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FACTORES PARA EL INCUMPLIMIENTO DEL SALARIO MÍNIMO

En el Gráfico 8 se presenta la situación de 15 países de la región, donde se combina la relación entre el salario mínimo y el salario promedio con el incumplimiento estimado del salario mínimo. Se aprecia que la línea de tendencia marca una relación positiva evidente entre ambas variables, lo que podría llevar a concluir que cuanto menor sea el salario mínimo respecto del salario medio, menor será el incumplimiento y viceversa.

Una observación con mayor detenimiento, sin embargo, permite extraer conclusiones adicionales. En primer lugar, los niveles de incumplimiento más elevados se concentran en los países donde la relación entre el salario mínimo y el salario medio supera el 70% (Ecuador, Paraguay y Honduras). En segundo término, los países que registran relaciones del salario mínimo y el salario medio de 40% a 60% tienen tasas de incumplimiento muy diversas, que varían desde un 10% a un 36%. Un tercer aspecto es que, en la línea de incumplimiento del 10% se encuentran tres países con relaciones entre los salarios mínimo y medio que van desde un 24% (Uruguay), un 30,4% (Brasil) y hasta un 44,5% (Chile). Por tanto, si bien se puede hablar de una relación positiva de ambas variables, el grado de dispersión lleva a buscar explicaciones adicionales en los factores institucionales.

Gráfico 8

América Latina (15 países): Salario mínimo en relación con el salario medio e incumplimiento, 2011 (en porcentajes) 0 10 20 30 40 50 60 70 80 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Uruguay Costa Rica Perú Chile Salar io mínimo en r

elación con el salar

De los cuatro países analizados, en 2011 Chile y Uruguay presentaban niveles bajos de incumplimiento del salario mínimo por hora (del orden de un 9%), mientras que en el Perú y Costa Rica se registraban niveles bastante más significativos (del orden de un 30%). En todos los casos, el incumplimiento en el sector rural era muy superior al sector urbano. En Chile y en Uruguay el incumplimiento en el sector rural duplicaba al incumplimiento en el sector urbano, mientras que en Costa Rica era un 66% superior y en el Perú un 77% superior, donde uno de cada dos asalariados del sector rural percibía menos del salario mínimo por hora (Cuadro 6).

Cuadro 6

Casos de estudio (cuatro países): Estimación del incumplimiento con el salario mínimo por hora entre los asalariados privados, 2011

(en porcentajes)

País Total Urbano Rural

Chile 8,9 7,9 16,9

Costa Rica 27,6 21,6 35,1

Perú 32,9 29,7 53,1

Uruguay 9,4 6,7 13,3

Fuente: Estudios nacionales de casos.

Nota. Excluye trabajo doméstico.

Es importante tener en cuenta, además, la relación entre el salario mínimo y el salario promedio en cada uno de estos países. En los gráficos 9 y 10, respectivamente, se presenta dicha relación y la estimación del incumplimiento en los cuatro países. Llama la atención que aunque Chile tiene un salario mínimo relativamente más alto que el Uruguay, los dos países registran el mismo grado de incumplimiento. Por otro lado, el Perú y Costa Rica presentan un nivel de salario mínimo relativamente alto bastante similar, y sin embargo el Perú tiene un incumplimiento superior. Tomando en consideración estos factores, se analizarán las características institucionales y los indicadores económicos de los países de bajo incumplimiento (Chile y Uruguay) y de alto incumplimiento (Costa Rica y Perú).

Gráfico 9

Casos de estudio (cuatro países): Salario mínimo / Salario medio e incumplimiento, sector urbano, 2011

(en porcentajes)

Fuente: Estudios nacionales de casos.

Gráfico 10

Casos de estudio (cuatro países): Salario mínimo / Salario medio e incumplimiento, sector rural, 2011 (en porcentajes) SM/S medio 0 10 20 30 40 50 60 % 35 30 25 20 15 10 5 0 Uruguay Costa Rica Perú Chile Incumplimient o 60 50 40 30 20 10 0 Uruguay Costa Rica Perú Chile Incumplimient o

per cápita en que aparece bajo, o con la línea de pobreza o el salario mínimo de subsistencia, en que aún resulta insuficiente.

Por otra parte, en el ámbito institucional en ambos países se observa un importante nivel de desarrollo de sus instituciones de inspección laboral. Esto se refleja, por ejemplo, en el caso de Chile en que las sanciones a aplicar pueden llegar a ser significativas en el caso de incumplimiento, mientras que en el Uruguay se puede llegar a la clausura temporal del establecimiento. Sin embargo, en los dos países la efectividad del proceso de fiscalización podría mejorar aumentando la inspección programada en sectores o empresas donde se presume hay mayor incumplimiento. En el Uruguay, la aplicación de sanciones se encuentra limitada por las dificultades del proceso administrativo, pero se ha avanzado en la colaboración con otras instituciones públicas. A pesar de intervenciones puntuales, en los dos países parecería haber una baja presencia en el ámbito rural.

