• No se han encontrado resultados

Hacia una sociedad mundial de la información?

In document Sociedades del Conocimiento UNESCO (página 32-35)

En el plano mundial, los factores de desigualdad ante las nuevas tecnologías se combinan creando una auténtica brecha digital planetaria que pone en tela de juicio la universalidad del desarrollo de las nuevas tecnologías. Si el sistema abierto característico de Internet parecía prometernos una supresión temporal de los efectos de las distancias y el alejamiento, la presencia de la brecha digital nos recuerda que sigue existiendo una geografía de Internet. El mapa de exten- sión de la red coincide con la geografía del desarrollo. Se observa, además, una correlación estrecha entre el equipamiento en servidores Internet y el Indicador de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD, aunque el relativo retraso inicial en equipamiento Internet de algunos países con un IDH muy alto pueda a veces explicarse por motivos institucionales. ¿Significa esto que la revolución de las nuevas tecnologías desemboca inevitablemente en un incremento de las disparidades entre los países ricos y los países en desarrollo?

En realidad, las causas profundas de la brecha digital hacen que a los países del Sur les resulte especialmente difícil recuperar su retraso. En efecto,

0 ≤ 1.000 1.000 ≤ 3.000 3.000 ≤ 5.000 5.000 y más Datos no disponibles Número de usuarios de Internet por cada 10.000 habitantes

Fuente: Datos del IEU extraídos de la base de datos sobre indicadores mundiales de telecomunicaciones de la UIT (2005).

Número de servidores Internet por cada 10.000 habitantes

0 ≤ 300 300 ≤ 1.000 1.000 ≤ 3.000 3.000 y más Datos no disponibles

Figura 1.2: Número de servidores Internet en 2003, por cada 10.000 habitantes

las desigualdades en materia de dotación industrial inducen desigualdades de desarrollo en las infraes- tructuras, que son el motor de la difusión de las nuevas tecnologías. Por lo tanto, se puede decir que existe efectivamente una correlación entre las desigualdades en materia de desarrollo industrial y las disparidades en el acceso a la información.

Las asimetrías que se observan en la distri- bución mundial de las personas “conectadas” son flagrantes (véase figura 1.1).

La geografía de las personas conectadas coin- cide evidentemente con la de las infraestructuras, tal como lo demuestra la distribución mundial de servi- dores Internet (véase figura 1.2).

Lo más preocupante es que al parecer la brecha se está ahondando. En las discusiones mante- nidas en organizaciones como la OCDE o el Banco Mundial se ha señalado que las poblaciones pobres siguen teniendo poco acceso a Internet o ninguno, mientras que el número de personas “conectadas” aumenta rápidamente en los países industrializados. Es innegable que la difusión de las nuevas tecnologías

se ha acelerado considerablemente desde fines de los años noventa y que países como China, la India, Brasil o la Federación de Rusia han realizado progresos considerables en este ámbito. Pero en el otro extremo tenemos al África Subsahariana, los Estados árabes y los países menos adelantados, donde los progresos son muy lentos, salvo entre las elites.

Dentro del grupo de los países mejor conec- tados, la figura 1.3 muestra que existen también desi- gualdades flagrantes entre los países del Norte –que disponen de un acceso barato y a alta velocidad– y los países del Sur, donde las conexiones, si es que existen, son lentas y muy onerosas.

En los países con bajo nivel de ingresos y escasa densidad de acceso a las redes telefónicas, las tarifas de Internet por conducto de un módem y una línea telefónica son mucho más caras que en los países con altos ingresos. En estos últimos países, cada punto porcentual de aumento de la densidad de acceso a la red telefónica coincide con una reducción sustancial de las tarifas Internet. En cambio, en Bangladesh, por ejemplo, el costo anual de una conexión con Internet

Número de abonados a una DSL por cada 100 habitantes

0 ≤ 1 1 ≤ 3 3 ≤ 7 7 y más

Datos no disponibles

Figura 1.3: Número de abonados a una DSL18 en 2003, por cada 100 habitantes

Antes que el problema de la conexión, el equipamiento sigue siendo otro factor de desigualdad. El precio de un ordenador equivale a varios años de salario en algunos países en desarrollo. La proporción de ordenadores personales con respecto al total de la población pone de manifiesto la existencia de importantes disparidades.19

No obstante, la rápida obsolescencia del parque informático en los países industrializados podría permitir una redistribución de los equipamientos entre los países del Norte y los del Sur. Bien es cierto que esto podría ser un factor suplementario de desigualdades: los países industrializados tendrían acceso a la alta velocidad, mientras que los países en desarrollo tendrían que contentarse con módems anticuados y sufrir las consecuencias de los plazos de espera desalentadores. De todas formas es mejor contar con un ordenador –aunque sea anticuado y poco eficaz– que no disponer de ninguno. Además, un mecanismo de redistribución de este tipo, basado en el principio de compartir el equipamiento y en la libre decisión de particulares, empresas, organizaciones y gobiernos de los países industrializados, sería una muestra de solidaridad digital que podría contribuir a mitigar las desigualdades económicas que alimentan la brecha digital. La viabilidad de una operación de este tipo supone, no obstante, un esfuerzo de todas las partes interesadas para resolver las dificultades logísticas (sobre todo, los costos de transporte) y jurídicas (transferencia de licencias de equipamientos y programas informáticos) que inevitablemente surgirían.

Número de ordenadores personales en 2002, por cada 100 habitantes

0 ≤ 10 10 ≤ 30

30 ≤ 50 50 y más

Datos no disponibles

Número de ordenadores personales en 2002, por cada 100 habitantes

Fuente: Datos del IEU extraídos de la base de datos sobre indicadores mundiales de telecomunicaciones de la UIT (2005).

permite alimentar a una familia durante un año, mien- tras que en Filipinas la conexión no está ni siquiera al alcance de la clase media y sigue siendo un lujo.

Si no se adoptan políticas específicas, las actuales disparidades de acceso a Internet perdurarán. Hemos visto que los países del Norte, y especialmente los de América del Norte, gozan de una posición dominante en el mercado de las tecnologías de la información y la comunicación. Ahora bien, esta ventaja induce a los proveedores de servicios Internet a conectarse prioritariamente con los Estados Unidos o a recurrir

preferentemente a operadores estadounidenses de telecomunicaciones, lo cual tiene como consecuencia reforzar aún más su posición (véase recuadro 1.2).

En pro de una auténtica

In document Sociedades del Conocimiento UNESCO (página 32-35)

Outline

Documento similar