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El cristianismo primitivo

¿Pero cómo explicarse que una religión creada por judíos y para judíos, no pegó entre los judíos, pero sí en Europa y América y en buena parte del mundo a tal punto de creerse que es la única religión verdadera y que fue establecida por el mismísimo dios y actualmente regentada por el mismo? Consultémoslo al sabidillo:

«Esa puede ser una prueba de la inexistencia del Jesucristo de los evangelios llamados canónicos, pero cuya leyenda cundió como historia por el mundo donde no había testigos y en dicho mundo se lo conoce como el hombre más importante en la historia de la humanidad, o por lo menos del mundo occidental, su historia tal como aparece en el nuevo testamento y más concretamente en los cuatro evangelios es fascinante desde la narración de su nacimiento, incluso desde antes, con la anunciación y la encarnación, hasta su vida pública, pasando por el episodio de su pérdida y hallazgo en el templo cuando apenas tenía doce años y es más fascinante su resurrección, las seis apariciones después de su muerte y la ascensión a los cielos en cuerpo y alma.»

«La vida pública de Jesús desde su bautismo en el Río Jordán, su autorrevelación en las bodas de Caná, sus asombrosos milagros, como la resurrección de Lázaro, la multiplicación de los panes y los peces, la conversión del agua en vino, la transfiguración y muchos más, así como sus enseñanzas en los diferentes sermones como el de las bienaventuranzas o las parábolas como la del rico epulón y el pobre

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Lázaro o la del hijo prodigo, nos han sido enseñadas desde antes de nacer por lo tanto ¿quién se atreve dudar acerca de la veracidad de estas bellas historias?, si son las enseñanzas de nuestra primera existencia, y como si eso fuera poco, todos los días nos las repiten en el culto o en la misa, en la escuela, en el colegio y hasta en la Universidad, o sea nos las reafirman.»

«Y quizá lo más importante en la persona de Jesucristo, es que el único camino para llegar al reino de Dios es él, en el evangelio de Juan 14:6, está escrito: «Yo soy el camino, la verdad y la vida—le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.»

Pero ¿qué pasa si uno se atreve a dudar?

«Uno, dicen los creyentes: peligras con irte al infierno después de tu muerte y recuerda que el fuego y el martirio es eterno; y dos: puedes descubrir que Jesucristo como lo conocemos nunca existió, claro que esto último es algo tan inesperado que, si no tienes la suficiente madurez, podrías hasta perder la razón, así que lo primero a hacer es abrir tu mente con tranquilidad, con mesura, sin apasionamientos, mejor dicho, lo primero es que te hagas una higiene mental.»

«Pero lo que nunca nos han dicho y que es menester tener en cuenta, es que sobre la vida y obra de Jesucristo hijo de Dios vivo y el hombre más importante de mundo, no hay registros históricos diferentes a los cuatro evangelios, los cuales no pueden ser considerados objetivos, ni mucho menos imparciales, porque son apologistas de su credo, siendo que para esa época y en esos sitios había muchos cronistas e historiadores quienes, precisamente, narraron muchas cosas ocurridas en esos tiempos y lugares, pero que no hablan de Jesucristo.»

«Otra observación, no menos importante para poner en duda, es lo que supuestamente dijo Jesús es, que los evangelios fueron escritos mucho tiempo

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después de su muerte, por ejemplo, el evangelio de Juan, según investigaciones que la propia iglesia no discute, se ha dicho que, que fue escrito en el año 90 d.n.e., o sea casi 60 años después de la muerte de Jesús, entonces en primer lugar para ese año Juan tendría 84 años o sea estaba muy viejo como para memorizar frases tan exactas dichas por su maestro, y así los cuatro evangelios fueron escritos entre el año 70 y el 100 d.n.e.»

«Una tercera observación es, ¿por qué un evangelio tan importante como el de Marcos tenía que inspirarse en una obra de la literatura clásica griega?, porque dicho sea de paso les cuento que al profesor Dennis R. McDonald, profesor de nuevo testamento y orígenes del cristianismo en la escuela de Teología en California (UEA), en una de sus clases un alumno le preguntó si el evangelio de Marcos tenía similitud con la Odisea de Homero, él respondió que no, pero este profesor quedó con la duda y después de clase se fue a leer el evangelio y al compararlo con la Odisea y ¡Oh sorpresa!, encontró que si había similitud, entonces uno se podría preguntar ¿si el evangelio es un escrito histórico qué necesidad tenía su autor de tomar o inspirarse en otro libro? ¿Lo correcto no hubiera sido, narrar lo sucedido, como testigo directo que pudo haber sido el evangelista? Si el lector lo quiere comprobar lea el evangelio de Marcos y al mismo tiempo lea la Odisea y vea cuanta similitud hay entre estos dos escritos»

