitado puede detectar a través de medios verbales o no verbales que el dominio que el examinado tiene del idioma es deficiente. Esto no sucede con las pruebas escritas. Se supone que todos aquellos a los que se les administra una prueba escrita son capaces de leerla y comprenderla. De otro modo, la evaluación iría mas en relación a la destreza en el uso del dialecto o lenguaje en lugar de cualquier habilidad, capacidad o rasgo de la perso­ nalidad que sea la que se pretende medir a través de la prueba.

Cuando se evalúa a un individuo cuya destreza en el idioma necesario o socialmente mane­ jado es limitada o inexistente, surgen una serie de interrogantes v problemas: ¿qué nivel de des­ treza y manejo en el idioma utilizado se requiere para la aplicación de la prueba? v el evaluado en cuestión, ¿tiene esa destreza? ¿Puede tener lugar una evaluación significativa por medio de un intérprete capacitado para tal eventualidad? ¿Puede diseñarse un procedimiento de evaluación alternativo v más apropiado para cumplir con los objetivos de la misma?

Comunicación no verbal y conducta Los humanos no sólo se comunican por medios verbales sino también a través de medios no verbales. Expresiones faciales, señas con-fos'cledos y las manos además de cambios en la posición o postura corporal del individuo pueden transmitir mensajes. Por supuesto, los mensajes transmitidos por dicho lenguaje corporal pueden ser diferentes de una cultura a otra. Por ejemplo, en la cultura estadounidense, alguien que no mira a los ojos a otra persona cuando habla puede ser visto como signo de deshonestidad o como si se tuviera algo que ocultar. Sin embargo, en otras culturas, esta falta de contacto ocular cuando se habla puede ser una señal de respeto.

Si ha realizado o le han realizado una entrevista de trabajo, puede tener una idea de primera mano del valor de la comunicación no verbal en un escenario de evaluación. Los entrevistados que muestran entusiasmo e interés tienen una ventaja sobre quienes parecen estar soñolientos o aburri­ dos. En escenarios clínicos, un evaluador experimentado puede plantear hipótesis para probarlas en la entrevista a partir del comportamiento no verbal del entrevistado. Por ejemplo, una persona que anda con los hombros caídos, se mueve despacio y exhibe una expresión facial triste puede es­ tar deprimida. Pero por otro lado, este individuo puede estar experimentando malestar físico como resultado de un espasmo muscular o un ataque de artritis. Será labor del evaluador determinar cuál de estas hipótesis, si es que hay alguna, explica mejor el comportamiento observado.

Ciertas teorías y sistemas en el campo de la salud mental van más allá de las interpretaciones más tradicionales del lenguaje corporal. Por ejemplo, en el psicoanálisis, una teoría de la perso­ nalidad y de tratamiento psicológico desarrollada por Sigmund Freud, se le asigna significado simbólico a muchos actos no verbales. Desde una perspectiva psicoanalítica, el que un entrevis­ tado juegue nervioso con su anillo de bodas durante una entrevista puede interpretarse como un mensaje relacionado con un matrimonio inestable. Como se evidencia en las ideas concebidas sobre "las primeras acciones azarosas" de un paciente durante una sesión de terapia, Sigmund Freud (1913) creía que podía inferir mucho sobre la motivación de la persona, a partir de la con­ ducta y el comportamiento no verbal:

Las p rim eras... acciones azarosas del p acien te... rev elarán u no de los co m plejos q u e rig en la n eu ­ rosis... U na joven... se apresura a tirar del d o b lad illo de su falda sobre su tob illo ex p u esto ; ella ha rev elad o el m eollo de lo qu e el an álisis d escu b rirá m ás ad elante; el orgullo n arcisista p or su belleza co rp o ral y su s [e n d e n d a s ü ftx h ib ic io n ism o (p. 359).

Por cierto, esta cita de Freud también es útil para ilustrar la influencia de la cultura en las opi­ niones terapéuticas y de diagnóstico. Freud vivió en Viena en la época victoriana. En ese momento y en ese lugar, el sexo no era tema para discusión pública. En muchas formas, las opiniones de Freud respecto a la base sexual de diversos pensamientos y com­

portamientos eran producto de la cultura sexualmente reprimida en la que vivía.

Un ejemplo de un comportamiento no verbal en el que difie­ ren las personas, es la velocidad con la que se mueven de manera característica para completar tareas. El ritmo de vida general en un área geográfica, por ejemplo, es más rápido que en otra. En un estilo parecido, hay diferencias en el ritmo de vida entre culturas y estas diferencias pueden servir para aumentar o disminuir las

puntuaciones obtenidas en pruebas que impliquen o manejen reactivos cronometrados (Gopaul- McNicol, 1993; Knapp, 1960). En un sentido más general, Hoffman (1962) cuestionó el valor de las pruebas de habilidad cronometrada, particularmente, aquellas en donde se manejaban reac­ tivos de opción múltiple. Él creía que este tipo de pruebas, se apoyaba más en la rapidez de res­ puesta del evaluado y por tanto, no se tomaban en cuenta ni se medían, aquellas características

Represente el papel de Sigmund Freud como se ilustra en el extracto y cite un ejemplo de conducta que crea que diga mucho sobre la motivación del Individuo.

p

individuales de "profundidad en el análisis de pensamiento", discriminando a los individuos considerados como reflexivos. Por cierto, como se verá en el capítulo 9, la tendencia actual en la evaluación de inteligencia está lejos del manejo y aplicación de pruebas cronometradas.

