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Hay fundamento para creer que el original de esa madre tan adorada fue Semíramis,41 ya mencionada, quien, como es bien

sabido, fue adorada por los babilonios42 y en otras naciones43

del oriente; y que, bajo el nombre de Rea,44 fue la gran diosa

“Madre.”

Sin embargo, fue del hijo de quien ella derivó toda su gloria y todos sus títulos para la deificación. Ese hijo, aunque represen- tado como un niño en los brazos de la madre, fue una persona de gran estatura e inmensos poderes corporales, así como dueño de los más fascinantes modales. En las Escrituras se le menciona bajo el nombre de Tamuz (Ezequiel 8:14), pero es conocido co- múnmente entre los escritores clásicos con el nombre de Baco, “el Lamentado.”45 Para el lector común y corriente, el nombre

de Baco no sugiere cosa distinta a orgía y borrachera, pero ahora se sabe bien que entre todas las abominaciones que acompaña- ban sus orgías, su propósito grande y manifiesto era “la purifica- ción de las almas”46 y, por tanto, de la culpa y de la contamina-

ción del pecado. El Lamentado, representado y adorado como un niño en los brazos de su madre, parece haber sido, de hecho, el esposo de Semíramis y que su nombre, Nino, por el que es conocido comúnmente en la historia clásica, significa literalmente

41 Sir H. Rawlinson al encontrar evidencia en Nínive de la existencia de una Semíramis

unos seis o siete siglos antes de la era cristiana, parece inclinado a considerarla como la única Semíramis que hubiera existido alguna vez. Pero esto trastoca toda la histo- ria. El hecho de que hubiera una Semíramis en las épocas primigenias del mundo está fuera de toda duda (ver JUSTINO, Historia, p. 615, y al historiador CASTOR en Los Fragmentos de Cory, p. 65), aunque algunas de las hazañas de esta reina hayan sido atribuidas evidentemente a su predecesor. Layard disiente de la opinión de Sir H. Rawlinson.

42 Ver DIODORO SICULO, lib. II. p. 76. 43 ATENAGORAS, Legatio, pp. 178,179. 44 PASCAL, Crónica, vol. I. p. 65.

45 De Bakhah “llorar” o “lamentar.” Entre los fenicios, dice Hesiquio, “Bacco signi-

fica llanto,” p. 179. Así como las mujeres lloraban por Tamuz, así lo hacían por Baco.

46 SERVIO, en Las Geórgicas, lib. I. vol. II. p.197, y en La Eneida, lib. VI. vol. I. p.

47 De Nin, “hijo,” en hebreo.

48 Ammas, tal como Rea fue llamada por los griegos; ver HESIQUIO, sub voce

“Ammas.” Evidentemente, ammas es la forma griega del caldeo Ama, “Madre.”

49 LAYARD, Nínive y sus Ruinas, vol. II. p. 480.

50 BUNSEN, vol. I. pp. 438,439. Se puede observar que este mismo nombre “Esposo

de la Madre,” dado a Osiris, parece ser de uso común hoy día incluso entre nosotros mismos, aunque no hay la menor sospecha del significado del término, o de dónde proviene. Heródoto menciona que cuando estuvo en Egipto, se sorprendió al oír el mismo “Cántico de Lino,” triste y embelesador, que él se había acostumbrado a oír en su tierra nativa de Grecia, cantado (aunque con otro nombre) por los egipcios (HERODOTO, lib. II. cap. 79). Lino era un dios semejante al Baco de Grecia y al Osiris de Egipto, pues Homero menciona a un muchacho que canta el cántico de Lino durante la vendimia (La Ilíada, lib. XVIII. v. 569-571, pp. 725,726), y el escoliador dice que este cántico se cantaba en memoria de Lino, quien fue despedazado por los perros. El epíteto “perros” aplicado a los que despedazaron a Lino, se emplea evi- dentemente en un sentido místico, como se verá después claramente con el otro nom- bre por el que se le conoce, Narciso, que lo identifica con el Baco griego y con el Osiris egipcio. Parece que en algunos lugares de Egipto se usó una melodía peculiar por el cántico de Lino u Osiris. Savary dice que en el templo de Abidos, “el sacerdote repetía las siete vocales en forma de himnos, y que a los músicos se les prohibía hacerles la introducción. - Cartas, p. 566. Estrabón, a quien Savary se refiere, llama Memnón al dios de ese templo, pero sabemos por Wilkinson, vol. IV. pp. 344,345,

