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Hablar del presidente Juárez es mencionar a un personaje que es memorable para la mayoría de la población mexicana, el cual se nos enseñó que era el ejemplo a seguir en cuanto a legalidad, que sin duda su función era llevar a cabo las normas, empero, eran normas que el mismo se encargaba de modificar a su mayor beneficio, mismo que le era protector para hacer funcionar su legitimidad como presidente y perdurar dentro de la silla presidencial indefinidamente, fue un personaje que junto con Santa Anna y Díaz el delirio de poder lo corrompió al grado de modificar la Constitución federal en repetidas ocasiones para perdurar por un periodo más largo.

El empoderamiento del Presidente Juárez fue debido a su carácter de renovador y reformador, el cual no iba a someterse a una ley que para él era incompleta, por ello es que debía hacer cambios estructurales dentro de la ley que le facultaba un mando supremo, “la Constitución, que para Juárez no podía ser más título de legitimidad para fundar su mando, y bandera para reunir parciales y guiar huestes, era inútil para todo lo demás”.42

Como jefe de una sociedad, la cual permanecía en un estado de peligro asumió todo el poder, fundando siempre su mandato en una ley, decretándose facultades sin límite alguno. Una vez legitimado su poder, Juárez amplio este a través de diversas acciones constitucionales como la suspensión de garantías

41Ibídem, p. 26.

que le facultaba la Constitución, misma que le sirvió para aprehender a las personas que fomentaran la reacción en contra de su gobierno; una vez restablecidas las garantías individuales de los gobernados el presidente se otorgó facultades omnímodas, excepto la salvación de la integridad del territorio nacional y la forma de gobierno establecida en la Constitución, dentro de sus facultades “sustituyo al Congreso; y fue más allá: sustituyó no sólo al Congreso, sino al pueblo, prorrogando el término de sus poderes presidenciales por todo el tiempo que fuese menester”43, así controlo a toda una nación por un periodo de

1863 a 1870.

Al año siguiente debían realizarse nuevas alecciones generales, “Juárez que contaba con la mayoría del congreso, hizo reformar la ley electoral en las sesiones de mayo, con visible propósito a preparar su triunfo”44, a pesar de que

sus adversarios Lerdo de Tejada y el general Díaz, tuvieron un gran número de votos, el presidente Juárez volvería de nueva cuenta a la silla presidencial, silla que lo mantuvo por diez años ejerciendo el poder sobre sus sublevados, hasta su muerte en Julio de 1871.

Muere con el poder gigantesco de las facultades meta constitucionales con las que gobernó siempre, con la convicción de que realizo trascendentales reformas a la carta magna del 57, dejando de sublevarse al Congreso y a los gobernadores.

1.2.3 Porfirio Díaz

A la muerte de Juárez surge como nuevo mandatario constitucional el general Porfirio Díaz, mismo que ya había luchado en la contienda presidencial a través de los procedimientos de elecciones por el voto del pueblo, sin lograr la ocupación de la silla presidencial, por lo cual tuvo que acudir a métodos revolucionarios para llegar al uso del poder, ganando a la sociedad en un recorrido por todo el país y derrocando al presidente Lerdo de Tejada, el

presidente Porfirio Díaz toma su lugar en la silla presidencial llamándole a México con una nueva etapa política, denominada Porfiriato, que va de la entrada del General Díaz a finales de 1876 al año de 1911, año en que sale del país, para pasar a convertir un nuevo sistema social como una nueva dictadura, con tintes de democracia.

En el periodo del dictador Porfirio Díaz, las elecciones legislativas quedaban enmarcadas a un puesto que otorgaba el mandatario supremo, a este respecto el congreso vivió un receso por treinta años, las diputaciones no eran electas por elecciones populares sino prebendas; como menciona el jurista Emilio Rabasa sobre el presidente Díaz, “sabía, como Juárez y Lerdo, que Comonfort tenía razón al declarar imposible el equilibrio de los poderes públicos que la Constitución establecía”,45 las ideas expuestas por nuestro autor en comento,

se hacen notorias al desentrañar la historia de los presidentes Juárez y Díaz, presidentes que tenían a su mando al congreso, funcionarios que eran depuestos por ellos para sus intereses políticos ambicionistas del poder y por lo cual terminaban nuevamente como mandatarios del país al realizar cambios meta constitucionales sobre ley suprema.

La clave de todo el proceso presidencial, era la reelección, por la cual el general Díaz luchaba contra ella en la dictadura democrática del presidente Juárez, sin embargo al llegar a la silla presidencial tomo los matices de poder que los presidentes antes mencionados habían tenido, permanecer por un periodo indefinido en el ejercicio del poder, de acuerdo con ello el historiador Enrique Krauze citando a Bulnes nos menciona que “el buen dictador es un animal tan raro que la nación que posee uno debe prolongarle no solo el poder sino la vida”46, en relación a ello el Congreso en 1890 opto por tomar la afirmativa por

una prolongación indefinida de su mandato reeligiéndose cada cuatro años hasta su salida del país. México cerraba el final del siglo XIX con la dictadura del presidente Díaz, abriendo el siglo XX con una monarquía con tintes republicanos

45Ibídem, p. 110.

Algo que caracteriza a los presidentes mencionados es el empoderamiento que acarrea su cargo político, realizada la dictadura se convierte en un poder único y como condición conlleva a la perpetuidad, las condiciones de esto son la subordinación y la disciplina, entendiendo a un gobierno basado en el autoritarismo, quizá ese delirio de poder se debía a que el Presidente Díaz se sentía caracterizado por la figura de un patriarca.

Como menciona Justo Sierra citado por el escritor Enrique Krauze, “la reelección significa hoy la presidencia vitalicia, es decir, la monarquía electiva con un disfraz republicano”47; con los primeros años del siglo XX surge un

primer partido oposicionista a la presidencia de general Díaz, fundada por los hermanos flores Magón y continuada por el empresario Francisco I. Madero, caracterizada por condenar la falta de legislación laboral en las fábricas.

El término del periodo presidencial del General Díaz fue con su salida del país, el cual fue olvidado por la sociedad que lo aclamo y lo desprecio, marcando un comienzo, el de una revolución popular, falleciendo en parís cinco años más tarde sin volver a pisar su nación.