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5. CONCLUSIONES

5.2. Conclusiones generales

Los hallazgos encontrados en la presente investigación permiten conocer la cobertura de las campañas políticas llevadas a cabo durante el 2006 por parte de los noticieros de la televisión abierta mexicana, particularmente la cuestión del equilibrio de los temas electorales frente al resto de las notas y la forma en que se presentó a los candidatos en éstas noticias. Los resultados obtenidos son un indicador del tipo de información que llegó al público mexicano a través de los

medios, esta es una muestra de aquello que los noticieros transmitieron acerca de las campañas electorales.

Por principio, se encontró que los noticieros mexicanos transmiten una gran cantidad de información, y aunque no fue parte de los objetivos de este trabajo fue inevitable notar que aunque ambos noticieros tiene la misma duración en minutos, Televisa supera por mucho el número de noticias producidas. Así como la

carencia de información resulta un problema al no permitir que los ciudadanos cuenten con las herramientas suficientes para la toma de decisiones, el exceso de información es también problemático pues la cantidad de información no es

directamente proporcional a la calidad de ésta.

La fragmentación de las notas y la falta de profundidad en el abordaje de los temas tampoco permiten que la audiencia logre formarse opiniones sólidas y criterios propios sobre los hechos o actores. La rutinización en la obtención de las notas, como explicaban Shoemaker y Reese (1994) impide que los reporteros generen análisis más densos, es más, en la mayoría de los casos las fuentes son las mismas instituciones que proporcionan boletines elaborados por sus oficinas de comunicación social. Con lo anterior, puede decirse que tampoco la

abundancia de información representa una solución para que la ciudadanía pueda estar adecuadamente informada, sobre todo cuando de procesos de elección de sus gobernantes se trata.

Así como en los diarios impresos la primera plana representa la información más destacada, en los noticieros de televisión el primer segmento del programa es el que contiene las notas más relevantes o al menos las que la producción quiere hacer notar como sobresalientes. Para McCombs (2006), el lugar que ocupan las

notas dentro del noticiero, así como el tiempo o la tendencia, son indicadores de relevancia, son alertas que le indican al público lo que es digno de ser tomado en cuenta y lo que no; para el proceso de establecimiento de agenda en su primer nivel, es importante orientar a la audiencia sobre aquello en lo que es necesario poner atención, si el tema logra ser apropiado por la gente se llevará a cabo la transferencia de la relevancia de ese tópico y pasará de la agenda mediática a la agenda pública.

En la descripción de resultados se encontró que los noticieros tienen en cuenta esta condición de presentar lo importante durante el primer segmento, sin embargo, saturan esta parte del programa y en promedio presentan más de la mitad de las notas que se transmitirán durante el noticiero y más del 70% del tiempo total del programa se destina a las notas de este segmento. Estas características de los medios informativos permiten generar una idea sobre la forma en que la información en general es presentada por los noticieros, los datos analizados refieren más a cuestiones sobre el formato de la construcción del programa y no a la calidad de la información, pero como ya se mencionó, también son parte fundamental en el establecimiento de la agenda mediática.

McCombs (2006) señala que la frecuencia de cobertura en los noticieros es uno de los factores que influyen en el proceso de establecimiento de agenda, sin dejar de lado, por supuesto, la relevancia psicológica que pueden alcanzar los temas de la agenda de medios para la audiencia. En el caso de la agenda mediática mexicana, se observó que los temas con más recurrencia en los noticieros corresponden a las notas relacionadas con Crimen, que a su vez es el mismo tema que aparece con más frecuencia en el primer segmento del

programa. Si consideramos que esta información fue obtenida durante el periodo de campañas electorales, puede decirse que el tema de las elecciones no fue el más relevante para los medios, sin embargo es necesario apuntar que entre los primeros cinco temas que coincidieron en relevancia se encuentran dos categorías relacionadas con la contienda electoral, Temas a discusión y Juego Político y aunque estos temas no fueron los más altos, si se encontraron dentro de la agenda de los noticieros.

En ocasiones se considera que existen situaciones de mucho interés por el tipo de problemática que presentan pero que no son tomados por los medios, no son considerados temas públicos, Rogers y Dearing (1996) apuntan que esta transición de asunto con un nivel de importancia a tema de interés público, sólo puede generarse por medio de la exposición en los medios, es decir, si el medio informativo decide cubrir el hecho y presentarlo (p. 2). Puede considerarse que la información que se genera sobre el procesos electoral debe ser de interés público, puesto que es necesaria para la audiencia pues le ayuda a tomar una decisión sobre quien será el próximo gobernante, sin embargo, en los medios de

comunicación se consideró que los temas generales sobre la campañas, los informes sobre las giras, los escándalos políticos, la guerra sucia y en sí la demagogia, resultaban más importantes que profundizar en asuntos como las plataformas políticas de los partidos o el funcionamiento de las instituciones encargadas de la organización del proceso, que no gozaron de la cobertura de otros temas. Esto también implica una presentación parcial de la información, pues no se difunde al ciudadano la información necesaria para que pueda formarse una

visión más completa de lo que sucede en los acontecimientos previos al día de la elección.