“el Hijo.”47 Cuando Semíramis, la esposa, fue adorada como

Rea, cuyo gran carácter distintivo era el de la gran diosa “Ma- dre,”48 la unión de ella con su esposo, éste bajo el nombre de

Nino, o “el Hijo,” fue suficiente para dar origen al culto especial de la “Madre y el Hijo,” tan extensamente difundido entre las naciones de la antigüedad; y ésta es, sin duda, la explicación del hecho de que haya causado tanta confusión a los investigadores de la historia antigua el que Nino sea llamado algunas veces el esposo, y otras el hijo de Semíramis.49 Esto también explica el

origen de la misma confusión sobre la relación entre Isis y Osiris, la madre y el niño de los egipcios; porque, como lo demuestra Bunsen, en Egipto Osiris se representaba al mismo tiempo como el hijo y el esposo de su madre, llevando, realmente, como uno de sus títulos de dignidad y honor, el nombre del “Esposo de la Madre.”50 Esto arroja más luz todavía sobre el hecho ya men-

cionado de que el Dios hindú, Iswara, se representa como un niño en el seno de su propia esposa Isi, o Parvati.

Este Nino, o “el Hijo,” llevado en los brazos de la Madona babilónica, se describe muy claramente de este modo para iden- tificarlo con Nimrod. “Nino, rey de los asirios,”51 dice Trogo

Pompeyo, resumido por Justino, “cambió, primero que todo, la sobriedad de las costumbres, incitado por una pasión nueva: el deseo de conquistas. Fue el primero que se ocupó en practicar la guerra contra sus vecinos, y conquistó todas las naciones desde Asiria hasta Libia, cuando ellas no conocían todavía las artes de la guerra.”52 Este relato señala hacia Nimrod, y no puede apli-

carse a ningún otro. El relato de Diodoro Sículo concuerda to- talmente con esto, y añade otro rasgo que redunda para determi- nar la identificación. Ese relato es como sigue: “Nino, el más antiguo de los reyes de Asiria mencionados en la historia, reali- zó grandes hazañas. Siendo por naturaleza de índole bélica, ade- más de ambicioso de la gloria que resulta del valor, armó un considerable número de jóvenes que eran tan valientes y vigoro- sos como él mismo, los entrenó durante largo tiempo con ejerci- cios difíciles y privaciones y, por estos medios, los acostumbró a soportar las fatigas de la guerra y a enfrentar los peligros con intrepidez.”53 Como Diodoro se refiere a Nino como “el más

antiguo de los reyes asirios,” y lo representa haciendo las gue- rras que aumentaron su poder extraordinariamente, sometiendo a su dominio al pueblo de Babilonia cuando no existía todavía la ciudad de Babilonia, esto demuestra que ocupó el mismo lugar que Nimrod, de quien dicen las Escrituras que “llegó a ser el

