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Composición de emociones

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Componiendo emociones.

“El arte es sobre todo un esto de alma” B.B. King

La música, una forma de expresión a través de los sonidos y silencios, ha estado presente en la humanidad desde sus inicios y ha evolucionado junto con ella de forma muy diversa acorde con contexto cultural e histórico en que está presente y, gracias a ello enriquecida en su

sonoridades, técnica y expresión. Las obras o piezas musicales al igual que las obras plásticas o la escultura se deben entender y sentir desde el contexto en que fueron creadas; a diferencia de estas dos últimas, las piezas musicales pueden variar según su intérprete o el instrumento con que se tocan. Muchos son los ejemplos de compositores que han cambiado la historia o han

respondido a ella creando fantásticas piezas y géneros musicales, dejando en cada una de sus composiciones un fragmento de ellos.

Cada cuadro guarda misteriosamente toda una vida, una vida con muchos sufrimientos, dudas, horas de entusiasmo y de luz. ¿Hacia dónde va esta vida? ¿Hacia dónde busca el alma del artista, si también se entregó en la creación? ¿Qué anuncia? Iluminar las

profundidades del corazón humano es la misión del artista, dice Schumann. (Kandinsky, 1979, p.11)

En el 1614 aproximadamente, René Descartes, padre de la filosofía moderna y del ser racional escribe su libro:” Les passions de l’ame”. (Las pasiones del alma), donde nos muestra que un hombre racional no rechaza las emociones por estar fuera de su entendimiento, sino que las acepta.

La utilidad de todas las pasiones no consiste sino en que fortalecen y mantienen en el alma pensamientos qué es sano que mantenga, y que, sin ellas, serían borrados

fácilmente. Y todo el mal que pueden originar consiste en que fortalezcan y conserven estos pensamientos más de lo necesario, o bien fortalezcan y mantengan otros en los que no es sano detenerse (citado en Garrido, 2000, p. 19).

Es desde Descartes que se encuentra la influencia en la música barroca con su gran exponente Johann Sebastián Bach quien sentaría las bases de la música temperada que

actualmente conocemos; igualmente, músicos ya influenciados por esta teoría la aplicarían en sus composiciones de forma voluntaria o involuntariamente, aunque el fin además del gusto por hacer música, sería afectar, conmover o generar en el espectador una reacción anímica,

utilizando los diversos recursos musicales y sonoros (instrumentación, armonía, melodía, ritmo, polifonía, tempo, carácter, métrica, tonalidad, dinámicas, articulaciones, forma, intención) que sean necesarios para ello.

El afecto en el que canta no es otra cosa que una expresión de la palabra y del concepto por medio de diversas notas y de varios tonos, con la combinación del piano y del forte, que se entonan al cantar hasta conmover el ánimo del que escucha. (Caccini, 1614) Partiendo desde esta rama específica de las artes es pertinente esclarecer conceptualmente una serie de cuestionamientos que se expondrán a continuación, ¿Qué es música y composición musical?; hemos decidido hablar desde R. Murray Schafer compositor, escritor, educador, pedagogo musical nos presenta su texto “El compositor en el aula” (1965), en el cual realiza un esbozo sobre lo que es música, llevando a cabo reflexiones trabajadas durante unas charlas que dirigió sobre la composición musical, música descriptiva y texturas de sonido; elementos que resultan enriquecedores y coherentes para este proceso creativo.

¿Qué es música?

Si observamos la historia de la música occidental desde el barroco hasta la actualidad, encontraremos un sin número de estilos, géneros, formas, que dan muestra de la increíble

capacidad creativa que tiene el hombre para transmitir desde los sonidos, en algunas épocas más centradas a encontrar formas de expresión emocional que llegue a alterar al público u oyente, y en otras centradas a la transformación y reinvención musical que permitirán ensanchar las posibilidades de hacer música.

Entonces ¿Qué es música? Schafer (1968) la define como una organización de sonidos (ritmos, melódicos, armónicos) producida con la intención de ser escuchada; una definición general que se adapta a la actualidad donde podemos escuchar otras fuentes de sonido distintas de los instrumentos musicales, como lo son los sonidos electrónicos o creados por software, o también sonidos incidentales agregados a piezas musicales para reforzar una imagen o crear un estado emocional (De María 2014), ejemplo de esto último lo podemos encontrar en la música para cine o para teatro. Cabe aclarar que no todos los sonidos organizados son considerados música, ya sean incidentales, creados por el hombre o la naturaleza; la mayoría son resultados de eventos sonoros accidentales que no contienen ninguna intención de ser escuchados

musicalmente, como los son el cantar de los pájaros, el pito de los carros, etc. Este concepto nace del proceso de reflexionar sobre aquellos elementos que componen la música -sonidos y

silencios- junto con sus características y compararlos frente a eventos sonoros presentes en el ambiente.

