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Teología y pedagogía de la ERE en los Colegios Maristas de Colombia

1.3. Dimensión religiosa del ser humano

La dimensión religiosa del ser humano se ha manifestado desde los inicios de su historia. Desde el hombre primitivo hasta el hombre postmoderno hay expresiones y exteriorizaciones de aquella natural manifestación y agrado por lo religioso, por lo trascendente.81 Esa apertura a lo totalmente Otro configura en el ser humano actitudes especificas mostradas en ritos, objetos sagrados, rezos etc. “Es el convencimiento de dependencia respecto de un ser considerado superior en todos los órdenes- ontológico, axiológico, personal, en cuyo entronque e integración el hombre sabe que consiste su plena realización, es decir, su salvación”.82

Esta dimensión se torna como una experiencia de vida frente a la trascendencia. En ella Dios se proyecta en diversos campos de la existencia. En la historia personal del sujeto, en las relaciones con otros sujetos y en la interacción con su entorno sociales en general. Personalmente, se sitúa frente aquello que le trasciende, que le es superior, lo totalmente Otro83, mediante acciones místicas tales como la oración; con los otros, evidencia esa actitud religiosa cuando participa de celebraciones de carácter sagrado llevadas a cabo en una comunidad creyente; y socialmente, intenta articularse a una estructura religiosa tal como la Iglesia institucional. En todos estos planos existenciales el ser humano busca encontrar un sentido último que de plenitud a su vida.

El ser humano, desde esa dimensión religiosa que le configura, reconoce la existencia de algo superior que le otorga horizontes de sentido. El reconocimiento de algo que le trasciende y le rebasa, le conduce a vivir experiencias de encuentro con Dios y le lleva a dar respuesta a la interpelación hecha por Él mismo. Tal experiencia de encuentro y respuesta está atravesada por el diálogo entre las dos realidades: ser humano y ser Divino. Esa

      

81 Lara C, David E.

Libertad Religiosa y Educación Religiosa Escolar, Bogotá: Pontificia Universidad

Javeriana, 2006, 104.

 

82Sahagún Lucas, Juan de. “El fenómeno religioso. La religión como actitud específica del hombre”. 187-

210.   83 Ibid.

relación dialógica se traduce en actitudes de vida, estilos de vida en los cuales se manifiesta la presencia reveladora de un ser superior dador de sentido: Dios. Como dice Sahagún, es la actitud del ser humano religioso que se considera verdaderamente hombre, que se hace a sí mismo mediante la “transfiguración” de su existencia, configurando su vida con aquello que le trasciende, aceptando un modelo de humanidad superior a la condición humana actual, condición humana basada en el amor y la justicia.84

Esa dimensión religiosa presente en el ser humano, es la motivación e invitación que podrían vivir los jóvenes. La ERE guiaría esa apertura al trascendente presente en sus existencias; les apoyaría en la búsqueda de respuestas a sus inquietudes, incertidumbres y sospechas acerca de lo religioso. En todo ello, la comprensión antropológica-teológica y filosófica, articulada con la teología de la acción, ofrece ante estas realidades, luces reflexivas y orientadoras, que permiten a los estudiantes encontrase con Dios en relación estrecha con sus vidas. Así, sus manifestaciones de afecto, sus sentimientos, sus experiencias relacionales, sus actitudes de solidaridad y justicia, sean expresiones vitales derivadas de su comunión con Dios.

1.3.1. La religión como fenómeno humano y ERE.

La dimensión religiosa del ser humano descrita en los párrafos anteriores es un fenómeno que comporta en el hombre una conducta especial que lo cualifica como ser religioso o religado. Tal comportamiento manifiesta una dependencia en relación a un ser superior en quien el hombre busca su realización plena.85 Esa disposición religiosa incluye una visión integral de la realidad: Dios, hombre y mundo86, que está arraigada en la dinámica histórica; en la cual ha evolucionado desde las primeras experiencias arcaicas tales como mitos, leyendas y relatos sobre dioses y seres sobrenaturales, hasta las actuales expresiones religiosas que han alcanzado complejos grados de elaboración simbólica y temática tales como el cristianismo, islamismo, y otras religiones.

       84 Ibid.

85 Ibid.

86 Comisión Episcopal de Enseñanza. “La enseñanza de la religión, una propuesta de vida”

Una de las características del fenómeno religioso en hombre es lo sagrado. Sahagún, caracteriza lo sagrado como aquella realidad que se reviste de una nueva dimensión, una realidad de un orden totalmente diferente a las realidades naturales. Es la manifestación de un nuevo ser ante el cual el hombre se muestra estremecido, fascinado y plenificado. “El nuevo orden se presenta al hombre religioso bajo el aspecto de perennidad, de fertilidad y de eficiencia. De este modo lo sagrado equivale a la máxima potencia o suprema energía que es lo mismo que plenitud o saturación del ser”.87

