• No se han encontrado resultados

4. Acerca de la presente interpretación

1.4 Antecedentes medievales y renacentistas: Tomás de Aquino y Zabarella 1 Tomás de Aquino

3.1.2 Definición negativa del método

Curiosamente, la descripción del método que nos ofrece Spinoza en las páginas del TIE, se realiza tanto a través de una definición negativa como de una definición positiva del mismo. En efecto, ante todo, nos dice lo que el método no es. Así, puesto que, según su concepción, la verdad no necesita de ningún signo, sino que basta con poseer las esencias objetivas o ideas90,

89 Spinoza podría tener en mente en este sentido una idea que Hobbes enuncia al comienzo de su tratado

de filosofía en los siguientes términos: “Philosophy is the daughter of your mind and of the whole world, and she is inside you yourself. Perhaps she is not yet fully developed, but is like her father, the world, as it was in the beginning, when it lacked form. So what you have to do is what sculptors do when they chisel away superfluous material, and find rather than make an image. Or imitate the process of creation. If you want to take philosophy seriously, your reason must ride high above the confused, bottomless pit of your thoughts and experiences. What is confused must be separated, distinguished, and set in order by marking each thing with its own name (On Body, pref. p. VIII).

…el verdadero método no consiste en buscar el signo de la verdad después de haber adquirido las ideas… (TIE § 36 G II 15)91.

El contenido de este pasaje se irá aclarando progresivamente en este apartado y en el siguiente, de todos modos, es necesario comenzar con algunas aclaraciones. Ante todo, hay que tener en mente la distinción que establece Spinoza entre idea verdadera e idea adecuada, según la cual, la idea verdadera es aquella idea que concuerda con el objeto ideado de manera extrínseca (EIIdef.4 G II 41 y Ep. 60 G IV 270) y la idea adecuada es una idea verdadera desde un punto de vista intrínseco. Es decir, una idea en la que la verdad se revela a sí misma sin necesidad de un criterio externo92. Tengamos en cuenta también que para Spinoza un signo es cualquier objeto perceptible por los sentidos que representa o está en lugar de otra cosa o de una idea. Así, el signo hace que la mente evoque una idea, en virtud de una conexión entre el signo y lo representado (vid. infra 8.1.2). En este caso, en la medida en que la verdad de la idea no es algo directamente perceptible, el signo tendría la tarea de revelarla. El signo de la verdad referido a las ideas sería entonces la concordancia de la idea con el objeto exterior. Esta posición negativa de Spinoza respecto del método, podría aplicarse cómodamente al método hipotético-deductivo, a través del cual, una vez propuestas ciertas hipótesis de carácter general, se deducen ciertas consecuencias que luego se confrontan con los datos, esto es, con la experiencia. Si nuestra interpretación del pasaje es correcta y si además el método del TIE corresponde al método de la Ética, echaría por tierra la interpretación del método geométrico que ofrece Bennett (1990 pp. 24-27)93. En una

segunda posición negativa, Spinoza afirma que:

91 “…vera non est methodus signum veritatis quaerere post acquisitionem idearum”.

92 Hemos discutido brevemente la concepción de la verdad de Spinoza en conexión con la problemática

ontológica de los entes matemáticos en Narváez, 2016.

93 La interpretación de Bennett, por lo demás –aunque Spinoza podría haber admitido el procedimiento

hipotético-deductivo para las ciencias naturales y ciertamente, como sostiene Bennett, no toda la experiencia es para él experiencia vaga- es difícilmente aplicable a las partes de la Ética. El hecho de que Spinoza esté convencido de que sus principios no son meras hipótesis es una razón, mucho más fuerte de lo que Bennett quiere admitir (1990 p. 25) en contra de su interpretación. En todo caso, si las proposiciones de la Ética concuerdan con la experiencia, es algo que para Spinoza tiene un valor secundario. Pues, como mostraremos más adelante en este capítulo, lo importante es que hayan sido correctamente explicadas a través de sus causas. Esto es, deducidas de las esencias de las cosas. Así, la finalidad del método hipotético-deductivo no es la misma que la de la aplicación del método geométrico de Spinoza. En efecto, mientras que la finalidad del primero sería ver qué hipótesis son correctas y cuáles no, en el segundo, las definiciones y axiomas se conocen de antemano intuitivamente. La intuición, en el sentido spinoziano, no tendría ningún sentido si se tratará de un método hipotético-deductivo. En definitiva, la interpretación de Bennett no facilita la comprensión de los fines que tiene en mente Spinoza a la hora de utilizar el método geométrico.