«Por otra parte, resulta importante resaltar que, los coterráneos de Jesucristo, que según el Nuevo Testamento eran muchos miles de personas que vieron sus milagros, que se beneficiaron con ellos, que fueron alimentados con la multiplicación de los peces y los panes, que lo aclamaron cuando entró a Jerusalén, ¿por qué no se levantaron en su defensa cuando fue juzgado en el Sanedrín? ¿Por qué al prefecto de la provincia romana de Judea el señor Poncio Pilatos le gritaban “Crucifícale”?, ¿y por qué cuando Pilatos dijo a la turba “Aquí tengo a Barrabás y a Jesús, a uno de ellos le será dada la libertad, y el otro será castigado, según lo que el pueblo decida”,

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todo el mundo vociferó “Suelta a Barrabás”, este señor Barrabás, según la Iglesia, era un criminal, asesino, ladrón, entonces ¿por qué la gente a voz en cuello gritaba que liberaran a Barrabás y castigaran al Nazareno?. Eso no es verosímil, que todo un pueblo sea tan cruel. Es aceptable que Jesús haya tenido detractores, pero ¿por qué, si era tan bueno?, de seguro que debieron ser más sus defensores, y lo lógico hubiera sido, de ser reales los acontecimientos, que muchos hubieran salido en su defensa.

Fijémonos lo que pasa aquí, en Colombia, hay quienes acusan al ex presidente Álvaro Uribe Vélez, de favorecedor de asesinos, narcotraficantes y paramilitares, de tener sumida la nación en la más aberrante desigualdad social y sobre todo de absoluto desacato a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario. Pero por otro lado hay quienes lo alaban y hasta bendicen su honorabilidad y su gestión, incluso han llegado a decir que es el mejor presidente que ha tenido Colombia en toda su historia, y corroboran eso con la enorme popularidad de que goza entre la población, debido, según sus coaligados, a su política de seguridad democrática. Y supongamos que ahora se sometiera al pueblo colombiano a una consulta popular para condenar, o no a Uribe Vélez, no habría consenso. Pero vamos a suponer que nada de lo negativo que se ha mencionado aquí fuera conocido, sino solo lo bueno, entonces con mayor razón, no solo no habría consenso, sino que se desencadenaría una revuelta popular de enormes proporciones, como el ocurrido cuando asesinaron a Gaitán, en 1.948, el pueblo enardecido salió a las calles a protestar, y a cometer desmanes también. De lo anteriormente expresado, resulta difícil de entender que, si el pueblo se dio cuenta de las bondades de Jesucristo, a la hora de la verdad no lo respaldó.»

Por otro lado, ¿cómo nos explicamos que los judíos, que fueron testigos de la existencia del hombre más importante del mundo y que predicaba la palabra del amor, no se hayan dado cuenta? Según lo anotado podría decirse ¿que la historia de Jesucristo, no es real?

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«No es real, pero si son reales los muchos cristos que afloraron en la Palestina de los siglos I a III d.n.e., ahora como cada uno de estos cristos, tenía seguidores, sumisos y respetuosos, y que, a pesar de haber muerto su líder, sus discípulos seguían como propagandistas ganando adeptos, todos estos grupos se llamaban cristianos, pero como queda explicado, posiblemente no seguían a un solo señor, sino a varios. Esto es posible, en primer lugar, porque estos diferentes grupos cristianos se regían por historias supuestamente auténticas de su señor y muchos de estos grupos llegaron a tener posturas doctrinales e históricas diferentes, lo cual es extraño tratándose de ser seguidores de una misma persona.»

Continuando con el viaje en nuestra nave La Plateada, por la Palestina de los siglos I y II, alrededor de las fechas en que según los evangelios nació Jesucristo, y que ha quedado registrado en las crónicas de los avistamientos, como le consta a usted amigo lector, no hemos encontrado a ese salvador de que tanto nos han hablado, aunque si hemos conocido a muchos mesías, todos humanos, ninguno resucitado, ninguno inmortal, todos diciéndose hijos de dios y todos salvadores.

Preguntémosle al sabidillo de nuestra nave:

«Desde la toma de Palestina por el general romano Pompeyo, aproximadamente en el año 63 a.n.e. (en el calendario gregoriano) hasta la muerte del emperador Nerón, en el año 68 d.n.e., pasando por los reinados de los emperadores Augusto que duró alrededor de 41 años, Tiberio 23, Calígula 4, Claudio 13 y Nerón 14, para sumar 131 años, duró el auge o furor de los supuestos mesías, o salvadores o cristos, de ahí en adelante no se volvió hablar del tema y aunque los supuestos cristo no entraron en el olvido, porque algunos fanáticos seguidores de los diferentes cristos que sobrevivían, no llegó a ser una religión única, ni mucho menos importante para nadie. Al fin y al cabo, los cristianos como se hacían llamar, convencidos de su destino feliz después de muertos, se regaron en diáspora por todo el mundo antiguo predicando las enseñanzas de sus maestros, sin que nadie les prestara atención, incluso hasta los

