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CARACTERÍSTICAS DE UN PLANTADOR EXITOSO

LIDERAZGO EN LA PLANTACIÓN DE IGLESIAS Introducción

A. CARACTERÍSTICAS DE UN PLANTADOR EXITOSO

El Dr. Charles Ridley es profesor y director de entrenamiento en el programa doctoral de consejería psicológica en la Universidad de Indiana. Es reconocido como especialista en hacer evaluaciones y en la selección de personal ministerial. Ridley diseñó un instrumento evaluativo para determinar las características de un plantador eficaz de nuevas iglesias. El cuestionario fue ofrecido a plantadores de muchas denominaciones y las características establecidas son resultado de este estudio estadístico.

1. Tener capacidad de visión 2. Mostrar motivación personal 3. Ser inclusivo en el ministerio 4. Alcanzar a los no creyentes

5. Contar con la cooperación de su cónyuge

6. Capacidad para establecer relaciones con los demás 7. Estar dedicado al crecimiento de la iglesia

8. Responder a la comunidad 9. Utilizar los dones de otros 10. Ser flexible

11. Mantener unidad en la iglesia 12. Mostrar adaptabilidad

13. Ejercer la fe

Según el estudio estadístico, estas trece resultaron indispensables en la mayoría de los casos estudiados, características pues que evaluadores de candidatos buscan en las evaluaciones formales. A continuación presentamos una breve descripción de cada una.

1. Tener capacidad de visión

Esta capacidad significa que el plantador cuenta con una visión de la iglesia que está por establecer. Es una visión que el plantador recibe de Dios.

Todo plantador de iglesias debe testificar de lo importante que es tener una motivación alta. La plantación de una iglesia requiere autodisciplina y una gran energía para hacer los quehaceres de cada día aun cuando no se vean los resultados esperados en forma inmediata. A veces no hay nadie que acompañe al plantador, animándolo a hacer el trabajo necesario. Otras ocasiones está solo en la obra, sin mucha dirección ni empuje. Por eso conviene que el plantador tenga automotivación.

La motivación tiene una relación directa con el trabajo realizado. 3. Ser inclusivo en el ministerio (crear sentido de responsabilidad)

Delegar es la clave para formar un grupo comprometido a trabajar juntos para fundar la nueva iglesia. Si no delega, el pastor tendrá que hacerlo todo y el éxito o fracaso del ministerio queda en sus propias manos. ¡Cuántos pastores no expresan su frustración con miembros que no quieren hacer nada y que esperan que el pastor lo haga todo! En muchos casos es falta de delegar, de involucrar a los demás en las decisiones y en la planificación.

Stetzer habla de involucrar a otros hermanos en el ministerio desde el principio. Cuando la iglesia se lanza a la conquista, los líderes ya deben estar en función: el pastor (o sea el plantador), el líder de adoración, el de los ministerios con los niños, el coordinador del programa para incorporar a los que vengan al Señor; uno o varios que dirijan el evangelismo en la iglesia y uno u otros para ayudar a los miembros a identificar sus dones y ponerlos en práctica en el cuerpo local.

4. Alcanzar a los no creyentes

Cuando niño, alguien me contó acerca de un borracho en la calle que buscaba una moneda bajo un poste de luz. Un transeúnte le preguntó:

—¿Y dónde se le perdió la moneda, señor?” El borracho le respondió:

—Allá, como a cinco metros de aquí.

—Pues, entonces, ¿por qué la está buscando aquí?— le preguntó el otro. El borracho le contestó:

—Porque aquí está más alumbrado.

Si el propósito de plantar congregaciones es buscar a los perdidos, debemos buscarlos donde se encuentran. Si queremos pescar truchas, pescaremos en un río y no en un pozo o un charco. El plantador necesita fortaleza para ir a los no creyentes y no quedarse entre los creyentes, donde la vida es más cómoda y menos compleja.

Alcanzar a los no creyentes debe ser la tarea principal del plantador y con mayor énfasis en las etapas iniciales (aunque nunca se debe dejar de hacer). Un plantador, especialmente en los primeros dos años de la plantación, debe dedicar 60 a 80 por ciento de su tiempo a formar nuevas relaciones, charlando con los vecinos y yéndose a la calle en busca de los no creyentes.

El plantador también necesita la cooperación de su cónyuge. La experiencia del autor confirma que sin esta cooperación, el plantador lucha dos batallas, una con el diablo y la otra con su cónyuge.

No se puede subestimar la importancia de la cooperación del cónyuge. Sin ella, el plantador se debilita pronto en las batallas que implica plantar una nueva iglesia.

6. Capacidad para establecer relaciones con los demás

El plantador debe ser social. Debe poder relacionarse humanamente con mucha gente: con sus colaboradores en la obra, con aquellos que quiere alcanzar, con las autoridades de la comunidad, etc. El plantador debe conocer a la comunidad, debe relacionarse con la gente, debe mostrar interés en ellos como personas y no sólo como conversos potenciales.

