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CLOTILDE CATALÁN DE OCÓN Y GAYOLÁ (1863-1946): NUEVAS NOTICIAS

A comienzos de este año recibimos en nuestro correo electrónico una carta de Francesc Coderch Martín, en la que nos preguntaba desde Barcelona si teníamos algo que ver con el autor de la breve reseña biográfica que en el libro de la “Historia de Monreal del Campo” se dedicaba a Clotilde Catalán de Ocón. Libro que, a su vez, había conocido a través de Internet. No todo ha de ser spam y otras formas de correo basura.

En posteriores contactos, nos ofreció la oportunidad de intercambiar información sobre esta poetisa y entomóloga oriunda de Monreal del Campo, a lo que, naturalmente, accedimos gustosos, haciéndole llegar nuestra obra “La mujer en la ciencia a lo largo de la historia. Blanca y Clotilde Catalán de Ocón, consideradas las primeras mujeres españolas que ejercieron activamente la botánica y la entomología” (2006).

Poco a poco fueron llegando cartas, escritos, recuerdos y noticias de Clotilde, y concebimos la idea en el CEJ de dedicarle una parte de la siguiente “Serie de Literatura”, pues apenas conocíamos nada de lo que había sido su vida al alejarse de Valdecabriel, mientras a través de los nietos de su hermana Blanca habíamos podido seguir muy bien los pasos de ésta.

Así en el presente número, vamos a incluir un cuento, “Vanidad”, de claro sabor autobiográfico que firman Consuelo Martín Gascón, madre de Francesc y originaria de la localidad turolense de Alcaine, y su madrina Clotilde Catalán que firma como La Hija del Cabriel, junto a una semblanza biográfica que nuestro amable informante dedica a los últimos años barceloneses de Clotilde, “Soltando lastre”, basadas fundamentalmente en las narraciones que recuerda de su madre, además de algunas fotografías y recuerdos personales.

Pero como en sus cartas se han deslizado algunas noticias relativas a nuestra poetisa que pueden ser interesantes y se han omitido en el relato, con permiso de Francesc vamos a tratar de reflejarlas tal como nos las ha contado:

“Imagino la sorpresa que te debió producir mi aparición y la fecha de fallecimiento de Clotilde. La misma que me ha producido a mí la descendencia de Blanca. Ni una palabra sabía.

He revisado mi memoria buscando entre los relatos de mi madre algún indicio. He buscado entre la documentación privada. Nada. El silencio debió ser mutuo.

Clotilde llevó una vida discreta, pero no retirada ni mucho menos oculta. Pudiendo escoger como domicilio el lugar que deseara, decidió instalarse en pleno centro de Barcelona, a escasa distancia de los domicilios de sus primos. Fue, al menos los últimos años, poco amiga de las relaciones sociales, pero mantenía contacto regular con sus primos, y tenía las costumbres que se suponen propias de una mujer de su edad y tiempo, desayunaban y merendaban habitualmente fuera de casa, asistían a los oficios religiosos, al cine, paseos, e incluso pequeñas excursiones y algún viaje (Figueres, Valencia, Zaragoza, Madrid). Por supuesto, nunca ocultó su identidad. Yo todavía he visto sus iniciales o el escudo familiar en bolsos, baúles, cubiertos, etc. Los escritos, bajo el seudónimo habitual: La Hija del Cabriel.

En su testamento figuran como albaceas sus primos apellidados Delás, Senillosa, Travi … pero ninguna mención a sus sobrinos (los hijos de Blanca) que, de hecho, eran sus parientes más cercanos.

A la muerte de Blanca hubo un hecho que le desagradó. Su cuñado le propuso matrimonio. A Clotilde le pareció demasiado interesado y se lo debió hacer saber con toda claridad. También tuvo por entonces lugar otro hecho que debió molestar a más de uno. Clotilde decidió entregar las últimas propiedades que le restaban de su maltrecha herencia materna a cambio de una pensión vitalicia (decisión que se reveló, ateniendo a su larga vida, la única económicamente acertada).

A su muerte, su patrimonio se reducía a la parte que le correspondía del panteón familiar y 5.000 pesetas”.

