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CULTURA TICUNA, UN HECHO TRANSFORMADO EN EL TIEMPO

In document El anhelo de la comunidad ideal (página 33-42)

El significado de cultura como un “hecho” social busca siempre un fin objetivo en la descripción de los diferentes estilos de vida, pero ese objetivo cambia si tenemos en cuenta el planteamiento de Bauman cuando se refiere a la cultura como un “fenómeno diacrónico más que sincrónico”, y el hecho de que transcurra y se desarrolle en el tiempo hace que se transforme, que adopte nuevos modelos cognitivos y con estos nuevas necesidades.

En este punto me detendré para intentar aclarar que se puede entender como “hecho”. La palabra hecho es sin duda vocablo universal de la lengua española, y su significado es diverso. Según José Ferrater Mora(7) plantea que se puede entender “como algo que está efectivamente cumplido y no puede negarse su existencia”. Este significado lo puedo ampliar más con el planteamiento que señala Roque García en la obra --sinónimos y antónimos--.“Todo lo que existe es una cosa. Todo lo que hace, todo lo que obra, todo lo que se mueve, es un hecho”(8).

Entonces a modo de ejemplo puedo señalar que la manifestación artística es un hecho del pensamiento del hombre y todas las manifestaciones y sustancias físicas son hechos de la naturaleza.

Con respecto a estos significados los dos autores coinciden en la clasificación de “hecho”, como hecho natural y hecho cultural. Para García, como para Ferrater el hecho natural “es el que proviene de la naturaleza y que no es humano” y el hecho cultural lo describe el autor en sus propias palabras de la siguiente forma: “se concreta al hombre, a todo aquello que el hombre hace, sin calificarlo en ningún sentido, sin expresar que sea bueno o malo, falso o verdadero, justo o injusto.”

(6) Relato hecho por Ruth Lorenzo Chota, nieta del abuelo Francisco y actual líder de la

comunidad Ticuna de San Sebastián de los Lagos. Leticia - Amazonas 2010 (7) José Ferrater Mora.- diccionario de filosofía, México, Atlante, 1941

(8) Ramiro Romero Hernández.- Apuntes para la filosofía de la contabilidad, el hecho contable.

Los hechos culturales enmarcados en las costumbres heredadas del pueblo Ticuna, son representados en ceremonias enseñadas por generaciones desde el padre creador Jutapa, y transmitidos a través de los mitos de los abuelos como regla fundamental. Estas ceremonias se han transformado en el tiempo, no han desaparecido; conservan el principio infundado por el creador a la comunidad idealizada, pero han mutado.

No puedo generar un calificativo y decir que esta mutación sea mala o sea buena, simplemente es la transformación de lo que en el principio era lo ideal para la comunidad que lo asumía de manera innata, y que ahora se asume de manera voluntaria.

La creación Ticuna, es rastro de la tradición de un hecho cultural transmitido en el mito, que se ha mantenido y que evoca el sueño de un pasado de unión que poseía libertad y seguridad. Las enseñanzas del creador mantenían el ideal de la vida en comunidad. Se estableció la organización social por clanes y las leyes que hacían parte del entendimiento común.

Los rituales ceremoniales son la manifestación real de lo transmitido a través de la palabra, y que sustentan la búsqueda de aquella comunidad segura y libre que desapreció.

Imposición de clanes:

Este es el primer ritual que el pueblo Ticuna le practica a un niño recién nacido. Inicialmente todo niño nacía en el resguardo, asistido por las abuelas. En el momento de nacer estaba presente un padrino escogido por los padres del bebe, quien se encargaba de cortar el ombligo con una hizana, llamada también “dene” en lengua Ticuna. El padrino ungiendo huito –fruto que produce tinte natural—sobre el niño, le hace la imposición del clan, que al igual que el apellido es el mismo del padre.

Con el tiempo y los diferentes factores que han influenciado en la transformación cultural, este ritual se ha ido perdiendo, conforme avanzan las generaciones. Los partos de las mujeres indígenas son realizados en los hospitales siguiendo los protocolos médicos comunes, tanto para el parto, como para el corte del ombligo del bebe. No hay presencia de padrinos y la imposición del clan se asume y se sustenta al niño con las enseñanzas de los abuelos.

