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Restauración y recobro de otra relación con las cosas y, por tanto, del ejercicio de otro tipo de

2.2.2. Inconsciente y afectividad ontológicos

2.2.2.1. El inconsciente ontológico

Según Deleuze existe en Bergson un rasgo de la subjetividad al que hay que prestar atención: su aspecto “cerebral”. El cerebro introduce una separación entre el movimiento recibido y el movimiento ejecutado, instaurando de este modo una zona de indeterminación. El recuerdo es el que “llena” esa separación, o mejor, el que se encarna o actualiza en el intervalo cerebral, aunque es un recuerdo caracterizado por no conservarse en el cerebro o en la materia. La razón es que el cerebro “pertenece” a la línea de la materia mientras que el recuerdo forma parte de la línea de la subjetividad.

«Il est absurde de mélanger les deux lignes en concevant le cerveau comme le réservoir ou le substrat des souvenirs. Bien plus, l’examen de la seconde ligne suffirait à montrer que les souvenirs n’ont pas à se conserver ailleurs que “dans” la durée. C’est donc en soi que le souvenir se

conserve. […]. Nous n’avons d’ailleurs aucun intérêt à supposer une

conservation du passé ailleurs qu’en soi, par exemple dans le cerveau ; il faudrait que le cerveau, à son tour, eût le pouvoir de se conserver lui-même ; il faudrait que nous conférions à un état de la matière, ou même à la matière tout entière, ce pouvoir de conservation que nous aurions refusé à la durée.» (B, 48-49)

La teoría de la memoria es la puerta de entrada a los desarrollos más complejos del pensamiento de Bergson122. Una teoría que Deleuze frecuentará en distintos momentos (DR, IM, IT) pero que en la obra que estamos analizando presenta en cuatro grandes proposiciones que expresan cuatro paradojas:

«[…] 1º nous nous plaçons d’emblée, d’un saut, dans l’élément ontologique du passé (paradoxe du saut) ; 2º il y a une différence de nature entre le présent et le passé (paradoxe de l’Être) ; 3º le passé ne succède pas au présent qu’il a été, mais coexiste avec lui (paradoxe de la contemporanéité) ; 4º ce qui coexiste avec chaque présent, c’est tout le passé, intégralement, à des niveaux divers de contraction et de détente (paradoxe de la répétition psychique).» (B, 57)

Son cuatro proposiciones a las que nosotros añadiríamos una quinta (que podríamos nombrar como “paradoja de la unidad”):

«[…] si le passé coexiste avec son propre présent, et s’il coexiste avec soi à

des niveaux de contraction divers, nous devons reconnaître que le présent lui-même est seulement le niveau le plus contracté du passé.» (B, 72)

El análisis de estas cinco proposiciones es imprescindible para la comprensión de futuros desarrollos conceptuales deleuzianos. Pasemos por tanto a su descripción pormenorizada.

1ª Proposición: “Nos situamos de un salto en el elemento ontológico del pasado”.

Con respecto a la primera proposición Deleuze explica que cuando buscamos un recuerdo que se nos escapa tenemos conciencia de un acto sui generis por el que nos distanciamos del presente para situarnos, primero, en el pasado general y, después, en una determinada región del pasado (operación de tanteo análoga a la puesta a punto de un aparato fotográfico). Pero con esta operación tan sólo nos colocamos en la actitud más adecuada para recibir el recuerdo, ya que éste aún permanece en estado virtual. El recuerdo aparece poco a poco como una nebulosa que se condensara, como pasando de un estado virtual a otro actual. Y es justo aquí donde Deleuze hace una intervención decisiva en el texto bergsoniano alejándolo de toda interpretación psicologista.

