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Las intervenciones realizadas en la Cueva del Sardo permitieron recuperar un total de 231 fragmentos de cerámica hecha a mano procedente de las ocupaciones prehistóricas. Fi- nalmente, se ha realizado el estudio de 220 de ellos ya que los otros 11 fragmentos tienen un tamaño inferior a 1,5 cm, el umbral fijado para descartar aquellos fragmentos que podrían distorsionar la lectura de los resultados obtenidos. El elevado grado de fragmentación no ha permitido la restitución de ninguna forma entera.

Para realizar el estudio, se ha organizado el material cerámico según el nivel arqueológico en el que se han encontrado, ya que responden a una cronología diferente.

Tabla 1. Cuantificación del número de fragmentos de cada ocupación. Se indica también el número míni- mo de individuos (NMI), es decir, de recipientes diferentes representados en cada caso.

Nivel Cronología Nº fragmentos Porcentaje NMI

Fase/Conjunto 8 4825 – 4450 cal ANE 13 5,91% 7

Fase/Conjunto 7 3900 – 3500 cal ANE 154 70% 69

Fase/Conjunto 6 3300 – 3100 cal ANE 17 7,73% 12

Fase/Conjunto 5 2900 – 2500 cal ANE 36 16,36% 21

Fase/Conjunto 8

Esta ocupación 8 es la más antigua en la que se han encontrado restos cerámicos. Este conjunto está formado por 13 fragmentos. Entre ellos se encuentran un borde y una lengüeta yun elemento de prensión (figura 1) que facilitó el transporte o sujeción del vaso. El resto son fragmentos informes.

Figura 1. Elemento de prensión. Fase/conjunto 8 de la Cova del Sardo.

Las tierras utilizadas en este nivel son bastante homogéneas. Su composición mineralógica se basa en el cuarzo, esquisto y mica, coherente con el contexto geológico de los alrededores de la cueva. Este fenómeno permiten plantearnos la hipótesis de que se trata de producciones locales. La presencia de desengrasante vegetal añadido es baja pero significativa, ya que su práctica se hace evidente en ya en en una de las ocupaciones neolíticas más antiguas de la cueva. Su presencia se puede explicar por usos como el transporte de los vasos, ya que reduce el peso de la cerámica.

Según el grosor de las paredes se pueden diferenciar dos grupos de tamaños, uno más del- gado (6 a 8 mm de grosor) y otro más grueso (9 a 11 mm). Con todo, se observa una tendencia homogénea en el modelado, que produciría unos espesores similares. El tratamiento de las superficies presenta una técnica basada en alisados o igualados muy homogénea en cada vaso. Estas técnicas parecen indicar que no se busca la estética, sino que priorizan una función más práctica con poca inversión de trabajo.

La mayoría de los vasos presentan una cocción reducida, obtenida por la falta de oxíge- no que recibieron los vasos durante la cocción y que ofrece unas propiedades de resistencia térmica en el vaso. Otros individuos, en cambio, tienen una cocción oxidante, una tonalidad rojiza que se obtiene por la entrada de oxígeno en el momento de cocción, pero que no pro- porciona unos vasos de calidad.

Fase/Conjunto 7

En la ocupación neolítica de la primera mitad del IV Milenio calANE, con un total de 154 fragmentos recuperados, hay 27 fragmentos que son bordes, una base convexa y un

fragmento que presenta cordón simple y liso. Se trata de una técnica decorativa o bien de un elemento de prensión. También se encontraron dos fragmentos con elementos singu- lares. En ambos casos se trata de dos perforaciones hechas antes de cocer la arcilla. Uno de los fragmentos presenta un agujero en ambos lados, mientras que el segundo no acaba de agujerear la superficie interna del mismo. Podríamos estar ante los fragmentos de uno o dos vasos que, en el momento de su producción, estarían pensados para estar sujetados por una cuerda.

Figura 2. Fragmento con cordón liso aplicado. Fase/conjunto 7 de la Cova del Sardo.

La mayoría de los fragmentos de este nivel tienen una materia prima compuesta por mica, cuarzo y esquisto. Estos materiales aparecen de manera abundante y presentan una fracción de grano gruesa. Por otra parte, un gran porcentaje de los individuos muestran la presencia de desengrasante vegetal añadido. Esto aporta indicios de un uso más incipiente de los ma- teriales vegetales como desengrasante para la cerámica y el inicio del uso de una arcilla que contiene más diversidad de contenido mineral, que sigue compartiendo rasgos comunes con la geología local.

El grosor de las paredes de los restos cerámicos que se han podido medir permite definir dos agrupaciones, de 4 a 8 y de 8 a 12 mm de espesor. Ello lleva a plantear la existencia de dos tipos de vasijas, unos con paredes más finas y de otros mucho más gruesas y que podría haber tenido una función de almacenamiento.