Cuando en nuestra reseña biográfica hablábamos de pasada de la generosidad de Clotilde, por ejemplo con su donativo de cinco pesetas para el monumento popular al botánico turolense Francisco Loscos Bernal, la cifra más alta recolectada entre

particulares, Francesc nos respondía sonriente adjuntando copia del escrito del alcalde de Figueras acusando recibo el 30 de junio de 1932 de quinientas pesetas como donativo de Clotilde para el Hospital de Caridad de dicha ciudad.

Al conocer nuestros estudios sobre su obra entomológica, nos habla también del “Catálogo de lepidópteros de Teruel” de M. Korb y de Bernardo Zapater, que incluye algunos de los especimenes recolectados por ella en Valdecabriel. Lleva la siguiente dedicatoria: “A las señoritas Doña Clotilde y Doña Blanca Catalán de Ocón y Gayolá, entusiastas por las ciencias naturales en prueba de su amistad. Bernardo Zapater”. Cita también una carta que Pilar de Senillosa, prima de Clotilde, dirige a la madre de Francesc el 21 de octubre de 1951, rogándole le facilite el testamento de Clotilde a fin de regularizar los derechos al panteón de Casa Gayolá, pues el hijo de Blanca, Carlos Ruiz del Castillo, les cede la parte que les corresponde. Y sigue:

“Creo que la relación de ambas hermanas fue buena, y el desentendimiento (si lo hubo), forzosamente debió ser con el cuñado. Clotilde siempre mantuvo las relaciones con sus parientes y, puesto que permaneció soltera, no veo otra opción … para mayor claridad, me apareció el recordatorio del funeral de Blanca junto con la constatación de que Clotilde se encontraba en Vitoria el 14 de marzo de 1904 (conservo un curioso justificante de cumplir con el precepto pascual en una parroquia de aquella localidad). Blanca muere en esa ciudad tres días después, el 17”.

Entre los recordatorios que guardaba Clotilde se encuentra el de su padre Manuel Catalán de Ocón y Corral, que falleció en Vitoria el 18 de julio de 1899, donde debía hallarse junto a su hija Blanca, hay además apuntes a mano con fechas de óbitos de otros familiares suyos de Monreal del Campo, como su hermanastro José María Catalán de Ocón, fallecido el 11 de enero de 1907, o Pedro Catalán de Ocón que lo hizo el 6 de mayo de 1923.

Confirma también la noticia que nos daban los nietos de Blanca Catalán de Ocón, en el sentido de que una de las calles de la nueva Ciudad Lineal de Madrid, llevó durante un tiempo el nombre de Clotilde Catalán, debido a la desgraciada inversión que allí hizo en su día. Y nos confirma asimismo “que el gusto por la poesía fue inculcado por su madre. Clotilde guardó (como oro en paño) y hasta hoy ha llegado, un cuaderno de poesías de diferentes autores, escritos de puño y letra por Loreto Gayolá en varios idiomas: Español, Francés, Inglés e Italiano. Sin duda, tuvieron buena maestra”.

Acerca de su carácter indica que debió sentirse existencialmente sola, pero no en el sentido de melancolía o debilidad, “nada más lejos de la realidad. Se sintió sola. Sola por ser mujer, culta y soltera y, en un principio y aunque parezca contradictorio, rica y libre. Creo que estuvo moral e intelectualmente muy por encima de sus coetáneos. Eso la hizo no sentirse, sino realmente estar sola. Pero desde luego fue fuerte y decidió llevar una vida, sola y soltera, para la que no la prepararon y en contra de las costumbres de la época. Conoció la felicidad, pero una vez perdida no sé si la recobró jamás. ¿Triste?, quizás acepte melancólica, pero no débil”.

Sobre el cuento “Vanidad”, señala Francesc que, aunque lo firma su madre, “Desde luego por mucho que se esforzara Clotilde en infantilizar la redacción, a nadie debió engañar. Tampoco creo que lo pretendiera demasiado. Un cuento de otra época. ¿Estaba recordando su infancia …? Los aristocráticos niños, el gran perro, la virtuosa

madre. ¡Qué mejor lugar para imaginarlos que la Sierra de Albarracín! Dudo que la más fértil de las imaginaciones pueda esconder las propias vivencias”.