Los examinadores, de manera ideal, deben ser conocedores de los aspectos relevantes de la cultura del evaluado. Por ejemplo, un niño puede parecer no comunicativo y tener habilidades del lenguaje mínimas cuando se le examine de forma verbal. Esto puede deberse al hecho de que pertenece a una cultura en donde los adultos mandan y los niños --- hablan con los adultos sólo cuando se les pregunta algo y res­

pondiendo con frases cortas. Además de las barreras lingüísticas, los contenidos de las pruebas de una cultura en particular, están cargados con reactivos y material —algunos obvios, otros más sutiles— derivados de tal cultura. El desempeño de una prueba debe, al menos en parte, reflejar no sólo las variables a medir, sino también una variable adicional, el grado en que el evaluado ha asimilado la cultura a la cual pertenece o en la cual se desarrolla.

SOLO P I E N S E . . .

¿Qué tipo de prueba es la mejor para ser administrada a gente que tiene “pensamientos profundos"? ¿Qué tan práctica sería dicha prueba en una administración grupal?

Normas de evaluación Supóngase que los principales jefes de cocina de más de cien naciones par ticipan en una competencia efectuada para descubrir la mejor sopa de pollo del mundo. ¿Quién cree que ganaría? La respuesta a esta pregunta depende de las normas de evaluación empleadas. Si el único juez de la competencia fuera el dueño de una tienda koslm de platos preparados en el lado este de Manhattan, el participante que se aproximara más a la variedad "casera y preparada al estilo judío" bien podría ser declarado ganador. Sin embargo, otros jueces podrían tener otros estándares y preferencias. Por ejemplo, los conocedores de sopas de las culturas árabes bien po­ drían tener preferencia por una variedad de sopa de pollo que incluya jugo de limón fresco en la receta. Los jueces de India podrían inclinarse por dar su voto a una sopa de pollo condimentada con pimienta de India v otras especias exóticas. Para otros jueces asiáticos, la salsa de soya podría ser vista como un ingrediente indispensable, y cualquier sopa preparada sin ella podría perder por omisión. En última instancia, es probable que el caso no sea determinar cual sopa es superior al resto ya que juzgar o determinar cuál sopa es mejor será una cuestión de preferencia personal y de la norma de evaluación empleada.

Del mismo modo, los juicios relacionados con ciertos rasgos psicológicos también pueden ser relativos desde un punto de vista cultural. Por ejemplo, el que patrones específicos de comporta­ miento sean considerados como apropiados para los hombres o para las mujeres dependerá de las normas sociales prevalecientes respecto a la masculinidad y la feminidad. Por ejemplo, hay algunas sociedades en las que se considera apropiado para las mujeres pelear en las guerras y procurar el alimento mientras que los hombres se ocupan de actividades más domésticas.

El que patrones específicos de comportamiento sean considerados psicopatológicos depen­ derá de las normas sociales prevalecientes. En Sudán, por ejemplo, hay tribus que viven entre el ganado porque consideran sagrados a los animales. Los juicios respecto a quién podría ser el mejor empleado, gerente o líder, pueden diferir como una fundón de la cultura, así también los juicios o la valoración y definición que se haga con respecto a la inteligencia, sabiduría, valor y otras variables psicológicas.

Un reto inherente en la tarea de evaluar tiene que ver con mediar y equilibrar los resultados arro­ jados por la prueba y evaluación con los juicios o conceptos derivados de la cultura en tomo a dichas habilidades o resultados obtenidos. En la práctica, esto significa plantear interrogantes sobre la apli- cabilidad de los hallazgos relacionados con la evaluación a individuos específicos. Por tanto, además de intentar responder cuestiones como "¿qué tan inteligente es esta persona? o ¿qué tan asertivo es este individuo?", por medio de pruebas psicológicas, también deben plantearse algunas interro­ gantes adicionales. ¿Qué tan apropiadas al contexto y cultura son las normas u otros estándares que se usarán para hacer la evaluación?, ¿en qué medida se ha asimilado el individuo en la cultura de la que se extrajo la prueba y qué influencia podría tener dicha asimilación (o ausencia de ella) en los resultados obtenidos?, ¿se han hecho investigaciones que avalen su aplicabilidad en la valoración de este individuo en particular? De manera creciente, se están planteando estas cuestiones no sólo entre los usuarios meticulosos de pruebas sino también en los manejos éticos de las mismas.