El tratamiento de la superficie de los fragmentos cerámicos de esta ocupación es más preciso que el observado en otras fases neolíticas del yacimiento. Se encuentra un gran número de fragmentos con superficies alisadas y pulidas tanto en las caras internas como en las externas. Este pulido intenso de los vasos y vasijas cerámicas requirió una inversión de trabajo adicional en su manufactura. Su implementación pudo respondes a intenciones puramente estéticas o, también, que fuera una práctica dirigida a reducir la porosidad de los recipientes pensando en un uso vinculado a la contención de líquidos. Por otra parte, se encuentran también una serie de fragmentos con trazas de los útiles de producción en ambas superficies, en este caso, el espatulado. Este resultado nos informa sobre los métodos y herramientas empleadas en la modelización de los vasos, que en este caso pueden haber sido con un objeto vegetal.

Figura 3. Fragmentos cerámicos significativos de la fase/conjunto 7 de la Cova del Sardo.

Figura 4. Fragmentos de vaso con perforaciones de la fase/conjunto 7 de la Cova del Sardo.

La cocción predominante es aquella obtenida por la falta de oxígeno y que proporciona una tonalidad negra u oscurecida en las cerámicas debido a la falta de oxígeno durante el proceso de cocción, la cocción reducida. Sin embargo, un elevado número de fragmentos también presentan una cocción oxidante, que no ofrece unas propiedades tan óptimas en cuanto a la termorresistencia.

Fase/Conjunto 6

En esta fase de ocupación desarrollada en el exterior de la cueva se exhumaron únicamente 17 fragmentos cerámicos. Entre ellos se encuentra una base aplanada con un diámetro de 62 mm y una inflexión con orientación saliente, a la que se le ha podido calcular un diámetro de 52 mm. La base contiene restos de hollín, indicando su exposición al fuego en tareas de cocción.

La materia prima predominante en el desgrasante en este conjunto de fragmentos se com- pone por mica, cuarzo y esquisto. Como en la fase precedente, su frecuencia es alta y su fracción gruesa. La presencia del desengrasante vegetal añadido sigue siendo significativa y recurrente.

A partir del grosor que registran las paredes de los vasos se han establecido tres grupos, donde se agrupan los individuos de entre 5 y 7 mm, un segundo grupo con espesores de entre 8 y 9 mm y un último con aquellas paredes más grandes de 11 mm de espesor. Esta di- ferenciación destacada de los espesores nos habla de una producción de cerámica que buscó intencionalmente esta variabilidad para usos diferenciados, ya que los vasos de paredes finas o muy gruesas no resultan muy adecuados a exponerse al fuego. En definitiva, responde a una búsqueda de diferentes funcionalidades. En cambio, el tratamiento de las superficies en este nivel presenta poca inversión de trabajo, en unos vasos con unas superficies alisadas y igua- ladas. Por lo tanto, se constata una mayor dedicación a la fabricación de vasos con diferentes grosores, pero con unos acabados sencillos que no mejoran ni la estética ni la funcionalidad o resistencia del vaso.

La cocción predominante, siguiendo con la tendencia las otras fases prehistóricas previas y en este mismo yacimiento, es la reducida. La búsqueda de este tipo de cocción se consigue limitando la entrada de oxígeno durante la cocción de los vasos. No obstante, sin los medios o los conocimientos suficientes pueden aparecer fragmentos con tonalidades más rojizas, como es el caso de este nivel, con un tercio de los fragmentos con una cocción oxidante

Fase/Conjunto 5

La fase/Conjunto 5 fue la última ocupación prehistórica de la Cueva del Sardo, con una cronología del final del Neolítico o Calcolítico. En ella se encontraron 36 fragmentos, 5 de los cuales son bordes. Su materia prima se caracteriza por tener una composición mineralógica basada en el cuarzo, esquisto y mica. Esta composición es coherente con el entorno geológico de las inmediaciones de la cueva, en el tramo central del valle de Sant Nicolau. Con todo, una variación en el lugar de extracción de las tierras conllevar una cierta diversidad en las can- tidades, proporciones y dimensiones de estos minerales en el barro. En paralelo, se observa un alto porcentaje de fragmentos con desengrasante vegetal añadido. El grosor de las paredes que forman los vasos se distribuyen en dos grupos, de 4 a 7 mm y de 8 a 13 mm. Se aprecia una diferenciación muy marcada entre individuos con paredes finas y gruesas. Este fenómeno puede responder a funciones específicas en los recipientes de cada caso.

En cuanto al tratamiento de las superficies, destaca el uso del alisado en muchos fragmen- tos. Sin embargo, en un número de individuos más reducido se observa el uso del pulido o cepillado. Por lo tanto, se constata que la tendencia general en la producción de este ajuar fue de dedicar poca inversión de trabajo en el modelado. Sin embargo, la presencia de fragmentos

pulidos o respaldados muestra que en algunos casos esto no fue así y que, en definitiva, hubo de dos grupos cerámicos muy diferenciados en cuanto a la preocupación de los acabados. La mayoría de los vasos presentan una cocción totalmente reductora, aunque es reseñable el número de fragmentos con una cocción oxidante. Vemos, pues, que la cocción sigue siendo especializada en la búsqueda de cocciones reductoras pero poco controlada, donde aparecen entradas de oxígeno que tiñen los vasos de color rojizo.