Especialmente en los últimos tiempos fue poco aficionada a coleccionar o guardar cosas. Cuenta por ejemplo que “si quería leer un libro, lo compraba, lo leía y acto seguido lo revendía. Ni un libro suyo tenemos, excepción hecha de los de carácter religioso. Quizás por eso, las pocas cosas que conservó nos dicen tanto de ella, siempre menos de lo que quisiéramos. Dio a los objetos la importancia que tenían: poca”. Y prosigue: “Nos falta la época de Figueres, temo que allí debieron quedar varados muchos de sus recuerdos y pertenencias. En Barcelona vivió discretamente, en buenas casas de su época, pero, aunque hoy las calificaríamos de grandes, muy reducidas en comparación a lo que debía estar acostumbrada. En la última mudanza, de la calle Diputación a Cucurulla no fue posible que le siguieran todos los muebles. Fue de todas formas una decisión voluntaria. No le gustaría recibir, incluso el día de su onomástica salía de viaje a fin de evitar

inoportunas visitas”.

Es por ello que apenas se han podido conservar unos pocos objetos personales, botines, cántaro de aceite o balancines de caoba, “¡y sólo he conocido los restos!”. De Monreal del Campo, una especie de “cuento de un mono que según mi madre allí vivió”. A modo de resumen dejamos estos párrafos de Francesc que compendian en cierto modo la vida de Clotilde:

“Mi madre conoció a Clotilde C. O cuando debía contar entre 3 y 5 años, esto es entre 1923 y 1925. Recuerda que vivían en la calle Diputación de Barcelona, justo tras la antigua Universidad de Barcelona. En 1927, aproximadamente, se trasladaron a la calle Cucurulla nº 1 y 3, 2º, 1ª de la misma localidad. El motivo principal fue que Doña Clotilde ya era muy mayor para subir los cinco o seis pisos del antiguo domicilio. El nuevo ya disponía de ascensor.

Efectivamente, como se desprende de sus escritos, nunca supero la pena de la prematura muerte de su madre, Se sintió sola (existencialmente sola diría yo) durante toda su vida. Como ella decía, si la memoria de mi madre y la mía no falla, No tengo marido que me engañe, ni niño que me llore, ni perrito que me ladre. Su profunda tristeza sólo debió ser aliviada por sus creencias religiosas y, creo yo, por mi propia madre, por entonces una niña. El 12 de mayo de 1946, como era habitual en ella por su edad, quedó dormida en su sillón junto al balcón. La diferencia en esta ocasión estuvo en que ya no despertó. Su cuerpo, siguiendo sus deseos, se trasladó al panteón familiar del cementerio de Figueras.

Durante estos últimos años, recordaba mi madre, que continuó escribiendo y publicando en La Vanguardia y probablemente en algún otro diario vespertino de Barcelona. Extremos ambos que no he podido comprobar.

Indicar por último que mi madre, a quien tanto quiso Clotilde, y a la que tanto también ella amó, falleció el 27 de agosto de 2007. Probablemente fue mi madre la última persona y la que más disfrutó del cariño, la generosidad y la inteligencia de la gran

dama que siempre fue Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Su recuerdo lo mantuvo siempre y por eso es posible que hoy escriba estas líneas”.

Addenda

Bastantes composiciones poéticas de Clotilde Catalán hemos podido encontrar en nuestro repaso al periodismo finisecular turolense como veremos enseguida, pero antes dejar constancia de la noticia que nos proporcionó Eustaquio Castellano Zapater, sobrino del canónigo D. Bernardo, en el sentido de que efectivamente Blanca y Clotilde eran hermanas gemelas, y que esta última, al padecer afecciones pulmonares del tipo de la tuberculosis, pasaba largas temporadas en la finca de Valdecabriel para recuperarse. Por otra parte, cuando el homenaje a Francisco Loscos, colaboró con dos pts. al monumento que se levantó en Teruel en su honor.

