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La depresión ha llegado a ser tan común que incluso un psiquiatría la describe como "una reacción perfectamente normal", con tal que, no interfiera en las tareas diarias". Pero aunque se considere normal, en el sentido estadístico de que el comportamiento y el sentir de la mayoría de la gente son así, no cabe decir que sea un estado saludable.

En realidad no podemos esperar que un ser humano esté siempre alegre. Ni siquiera los niños, más cercanos a esta emoción por naturaleza, están continuamente alegres. Por el hecho de que sólo ocasionalmente alcancemos altas cotas de alegría no explica la depresión. La condición mínima de un funcionamiento normalmente sano es "sentirse bien". Una persona sana se siente bien la mayor parte del tiempo en las cosas que hace, sus relaciones, su trabajo, su descanso y sus movimientos. Su placer alcanza en ocasiones gran alegría e incluso puede llegar al éxtasis, y de cuando en cuando experimentará también dolor, tristeza, pesar, dolor y decepción. Sin embargo no llegará a deprimirse. Para entender esta

diferencia, vais a permitirme comparar a una persona con un violín. Cuando las cuerdas están bien afinadas, vibran y emiten sonido. Uno, entonces puede tocar una canción triste o alegre, un canto fúnebre o una oda de gozo. Pero si las cuerdas no están bien afinadas, el resultado será una cacofonía. Si están flojas y sin tono, no darán ningún sonido. El instrumento está muerto e incapaz de responder. La incapacidad para responder es lo que distingue la situación del deprimido de cualquier otra situación emocional. La persona descorazonada recupera su fe y la esperanza de cambiar su situación. Una persona hundida se levantará de nuevo cuando la causa que la ha producido desaparezca. Una persona se alegrará ante la expectativa de placer. Pero nada es capaz de evocar una respuesta en una persona deprimida; la perspectiva de placer o de pasarlo bien sólo servirá, a menudo, para ahondar su depresión.

En casos de depresión grave la pérdida de respuesta frente al mundo es claramente evidente.

Una persona gravemente deprimida puede sentarse en una silla y estar con la mirada perdida durante horas y horas. Puede pasarse gran parte del día en la cama, incapaz de encontrar energía para integrase a la corriente de la vida. Pero la mayoría de los casos no son tan graves. Los pacientes que he tratado de depresión no estaban tan incapacitados. Solían ser capaces de continuar con la rutina de la vida y parecían desenvolverse adecuadamente en su trabajo. O eran amas de casa y madres que realizaban las actividades necesarias y que para el observador causal tenían una apariencia normal. Pero todas ellas se quejaban de estar deprimidas, y quienes vivían con ellas y las conocían

bien se daban cuenta de su estado. La persona deprimida vive en función del pasado, con la correspondiente negación del presente, claro está que la persona deprimida no se da cuenta que vive en el pasado, porque también está viviendo en el futuro, un futuro tan irreal, en relación con el presente, como lo era el mismo pasado.

Cuando una persona ha experimentado una pérdida o trauma en su infancia que ha socavado sus sentimientos de seguridad y autoaceptación, proyectará en su imagen del futuro la exigencia de que invierta su experiencia pasada. El individuo que de niño experimentó una sensación de rechazo se representará en un futuro lleno de aceptación y aprobación prometedoras. Si de niño luchó contra una sensación de desamparo e impotencia, su mente compensará este insulto a su ego con una imagen del futuro en la que se sienta poderoso y dominante. La mente en sus fantasías y elucubraciones, intenta invertir una realidad desfavorable e inaceptable a base de crear imágenes que ensalcen al individuo e hinchen su ego. Si una parte importante de la energía de la persona se centra en estas imágenes y sueños, perderá de vista que su origen está en la experiencia infantil y sacrificará el presente en aras de su cumplimiento. Estas imágenes son metas irreales, y su realización es un objetivo inalcanzable.

La irrealidad de una persona deprimida se manifiesta claramente en el grado en que ha perdido contacto con su cuerpo. Hay una carencia de auto percepción; no se ve a sí mismo tal como es, ya que su mente está centrada en una imagen

irreal.

No se da cuenta de las limitaciones impuestas por sus rigideces musculares, pero estas limitaciones son las responsables de que no pueda realizarse como persona en el presente. No siente las perturbaciones en su funcionamiento corporal, ni su menor motilidad y respiración inhibida, ya que se identifica con su ego, su voluntad e imaginación. La vida de su cuerpo, que es la vida del presente se descarta como irrelevante porque sus ojos están fijos en una meta futura que considera la única importante.

DIARREA

En el plano físico, la diarrea se produce porque el cuerpo rechaza el alimento antes de poder asimilar lo que necesita y que es bueno para él.

En los planos mental y emocional, el afectado también hace lo mismo. Le resulta muy difícil asimilar y aceptar lo que viene del exterior por poseer un espíritu excesivamente crítico que pone reparos a todo. Está muy saturado de información, de datos, de vivencias, pero no se entretiene a estudiar analíticamente, a asimilar, para poder extraer lo útil, si no que lo rechaza sin digerir, como la comida; el alimento sale igual que entró.