Si el plantador es introvertido, debe esforzarse por ser más sociable. 7. Estar dedicado al crecimiento de la iglesia

Los creyentes deben crecer espiritualmente a través del discipulado, como una semilla en tierra fértil. Además, la iglesia debe crecer orgánicamente con estructuras y líderes en los ministerios. Y, sin lugar a dudas, debe crecer en extensión de manera exponencial a través del evangelismo.

Mims y Martínez, en su libro Principios del Reino para el Crecimiento de la Iglesia, enumeran cinco componentes del iglecrecimiento: 1) evangelización, 2) discipulado, 3) ministerio, 4) compañerismo, y 5) adoración. Según ellos, la Gran Comisión es la fuerza impulsora del crecimiento de la iglesia y estas cinco funciones son esenciales para hacerla crecer. “Si practicamos estas cinco funciones, experimentamos... cuatro resultados...”. Estos son: 1) crecimiento numérico, 2) crecimiento espiritual, 3) expansión de los ministerios y 4) avance misionero.

8. Responder a la comunidad

Jesús, mirando a los hambrientos, les dio comida. Cuando estuvo por el lago con la multitud y se acercó la noche, les dio pescado y pan. Respondió a una necesidad de la multitud. El plantador de igual manera debe responder a las necesidades de la comunidad. No puede ignorar lo que ocurre en ella. Debe preocuparse por los problemas de la comunidad y ver cómo la iglesia puede responder. Algunos candidatos se preocupan sólo por lo espiritual cuando a veces sus necesidades cotidianas son más cercanas y evidentes.

En los seminarios intensivos que dictamos, cada plantador escribe su “Declaración de misión”. En ella el plantador tiene que determinar el grupo a alcanzar, sus necesidades y cómo piensa atenderlas. Si no conoce la comunidad, no sabe sus necesidades, y por ende, no las puede atender.

9. Utilizar los dones de otros

El plantador debe saber animar a otros para que desempeñen sus dones en la obra de establecer la nueva iglesia. El plantador por sí solo no puede fundar una nueva iglesia. No puede ni debe ser un “hacelotodo”.

Jesús mismo mandó a sus discípulos al campo misionero. Aprendieron de sus fracasos y sus éxitos hasta que, bajo el poder del Espíritu Santo, llevaron las buenas nuevas al mundo conocido en aquel tiempo después de la ascensión de Jesús.

10. Ser flexible

Uno no puede ser plantador y a la vez inflexible. Las cosas nunca van tal como uno quiere y mucho menos cuando uno está plantando una iglesia. Como las olas del mar, uno tiene que subir y bajar de la playa. Es decir, debe estar listo para cambiar planes.

Trabajar con seres humanos también requiere flexibilidad, ya que cada uno tiene su propia voluntad, sus ideas, sus deseos. No podemos imponer nuestro deseo al costo de oír y, a veces, implementar las ideas de otros.

11. Mantener la unidad en la iglesia

La iglesia es un cuerpo cohesivo de creyentes individuales que necesitan estructura, propósito y razón para reunirse y ministrar. Si siguen como individuos, no sienten el calor fraternal y no pueden resistir las adversidades tampoco. El plantador, pues, no debe preocuparse sólo por traer nuevas “ovejas” al rebaño, sino también en formarlas como un solo cuerpo.

12. Mostrar adaptabilidad

Hay animales que saben adaptarse a su ambiente. Existe un tipo de pez que puede sobrevivir en el tiempo seco en el lodo cuando el agua casi desaparece por meses. Hay otro pez con la capacidad de “caminar” de un río a otro. La salamandra suele cambiar de colores para protegerse de su depredador. También hay mariposas que pueden imitar los colores y diseños de otra mariposa no saludable y así los pájaros mantienen su distancia. Otra tiene el diseño de un ojo en su ala y eso ahuyenta a los pájaros también. Estos animales, por el diseño de Dios, se adaptan al ambiente y sobreviven.

El plantador debe ser adaptable también. Tiene que adaptarse al ambiente. Debe ser “romano entre los romanos y griego entre los griegos”. Eso significa que debe identificarse con el pueblo al que quiere alcanzar. Tiene que adaptarse positivamente a las situaciones cambiantes. Tiene que “leer” la cultura en la que camina y actúa. Debe conformarse al ambiente, igual que la mariposa o la salamandra.

13. Ejercer la fe

A veces la plantación parece muy lenta. El resultado parece estar muy lejano. Tiene que confiar que es la visión que Dios le ha dado y tiene que vivir día tras día con esa confianza, esa fe, hasta que Dios le dé el fruto de sus esfuerzos. El plantador no puede dudar que Dios le proveerá el fruto de su labor. Sigue confiando que Dios es quien establecerá la iglesia; él solo es partícipe en ese hermoso plan divino.

Las trece características sí son indispensables. La lista es el resultado de mucha investigación social y psicológica y la experiencia de muchos casos concretos. La lista se deriva de amplios estudios de estadísticas. Es una lista fidedigna, afirmada en la práctica.