El método no es el mismo razonar para entender las causas de las cosas y, mucho menos, el entender esas causas94. (TIE par. 37 G II 15)

Vale decir, no se trata del proceso de razonamiento realizado de tal o cual manera para llegar a la causas, ni la posesión de tales causas. Pero, entonces, ¿de qué se trata el método?

Lo negado por ambas citas indica claramente que la doctrina metodológica de Spinoza es una respuesta, o una toma de posición respecto de otras concepciones del método. En efecto, al decir que el método no es tal cosa ni tal otra, nos da a entender que así es como lo entienden algunos filósofos. Ahora bien, ¿qué definiciones del método pudo haber tenido en mente aquí Spinoza? Obviamente parece referirse a concepciones del método que otros han sostenido antes que él. Incluso la ausencia de una indicación más precisa, hace presuponer que se trataría de maneras muy comunes de entender el método. Esta pregunta ha sido desatendida por los comentadores pero claramente merece una respuesta, la cual, nos permitiría apreciar más claramente la posición que adopta Spinoza frente a la herencia filosófica.

Para intentar dar una respuesta podríamos preguntarnos ¿cuál de los filósofos examinados en los capítulos anteriores consideraría que el método es “el mismo razonar para entender las causas”? Ciertamente podríamos pensar que razonan para entender las causas de las cosas los aristotélicos. En efecto, como hemos visto en el capítulo primero, para Aristóteles, el conocimiento es conocimiento de las causas. En este marco se ocupó de comprender la naturaleza de las causas y postuló su famosa doctrina de las cuatro causas. Por otro lado, en los Analíticos, obra que se podría considerar un tratado sobre el método, elabora una teoría acerca de cómo debemos razonar correctamente. De modo que, esta concepción podría encajar bastante bien. Así, si estamos en lo correcto, la afirmación de Spinoza podría ser reconstruida del siguiente modo: “el método no es construir silogismos y menos aún la teoría de las cuatro causas”. O quizás de este otro modo: “el método no es buscar las causas utilizando silogismos y menos aún entender los tipos de causas que están en juego en cada caso”. Sin embargo, dada la vaguedad de la afirmación, también podríamos pensar que si bien no excluye nuestra interpretación, el objetivo no es solo Aristóteles. ¿A qué otros filósofos podríamos incluir bajo esta referencia? Claramente a Bacon, quien propone una forma de razonar no silogística para acceder a las causas de las cosas y quién también intenta comprender en su método cuál

94 “…methodus non est ipsum ratiocinari ad intelligendum causas rerum; et multo minus est intelligere

es la naturaleza de la causalidad. Hobbes también entraría bajo esta referencia velada ya que hace lo mismo que Bacon aunque su concepción de la forma correcta de razonar y de la causalidad sea diferente. ¿Descartes? Tal vez, pero de forma más ajustada. Ciertamente, como vimos en el capítulo anterior (vid. supra 2.2), su compromiso con el conocimiento causal es mucho más vago que en los dos casos anteriores, sin embargo, sus reglas indican también formas de razonar. En resumidas cuentas, parece que, con esta negación a identificar el método con buscar el signo de la verdad, la forma de razonar y el conocimiento de las causas, Spinoza se estaría refiriendo a la manera corriente de encarar la cuestión metodológica en la historia de la filosofía. Una manera que hunde sus raíces en Aristóteles y que, aunque ha introducido cambios (como hemos visto en el capítulo dos) no ha modificado algunas de sus características esenciales. Si esta lectura es correcta deberíamos tener en cuenta que Spinoza nos propone una nueva manera de entender el método, diferente de los intentos anteriores. No obstante, solo después de recorrer la descripción positiva del método podremos determinar con precisión en qué consiste las novedades introducidas por Spinoza y eventualmente también comprenderemos más claramente el sentido de la descripción negativa del método.