«Bergson parle bien d’un acte psychologique ; mais si cet acte est “sui

generis”, c’est parce qu’il consiste à faire un véritable saut. On s’installe d’emblée dans le passé, on saute dans le passé comme dans un élément

propre.» (B, 51)

122 Cf. B, capítulo III titulado “La Mémoire comme coexistence virtuelle”, pp. 45-70, y también ID, 38- 42, 57 y 61-69.

Del mismo modo que no percibimos las cosas en nosotros mismos sino allí donde están, tampoco aprehendemos el pasado sino allí donde está, en sí mismo y no en nosotros o en nuestro presente. Hay un “pasado en general” que no es el pasado particular de tal o cual presente sino que es como un elemento ontológico, un pasado eterno y de todo tiempo, condición para el “paso” de todo presente particular.

«Nous nous replaçons d’abord, dit Bergson, dans le passé en général : ce qu’il décrit ainsi, c’est le saut dans l’ontologie. Nous sautons réellement dans l’être, dans l’être en soi, dans l’être en soi du passé. Il s’agit de sortir de la psychologie, il s’agit d’une Mémoire immémoriale ou ontologique. C’est seulement ensuite, une fois le saut fait, que le souvenir va prendre peu à peu une existence psychologique : “de virtuel il passe à l’état actuel…”. Nous avons été le chercher là où il est, dans l’Être impassible, et nous lui donnons peu à peu une incarnation, une “psychologisation”.» (B, 52)

La autosuficiencia, o mejor, autoconservación del pasado sumada a nuestra capacidad de movernos mediante saltos123 conduce a Deleuze a “psicologizar” el presente y “ontologizar” el pasado:

«Seul le présent est “psychologique” ; mais le passé, c’est l’ontologie pure, le souvenir pur n’a de signification qu’ontologique.» (B, 51)

2ª Proposición: “Existe una diferencia de naturaleza entre el pasado y el presente”. En esta proposición Deleuze sugiere que si tenemos tanta dificultad para

pensar en una supervivencia en sí del pasado es porque creemos que el pasado ya no es, que ha dejado de ser. Privilegiamos el presente, es nuestra tendencia y condición, y exportamos todas sus propiedades a otras naturalezas.

«Nous confondons alors l’Être avec l’être-présent. Pourtant le présent,

n’est pas, il serait plutôt pur devenir, toujours hors de soi. Il n’est pas, mais il

agit. Son élément propre ne pas l’être, mais l’actif ou l’utile.» (B, 49)

El pasado es de naturaleza distinta que el presente. Diríamos que presente y pasado son respectivamente como un objeto y la imagen que de él se refleja en una retina o en un “espejo invertido”, es decir, el pasado se configura como una inversión de todas las propiedades atribuibles al presente. De este modo el pasado es inútil,

123 En un interesante apunte Deleuze señala que Bergson analiza el lenguaje de la misma forma que la memoria. La manera de comprender lo que se nos dice es idéntica a la manera de encontrar un recuerdo. No comprendemos el sentido de lo que se nos dice a partir de los sonidos que escuchamos y de las imágenes que les asociamos sino que nos instalamos de golpe (“nous nous installons d’emblée”) en el elemento del sentido y después en una región de tal elemento. «Véritable saut dans l’Être. C’est seulement ensuite que le sens s’actualise dans les sons physiologiquement perçus, comme dans les

inactivo, impasible y se autoconserva en sí mismo. Deleuze llega a escribir que sólo al pasado es atribuible el verbo el verbo “ser” en la medida en que es su forma propia y ajustada.

«Du passé au contraire, il faut dire qu’il a cessé d’agir ou d’être-utile. Mais il n’a pas cessé d’être. Inutile et inactif, impassible, il EST, au sens plein du mot : il se confond avec l’être en soi. On ne dira pas qu’il “était”, puisqu’il est l’en-soi de l’être, et la forme sous laquelle l’être se conserve en soi (par opposition au présent, forme sous laquelle l’être se consomme et se met hors de soi).» (B, 49-50)

Esta inversión opera todo un cambio de perspectiva en nuestra manera ordinaria de “ver” el tiempo.