La pelazón:

Es un ritual sagrado en el que se purifica a las jóvenes de la comunidad en el momento de su desarrollo, en su primera menstruación. Este ritual representa el cambio de niña a mujer y lo realizan para no contaminar la naturaleza,

según sus enseñanzas, mantener un equilibrio natural. Este equilibrio evita que el hombre que tenga relaciones con esta mujer, en términos de los Ticuna, no sea “salado”; esto quiere decir que no sea una mujer que traiga desgracias, sino por el contrario, una mujer que está purificada para ser buena esposa y conformar un buen hogar.

Aunque esta tradición ha cambiado en algunos aspectos, trataré de hacer una descripción del ritual como los hacían los antepasados Ticuna y describiré algunas características que han cambiado en el tiempo.

En el momento de la primera menstruación, la niña es inmediatamente separada de la familia y guardada según la tradición en una habitación construida por el padre, especialmente para la ceremonia, en la maloca Ticuna. La niña no es vista por ningún hombre, solamente es visitada por las mujeres de la familia.

El aislamiento inicialmente dura alrededor de un año, durante su clausura la niña aprende a sacar y a torcer la fibra de la chambira, hacer detalles para obsequiar a los padrinos, que son escogidos por la mamá de la muchacha. La joven teje hamacas, mochilas, y en general todo lo que es artesanía. Es la preparación para ser una buena esposa.

Cuando el año de encierro de la niña comienza, la familia inicia la preparación de la chagra, desde el cultivo hasta que la yuca dulce está lista, este proceso dura un promedio de 6 meses. Se comienza la fabricación de los instrumentos, en especial el tambor. Los hombres salen de cacería para conseguir el cuero de los instrumentos, utilizan la piel de danta o de borugo. Hacen las flautas de bambú, que representan el llamado de los clanes y fabrican la flauta de invitación, que es hecha de una corteza. La flauta generalmente mide un metro y medio de largo. El padre de la joven sale en un bote tocando la flauta y los demás resguardos Ticuna reconocen el sonido, saben que es la invitación a la fiesta y se deben alistar para la ceremonia. El padre lleva huito y lo regala a sus invitados para que con este se maquillen en la celebración.

Todos los invitados alistan las máscaras hechas de madera y balso, unas representan los clanes y otras representan al mono travieso, con esta máscara van a perseguir a la joven durante la fiesta.

que es la bebida típica especial de la pelazón. Es un vino hecho con la yuca dulce. Se prepara una parte y se deja fermentar, cuando faltan tres días para iniciar la ceremonia arrancan nueva yuca y hacen nuevamente la preparación, el vino fresco lo mezclan con la bebida ya fermentada para que suavice el sabor.

Nunca deben callar los tambores mientras preparan el payawarú. Los hermanos menores de la niña son los que tocan el tambor y están siempre acompañados por un abuelo. El primer día de la ceremonia los invitados ayudan a mezclar el payawarú fermentado con la nueva preparación. La diferencia entre las dos preparaciones es de 6 meses.

Mientras ocurre todo el proceso de la preparación del payawarú, la abuela y la mamá de la niña le aplican un suavizante en el cabello para que lo afloje. Este suavizante está preparado con el sumo de lulo. La abuela y la madre con las manos comienzan a arrancarle el cabello de la nuca y de las partes laterales de la cabeza a la joven, estos son los lugares más dolorosos, por eso lo hacen los familiares. La parte superior de la cabeza la dejan para los invitados, estos arrancan el cabello durante la ceremonia. Por este acto el ritual recibe el nombre de la pelazón.

El cabello de la joven está debilitado, la intención es que no debe doler, si el dolor es excesivo significa que no va a ser una buena esposa, no va a tener un buen futuro matrimonial, puede tener problemas de infidelidad y engaño. La comida de la fiesta es abundante, el padre de la niña ofrece a sus invitados la carne de los animales cazados en el monte para esta fiesta.

Todos los invitados que van llegando buscan bambú para elaborar un corral en el que va a estar la joven, buscan huito para pintar a la muchacha. A las tres de la mañana rayan el huito y cuando está el tinte, todos se pintan. La muchacha es pintada por las familiares, luego la vendan con yanchama y la llevan al corral sin que nadie la pueda ver.

Amanece el segundo día de la pelazón, los invitados cantan con los niños, bailan todos con cascabeles en sus tobillos, con el casco de la charapa (tortuga) y con las flautas, todos los invitados se reúnen para que se proceda a perforar las orejas de las niñas pequeñas que están en la fiesta. Esta primera perforación la hacen con una aguja hecha de pona bien pulida, ésta es la madera fina con la que hacían las paredes de las casas. Estas perforaciones solo se hacen durante las fiestas de pelazón.

