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2.2 HACINAMIENTO

2.2.4 HACINAMIENTO EN HOGARES

La importancia de desarrollarse en un hogar no hacinado es evidente al considerar los beneficios a corto y largo plazos que se observan, según lo citan autores, como Cohen (2007) en el estudio de Boamah (2014), dice que la vivienda adecuada conduce a un aumento de la estabilidad y la cohesión social, disminución del estrés, y mayor autoestima de los miembros del hogar; asimismo Boamah (2014) cita a Evans et al. (2003), Nsiah-Gyabaah (2004) y Luginaah et al. (2010), quienes mencionan que los efectos sobre el rendimiento de los niños de las escuelas, los hogares, la movilidad y la productividad, mientras que la vivienda de mala calidad puede tener implicaciones de salud negativa para los hogares y su bienestar general.

Además, según el estudio realizado por Boamah (2014) en Ghana, existe un alto grado de hacinamiento en hogares, principalmente en aquellos de bajos ingresos e indígenas, asimismo sostiene que una serie de características socio-económicas son las responsables de la situación de la vivienda en el país ya que las familias que viven en casas aprobadas son propensas a disfrutar de mejores condiciones de vivienda que los hogares en viviendas no autorizadas. También está el hecho, que los hogares indígenas tienen más probabilidades de vivir en condiciones de hacinamiento, debido a factores culturales. Y, que los hogares con mayor tamaño de la familia son propensos a vivir en habitaciones atestadas. Además que, las variables que definen el acceso a una vivienda

son: nivel de ingresos, el grado de informalidad, el tamaño del hogar, el nivel educativo de los hogares, la edad, la seguridad laboral y los factores socioculturales y también la eficiencia del sistema de planificación del uso del suelo.

Por otro lado, la religión es un factor que influye sobre el hacinamiento de los hogares, como lo señalan Brañas Garza and Neuman (2007), quienes en su estudio concluyen que la exposición a la religiosidad durante los años formativos de la infancia, tiene un efecto pronunciado sobre la predisposición a tener hijos por parte de las mujeres, lo que se traduce posteriormente como en el número de hijos que han concebido. Adicionalmente, Brañas Garza and Neuman (2007) indican que en España, los dos padres tienen importantes efectos opuestos sobre la mujer. Las mujeres que fueron criadas por una madre religiosa y prácticas religiosas intensas obtienen en promedio un hijo menos que sus contrapartes que fueron criados por una madre menos religiosa, mientras que un padre quién tiene prácticas religiosas intensas alienta a la hija a tener más hijos (en alrededor de 0,8, en promedio). La evidencia teórica muestra que, efectivamente, la religiosidad y la fertilidad están relacionadas entre sí. Sin embargo, esto no implica la existencia de una relación de causalidad simplista entre ellas.

Dentro de este contexto, se consideran tres estándares para definir si un hogar está hacinado o no: ocupación, densidad y privacidad. Con respecto a la ocupación, que se refiere a identificar las partes por unidad de alojamiento, en ocasiones se generan

“hogares ocultos” cuando múltiples ocupantes de diferentes hogares deben compartir los

servicios y en consecuencia problemas de higiene y salud. Con respecto a la densidad, se

dice que: “la densidad, se refiere al espacio (personas por metro cuadrado) o la ocupación por habitación (personas por habitación)” (Spicker et al., 2015). Sin embargo, este número varía de acuerdo a cada país, en función al número de habitaciones a considerar hacinadas. Y finalmente la privacidad, que varía en función al sexo y edad de los habitantes. En conclusión, la situación de hacinamiento se produce cuando la proporción entre número de personas y espacio disponible de una casa exceden los límites intolerables.

Sin embargo, existen otros factores que contribuyen a comprender el fenómeno hacinamiento, como lo menciona Bongaarts (2001) en su estudio cuyo objetivo es conocer la dimensión del tamaño y composición del hogar con la ayuda de datos de encuestas de hogares a 43 países alrededor del mundo. De esta investigación se obtuvieron como resultados que el tamaño promedio de los hogares varía sólo

ligeramente entre las regiones, que van desde 5,6 en el Cercano Oriente / Norte de África a 4,8 en América Latina (Bongaarts, 2001); lo que demuestra que la región en donde está situada la vivienda influye en su tamaño. Además, Kuznets (1978) and US Census Bureau (1999) citados en Bongaarts (2001) mencionan que la tasa de fertilidad y con ello el número de hijos por familia ha disminuido por sobretodo en América y Europa, por ejemplo, en los EE.UU. el número de niños menores de 15 años por hogar disminuyó 2,3 a 0,6 entre 1850 y 1998.