«A la limite, les déterminations ordinaires s’échangent : c’est du présent qu’il faut dire à chaque instant déjà qu’il “était”, et du passé, qu’il “est”, qu’il est éternellement, de tout temps. – Telle est la différence de nature entre le passé et le présent.» (B, 50)

Deleuze manifiesta que lo que Bergson denomina “recuerdo puro” carece de existencia psicológica, razón por la que debe ser calificado de virtual, inactivo e inconsciente. Pero hay que tener cuidado con la noción de inconsciente ya que Bergson no emplea tal término para designar una realidad psicológica ajena a la conciencia sino para nombrar una realidad no-psicológica:

«[…] l’être tel qu’il est en soi.» (B, 50)

La comprensión de esta segunda proposición de la teoría de la memoria exige además tener en cuenta dos falsas creencias. La primera es la que nos presenta al pasado como constituyéndose después de haber sido presente, como naciendo tras haber sido activo. La segunda es la que nos presenta al pasado como reconstituyéndose por medio del nuevo presente del cual es ahora pasado. Una doble ilusión, localizable en el corazón de todas las teorías fisiológicas y psicológicas de la memoria, que supone que entre el recuerdo y la percepción tan sólo se da una diferencia de grado y, por tanto, que afirma que el pasado se puede recomponer con una suma de presentes. Pero esto es imposible. Tan sólo una ilusión. Un mixto mal analizado.

«Ce mixte, c’est l’image comme réalité psychologique. L’image en effet retient quelque chose des régions où nous avons été chercher le souvenir qu’elle actualise ou qu’elle incarne ; mais ce souvenir, précisément, elle ne l’actualise pas sans l’adapter aux exigences du présent, elle en fait quelque

chose de présent. Ainsi à la différence de nature entre le présent et le passé, entre la perception pure et la mémoire pure, nous substituons de simples différences de degré entre des images-souvenirs et des percepcions-images.» (B, 53)

3ª Proposición: “El pasado no sucede al presente que fue sino que coexiste con

él”. Con respecto a la tercera proposición hay que decir que Deleuze denuncia que

estamos demasiado acostumbrados a pensar en términos de presente, esto es, que tendemos a creer que un presente se convierte en pasado cuando es reemplazado por otro presente. Pero nos asalta la duda: ¿cómo un nuevo presente podría sobrevenir si el antiguo presente no pasara al mismo tiempo que es presente?, ¿cómo un presente cualquiera pasaría si no fuera pasado al mismo tiempo que presente?

«Si le passé devait attendre de ne plus être, si ce n’était pas tout de suite et maintenant qu’il était passé, “passé en général”, il ne pourrait jamais devenir ce qu’il est, jamais il ne serait ce passé. S’il ne se constituait pas tout de suite, il ne pourrait pas davantage être reconstitué à partir d’un présent ultérieur. Jamais le passé ne se constituerait, s’il ne coexistait avec le présent dont il est le passé.» (B, 54)

Parece que nunca se constituiría el pasado si no se hubiera constituido al mismo

tiempo que era presente. En suma, la formación del recuerdo nunca es posterior a la

de la percepción sino que tiene lugar a la vez que ésta.

«Le passé et le présent ne désignent pas deux moments successifs, mais deux éléments qui coexistent, l’un qui est le présent, et qui ne cesse de passer, l’autre, qui est le passé, et qui ne cesse pas d’être, mais par lequel tous les présents passent. C’est en ce sens qu’il y a un passé pur, une sorte de “passé en général” : le passé ne suit pas le présent, mais au contraire est supposé par lui comme la condition pure sans laquelle il ne passerait pas. En d’autres termes, chaque présent renvoie à soi-même comme passé.» (B, 54)

En este punto Deleuze establece una comparación entre Bergson y Marcel Proust124. Los dos admiten la existencia de un pasado puro, un ser en sí del pasado. Según Proust este ser en sí puede ser vivido, experimentado en provecho de una coincidencia entre dos instantes del tiempo. Pero, según Bergson, el recuerdo o el pasado puros no pertenecen al dominio de lo vivido (incluso en la paramnesia lo único que vivimos es una imagen-recuerdo).