No existen parámetros fijos y establecidos o un canon particular que apruebe o desapruebe lo que es música; está ahí para ser escuchada, al alcance de aquellos dispuestos a buscarla, no reconoce religión, idioma u otra categoría que la separa de la humanidad. Tampoco

es algo cargado de prejuicios o limitaciones, y las que ya existen es una muestra de algo que carece de ello. Arriesgarse a escuchar cosas nuevas ayudará a encontrar nuevas ideas musicales entrar en un mundo más diverso y creativo, desarrollando más el gusto por lo nuevo sin limitarse solo a lo conocido (Schafer, 1968).

La música actualmente está pasando por un estado del arte por el arte, donde no importa qué se escuche, sino qué tanta se consume; las producciones musicales han aumentado

significativamente, se lanzan constantemente nuevos compositores que interpretan sencillos durante un periodo de tiempo y luego desaparecen sin dejar un recuerdo perdurable, y así en un ciclo que parece no tener fin.

Las almas hambrientas se van hambrientas. La muchedumbre camina por las salas y encuentra las pinturas bonitas o grandiosas. El hombre que podría decir algo no ha dicho nada, y el que podría escuchar no ha oído nada. Este estado del arte se llama l'art pour l'art. La eliminación de los sonidos internos, que son el ser de los colores, la dispersión de las fuerzas del artista en la nada, es el arte por el arte. (Kandinsky, 1979, p.12)

Aquellas almas hambrientas de Kandinsky (1979) que reproducen y reafirman la industria del consumo sin saciarse nunca, ven en la música un recurso, algo transitorio e insignificante que los distraerá por un momento, un medio por el que valerse para conseguir aquello deseado, viendo lo emocional como un recurso de manipulación que utilizan desbordadamente y sin una intención de enriquecer el espíritu ni el alma. Las emociones y el cultivo de ellas han quedado desplazadas solamente a las relaciones interpersonales, ignorando cómo ellas influyen en la vida de los sujetos y desaprovechando el gran motor creador que pueden llegar a ser para la formación personal más integral y natural.

Muchas formas de hacer música.

A diario son muchos los sonidos que se generan así como las fuentes que los originan (Howard, 2015); esta fuentes provienen de un motor de un carro encendido, los pasos de las personas, reproductores de audio, parlantes, personas hablando, objetos que se caen, etc. Son muchos los sonidos y cada uno de ellos poseen características y/o son generados por entornos que los hacen distintos unos de otro; la música, canciones, piezas u obras musicales hacen parte de los sonidos, físicamente generados por los instrumentos musicales. A su vez, es importante resaltar los elementos constructivos de la música: tiempo, melodía, timbre, armonía, textura, estructura.

El tiempo es uno de los elementos más importantes, durante él trascurre todos los sonidos que van a tener diferentes duraciones en una misma composición (Howard, 2015); el pulso es aquello con que se mide el tiempo, es constante e igual; la velocidad puede variar, acelerarse o disminuir, cambiando el sentido de la música; los acentos son pulsos que ayudan a identificar la métrica o el ritmo que tiene una pieza musical, están agrupados en compases simples –división binaria- o compuestos –división ternaria- y, por lo general, el primer pulso de cada compás lleva el acento y el tiempo fuerte; el ritmo es la duración y lugar que tienen los sonidos, el silencio y los acentos en el tiempo (Howard, 2015).

La melodía es una sucesión de sonidos organizadas por la intención del compositor que contienen un carácter emotivo (Schafer, 1968). Podemos encontrar melodías sencillas o complejas dentro de toda la historia musical, su desarrollo y complejidad varía con el

instrumento o formato instrumental para el que se quiera componer; el contra punto (nota contra nota) es una técnica utilizada desde el barroco que consiste en crear dos o más líneas melódicas que suenen al tiempo sobre una armonía base; el timbre es la fuente que reproduce un sonido,

contiene en él características que lo hacen reconocible frente a otras fuentes. No es lo mismo el sonido de un trombón al de una trompeta por sus características físicas y materiales con los que están hechos, aunque ambos sean instrumentos metálicos y hacen parte de la familia de vientos. Esto es aplicable a cualquier objeto, que al ser tocado para que reproduzca un sonido generará un timbre de acuerdo con material que lo compone. El timbre puede variar de altura e intensidad, más su fuente sonora será la misma.