En el tercer día siguen bailando con cascabeles tambores y flautas, hacia las dos de la tarde, se alistan para sacar a la muchacha que está en corral hecho de bambú.

Antes de salir le colocan la corona que significa la pureza, el triunfo, el poder, ella sale con su torso desnudo, pintado con huito y con una falda de yanchama.

El prometido de la niña, seleccionado por los abuelos, le ayuda a salir del corral, él le tapa los ojos y sin dejar de danzar dan dos vueltas mientras que colocan una tela de yanchama o nachine --en legua Ticuna-- pintada con el clan de la joven en medio del lugar, luego sientan a la joven en la mitad y todos le cantan.

Le quitan la corona y la tía inicia arrancado el cabello, luego los demás invitados.

Todos bailan con la joven, siempre suenan los cascabeles, llegan los enmascarados con sus trajes, estos traen un muñeco que representa una cría. El mono travieso comienza a buscar a la muchacha y la persigue con el palo de capinuri, este tiene forma de falo y representa la fertilidad.

Las ancianas le quitan la cría a los enmascarados y ayudan a controlarlos, la fiesta se convierte en una alegre persecución. Los invitados continúan bailando durante toda la noche.

Con el amanecer del cuarto día, la familia da premios a los enmascarados, quitan las máscaras y descubren quienes son las personas disfrazadas. Los enmascarados le dejan al dueño de la fiesta los trajes para que la familia de la joven, ahora convertida en mujer, los utilice para decorar la casa. Luego estos trajes son utilizados en otra etapa de la pelazón que se realiza al año siguiente. Durante esta ceremonia solamente le quitan a la joven el cabello de la frente y las faldas de chambira de los enmascarados son quemadas. Los invitados bailan alrededor el fuego.

Los cuatro días de fiesta están caracterizados por los platos típicos, durante toda la celebración se comparte la chica de yuca, el guarapo de piña, la fariña,

el sancocho de plátano, los envueltos de pescado entre otros alimentos típicos de sus costumbres.

Aunque la ceremonia de la pelazón en la actualidad se realiza en las comunidades Ticuna del trapecio amazónico, ya no se hacen igual, como la hicieron los antepasados. La voluntariedad es el primer camino de acceso para realizar la ceremonia, y aunque la mayoría del ritual se mantiene igual en su orden, las variaciones son bastante notorias. En la medida en que las generaciones avanzan la extinción puede llegar a esta tradición.

El encierro de la niña ya no es de un año, como lo hicieron los abuelos, es de máximo una semana, y con esta sola variante, la trasformación del ritual ya es significativa. El poco tiempo de encierro de la joven ya no es suficiente para que aprenda todo lo que se necesita para ser una buena esposa, entonces el encierro adquiere un carácter simbólico, se convierte en un aspecto representativo de la tradición pero deja de ser un aspecto fundamental para la vida Ticuna.

El aprendizaje de las jóvenes para hacer artesanías lo realizan en cualquier momento con la mamá o las abuelas, esto es de manera voluntaria, teniendo en cuenta que la etnoeducación –el aprendizaje de su propia cultura-- ya no es una prioridad para muchos jóvenes indígenas que dedican su tiempo a los estudios básicos, técnicos y profesionales.

En algunas ceremonias todavía se hace la preparación del caldo payawarú, pero en la mayoría de las ocasiones el licor es comprado en los pueblos, y consumen la cachaza del Brasil y cerveza.

En el momento del ritual de la pelazón de la niña, las abuelas y la madre utilizan tijeras, el corte de cabello también se convierte en un aspecto simbólico.

Cuando la joven sale del encierro también hay cambios, ya no es el prometido el que le ayuda a salir del corral, es un familiar, ya sea un primo o un hermano, incluso el mismo padre. La niña ya no sale con la falda hecha de yanchama, sale con una tela roja. Cuando se extrae la corteza de la yanchama para hacer el tejido, generalmente sale de color blanco, pero en ocasiones la corteza sale con un color rojizo. Ésta era la que utilizaban los antepasados en las

ceremonias porque para los ticunas el rojo representa la menstruación femenina y la pureza. Ahora la tela se utiliza por practicidad, no es necesario tejer y mucho menos conseguir el árbol adecuado para que la yanchama salga de color rojo.

En general la ceremonia de la pelazón ha dejado de ser un ritual sagrado y un manifiesto de vida, que era lo que representaba para los ancestros, era parte del entendimiento innato de la comunidad. Ahora se ha transformado simplemente en una fiesta que celebra un acontecimiento pero sigue siendo un hecho cultural.