4ª Proposición: “Lo que coexiste con cada presente es todo el pasado, íntegramente, en distintos niveles de contracción y distensión”. Según Deleuze, para

Bergson no sólo coexiste el pasado con el presente que fue sino que, al conservarse en sí (mientras que el presente pasa), entonces

«[…] c’est le passé tout entier, intégral, tout notre passé qui coexiste avec chaque présent. La célèbre métaphore du cône représente cet état complet de coexistence. Mais un tel état implique enfin, que dans le passé même, figurent toutes sortes de niveaux en profondeur, marquant tous les intervalles possibles dans cette coexistence.» (B, 55)

El pasado AB coexiste con el presente S, pero conteniendo en sí los cortes A’B’, A’’B’’, etc., que miden los grados de un alejamiento o de un acercamiento puramente ideales con relación a S125. Cada uno de estos cortes o secciones es en sí mismo virtual y pertenece al ser en sí del pasado. Cada uno de estos cortes o niveles comprende no tales o cuales elementos del pasado sino siempre la totalidad del pasado. Simplemente comprende esta totalidad en un nivel más o menos dilatado, más o menos contraído. Aquí está localizado el punto exacto en el que la Memoria- contracción se inscribe en la Memoria-recuerdo y, en cierto modo, la releva. Consecuencia final: la duración bergsoniana se define por la coexistencia y no tanto por la sucesión. Por una coexistencia, se entiende, virtual.

«La durée est bien succession réelle, mais elle ne l’est que parce que, plus profondément, elle est coexistence virtuelle : coexistence avec soi de tous les niveaux, de toutes les tensions, de tous les degrés de contraction et de détente. Aussi, avec la coexistence, faut-il réintroduire la répétition dans la durée. Répétition “psychique” d’un tout autre type que la répétition “physique” de la matière. Répétition des “plans”, au lieu d’être une répétition d’éléments sur un seul et même plan. Toute notre passé se joue, se reprend à la fois, se répète en même temps, sur tous les niveaux qu’il dessine.» (B, 56)

125 Para una mejor comprensión reproducimos el cono de Bergson (1963: 384). Deleuze también lo reproduce pero sólo en IT, 108 a propósito del asunto específico de la imagen-cristal.

SSSS A AA A BBBB A' A' A' A' A'' A'' A'' A'' B "B "B "B " B ' B 'B ' B '

Cuando, buscando un recuerdo, nos instalamos de golpe en el pasado, primero nos situamos en el pasado en general y después en una región determinada. No se trata de una región que contendría tales o cuales elementos del pasado, tales o cuales recuerdos, por oposición a otra que contendría otros elementos o recuerdos. Se trata de niveles distintos que contienen, cada uno de ellos, todo nuestro pasado en un estado más o menos contraído.

«C’est en ce sens qu’il y a des régions de l’Être lui-même, des régions ontologiques du passé “en général”, toutes coexistantes, toutes “se répétant” les unes les autres.» (B, 57)

Cada nivel comprende la totalidad de nuestro pasado en un estado más o menos contraído. Bergson añade que también hay recuerdos dominantes, como puntos notables, variables de un nivel a otro. Supongamos que una palabra inglesa, por ejemplo, ha sido pronunciada en mi presencia126. En virtud de la situación, no es lo mismo preguntarme cuál puede ser la lengua en general de la que esta palabra forma parte, que preguntarme qué persona me ha dicho anteriormente esta palabra u otra semejante. Según el caso no salto a la misma región del pasado, no me instalo en el mismo nivel, y acontece que yerro porque, buscando el recuerdo, me instalo en un nivel demasiado contraído o estrecho para ese recuerdo o bien me instalo en un nivel excesivamente dilatado o amplio127. Hay que rehacer de nuevo todo para ejecutar el salto justo128. Deleuze glosa este ejemplo de la siguiente forma:

