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UN CONTESTATARIO NATIVISTA DEL SIGLO X

Descartes, holgazanería social y dos beatles

UN CONTESTATARIO NATIVISTA DEL SIGLO X

Así como Locke y Berkeley tuvieron un oponente europeo en Leibniz, Hume, Hartley, James y John Stuart Mili tuvieron un contestatario en Inmanuel Kant. Él fue todo lo que ellos no fueron: un subjetivista, un nativista, un racionalista sucesor de Descartes y Leibniz. El contraste entre su filosofía y su epistemología y la de los hombres que acabamos de analizar no podría ser más grande. Kant fue el empirista béte noire.

Inmanuel Kant (1724-1804)

Kant nació en la ciudad universitaria de Königsberg en el Este de Prusia. Asistió ahí a la escuela y a la universidad, obtuvo un nombramiento en el facultativo de la universidad, y pasó el resto de su carrera y de su vida en Königsberg. Es probable que Kant, a pesar de su fama, nunca haya viajado a más de 65 kilómetros de su lugar de nacimiento. Al desa- rrollar su filosofía, Kant estuvo estimulado por los "bellos descubrimientos" de los empiristas británicos, en forma especial por los de Hume, cuyos libros, dijo, lo desperta- ron de sus "sueños dogmáticos" (Kant, 1781/1908b, Introducción). Kant publicó su Crí-

tica de la razón pura en 1781 y su Crítica de la razón práctica en 1788. Estos trabajos sobre filosofía crítica lo convirtieron en el epistemólogo alemán líder y también en el contrape- so filosófico de los empiristas británicos.

Kant creía que los empiristas podían tener razón en decir que el conocimiento pro- viene de la experiencia, pero que se habían equivocado absolutamente al no plantear la pregunta fundamental: "¿Cómo es posible la experiencia misma?" Para Kant ésa era una pregunta trascendental que se debía contestar. La respuesta que él prefirió fue una de rasgos nativistas. Kant creía que existen ciertas intuiciones o categorías del entendimiento que son innatas y que no dependen de la experiencia. Más bien, ellas encuadran nuestras experiencias; permiten que la experiencia tenga el efecto que tiene. El conocimiento de este tipo es llamado a priori, a diferencia de un conocimiento a posteríori derivado de la experiencia. Kant estableció tres categorías fundamentales de la mente humana llama- das cognición, afecto y conación (motivación).

En su Crítica de la razón pura, Kant describió el aprendizaje del idioma nativo como un ejemplo de la interacción entre el conocimiento a priori y el conocimiento a posteriori. Nosotros aprendemos a hablar un lenguaje particular mediante la experiencia, pero la habilidad para aprender cualquier lenguaje es conocimiento a priori, un atributo funda- mental de la mente humana. El error básico que cometieron los empiristas británicos, argumentó Kant, fue enfatizar los efectos de la experiencia mientras ignoraban las cate- gorías fundamentales de la mente. Otros ejemplos del conocimiento a priori son los con- ceptos de espacio y tiempo. El espacio no puede estar "meditado por ahí" o separado de nuestras mentes porque es una idea fundamental que es necesaria a todas las demás. De manera similar, el tiempo es el prerrequisito de todas las percepciones e ideas. Nada puede existir sin el tiempo. La percepción de que pasa el tiempo, de acuerdo con Kant, es un atributo humano completamente natural. Él señaló la dificultad que tenemos en pen- sar el tiempo hacia atrás; es fácil imaginar a alguien haciéndose más viejo pero muy difícil imaginar a alguien haciéndose más joven. En total, Kant describió doce de tales intuiciones, incluyendo causa y efecto, reciprocidad, realidad, existencia y necesidad.

La postura de Kant respecto a la naturaleza de la ciencia tuvo gran influencia en la filosofía alemana y más tarde en la psicología durante varias décadas. De acuerdo con él, las ciencias verdaderas deben comenzar con conceptos establecidos a priori sólo sobre las bases de la razón. Además, las ciencias verdaderas tratan con objetos de observación que pueden ser localizados en el tiempo y el espacio. Ellos permiten los experimentos sobre los fenómenos que estudian, y una ciencia verdadera es capaz de establecer relaciones legítimas que se pueden describir mediante formulaciones matemáticas. Kant creía que la psicología carecía de esa base conceptual racional y que, por tanto, fallaba en el nivel más fundamental como ciencia verdadera. Él consideraba la racionalidad humana limitada e inadecuada como para tratar con ella misma. Kant también creía que era imposible para la psicología conducir experimentos verdaderos, porque al observar los estados mentales inevitablemente se modificarían los estados mentales que se estuvieran observando. Las propuestas de Kant proveyeron una fuerza poderosa contra la que la primera generación de psicólogos alemanes tuvieron que luchar para establecer su ciencia.

Mientras él negaba la posibilidad de una psicología "verdadera"; es decir, una psico- logía que fuera tanto racional como experimental, Kant aceptó un método legítimo para la psicología, el de las observaciones antropológicas del comportamiento real de la gen- te. Wilhelm Wundt (capítulo 4) dedicaría gran parte de las últimas décadas de su vida a la psicología cultural o antropológica de Kant, mientras John Watson (capítulo 12) defen- dería una psicología concerniente sólo a la conducta.

La Crítica de la razón práctica de Kant es un escrutinio de asuntos prácticos y una formulación de un código de conducta. Para Kant, el deber es sublime, poderoso y fun-

damental. Es el imperativo categórico a ser seguido y obedecido sin preguntar. En nues- tros asuntos prácticos no debemos comportarnos de forma que traigamos hacia nosotros mismos y hacia los otros el placer más grande, sino que debemos seguir la obligación más alta del deber. En las décadas que siguieron a la publicación de la Crítica de la razón práctica de Kant, esta concepción fue una influencia importante sobre la conducta social y política tanto en Alemania como en Inglaterra. Una oración común en la Inglaterra de la reina Victoria era

Agradecemos a Dios por su alimento Agradecemos a Dios por su oración.

Y agradecemos a Dios ante todo por el imperativo categórico.

Kant llevó una vida que fue el epítome de un rígido autocontrol y deber. Nunca se casó, pero vivió con una criada. Kant despertaba a la misma hora todos los días y se levantaba de inmediato, creyendo que era apático e indulgente permanecer en cama. Tomaba su almuerzo exactamente a la una en punto y después se iba a dar el mismo paseo a lo largo del camino de los filósofos en la universidad. Fue una figura importante en la filosofía alemana y una importante influencia sobre la primera generación de psi- cólogos alemanes.

LA IMPORTANCIA DE LAS ERAS DEL RENACIMIENTO Y DEL