Por tal razón, para tomar en consideración los factores de cada uno de los hogares, se debe considerar al jefe de hogar, quien es el responsable de la casa. Esta persona puede ser nombrado en función de la edad (mayores), el sexo (por lo general, pero no necesariamente, de sexo masculino), situación económica (principal proveedor), o alguna otra razón. Y en consecuencia, es sobre el jefe del hogar que se deben tomar las características, como género, edad, estado civil, etnia, entre otras, es decir que se considerará como la unidad básica en el análisis de hacinamiento.

Según la investigación realizada en Uganda, sobre el alcance y la naturaleza de la pobreza absoluta en el año 2007, menciona que:

Para los países en desarrollo se revela una coincidencia de altas tasas de propiedad, por un lado, y la escasez de servicios públicos básicos (agua potable, electricidad y saneamiento), una alta relación de alquiler a los ingresos y un piso bajo área por persona, por otro lado. Dado el bajo nivel de ingresos per cápita en los países en relación con el desarrollo de los desarrollados, es razonable que se preocupan por las condiciones de vivienda de los hogares asociados con la privación de la vivienda, la pobreza y la salud pública (Filali, 2012).

Por otra parte, el hacinamiento ha ido cambiando de conceptualización a través del tiempo, puesto que no es lo mismo hablar del tema hoy en día que hace diez años atrás. En el pasado, existían grandes familias compuestas por numerosos miembros, y no se trataba al hacinamiento como un problema social; sin embargo en estos tiempos, constatamos la evolución de la preocupación por el tema, y se observa cómo organismos y grupos sociales trabajan en disminuir esta condición de vida, ya que va en contra de los derechos ciudadanos. Es posible distinguir esta conceptualización desde la historia, tal como lo menciona Niemietz (2011) citado en Filali (2012), el redescubrimiento de la pobreza en la década de 1960 cambió la comprensión de la pobreza de un funcionamiento físico impedido a una participación social impedida. Los dos conceptos se refieren, respectivamente, a la pobreza absoluta y relativa. Ofertas de pobreza absoluta, con lo que

constituye una necesidad, es decir, las condiciones de vida mínimas para los individuos u hogares. La pobreza relativa, en cambio, se refiere a aquellos que viven bajo un umbral de ingreso medido en relación con la distribución de los ingresos del conjunto de la sociedad (en general, la mitad de la renta mediana).

Entonces, a través de los tiempos, los hábitos y las costumbres han ido cambiando al igual que las personas, puesto que no siempre se ha conceptualizado el hacinamiento de la manera en que están establecidos los recientes indicadores, y es por ello que ahora podemos hablar de hacinamiento en función a las características de hoy en día.

En resumen, la siguiente tabla muestra algunas medidas de hacinamiento por dos de los tres estándares: ocupación y densidad:

Tabla 6.

Medidas de hacinamiento de hogares y sus características

Índice Basado en Edad en que parejas de niños y niñas pueden compartir habitación Edad en que parejas de niños del mismo sexo pueden compartir habitación Edad cuando requiere su propio cuarto Índice de hacinamiento americano

cuartos n/a n/a n/a

Dormitorio británico estándar dormitorios bajo 10 0-20 21+ Ocupación nacional canadiense estándar dormitorios bajo 5 0-17 18+ Índice equivalente de hacinamiento

dormitorios bajo 10 bajo 10 10+

Fuente: Oficina de estadísticas de Nueva Zelanda Elaboración: Los autores

Según la Constitución de la República del Ecuador (2008), en los artículos 35 y 66, en resumen, dictaminan que todos los ecuatorianos tienen derecho a una vida digna, lo que implica satisfacer sus necesidades en salud, alimentación y nutrición, agua potable, vivienda, saneamiento ambiental, educación, trabajo, empleo, descanso y ocio, cultura

física, vestido, seguridad social y otros servicios sociales necesarios, además dice que el Estado está en la obligación de garantizar el derecho al hábitat y a la vivienda digna.