que Osiris era el gran dios de Abidos, de donde es evidente que Memnón y Osiris eran solamente nombres diferentes de la misma divinidad. En Egipto, el nombre de Lino u Osiris como el “esposo de la madre” era Kamut (BUNSEN, vol. I. pp. 373,374). Cuando Gregorio el Grande introdujo en la Iglesia de Roma lo que ahora se conoce como los Cantos gregorianos, él lo tomó de los misterios caldeos, que hacía mucho tiempo habían sido instituidos en Roma, pues el sacerdote católico romano Eustacio admite que estos cantos estaban compuestos en gran parte de “las tonadas lidias y frigias” (Viaje Clásico, vol. I. p. 379); Lidia y Frigia estaban entre los principales lugares de la última época de tales misterios, de los cuales los misterios egipcios eran sólo una derivación. Estas tonadas eran sagradas como la música del gran dios y, al introducirlos, Gregorio introdujo la música de Kamut. Y así, según todas las aparien- cias, ha ocurrido que el nombre de Osiris o Kamut, “el esposo de la madre” se usa todos los días entre nosotros como el nombre de la escala musical; porque, ¿qué es la melodía de Osiris, que consiste en las “siete vocales” integradas en un himno, sino la escala?

51 El nombre “asirios,” como ya lo hemos observado, tiene una amplia difusión entre

los autores clásicos, que lo aplican tanto a los babilonios como a los propios asirios.

52 JUSTINO, Trogo Pompeyo, Historia, vol. II. p. 615. 53 DIODORO, Biblioteca, lib. II. p. 63.

primer poderoso en la tierra,” y que fue “el comienzo de su reino Babel (Babilonia).” Como los que edificaron a Babel, cuando fue confundida su lengua, fueron dispersados por la faz de la tierra, quedando entonces desiertas tanto la ciudad como la torre que habían empezado a construir, no podía decirse propiamente que Babilonia existiera como ciudad hasta que Nimrod, al esta- blecer allí su poder, hizo de ella el fundamento y el punto de partida de su grandeza. Entonces, con respecto a esto, la historia de Nino y de Nimrod armonizan exactamente. También la ma- nera en que Nino consiguió el poder es la misma en que Nimrod erigió la suya. No puede haber duda de que fue acostumbrando a sus seguidores a las fatigas y peligros de la caza, como los formó gradualmente para el uso de las armas, preparándolos de este modo para que lo ayudaran en el establecimiento de sus dominios, al igual que Nino, que entrenó a sus compañeros du- rante largo tiempo “con ejercicios difíciles y privaciones,” ca- pacitándolos para que hicieran de él el primero de los reyes de Asiria.

Las conclusiones que se sacan de estos testimonios de la historia antigua están grandemente reforzadas por muchas consideracio- nes adicionales. En Génesis 10:11 encontramos un pasaje que, cuando se entiende apropiadamente su significado, arroja una luz muy nítida sobre el asunto. Este pasaje, tomado de la ver- sión autorizada, dice así: “De esta tierra salió para Asiria, y edi- ficó Nínive.” Esto habla de ello como de algo notable, en el sentido de que Asiria salió de la tierra de Sinar, en tanto que también la humanidad en general salió de esta misma tierra. Esto proviene de la suposición de que Asiria tenía alguna especie de derecho divino sobre esa tierra, y que él había sido, de alguna manera, expulsado de ella por Nimrod, en tanto que en ninguna otra parte se sugiere en el contexto ningún derecho divino, o que parezca susceptible de prueba. Además, representa a Asiria como situada en la VECINDAD INMEDIATA de Nimrod, como un rei- no poderoso al igual que el mismo Nimrod, al edificar en Asiria cuatro ciudades, de una de las cuales se dice enfáticamente que es “ciudad grande” (ver versículo 12); en tanto que Nimrod, en esta interpretación, sólo edifica el mismo número de ciudades, de las

cuales ninguna se caracteriza especialmente como “grande.” En último término, es improbable que Nimrod hubiera soportado tranquilamente un poderoso rival tan cerca de él. Para obviar dificultades como ésta, se ha propuesto interpretar las palabras como “él (Nimrod) salió de esa tierra y entró en Asur, o Asiria.” Pero, entonces, según el uso común de la gramática, la palabra en el original habría sido “Asurá,” con el signo de movimiento hacia un lugar añadido a ella, cuando por el contrario es simple- mente Asur, sin que se agregue ningún signo de movimiento. Estoy convencido de que toda la confusión que han encontrado hasta ahora los comentaristas al considerar este pasaje, han sur- gido de la suposición de que en el pasaje hay un nombre propio cuando, en realidad, no hay tal cosa. Asur es el participio pasivo de un verbo que, en sentido caldeo, significa “hacer fuerte”54 y,