En cuanto a los poemas que publicó, tenemos sendas coplillas que editó Domingo Gascón en su "Cancionero de los amantes de Teruel". Madrid, 1907, pp. 63 y 127. En la prensa fueron asimismo frecuentes sus colaboraciones, de las que vamos a indicar algunos títulos que hemos encontrado:

- “Revista del Turia”.

1.II.1888: "Contestación a la poesía 'El ruiseñor de mi jardín', publicada por D. José Mª Catalán en un periódico de Alcañiz", pp. 6-7.

- “El Turolense”. Firmados todos con el seudónimo de "La hija del Cabriel". 8.IV.1888: "A mi valle".

13.V.1888: "A Manolita y José María". 18.XI.1888: "Adios al valle".

3.II.1889: "No te olvido". Escrito desde Cartagena en enero de este mismo año. 19.V.1889: "A ...". Firmado ya desde Valdecabriel.

X.1889: "A ...".

José María de Jaime Lorén Universidad CEU-Cardenal Herrera

Moncada (Valencia): 3 de junio de 2008, festividad de Santa Clotilde Apreciado José Maria

Encantado de volver a tener notícias tuyas.

Los duendes de la informática debieron jugar con nuestros correos,Después, supuse que tus ocupaciones habituales (y las mias tambien) nos impedian dedicarle el tiempo que nos gustaria En el siguiente mail te reenvió el último que te mandé ya hace tiempo, En él me ofrecia a enviaros, si me facilitabais una dirección de " correo oridnario", algunas copias, Por supuesto renuevo el ofrecimiento,

Realmente, me siento muy ilusionado con el interés y dedicación que mostrais por Clotilde. Por mi parte podeis publicar y utilizar todo el material que considereis oportuno, en la seguridad de que lo hareis con el cariño que siempre has manifestado. Me gustaria no obstante que no figurase parte del penúltimo párrafo de "la semblanza biografica" Y desde luego podeis corregirla (falta le hace) y adecuarla a vuestra públicación.

Recibe un cordial saludo Francesc

Apreciado José María,

Continuo esperando tu obra y la miscelanea. No creo que tarde mucho en llegar. Por la lectura del escrito que me adjuntaste, estoy convencido, visto tu extenso conocimiento de la familia Catalán de Ocón, de que poco podré aportarte. El hecho de que Clotilde se mostrase cada vez más 'frugal' y remisa a conservar nada, lo emperora. Todavía no he puesto en orden todos 'los papeles' personales de mi madre, entre los que estan los de Clotilde, pero hay pocos, muy pocos que te puedan interesar (ninguno respecto a los lepidópteros) repecto sus poquisimas poesias, a menudo son sus propias copias reescritas o mecanografiados más tarde, otros, aunque escritos por ella son de otro autor, y de algún otro escrito tengo dudas, porque se parecen a su estilo, pero no estan

firmados (cosa muy rara).

Sobra decir que estaré realmente encantado de conocerte personalmente.

Te envio adjunto, como si fuera una acuarela rápida, unas pinceladas de como fue la Clotilde que ha llegado a mi. Te lo envio por si sientes curiosidad ya que nada aporta a tus estudios.

He tenido la sensación de que cuando escribi que se sinitio sola 'existencialmente sola' se ha interpretado o asociado a melancólica o débil y nada más lejos de la realidad. Se sintió sola, Sola por ser mujer, culta, soltera y en un principio y aunque parezca contradictorio rica y libre. Creo que estuvo moral e intelectualmente muy por encima de sus coetanos. Eso la hizó no sentirse, si no realmente estar sola. Pero desde luego fue fuerte y decidio llevar una vida, (sola o soltera) para la que no la prepararon y en

contra de las costumbres de la época.

Conoció la felicidad, pero una vez perdida no sé si la recobro jamás. Triste, quizás acepte melancólica, pero no débil.

En otro envio, ya sabes que en casa no tengo scaner, te enviaré sus últimas fotografias y algun escrito de su puño y letra, pues no se si conoces su caligrafía. Supongo que siendo tan conocedor de ella te hará "gracia" Un cordial saludo

Francesc

Apreciado José María

Por fin he recompuesto el escrito que en mañana lluviosa redacté. Poca cosa, pero esa es la imagen que yo tengo de ella, una imagen que no es más que un reflejo en el espejo de mi madre.

