• No se han encontrado resultados

Empacar tu mochila con tus recursos

En esta sección, quiero que pienses en todos los recursos que tienes para ayudarte a tener éxito. Usa el diagrama para ayudarte a organizar tus pensamientos.

Educación: ¿Qué sé sobre mi objetivo, meta y mercado?

Comunidad: ¿Quién es mi público o quiénes son mis clientes? ¿Qué sé de ellos?

¿Quién es mi modelo a seguir para lograr mi objetivo?

Mi Psicología (mi mentalidad en la causa):

¿Qué tipo de acciones puedo tomar para lograr mi objetivo?

¿Qué me dice mi voz interior?

¿Tengo un sistema de gestión del tiempo?

Encuentra un modelo a seguir preguntando por la forma en que tus colegas y amigos administran su tiempo. Puedes obtener mi método al final de este libro.

¿Puedo pedir ayuda?

¿Quién es mi red o network?

(encontrar apoyo positivo para mis sueños).

Mi cuerpo (mis niveles de estrés): ¿cómo hablo con mi cuerpo para tomar una acción positiva hacia mi objetivo?

¿Qué dice mi cuerpo a los demás sobre mi autoestima?

Tu autoestima en relación con los demás Una autoestima positiva requiere coraje, para ser honesto con uno mismo y con los demás. En este libro, buscamos la armonía, el conocimiento de nosotros mismos y también la capacidad de cambiar la pequeña voz interior que nos impide recorrer nuestro camino hacia el éxito. Por estas razones, la actitud que tenemos hacia los demás en relación con nuestra propia vida es muy importante.

Todos tenemos una imagen de nosotros mismos y es simplemente humano que nos

guste proyectar a los demás nuestra mejor imagen, por diferentes razones:

Queremos que nos quieran.

Necesitamos algo de ellos.

Nos hacen sentir seguros y protegidos.

Nos valoramos según la opinión que los demás tienen de nosotros mismos.

Los necesitamos por razones de trabajo, etc.

Sean cuales sean las razones que tengas para mantener a ciertas personas cerca en tu vida, estoy segura de que son buenas, pero la forma en que te posicionas en relación con esas personas es aún más importante. Descubrir esta posición te ayudará a descubrir si la relación es realmente positiva para ti, y si ayuda a fortalecer tu confianza y autoestima.

Según Eric Berne y Franklin Ernst (Análisis Transaccional), hay cuatro posiciones diferentes en las que nos presentamos a los demás y que reflejan nuestra autoestima.

Estas no son fijas y cambian a lo largo de tu vida. Por ejemplo, cuando eres joven puedes ser demasiado confiado, pero cuando eres mayor, puedes ser más precavido, y tu confianza es más apta para presentar tu posición a los demás en un contexto laboral.

Las cuatro posiciones son las siguientes:

No me acepto a mí mismo, acepto a los demás (-, +)

Ilustraciones de Jean Augagneur.

¿Quién me hace sentir así?

Esta posición se produce como resultado de las dificultades durante tu infancia y el período de escolarización. Puede ser porque no tienes ningún límite o, por el contrario, las reglas de tu casa pueden ser muy rígidas y exigentes. Esto podría llevar a una falta de confianza en los demás, como adulto, y una confianza muy baja en ti mismo. Estas personas tienden a admirar a los demás muy fácilmente y en gran medida y se sienten incapaces de lograr lo que otros han logrado.

Puedes sentir su ansiedad y depresión en la forma en que ven el mundo.

Me acepto a mí mismo, pero no acepto a los demás (+, -)

¿Quién me hace sentir así?

Cuando un niño ha crecido en un ambiente emocionalmente difícil y ha tenido que luchar mucho para lograr lo que tiene, tiende a ser duro con los demás y le falta empatía. O, por el contrario, si todo el mundo le ha prestado mucha atención y le han dicho que sí sin darle las herramientas adecuadas para enfrentarse al mundo real. Este tipo de situación podría llevar a una autoestima muy alta que hace que el individuo devalúe a los demás a su alrededor. Puedes ver esta posición en la vida con personalidades narcisistas, que sólo se acercan a las personas para sentirse admirados por alguien.