en consecuencia, significa “siendo fortalecido,” o “hecho fuer- te.” Leído así, todo el pasaje resulta natural y fácil: “Y fue el comienzo de su reino (el de Nimrod) Babel, Erec, Acad y Calne”

(versículo 10). Un comienzo implica, naturalmente, algo que su- cede, y lo encontramos aquí: “De esta tierra salió fuerte, o cuan- do había sido hecho fuerte (Asur), y edificó a Nínive... etc.” (ver- sículo 11). Esto concuerda exactamente con lo dicho en la histo- ria antigua de Justino: “Nino fortaleció la grandeza de su domi- nio adquirido mediante posesión continuada. Habiendo someti- do, por tanto, a sus vecinos cuando, por un incremento de fuer- zas, siendo todavía más fortalecido, siguió contra otras tribus, y cada nueva victoria preparaba el terreno para otra, sometiendo así a todos los pueblos del oriente.”55 De modo pues que fue

Nimrod o Nino el que edificó a Nínive; y el nombre de esta

54 Ver Léxico Hebreo en Clavis Stockii, donde el verbo “asher” es traducido por

“firmavit roboravit.” Ashur, el participio pasivo es, en consecuencia, “firmatus, roboratus.” Aunque en hebreo este sentido parece estar intrínseco en el verbo, como puede concluirse por el nombre te-ashur, el nombre del boj (Isaías 60:13), cuya ma- dera es notable por su firmeza y solidez. Incluso en el sentido común y corriente del hebreo, el sentido es substancialmente el mismo; porque como Asher significa “pros- perar,” o “hacer próspero,” Ashur, en el participio pasivo, debe significar “prospera- do,” o “hecho próspero.”

55 JUSTINO, Hist. Rom. Script., vol. II. p. 615. Las palabras del original son las

siguientes: “Ninus magnitudinem quaesitae dominationis continua possessione firmavit. Cum accessione virum fortior, ad alios transiret, et proxima quaeque victo- ria instrumentum sequentis esset totius Orientis populos subegit.”

ciudad como “la habitación de Nino,” lo explica y aclara,56 arro-

jando luz al mismo tiempo, sobre el hecho de que hoy día la parte más importante de las ruinas de Nínive lleve el nombre de Nimroud.57

Suponiendo que Nino sea Nimrod, es la forma en que esta supo- sición explica lo que de otro modo sería inexplicable en los rela- tos de la historia antigua, que confirman de por sí, en gran parte, la verdad de tal suposición. Se dice que Nino habría sido el hijo de Belo o Bel, y que Belo habría sido el fundador de Babilonia. Si Nino fue en realidad el primer rey de Babilonia, ¿cómo puede decirse que Belo o Bel haya sido el fundador de ella? Ambas cosas pudieron ocurrir perfectamente, como se verá, si conside- ramos quien fue Bel, y lo que podemos rastrear de sus hazañas. Si Nino fue Nimrod, ¿quién fue el Bel histórico? Debe haber sido Cus, porque “Cus engendró a Nimrod” (Génesis 10:8); y a Cus se le representa generalmente como el promotor de la gran apostasía.58 Pero, por otra parte, Cus, como hijo de Cam, fue

Hermes o Mercurio, porque Hermes es precisamente un sinóni- mo egipcio para el “hijo de Cam.”59 Hermes fue el primer gran

profeta de la idolatría, porque él fue reconocido por los paganos como el autor de sus ritos religiosos y el intérprete de los dioses. El famoso Gesenio lo identifica con el babilonio Nebo, el dios profético; y una aseveración de Higinio demuestra que era co- nocido como el gran instigador del movimiento que produjo la separación de las lenguas. Sus palabras son éstas: “Porque mu-