Por cierto como tu apuntaste (y yo dejé pendiente de contestación) mi madre siempre tuvo muy a gala ser de la villa de Alcaine.

Recibí Miscelanea Turolense y comprendí perfectamente tu sentimiento de duda ante el talento de las dos hermanas, muy poco había, Realmente poco más que los comentarios elogioso de dos personajes reconocidos ¿Eran sólo vanas lisonjas a las hijas de una familia poderosa? Con Blanca tuviste suerte, quedaron, al parecer muchas de sus cosas. Con Clotilde quizás no haya tanta suerte, sólo una dedicatoria quisó conservar a cambio de su amor por los lepidopteros. Probablemte abandonó su dedicación en cuanto empezó su "exilio". Respecto a sus escritos esperaba encontrar más, y sólo encontré en la revista mencionada "ante la tumba de mi madre" , que, por cierto, desconocia !Ni siquiera esta quisó conservar! Así que volveré a los pocos recortes de periodicos. Uno parece de Teruel, otro quizás de Cartagena,

En todo lo que pueda colaborar, podéis contar con ello, Respecto al concurso, a parte de mi escaso talento , "mi campo" es muy distinto del vuestro, aunque tambien tuve la suerte de vivirlo a orillas del rio Martin, cuando Teruel, por no tener, no tenía ni el conocido "Teruel tambien existe". Buscaré por si encuentro algo apropiado y así compartir con vosotros, si lo estimaís conveniente, unas lineas.

Un saludo

Continuo esperando Francesc

Apreciado José María,

Continuo esperando tu obra y la miscelanea. No creo que tarde mucho en llegar. Por la lectura del escrito que me adjuntaste, estoy convencido, visto tu extenso conocimiento de la familia Catalán de Ocón, de que poco podré aportarte. El hecho de que Clotilde se mostrase cada vez más 'frugal' y remisa a conservar nada, lo emperora. Todavía no he puesto en orden todos 'los papeles' personales de mi madre, entre los que estan los de Clotilde, pero hay pocos, muy pocos que te puedan interesar (ninguno respecto a los lepidópteros) repecto sus poquisimas poesias, a menudo son sus propias copias reescritas o mecanografiados más tarde, otros, aunque escritos por ella son de otro

autor, y de algún otro escrito tengo dudas, porque se parecen a su estilo, pero no estan firmados (cosa muy rara).

Sobra decir que estaré realmente encantado de conocerte personalmente.

Te envio adjunto, como si fuera una acuarela rápida, unas pinceladas de como fue la Clotilde que ha llegado a mi. Te lo envio por si sientes curiosidad ya que nada aporta a tus estudios.

He tenido la sensación de que cuando escribi que se sinitio sola 'existencialmente sola' se ha interpretado o asociado a melancólica o débil y nada más lejos de la realidad. Se sintió sola, Sola por ser mujer, culta, soltera y en un principio y aunque parezca contradictorio rica y libre. Creo que estuvo moral e intelectualmente muy por encima de sus coetanos. Eso la hizó no sentirse, si no realmente estar sola. Pero desde luego fue fuerte y decidio llevar una vida, (sola o soltera) para la que no la prepararon y en contra de las costumbres de la época.

Conoció la felicidad, pero una vez perdida no sé si la recobro jamás. Triste, quizás acepte melancólica, pero no débil.

En otro envio, ya sabes que en casa no tengo scaner, te enviaré sus últimas fotografias y algun escrito de su puño y letra, pues no se si conoces su caligrafía. Supongo que siendo tan conocedor de ella te hará "gracia"

Un cordial saludo

Francesc

Estimado José María

Me ha producido una gran alegria tu respuesta. Ya he solicitado la publicación mencionada y sobra decir que estoy impaciente por recibirla.Es como cuando de niño abría los sobres de cromos, esperando que no estuvieran "repes". Ojalá podeamos intercambiar muchos.

Mi madre conoció A Clotilde C. O cuando debía contar entre 3 y 5 años, esto es entre