La idea de separar los hechos culturales de los hechos naturales no es un concepto expuesto solo por José Ferrater Mora y Roque García, sino que fue el planteamiento que dio origen al significado de cultura a partir del siglo XVIII. Todas las manifestaciones creadas por el hombre determinaban el concepto de cultura, mientras que todos los hechos naturales eran separados como los designios que se presentaban en la vida y que el hombre estaba obligado a seguir.

Este significado de cultura del siglo de las luces lo menciona Bauman, y lo desarrolla con la transformación semántica que se ha dado con los “hechos culturales y naturales” en el tiempo y destaca una mutación que para el siglo XIX comienza a ser notoria, el hecho cultural ya no separaba al hombre del hecho natural, sino por el contrario en términos de Bauman, se “naturalizaba la cultura”(9).

El desarrollo de este pensamiento pone al hecho creado por el hombre en una posición en la que la misma creación humana confronta y adopta el dominio del hecho natural.

En el resguardo de San Sebastián quería determinar que este concepto era válido en la comunidad Ticuna actual. La forma más apropiada de explicar mi búsqueda es intentando aclarar ¿Qué era lo que realmente buscaba como un hecho que naturalizaba la cultura? Las danzas y los rituales, como hechos culturales eran actos sensibles y notorios en cualquier pueblo indígena que mantuviera estas costumbres, pero ¿Qué más podía abarcar la naturalización de la cultura?, comencé a investigar si había “hechos culturales” que pasaban desapercibidos, cosas que pudieran ser tan cotidianas y distintivas que fácilmente podían ser imperceptibles, y que aunque eran enseñanzas ancestrales fueron transformaciones de hechos culturales que se naturalizaron.

No sabía por dónde comenzar o como identificar estos elementos que se naturalizaron, son detalles difíciles de notar porque comenzaron a ser parte de la cotidianidad del pueblo Ticuna, y son aún más difíciles de percibir si se naturalizaron con influencia de hechos culturales provenientes del hombre blanco y sus costumbres. Esto hace que sean prácticamente imperceptibles. La observación podía ser mi única herramienta, pero ¿Cuál podría ser ese momento, esa acción concreta de hecho cultural heredado, adaptado y naturalizado? Solo encontré elementos sencillos, tal vez insignificantes y difíciles de explicar, como formas de comer, de sentarse, de hablar y relacionarse, estos hechos son producto de la tradición y delimitarlos puede ser una tarea imposible, no me puedo centrar en el hecho mismo, realmente podían ser una ilusión, incluso Bauman resalta los esfuerzos de los pensadores sociales por demostrar estas acciones. Lo que puedo plantear es que estos hechos culturales que se naturalizaron pueden ser vestigios de aquel entendimiento innato que poseía la comunidad idealizada y que ahora solo se manifiestan en pequeñas acciones prácticamente imperceptibles dentro de la comunidad real.

CONCLUSIÓN

Llegar a un lugar desconocido, observar cosas de los pueblos indígenas que ya comprendía por algún medio de comunicación o simplemente por conocer el concepto de la globalización, no me implicó ninguna dificultad. El reto real era identificar las ideas que yo tenía en mi mente de una comunidad ideal que ya no existe, en la comunidad real de San Sebastián, con la que iniciaba una nueva vivencia y una amistad que marcó todo el proceso de éste trabajo.

Con esta experiencia logré ver qué hay más allá de las cosas obvias que se pueden conceptualizar, lo más notorio en una comunidad. Pude exponer las ideas sensibles de mi imaginación y mis recuerdos, porque confronte lo ideal de mi mente con la realidad. Aprendí a leer que en los pequeños de talles hay grandes contenidos, actividades que pasan desapercibidas, pero que tienen una gran historia.

Definitivamente la animación fue la mejor herramienta creativa, me permitió dar vida a través del movimiento a mis ideas infantiles, unir lo real con lo irreal y ante todo dejar un rastro del acercamiento entre mis experiencias con algo completamente lejano a mi vida.

Éste es tan solo en inicio de un trabajo que debe continuar, con esto se abre un camino para que mi deseo de conocimiento pueda seguir explorando el gigantesco universo de las culturas indígenas y su transformación.

Llegar hasta este punto no es un camino fácil, de corazón agradezco a todas las personas que de una u otra manera aportaron en éste proceso, y pido bendiciones por mi familia, porque sin ellos, esta aventura no sería una realidad.

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