La armonía es la yuxtaposición de sonidos que son generalmente catalogados por su estado mayor (M) o menor (m), sus inversiones más las agregaciones que tengan -7,9,11, etc. La armonía tradicional es usada en la actualidad, más no es la única opción al momento de

componer; también se puede partir de la exploración de una idea musical, o intención. En muchos casos, la armonía o las reglas no alcanzan los objetivos que se desean , por lo que se hace necesario seguir la intuición personal y la exploración más allá de las reglas. (Schafer, 1968). Cabe recordar que la idea musical es una forma simple, no contiene relleno ni

repeticiones obvias y su característica más importante consiste en permitirse crecer más allá de sí; la idea puede ser melódica, rítmica, armónica o una mezcla de las anteriores (Howard, 2015). Se crear una idea a partir de la repetición o la variación (Schafer, 1968). La textura son los patrones en que se entretejen y organizan los sonidos (Howard, 2015); la relación entre la melodía (desplazamiento horizontal en el tiempo) y la armonía (desplazamiento vertical) de los sonidos (debido a su yuxtaposición) crean varios tipos de texturas: monofónica, bifónica,

heterofónica, polifónica, monorrítmica y poli rítmica. Aunque la mayoría de las canciones tengan una sola textura, no significa que no puedan contener más.

La forma es la organización de las frases melódicas junto a la armonía, en segmentos que varían de tamaño y duración, dentro de ellos se organiza el discurso musical; ejemplos de forma

podemos encontrar en la forma sonata (en la sonata clásica de 3 o 4 movimientos y dentro de cada movimiento encontramos una exposición, desarrollo y re exposición), la forma rondo, que consiste en la repetición de una parte A en medio de otras partes: A, B, A, C, A: y así

sucesivamente. Cabe recalcar que cada parte A puede contener variaciones que cambia su

denominación a: A´ (A prima), A´´ (A doble prima), esto con el fin de especificar que es una arte A pero posee una o más variaciones en su estructura interna. En las canciones tradicionales o música popular generalmente se estructuran en: introducción, estrofa, coro, pre coro, puente. Las formas pueden cambiar de acuerdo al género, duración e interés del compositor y no siempre encontramos todas las partes antes mencionadas en una composición; ayuda a entender la música desde una perspectiva más general.

Las técnicas de composición se deberían adquirir a través del trabajo y no antes,

pensándolas como un medio de conseguir el objetivo deseado en lugar de un conjunto de pasos a seguir (Howard, 2015). Aunque existen reglas de composición, estas no son estrictamente

aplicables, más bien pueden cambiar y alterarse de acuerdo al a intención del compositor, pues él tiene la última palabra sobre la pieza (Schafer, 1968). Se exponen dentro de la música dos formas generales de componer: de adentro hacia afuera, desde la idea musical (partiendo desde lo más pequeño a lo más grande) que crece con las variaciones realizadas a ella misma, desarrolladas en torno a la melodía, ritmos armonía hasta convertirse en un pasaje, y después en una pieza

completa; o, de afuera hacia adentro, comenzando desde la estructura grande (una estructura general que contenga la forma, melodía armonía) (Howard, 2015). Es importante que en cada pieza musical, al igual que en las obras, existan contraste, contornos e imprevisibilidades que enriquezcan y lleven a los oyentes por varios estados sin dejar de captar su atención (Howard, 2015).

Escuchar varios estilos musicales ayuda a encontrar variedad de posibilidades sonoras (Schafer, 1968 y Howard, 2015) que renuevan constantemente la música en el tiempo que

perdura tanto en los intérpretes, como en quienes los escuchan; es entonces deber de todo músico trasmitir más que sonidos, y deber de todos los que escuchan arriesgarse a sentir esos sonidos, dejarse llevar por la atmósfera musical, y educar el oído para escuchar nuevas músicas.

La música del entorno.

Uno de los apartados en los postulados de Schafer (1968) corresponde a lo que él denomina paisaje sonoro, es una herramienta clave para el desarrollo de la creatividad y la escucha activa, a partir de los cuestionamientos sobre cómo se recrean o imitan sonidos característicos y predeterminados como el de un animal específico el de una sirena de

ambulancia atravesando una neblina espesa, obteniendo una imagen sobre cómo podría llegar a ser el paisaje sonoro de la mezcla de dichos sonidos.

Adicional, Schafer (1968) establece que hay sonidos que pueden llegar a ser fácilmente descritos con un instrumento particular; un ejemplo es el sonido de un grupo de aves que se puede obtener con algunos instrumentos de viento, pero cuando se trate de describir el sonido de un árbol, claramente no tendrá la misma facilidad, ya que este es un elemento que no posee un sonido; sin embargo, lo que sí puede generarse es el sonido del viento corriendo entre las ramas de un bosque frondoso, lo que remite a atmósferas específicas que pueden ser el insumo creativo para una composición musical.

Conforme a la postura de Schafer (1968) la música no solo está habitada por el campo de las partituras o la notación musical, esta trasciende más allá, ya que con recurso creativo básico como es la imaginación de sonidos se pueden generar atmósferas sonoras y las texturas del

sonido posibilitando acercar la composición musical a elementos sencillos y digeribles para la elaboración de piezas sonoras básicas aplicables a cualquier contexto creativo y educativo.

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