No me acepto a mí mismo, no acepto a los demás (-, -)

¿Quién me hace sentir así?

Esta posición le dice a nuestra voz interior las siguientes frases: y esto, ¿para qué sirve? ¡Para nada! ¡Al final, todo el mundo se aprovecha de mí! ¡Todos son unos idiotas!

Esta posición hace que uno odie a todos y a todo, no hay razón para vivir. Tal persona puede querer protegerse a sí misma;

comprueba siempre que no haya un daño grave a su autoestima del que no pueda recuperarse por sí mismo. Estas personalidades necesitan ayuda para salir de la confusión negativa en la que se encuentran.

Me acepto a mí mismo, me valoro como persona y acepto este valor en los demás (+, +)

¿Quién me hace sentir así?

Esta es la posición que todos deberíamos buscar en cada relación. El diálogo interno y externo coincide y no hay ningún conflicto con su voz interior. Se dice a usted mismo: «¡Intentémoslo! No tengo nada que perder y tengo mucho que ganar». Es realista y no demasiado optimista. Es un oyente y valora a los demás tanto como se valora a usted mismo.

El momento de la verdad: tus acciones No juzgues a un hombre por lo que dice, sino por su congruencia entre sus palabras y sus acciones. Este es el momento de la verdad cuando decimos que vamos a hacer algo, y luego lo hacemos.

Las palabras son tan fáciles de decir, pero tan difíciles de seguir para algunas personas. El camino hacia el éxito tiene muchas dificultades, como el exceso de optimismo, las creencias limitantes, la baja autoestima y la escasa capacidad de gestión del tiempo, pero hay una dificultad que todos tenemos que superar: la postergación.

La postergación es la tendencia a dejar algo para mañana cuando podemos hacerlo hoy.

Esta palabra mágica implica tantos elementos como la gestión del tiempo, las habilidades de organización, la capacidad de aprendizaje, la autoestima, la capacidad de pedir ayuda... la lista es interminable. La verdad es que la falta de disciplina y la postergación juntas son las mejores amigas del fracaso.

¿Qué estás aplazando? Sé honesto contigo mismo.

FRACASO

Postergación

-

-

-

-

Yo diría que...

Nunca Algunas veces Con moderación Mucho

0 1 2 3 Lo haré cuando tenga

tiempo.

Me enfado cuando las cosas son difíciles.

Extiendo el plazo cuando no me siento motivado a trabajar.

Prefiero no hacerlo que experimentar el fracaso.

Soy muy autocrítico.

Nunca me siento orgulloso de mis logros.

Temo el fracaso.

Me siento culpable cuando pienso en todo lo que tengo que hacer.

Nunca tengo ganas de hacer cosas.

Odio a la gente que me dice lo que tengo que hacer y cómo hacerlo.

Cómo enfrentarnos con la postergación:

1) Toma cualquier tipo de acción. No esperes a que llegue la motivación. La acción trae motivación.

2) Dividir tus objetivos en pequeños trozos de responsabilidad. Si dejas de hacer algo, entonces tienes que dividir ese trozo de objetivos en objetivos más pequeños. Necesitas sentirte exitoso cuando alcanzas pequeños objetivos y pronto la recompensa positiva te ayudará, aumentando tu concentración por más tiempo y evitando que temas a las dificultades porque en tu mente (mochila) tienes todos los recursos que necesitas para tener éxito.

El resultado de la prueba

Si tienes más de 15 puntos, entonces estás postergando más de lo que debieras si

quieres lograr tus objetivos, y tu autoestima está sufriendo por ello.

La filosofía y tu crecimiento como

Documento similar