En general, los temas electorales sí formaron parte de la agenda mediática en relación con el resto de la información no electoral; en comparación con el estudio realizado por Arredondo (1990) sobre las elecciones de 1988, la cobertura sobre las campañas electorales han aumentado considerablemente, sin embargo disminuyó levemente respecto a lo reportado en la investigación de Mendé y Smith (2001) sobre las elecciones del 2000. De acuerdo con McCombs (2006) el efecto de establecimiento de agenda no deriva de la recepción de uno o pocos mensajes respecto a alguna temática específica, se debe más bien al impacto acumulativo de una gran cantidad de mensajes, que pueden tener contenidos diferentes, incluso tendencias u opiniones distintas pero en donde todos los mensajes están de acuerdo con un tópico general (p. 14). Las elecciones del 2006 fueron un tema que logró llegar a la agenda mediática y permanecer aunque la información

presentada al respecto no presentara gran variedad.

Como se mencionaba anteriormente, la lucha por el espacio y el tiempo en los medios informativos no es algo nuevo. En cada proceso electoral, ya sea local o federal, la cuestión del equilibrio en los tiempos otorgados a los partidos políticos sigue causando ruido y es motivo más bien de sospechas y acusaciones que de estudios empíricos que comprueben tal inequidad. En esta investigación se analizaron cerca de 30 horas de transmisión, de las cuales nuevamente el mayor porcentaje de tiempo fue destinado a los temas de Crimen y Accidentes, mientras que los temas electorales ocuparon un poco más de cuatro horas del total

es posible decir que en cuanto a tiempo, las campañas electorales gozaron de la cobertura suficiente para mantenerse en la agenda mediática, sin embargo, Fuenzalida (2004) señala acertadamente respecto a la medición en tiempo de estos temas que,

La calidad de la información política en TV no puede ser medida sólo por la cantidad de minutos diarios en el género de noticiarios, sino por la permanente presencia de otros géneros que profundizan en el acontecer, como los reportajes, las entrevistas, los resúmenes

semanales, los programas temáticamente especializados, y otros (p. 56). El tiempo debe ser solo un indicador de la relevancia, pero no puede considerarse la parte fundamental que determina el equilibrio de la información. No importa cuantos minutos de transmisión se destine a las campañas electorales mientras sigan siendo los escándalos y los temas generales los que predominen en los noticieros. Es la calidad de la información que se difunde lo que realmente importa y lo que resultará más significativo para la audiencia.

Dado que el tiempo o la notabilidad en el primer segmento sólo indican la relevancia del tema y no dan indicios de la calidad con que éste fue tratado, resulta importante conocer también el balance que se le dio a la información electoral. En la muestra analizada se encontró que los Temas a discusión, al ser cuestiones generales sobre la campaña fueron evaluados desde un punto neutro, es decir, en la mayoría de las notas no se aportan opiniones negativas o positivas al respecto, solo se presenta la información lo cual puede ser interpretado como un indicador de objetividad. Por otro lado, los temas relativos a Juego Político se presentaron desde una visión negativa, lo cual significa que las notas presentadas

contenían opiniones poco favorables sobre otros candidatos o partidos, o bien sobre el proceso en sí. En este caso, no significa que el medio sea el responsable de emitir las opiniones negativas, no es el noticiero quien opina respecto a la situación, sino otros actores políticos, sin embargo el medio si es responsable de que la contienda política sea enfocada desde una perspectiva que privilegia el escándalo y la polémica por encima de los análisis profundos y la información útil.

Ahora bien, el punto central del debate sobre el equilibrio de la información en nuestro país, estaba enfocado en el espacio que se les otorgaba a los

candidatos a la presidencia, una lucha constante por lograr un espacio en la

agenda de los medios. Thompson (2002) señala que con las campañas mediáticas la presencia del actor político se ha trasladado de la plaza pública hacia cualquier parte de la casa donde exista un televisor (en Fuenzalida, 2004, p. 53), es por esta nueva capacidad que adquiere el político, de estar presente en cualquier parte y con todo el público –no sólo con los simpatizantes, como ocurre en los mítines- que resulta importante lograr establecerse en la agenda de los medios

informativos con la aspiración de llegar a la opinión pública.