Por falta de asimilación: Si no se decir "basta", si no se decir que "no", rechazar, reafirmarme, cuando me dan una información, una orden, una comida...el intestino se niega a hacer la digestión y sale todo igual que entró.

La diarrea constituye un modo de no integrar la realidad que está teniendo lugar, un deseo de

huir, de evitar una situación (desearíamos que hubiera terminado antes incluso de haber empezado) un rechazo a asimilar una experiencia considerada tóxica, “una jugarreta”, ya sea por miedo o porque es del todo inaceptable.

Alguien o algo nos han herido en los sentimientos (conflicto de carencia de amabilidad) y estamos enfadados e indignados. Nos detestamos y nos castigamos por no ser capaces de enfrentarnos a las cosas y superar los problemas que se presentan. En lugar de eso preferimos retirarnos (huir) a un lugar tranquilo y solitario (baño) para que las cosas pasen, que sigan su curso.

Con frecuencia este padecimiento se puede dar también en personas que sienten pasar por “apreturas”, que tienen miedo a la pobreza y que se preocupan por todo. "Conflicto de miedo visceral". Tienen la impresión de que la vida les exige demasiado y sienten miedo de no estar a la altura, de no ser capaces de hacerlo bien y por ello de ser rechazados.

La diarrea también expresa una impaciencia, un deseo de acabar con algo relacionado con la propia vida: (aceleración del peristaltismo) Deseo de acelerar las cosas. “Quiero acabar de una vez por todas con eso”.

Si afecta a la tiroides (heces blandas) la persona debe tenerlo todo acabado antes de empezar.

*Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:

Por la diarrea debemos de tomar conciencia de nuestra falta de autoestima. Debemos aprender a nutrirnos de buenos pensamientos, a querernos y a sentirnos merecedores de todo lo bueno. Debemos tomar conciencia de nuestra manía de criticar y aprender a observar las cosas sin prejuicios.

Debemos recuperar la flexibilidad necesaria para contemplar los acontecimientos, oír lo que se nos dice antes de responder, tomarnos tiempo para absorber los jugos y beneficios de una situación y permitir que sucedan las cosas que deben suceder.

DIENTES

Los dientes representan nuestra capacidad para expresar lo que pensamos y nuestra manera de “afirmarnos” o de “morder” en la vida. Morder es un acto de agresividad, de poder, una toma de posesión.

“No consigo decir lo que tengo en la cabeza”. “No soy capaz de afirmarme o alguien me impide afirmarme”.

Una mala dentadura es señal de una agresividad contenida y de escasa vitalidad. Quien la padece evita los conflictos y carece de la capacidad de “hincarle el diente” a un problema. Le falta empuje para abrirse camino en la vida (“enseñar los dientes”) ya que se siente impotente e incapaz de defenderse. Conflicto de desvalorización por “no poder morder”. Podría morder, soy capaz de hacerlo, pero no tengo derecho a hacerlo, “me han educado demasiado bien”. Conflicto de desvalorización “por no poder, por no ser

capaz de morder”, porque uno se siente más débil.

Otros problemas dentales están relacionados con nuestras dificultades para “ir hacia delante”, para tomar decisiones y eliminar los obstáculos que nos impiden avanzar.

La caries dental es la manifestación de un dolor interior profundo. Algo me roe hasta lo más hondo de mi ser, quizás porque no hemos sabido expresar a tiempo las palabras que deberíamos haber dicho o por no haber tomado la decisión adecuada en el momento oportuno.

Hemos vivido una situación en la que teníamos el deseo de “morder” a alguien y no lo hemos hecho porque “un niño bien educado no hace este tipo de cosas”. O bien debido a un conflicto de desvalorización al no poder o al no ser capaz de morder por sentirnos demasiado débil. De este modo nos bloqueamos y no podemos actuar ni manifestar nuestros deseos.

Las caries también nos indican que tomamos la vida demasiado en serio y que nos impedimos reír.

Dolor de muelas: Conflicto de querer atrapar el pedazo y no poder hacerlo. Ejemplo: desear comer algo y no permitírselo para no engordar.

Pulpa de los dientes: “No está permitido alimentar mi agresividad”.

Bruxismo o rechinar los dientes: El rechinar de dientes expresa una ira inconsciente que aflora a la superficie, una rabia reprimida que se expresa frecuentemente de noche. Como no consigo tomar decisiones claras y precisas, el rechinar de dientes es la expresión física de mi tristeza y de mi agresividad reprimida. “Me niego el placer”.

*Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:

Debemos aprender a expresar hacia el exterior toda la ira que tenemos contenida. Debemos aprender a ver y a aceptar las situaciones de la vida tal como son, desarrollando así nuestra capacidad para discernir y aceptar los puntos de vista de los demás. Y, fundamentalmente, debemos emprender las acciones necesarias para materializar nuestros deseos.

También nos ayudaría mucho desarrollar nuestra capacidad para reírnos de nosotros mismos y tratar de ver siempre el lado divertido de la vida.

Así como concedernos permiso para defendernos, para abrirnos paso y acometer la vida.