Además, el indicador de hacinamiento que posteriormente se explicará, pertenece al Objetivo 7 de Desarrollo del Milenio: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, cuya meta asociada es:

- Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carezcan de acceso sostenible a agua.

- Haber mejorado considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 40% de habitantes de tugurios.

El hecho de desarrollarse y vivir en un hogar es un concepto relevante (Akesson, 2014), como el caso particular de Palestina, donde se realizó un estudio sobre la importancia de poseer una casa. El hogar tiende a representar a un lugar seguro y querido para los niños de las familias en el contexto de la violencia política. Debido a que un hogar es considerado como un sitio de prácticas familiares, un centro de la identidad, y un lugar de protección; por otro lado, una casa puede llegar a considerarse como una jaula, por las condiciones insalubres que las familias viven en ella, la falta de privacidad que caracteriza a muchos hogares, y la sensación de que uno es un prisionero dentro de su hogar. Es decir, la idealización de un hogar como castillo o jaula es personal y relativa.

Según Filali (2012) la vivienda tiene un gran impacto en el bienestar humano, la salud, la educación y la seguridad, debido al hecho que brinda protección de los elementos naturales y sociales perjudiciales a los habitantes. Algunos sociólogos comparten que el hogar es un lugar particular, donde se crean lazos sociales y las relaciones se mantienen, donde cada uno llega a sentirse a gusto alejado del mundo. Es el lugar donde se desarrolla la identidad; y sobre todo para los niños, ya que es inevitable velar por su bienestar durante su crecimiento, y su vivienda representa un entorno de protección física, social y emocional, donde se pueden desarrollar en condiciones de seguridad. Así lo está estipulado en la ley:

Derecho a una vida digna.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a una vida digna, que les permita disfrutar de las condiciones socioeconómicas necesarias para su desarrollo integral. Este derecho incluye aquellas prestaciones que aseguren una vivienda segura, higiénica y dotada de los servicios básicos (art. 26, Código de la Niñez y Adolescencia).

Sin embargo, la presencia de hacinamiento limita este derecho. Este problema representa una restricción de derechos humanos porque se trata de una forma de vida marginal. Y en conclusión, algunas de las consecuencias de vivir en un hogar hacinado son: subsistir en condiciones de vida insalubre, exposición de las familias, en particular mujeres y niños al abuso sexual y verbal.

Es por este motivo que el análisis de los casos de hacinamiento anteriormente mencionados y sus consecuencias, servirá para proponer ideas de inversión del gasto público destinado a las viviendas para los sectores de bajos recursos, pues es imprescindible la intervención del gobierno para conocer si el índice de hacinamiento aumenta o disminuye.

2.3.4.1 Estadísticas de Hacinamiento en El Ecuador y otros países Latino americanos

En el Ecuador, el SIISE adoptó el criterio de que un hogar vive en condiciones de hacinamiento si tiene más de 3 personas por dormitorio. Este mismo criterio fue utilizado para el caso del Ecuador y es muy similar a otros utilizados en análisis de la disponibilidad de vivienda en América Latina.

Se define como dormitorio a los cuartos o espacios dedicados sólo para dormir; no se incluye otros espacios disponibles para habitar (como salones, comedor, cuartos de uso múltiple, etc.) que pueden dedicarse ocasional o parcialmente para dormir, más como las cocinas, baños, pasillos, garajes y espacios destinados a fines profesionales o negocios (SIISE, 2015).

“El concepto de hacinamiento para los Pueblos y Nacionalidades, debe ser categorizado bajo la visión del mundo de cada etnia, por lo cual este debe ser analizado bajo esta

perspectiva” (SIISE, 2015). Por ello, según Feres et al. (2001), elaboran el informe de la CEPAL sobre el método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) y sus aplicaciones en América Latina, y de acuerdo a los últimos censos de cada país latino americano, se tienen las siguientes formas de definir cuándo un hogar está hacinado, según la siguiente tabla:

Tabla 7.