«Insistons sur ceci : cette analyse, qui semble avoir tant de finesse psychologique, a réellement un tout autre sens. Elle porte sur notre affinité avec l’être, sur notre rapport avec l’Être, et sur la variété de ce rapport. La conscience psychologique n’est pas encore née. Elle va naître, mais précisément parce qu’elle trouve ici ses conditions proprement ontologiques.» (B, 58-59)

Las palabras de Deleuze son muy importantes ya que se subraya que sólo cuando nos hemos instalado en ese nivel en el que yacen los recuerdos surge el momento exacto en el que tienden a actualizarse o encarnarse. ¿Cómo se actualiza el pasado puro, virtual?, ¿cómo adquiere existencia psicológica?, esto es, ¿cómo se pasa del inconsciente ontológico al psicológico? Bajo la apelación del presente los recuerdos puros ya no tienen la eficacia, la impasibilidad que los caracterizaba y pasan a convertirse en imágenes-recuerdos capaces de ser evocados. La actualización o

126 Para este sugerente ejemplo cf. B, 58.

encarnación tiene múltiples aspectos, grados diversos y cinco etapas en las que poco a poco se va constituyendo el inconsciente psicológico (movimiento de traslación, rotación, dinámico, mecánico y de desplazamiento)129. Unas etapas y grados que no nos interesan para nuestra exposición ya que lo que nos parece más importante es reseñar la existencia de un inconsciente ontológico del

«[…] souvenir pur, virtuel, impassible, inactif, en soi.» (B, 69)

5ª Proposición: “El presente tan sólo es el nivel más contraído del pasado”.

Según Deleuze el presente puro y el pasado puro, la percepción pura y el recuerdo puro en tanto que tales, la materia y la memoria puras, no tienen más que diferencias de distensión y contracción, razón por la que encuentran una unidad ontológica. Al descubrir en el fondo de la memoria-recuerdo una memoria-contracción más profunda se funda la posibilidad de un nuevo monismo. Nuestra percepción contrae a cada instante una incalculable multitud de elementos rememorados, nuestro presente contrae infinitamente nuestro pasado. La noción de contracción se revela de este modo imprescindible para comprender la naturaleza “globlal-local” del tiempo.

«Qu’est-ce en effet qu’une sensation ? C’est l’opération de contracter sur une surface réceptive des trillions de vibration. La qualité en sort, qui n’est rien d’autre que de la quantité contractée. Voilà que la notion de contraction (ou de tension) nous donne le moyen de dépasser la dualité quantité homogène-qualité hétérogène, et de nous faire passer de l’une à l’autre en un mouvement continu. Mais inversement, s’il est vrai que notre présent, par lequel nous nous insérons dans la matière, est le degré le plus contracté de notre passé, la matière elle-même sera comme un passé infiniment dilaté, détendu (si détendu que le moment précédent a disparu quand le suivant apparaît). Voilà maintenant que l’idée de détente ou d’extension va surmonter la dualité de l’inétendu et de l’étendu, nous donner le moyen de passer de l’un à l’autre. Car la perception elle-même est étendue, la sensation est extensive, dans la mesure où ce qu’elle contracte, c’est précisément de l’étendu, c’est précisément du détendu […].» (B, 72-73)

Cuando percibimos contraemos en una cualidad sentida millones de vibraciones o de sacudidas elementales. Lo que contraemos es la materia, la extensión. Así carece de sentido preguntarse si hay sensaciones espaciales ya que todas nuestras sensaciones son extensivas, voluminosas y extensas en grados diversos y en diferentes estilos, dependiendo del género de contracción que operen. Las cualidades pertenecen a la materia tanto como a nosotros mismos, están en la materia en virtud de las vibraciones y de los números que las escanden interiormente130. Por tanto las

129 Para esta constitución del inconsciente psicológico cf. el detallado análisis deleuziano en B, 58-69. 130 Cf. B, 70.

extensiones están cualificadas y no son separables de las contracciones que se distienden en ellas. La materia nunca está lo bastante distendida como para ser