Esta realidad de lo sagrado es caracterizada con tres aspectos fundamentales: lo tremendo, el misterio, lo fascinante. Lo tremendo, es el estado de estremecimiento, temblor y pavor que el sujeto experimenta ante una realidad desconocida que se traducirá en comunión dando lugar a la actitud religiosa. Asimismo está el misterio como admiración y asombro al encontrarse con lo totalmente otro que le resulta inexpresable en conceptos y palabras. Ese misterio es además fascinante, es decir, admirable que arrebata y hechiza hasta llegar al éxtasis.88 “Mediante estos tres aspectos diferentes: tremendo, misterioso y fascinante, se llega a la compresión del numen- divinidad- que goza del rango de suprema realidad trascendente e inabarcable…”89

El conocimiento de lo sagrado lleva a asumir una actitud religiosa que se especifica en un modo de estar en el mundo. En este sentido acoge estilos de vida en el entorno social en constante relación con aquello que le trasciende. Su vida cobra sentido desde la comunión con su Dios hacia quien se muestra como colaborador en la construcción del Reino, por ejemplo. Esa relación con la divinidad es inherente a toda la acción que el ser humano realiza en el mundo. Así, su comportamiento reviste de diferentes formas en las que externaliza la unión con la trascendencia: culto, dogma, iglesia, etc.90

      

87 Sahagún Lucas, Juan de. “El fenómeno religioso. La religión como actitud específica del hombre”.187-210.

  88 Ibid. l 89 Ibid. 90 Ibíd.

En este sentido, la dimensión se hace evidente en la actitud propia del ser humano. Es la actitud religiosa como relación con aquello que le da sentido se torna como “encuentro personal” donde entra en comunicación con Dios. Aquí el hombre se muestra en condición de creatura dependiente del ser creador a quien le expresa con gestos simbólicos y acciones de vida, su adhesión y apertura. Por ello la actitud religiosa es dinámica en compromiso con la historia, es emocional pues se expresa con sentimientos de amor y confianza, es mística en cuanto el hombre se experimenta “asimismo como siendo en otro, perteneciendo a otro y viviendo en función de otro”.91 Es una actitud colectiva y eclesial pues el hombre es un ser social y la búsqueda de sentido en la trascendencia depende en parte de los demás. En todo ello el hombre religioso muestra actitudes de respeto y servicio en la práctica del amor la solidaridad y la justicia; realiza prácticas de adoración y culo como homenaje a Dios; a él se entrega de forma total pues es la fuente de salvación.92

Esa actitud religiosa se configura de en lo que se denomina religión. La religión se torna como una experiencia, una práctica, una vida manifestada en acontecimientos, conductas, textos, espacios, tiempos y en la conciencia de fe personal y colectiva, privada y pública de hombres y mujeres. La actitud religiosa, explicita en la religión, es la expresión mostrada en un conjunto de elementos de tipo histórico, doctrinal, ritual, social, que constituyen la fe.93

En pocas palabras, la religión como fenómeno, hace parte de la historia de la humanidad y además es constitutivo a la naturaleza del hombre desde sus orígenes; éste ha configurado, a partir de su experiencia religiosa, estilos de vida con características propias que han dado forma al sistema de valores culturales y de índole social.94

       91 Ibid.

92 Ibid.    

93 Conferencia Episcopal de colombiana. “Escuela y religión. Hacia la construcción de un modelo de

educación religiosa”. LXVIII Asamblea Plenaria Extraordinaria. Anexo13. 138.

94 Esto no quiere decir que toda la sociedad esté implicada en ese sistema de valores, pero al menos si gran

Entonces, si lo religioso es parte constitutiva del ser humano, es consecuente que lo religioso tenga un espacio en la escuela. Pues si la tarea de ella es formar a la persona de manera integral, cómo ignorar aquello que le es constitutivo: el estar religado a la trascendencia. Si bien es cierto, que una sociedad secularizada95 pone en tela de juicio la dimensión religiosa, también es un hecho que la religión sigue ocupando un espacio en la cultura y los entornos sociales.96 En ese sentido la ERE, como una de las áreas pertenecientes a la estructura de la escuela, está facultada para orientar la formación religiosa.

Así pues, en los colegios maristas de Colombia se considera importante asumir lo religioso. En esa medida, se asume la pluralidad de intereses y exigencias, de los estudiantes, que se encuentran relacionados con el sentido trascendente de la vida. Esto es, considerar la experiencia de Dios de quienes están vinculados con una religión específica; también asumir la dimensión trascendente de quienes admiten tener una creencia genérica y de aquellos que no creen. Tanto la creencia como la no creencia interesan a la educación religiosa. Pues, “la presencia de lo religioso en la escuela se justifica en atención a quienes creen en Dios y a quienes cultivan el saber religioso, pero en una actitud de respeto a la no creencia actitud fundamentada en el contexto de la pluralidad social y en el ejercicio de la libertad religiosa y la libertad de pensamiento”.97