Los hallazgos indicaron que un 16% de las notas analizadas en la muestra contenían información sobre las elecciones o presentaban a algún candidato, lo cual es similar al número de notas que abordan temas electorales, lo cual indica que no todas las noticias sobre elecciones mencionaban necesariamente a algún candidato. Al realizarse la comparación en la frecuencia de notas en las que apareció cada uno de los candidatos, se encontró que la diferencia entre Roberto Madrazo, Felipe Calderón y López Obrador es mínima. Los contendientes por los tres partidos más grandes en México -PRI, PAN y PRD- obtuvieron una cobertura

muy equilibrada en cuanto a número de noticias, esto demuestra que a diferencia de hace 20 años, existe presencia en los medios de otros partidos y no solamente el oficial. Sin embargo, este equilibrio aparente en el número de noticias en que se hace referencia a un candidato no coincide con lo encontrado en el tiempo de cobertura de cada candidato en el primer segmento del noticiero, en donde Calderón aventaja de forma notable al resto de los candidatos. Aunado a esto, Calderón fue el contendiente que registró el mayor número de anuncios

publicitarios durante el tiempo analizado, es decir, la aparición en pantalla del candidato del PAN fue significativa en contraste con los otros candidatos.

Esta información es muy importante porque indica un avance respecto al manejo de los medios y la información en nuestro país, se ha logrado abrir espacio para los actores políticos sin importar que pertenezcan o no al partido del gobierno en turno. Pero por otro lado es importante resaltar que los contendientes por la presidencia de la República eran cinco y no tres, Patricia Mercado y Roberto Campa fueron relegados de los medios informativos y sus actividades no fueron cubiertas con la misma frecuencia. Entonces, es necesario poner atención en que el equilibrio implica la cobertura de todos los candidatos sin importar el tamaño o el peso político de su partido.

Esta personalización de las campañas, en donde es el candidato -y no el partido- quién más importa, genera sesgos en la información que se transmite al público, pues al final los medios solo transmiten la imagen del candidato dejando de lado lo referente al partido, a su organización, su plataforma, centrándose en los políticos de primer nivel de modo que la presencia del partido político se siente cada vez más reducida (Sarcinelli, 2004, p. 16). Esto genera nuevas actitudes por

parte de los ciudadanos, cuyo voto se ve cada vez menos influido por cuestiones sociodemográficas, de identificación, de socialización política o incluso de

influencia familiar y se orienta al voto basado en el impacto de la imagen del candidato y de los beneficios inmediatos (Fara, 2004, p. 80). Es posible observar como las campañas mediáticas van modificando el comportamiento del

electorado, por lo que es necesario poner atención en el tipo de información que se les presenta.

La presente investigación es una aproximación a la cobertura del proceso electoral del 2006, en donde a pesar de la cantidad de instrumentos utilizados para controlar la transparencia del proceso, sigue existiendo la sospecha de un fraude. Es posible que la historia de las elecciones en México, siempre plagadas de dudas, haya establecido en la agenda pública la idea de que no es posible la transparencia y el equilibrio. Fueron muchos años de procesos simulados en donde antes de emitir su voto, los ciudadanos ya sabían quien sería el próximo presidente, el proceso de transición de un gobierno autocrático a esta incipiente democracia no puede acabar de un día para otro con toda la incertidumbre que siempre se generó alrededor de los comicios electorales. Sin embargo, las elecciones son más competitivas que incluso hace 20 años; ha pasado sólo un sexenio desde que el PRI ya no representa el poder absoluto que llegó a ser en algún momento de la historia política, al sistema político mexicano aún le falta madurar para poder alcanzar niveles reales de democracia, pero en ese proceso no sólo está involucrada la élite política, depende en gran medida de la

Menciona Deutsh que la capacidad de supervivencia de un sistema político depende de su capacidad de comunicación y aprendizaje. La democracia por tanto, es más fuerte que otros sistemas políticos, porque su naturaleza permite que la opinión pública participe emitiendo su crítica, lo que fuerza al sistema político y social a corregir sus fallas y aprender de ellas, por supuesto que en tanto exista un buen funcionamiento de la opinión pública (en Sarcinelli, 2004, p. 12). El sistema político mexicano aspira a la democracia y para ello debe escuchar a su opinión pública, a sus ciudadanos, el problema surge cuando esa opinión pública está mal orientada por las instituciones encargadas de su socialización política, y entre estas instituciones se encuentran los medios masivos de comunicación.

Esta investigación aporta las pistas suficientes para contestar algunos cuestionamientos, pero abre la puerta para la generación de nuevas preguntas: ¿Cuáles son las características particulares que los medios informativos

atribuyeron a cada candidato? ¿Cómo fue encuadrada la información referente a cada unos de los candidatos? ¿Qué otras fuentes estuvieron directamente

involucradas en la campaña política, aparte de los candidatos? ¿Cuál fue la

postura de los ciudadanos ante la información que transmitieron los medios? ¿Fue suficiente la información emitida acerca del proceso electoral?

Conocer sobre estas cuestiones permitiría ampliar y profundizar en el análisis sobre este proceso electoral, el papel de los medios pero también la parte más importante de un sistema democrático: el papel de la ciudadanía.

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