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sacaban corriendo por humildes, pobres, andrajosos y molestos, hasta que en el año 325 d.n.e., apareció su mecenas, un avivato bandido de nombre Flavio Valerio Aurelio Constantino, más conocido como el emperador Constantino I el grande»

«Recordemos que los grupos cristianos fueron alrededor de 1.000 entre los siglos I a III, d.n.e., seguidores de alrededor de 600 cristos, pero a todos se los conocía como cristianos, sin distingo de que seguían a diferentes señores, estos cristianos eran gente muy humilde, iletrada y esclavizada que ante la desesperanza de su lúgubre existencia abrazó ilusionada al primer cristo que se aparecía con promesas de salvación, de felicidad, del gozo pleno en otra vida que vendrá después de esta, la cual será eterna y junto a dios, esto los hacía fieles y sumisos, y no solo eso, sino que eran apologistas, o propagandistas bravos, sectarios y fanáticos, a tal punto que llegaron a la ciudad de Roma, alrededor del año 60, a subvertir el orden y a tratar de cambiar la religión estatal, por esta nueva, lo que ocasionó la persecución romana a los cristianos y a otras religiones contrarias a la estatal y algunas ejecuciones, muchas de ellas crueles, convirtiendo a las víctimas en mártires.

«Igualmente, desde la aparición de los primeros grupos autodenominados cristianos, movimientos que empezaron a surgir cuando iniciaba el reinado del emperador Calígula en Roma y en pleno reinado de Herodes Agripa I en Judea, algunos intelectuales, especialmente teólogos del judaísmo, se unieron a los diferentes grupos cristianos y se hicieron elegir como obispos dándole cierto carácter formal a las nuevas religiones y muchos de ellos se dieron a conocer como judeo-cristianos. Los diferentes grupos cristianos seguían apareciendo como seguidores de nuevos mesías y a estos también se unían nuevos teólogos judeo-cristianos, muchos de los cuales entraron en pugnas con los primeros grupos. Algunos de estos intelectuales preocupados por unificar la figura de cristo en una sola persona empezaron a compartir ideas y a realizar reuniones a las que le llamaron sínodos. Algunos

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cristianos aferrados a su creencia en que el verdadero mesías era su señor, fueron perseguidos, hasta el aniquilamiento, por aquellos grupos, también cristianos, pero que estaban próximos a aceptar la figura de un cristo único, alrededor del cual se empezaron a elucubrar cuestiones acerca de la divinidad del personaje.»

«Entre los nuevos grupos sobresalen los cristianos arrianistas, o seguidores de Arrio de Alejandría, un presbítero que alegaba que sostenía la tesis de que el mesías no eran de la misma esencia del padre, o sea que no estaba de acuerdo con el misterio de la trinidad. Otro ejemplo es el nestorianismo o difisismo que sostenía que Cristo era un hombre en el que había ido a habitar Dios, escindiendo la persona divina de la persona humana. Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo. Otro caso es el los Gnósticos, quienes sostenía: «no creemos en ninguna religión y solamente seguimos las enseñanzas de nuestro señor y oramos mentalmente sin ir a ningún templo a regalarle diezmos a……»

Muchos de estos cristianos murieron haciendo alarde de un envidiable estoicismo tal como sucede en estos días con los yihadistas que se inmolan en defensa de su creencia; conducta que llegó a conocer con admiración y quizá envidió un aprovechado llamado Constantino I, también llamado Constantino el grande, jefe del imperio romano de oriente, de quien alguna vez dijera el poeta británico, Percy Bysshe Shelley: “Ese monstruo Constantino. Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano político, y mantuvo en su corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y cerriles, de los que uno solo se habría bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente”.»

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«Constantino I, fue un aprovechado porque declaró ante sus serviles que quería tener una religión grande, única y poderosa que le sirviera como adherente para mantener unido y dominado al pueblo bajo el dominio del imperio al cual las sublevaciones internas amenazaban con acabarlo y entonces él pensaría, «qué mejor que contar con una religión, grande y poderosa, que fuera capaz de sofocar al populacho», y posiblemente habría recordado las sabias sentencias del Filósofo romano del siglo I, Séneca, «La religión es considerada por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa, y por los gobernantes como útil», y de ahí que tuvo una brillante idea, reunir en alguna de las ciudades del imperio romano a los obispos de las diferentes iglesias cristianas para que de común acuerdo crearan una religión a la que le dieran la categoría de imperial y hacia el año 325 d.n.e., fue escogida la ciudad veraniega de Nicea a orillas del lago Ascanius89, hoy perteneciente a Turquía.

89 Actualmente se conoce como el lago İznik

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