Hacinamiento por países de América Latina País Caracterización de

hacinamiento País

Caracterización de hacinamiento Argentina Más de 3 personas por

cuarto Honduras

3 o más personas por cuarto (excluyendo baño y cocina)

Bolivia

Más de 2,5 personas por dormitorio, sin un cuarto multiuso para cada 5 o más personas, o sin cocina

Nicaragua

Área urbana: 4 o más personas por cuarto

Área rural: 5 o más personas por cuarto

Chile 4 o más personas por cuarto

(excluyendo baño y cocina) Paraguay

3 o más personas por dormitorio

Colombia Más de 3 personas por

cuarto Perú

Más de 3 personas por cuarto (sin contar cocina, baño ni pasadizo)

Ecuador

Más de 3 personas por cuarto (excluyendo cocina, baño y pasillos) Uruguay Más de 2 personas por habitación (excluyendo el baño y cocina) Guatemala Más de 3 personas por cuarto (excluyendo cocina y baño)

Venezuela Más de 3 personas por dormitorio

Fuente: CEPAL

Elaborado por: Los autores

Según el SIISE, el indicador de hacinamiento se calcula mediante la siguiente fórmula:

%!"#!$#&'()*'!+*,-)*"*'!#)!#.!*ñ(!/ =0!"#!$#&'()*'!12#!3-3#)!#)!+(4*&#'!+*,-)*"('!#)!#.!*ñ(!/$(5.*,-ó)!/(/*.!#)!#.!*ñ(!/

La situación actual del Ecuador, según estadísticas del INEC, tiene un alto índice de hacinamiento (29,8% y 24,4%) para los años 2006 y 2014 respectivamente, mientras que países latinos como Argentina5 (3,95%), Costa Rica6 (5,2%), Colombia7 (11,1%), y Perú 8 (14,4%), que poseen un menor índice. Mientras que en países en vías de desarrollo, pero catalogados como economías emergentes, como China y otros del Sur Este de Asia, el hacinamiento se concentra en las grandes ciudades, en los países en vías de desarrollo pero no emergentes se evidencia lo contrario, pues en la zona rural existen un mayor porcentaje de hogares hacinados. Es así que, los datos de la ECV 2006 y 2014

5

Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina INDEC, 2010

6

Instituto Nacional de Estadística y Censos de Costa Rica INEC, 2011

7

Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, 2005

8

comprueban lo anteriormente expuesto, ya que se observa un porcentaje de hacinamiento mayor en 10% para el área rural en el año 2006, y si bien este el porcentaje de hacinamiento disminuye para el 2014, el área rural sigue concentrando una mayor proporción, según se muestra en la tabla siguiente:

Tabla 8.

Hacinamiento por áreas del Ecuador

2006 2014

% de hacinamiento de hogares (Nacional) 29,8 24,4 % de hacinamiento de hogares (Urbano) 26,6 23,3 % de hacinamiento de hogares (Rural) 36 25,3 Fuente: Encuestas de condiciones de vida 2006 y 2014 (INEC) Elaborado por: Los autores

Cabe recalcar que los hogares hacinados reflejan indirectamente las condiciones sanitarias y económicas de una población. Y como se ha explicado mediante la literatura, las consecuencias de vivir en una casa sobre poblada son problemas de salud, la falta de privacidad en el hogar, y tensiones entre sus miembros.

Evidentemente, el hacinamiento es un problema que afecta socialmente a familias y por ende el tema principal de nuestro estudio es la migración y su impacto en el hacinamiento en el corto y largo plazos, dos problemas sociales que se relacionan, puesto que suponemos que un alto índice de emigración provoca que un hogar tenga menos probabilidad de estar en situación de hacinamiento en el corto plazo. Por otra parte las remesas enviadas por los emigrantes desde el exterior pueden crear una resistencia para que los miembros de un hogar abandonen el mismo, dado que al proporcionarse un flujo continuo de dinero se prolongaría la estancia en el núcleo familiar, y por ende existe una mayor probabilidad de que un hogar esté hacinado.

2.4 IMPACTO SOCIAL Y RELACIÓN CON EL HACINAMIENTO

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