Sin embargo, resulta interesante señalar que ambos países llegan a este nivel de incumplimiento en 2011 desde realidades muy diferentes. Mientras que en Chile se llega a esos niveles después de 25 años de mejoras reales en el salario mínimo, en el Uruguay el salario mínimo estuvo marcado por un deterioro sostenido en su poder adquisitivo desde 1973 hasta 2004, alcanzando niveles prácticamente irrelevantes para el mercado de trabajo. Los incrementos reales del salario mínimo en Chile estuvieron por lo general alineados con las mejoras en la productividad global, salvo el trienio 1997-1999, cuando se acordaron en forma anticipada los incrementos anuales a aplicar en cada año. En ese caso, los incrementos consideraron estimaciones de la inflación y de la productividad, más un adicional para compensar una pérdida histórica. Durante ese período, sin embargo, la crisis asiática impactó severamente la economía chilena, llevando a una reducción de la tasa de crecimiento desde un 7,8% de 1987 a 1997, a un 3,2% de 1998 a 2004. En el mercado de trabajo, esa desaceleración provocó un importante aumento del desempleo, que llegó a bordear el 10% en 1999 y que promedió el 8,6% en el período 1998-2004. De tal forma, el incremento real del salario mínimo de un 23% de 1998 a 2000 resultó difícil de absorber por las empresas del sector privado, lo que se reflejó en que los salarios reales crecieron apenas un 4%. En consecuencia, en ese período se registró una fuerte subida de la relación del salario mínimo y el salario promedio, ya que por su magnitud los incrementos del salario mínimo no se extendieron a lo largo de la escala salarial durante esos años. Esta situación, combinada con un mercado de trabajo débil, redundó en una tasa de incumplimiento con el salario mínimo que se estima en un 18% en 2000 y 2006 (véase capítulo II de este libro). Si se considera que los arreglos institucionales se mantuvieron prácticamente constantes, parecería que la magnitud de los incrementos reales del salario mínimo fue determinante en el aumento del incumplimiento durante ese período.

En el caso del Uruguay, el período 2000-2011 comprende una primera etapa de 2000 a 2004 caracterizada por un salario mínimo muy bajo en todas las dimensiones económicas analizadas, así como una escasa fiscalización de esta cuestión. A pesar de este último

problema, el nivel de incumplimiento era prácticamente nulo como resultado del bajo nivel del salario mínimo. Durante la segunda etapa, de 2005 a 2011, el salario mínimo real creció en forma importante, en un contexto de recuperación económica y del mercado de trabajo. El fuerte crecimiento económico generó nuevos empleos que llevaron la tasa de desempleo a los niveles más bajos en dos décadas y posibilitó fuertes aumentos en los salarios reales medios (bajo el impulso de la reactivación de los Consejos de Salarios). Si bien la relación salario mínimo/salario medio aumentó, igualmente se mantuvo en niveles relativamente bajos. En el lado institucional se reforzó la acción de la inspección del trabajo y de otras instituciones que llevaron a una importante formalización del empleo. Por tanto, en el caso de Uruguay se podría afirmar que el bajo nivel de incumplimiento con el salario mínimo es el resultado de un nivel medio-bajo, complementado con un reforzamiento de la fiscalización, en un contexto de fuerte crecimiento económico.

En los otros países de estudio, Costa Rica y el Perú, se registraron altas tasas de incumplimiento con el salario mínimo, de un 27,6% y un 32,9%, respectivamente, en 2011. En este caso también los indicadores económicos del salario mínimo eran bastante diferentes en los dos países. Mientras que en Costa Rica se observaban indicadores medio-altos (medio respecto de su desarrollo, a la línea de pobreza y al salario mínimo de subsistencia), los indicadores del Perú son medio-bajos, salvo en su comparación con los salarios promedio y mediano. En ambos casos los incrementos en el salario mínimo real estuvieron concentrados en los últimos años, aunque en Costa Rica los reajustes periódicos mantuvieron un nivel real constante durante la mayor parte del período, mientras que en el Perú la irregularidad de los reajustes llevó a fuertes fluctuaciones en el poder adquisitivo del salario mínimo.

En el ámbito institucional se destaca el interés de Costa Rica por mejorar el cumplimiento con el salario mínimo mediante una campaña masiva de difusión de los derechos y obligaciones, así como de una intensificación de las inspecciones de trabajo con foco en ese tema. Sin embargo, ese esfuerzo tuvo un impacto modesto en cuanto a la reducción del incumplimiento (Gindling, Mossad y Trejos, 2012). Llama la atención que un 42% de las empresas inspeccionadas presentaba incumplimientos con el salario mínimo, un alto porcentaje que puede estar relacionado con la llamada “impunidad de la doble visita”. La información disponible muestra que la cuantía media de las multas se encuentra en el rango más bajo, los tiempos hasta la aplicación de la sentencia son muy extensos y en la

reducción del incumplimiento, o bien su persistencia en un mismo nivel. Sin embargo, tanto si se consideran los salarios por mes o por hora, se encuentra que hubo un aumento del incumplimiento (de 3,7 y 5,4 puntos porcentuales, respectivamente). Por el contrario, en el período 2007-2011 se aplicaron aumentos reales del 1,2% al año, favorecidos por la caída en la tasa de inflación anual. Sin embargo, en ese período se registra una reducción del incumplimiento, tanto medido por mes como por hora (de 1,6 y 6,4 puntos porcentuales, respectivamente).

En el caso del Perú, los incrementos en el salario mínimo real fueron bastante similares durante el período 2000-2007 y 2007-2011 (1,6% y 1,9% al año, respectivamente). Sin embargo, el incumplimiento con el salario mínimo se mantuvo estable durante el primer período, mientras que bajó sensiblemente durante el segundo (–7,6 puntos porcentuales por mes y 10,7 puntos porcentuales por hora). Esta mejora se registró en un período de fuerte expansión económica e incluso del empleo formal. En materia institucional se destaca el aumento en las inspecciones laborales que condujo a un incremento de las resoluciones sancionadoras y de las multas impuestas por incumplimientos varios, puesto que el salario mínimo no forma parte de las materias inspectivas explícitas. Asimismo, la colaboración con la SUNAT, el órgano que recibe la planilla electrónica que presentan en forma obligatoria las empresas con tres o más trabajadores, parecería haber mejorado la calidad de la acción de la inspección. Sin embargo, esta se practica casi exclusivamente en el ámbito urbano.