Concluyendo …

El estudio de la alfarería prehistórica de la Cova del Sardo, expuesto aquí de forma muy sintética, permite concluir que los conjuntos cerámicos documentados en los diferentes nive- les son bastante heterogéneos entre sí. Mientras que las fases 8 y 6 la frecuencia de fragmentos cerámicos es muy baja, el nivel 7 presenta el conjunto más numeroso, con un 70% del total de los restos recuperados de época prehistórica. La fragmentación de los materiales en cada fase es muy grande y los remontajes entre fragmentos son muy escasos. Esto muestra que en las diferentes ocupaciones factores tafonómicos o la misma dinámica de descarte de los restos ha provocado que solo se hayan conservado unos pocos fragmentos de un conjunto cerámico más grande. Sin embargo, diferentes modalidades en la ocupación puede haber conllevado también esta diversidad en el volumen de los materiales en cada ocupación. Al respecto es conveniente constatar que también en los materiales líticos tallados, la fase de ocupación 7 es la más fértil.

Las materias primas empleadas en la cerámica de estas ocupaciones del yacimiento aparen- temente, y a falta de los pertinentes estudios específicos, se puede relacionar con la geología del entorno. El sustrato geológico del valle de Sant Nicolau es particular en comparación al resto de valles del Parque Nacional. En su tramo medio e inferior se encuentra la presencia de bloques de grava cenozoicos procedentes de depósitos glaciares o periglaciares que fueron arrastrados hasta aquí desde las zonas de contacto entre el batolito granítico y las rocas me- tamórficas. En cambio, las cabeceras están mayoritariamente excavadas en un sustrato grani- toide, formado por cuarzo, feldespato y mica. Estos minerales estaban presentes en las arcillas explotadas para la producción de la cerámica recuperada en la cueva y, en determinados ca- sos, a las tierras se les añadió desengrasante vegetal.

Algunas de las cerámicas hechas a mano presentan marcas de espatulado que nos eviden- cian el uso de herramientas para su producción. En este sentido, los dos fragmentos perfo- rados cuando la arcilla aún era húmeda nos indican el uso de perforadores para recipientes, posiblemente, destinados a ser sostenidos colgados de una cuerda.

Durante la ocupación de la cueva parece apreciarse un cierto proceso de especializa- ción de la producción cerámica, con respecto al tratamiento de la superficie. Su análisis ha dejado en evidencia una cierta progresión a partir de la fase 7 hacia tratamientos que implican una mayor inversión del trabajo, como el cepillado y el pulido. Este proceso ten- drá una continuidad hasta el final de la ocupación neolítica de la cueva. Las paredes de los recipientes no son ni muy gruesas ni muy delgadas. Por tanto, podemos hablar de vasos que en general, aunque con alguna excepción, no estaban orientados al almacenamiento, sino a un uso cotidiano. Por otra parte, la apertura de la boca de los vasos no describe ninguna variación destacable entre todos los niveles cronológicos, habiendo una presen- cia homogénea de formas abiertas y cerradas dirigidas a diferentes usos pero ninguno de específico que podemos identificar.

La cocción de la cerámica fue relativamente poco controlada, ya que las producciones bus- can una cocción reducida pero aparecen fragmentos que combinan tonalidades más oxidan- tes en la superficie externa, fragmentos con la combinación de coloraciones oscuras y rojizas y otras totalmente oxidantes. La búsqueda de una cocción reducida es usual a lo largo de este periodo, ya que ofrece una mayor resistencia mecánica al vaso. Sin embargo, las tonalidades oxidantes podrían responder a implicaciones decorativas, ya que no se encuentra en los vasos con las paredes más gruesas. Otra opción es que la presencia de estos fragmentos oxidados sea producto de ciertas deficiencias en los procesos de cocción.

Así pues, nos encontramos ante un conjunto cerámico posiblemente de producción local, con una inversión de trabajo dirigida a producir recipientes útiles de una vida corta. Este patrón es coherente con la estacionalidad que habría regido las dinámicas ocupación Cova del Sardo. De hecho, la cerámica se acostumbraba a producir en las épocas más secas, desde finales de primavera hasta inicios de otoño. Es posible que el ajuar presente en la Cova del Sardo respondiera a producciones específicas para ser empleadas en el lugar.

Una búsqueda bibliográfica amplia pero no exhaustiva muestra que las morfologías en- contradas en Sardo se encuentran en toda la zona pirenaica y prepirenaica, desde la vertiente francesa hasta los yacimientos aragoneses, entre la primera mitad del VI Milenio calANE hasta la segunda mitad del III Milenio calANE.

El uso de las plantas y el entorno vegetal de la Cova del Sardo durante el