56 Nin-nive, “La habitación de Nino.”

57 LAYARD, Nínive y sus Ruinas, vol. I. p. 7, et passim.

58 Ver GREGORIO TURONENSE, De rerum Franc., lib. I., apud, BRYANT, vol. II.

pp. 403,404. Gregorio atribuye a Cus lo que, según la opinión más generalizada le ocurrió a su hijo; pero su aseveración demuestra que él creyó en sus días, lo que está ampliamente confirmado por otras fuentes, en el sentido de que Cus tuvo participa- ción sobresaliente en apartar a la humanidad del verdadero culto de Dios.

59 En primer lugar, Her-mes se compone de “Her,” que en caldeo es sinónimo de

Ham, o Khem, “el Quemado.” Tanto Her como Cam significan “el Ardiente” o “el Quemado,” era la base de la identificación secreta de Cam con el “Sol,” deificando así al gran patriarca según cuyo nombre se llamó la tierra de Egipto en ralación con el sol. Con su propio nombre, Khem o Cam fue adorado abiertamente en épocas poste- riores en la tierra de Cam (BUNSEN, vol. I. p. 373); pero esto hubiera sido muy osado al principio. Sin embargo, por medio del sinónimo “Her,” se preparó el terreno

chos hombres de edad vivían bajo el gobierno de Jove [eviden- temente no el Júpiter romano, sino el Jehová o Yavé de los he- breos], sin ciudades y sin leyes, y todos hablaban la misma len- gua. Pero después de que Mercurio interpretara el lenguaje de los hombres (de donde al intérprete se le llama hermeneuta), el mismo individuo dispersó las naciones. Luego empezó la dis- cordia.”60 Aquí hay un enigma evidente. ¿Cómo pudo Mercu-

rio o Hermes tener necesidad alguna de interpretar las lenguas de la humanidad cuando todos hablaban la misma lengua? Para encontrar el sentido de esto, debemos remitirnos al lenguaje de los Misterios. Peresh en caldeo significa “interpretar,” pero era pronunciado como “Peres,” “separar,” por los antiguos egipcios y por los griegos y, a menudo, por los mismos caldeos. Mercu- rio entonces, o Hermes o Cus “el hijo de Cam” fue el que “sepa- ró” las lenguas de los hombres. Parecería que él hubiera sido el inspirador del plano para edificar la gran ciudad y la torre de Babel; y, como lo daría a entender el bien conocido título de Hermes – “el intérprete de los dioses”– los habría entusiasmado en el nombre de Dios, para que continuaran en su temeraria empresa, haciendo de este modo que el lenguaje de los hombres se separara, y que ellos se hubieran dispersado por la faz de la tierra. Veamos ahora el nombre de Belo o Bel, dado al padre de Nino o Nimrod en relación con esto. Mientras el nombre griego de Belo representa tanto el Baal como el Bel de los caldeos, éstos tuvieron, sin embargo, dos títulos completamente distin-

para esto. “Her” es el nombre de Horus, a quien se identificaba con el sol (BUNSEN, vol. I. p. 507), lo que demuestra que la verdadera etimología del nombre viene del verbo del cual se ha derivado. En segundo lugar, “Mes” viene de Mesheh (o sin el último radical, que puede omitirse; ver PARKHURST, sub voce, p. 416). Mesh, significa “hacer salir.” En Egipto encontramos Ms con el sentido de “producir” (BUNSEN, vol. I., Signos Jeroglícos, Apéndice, b. 43, p. 540), lo cual es evidente- mente una forma diferente de la misma palabra. Ms también se usa en sentido pasivo (BUNSEN, Vocabulario, Apéndice I. p. 470, al pie, etc., “Ms....nacido”). En el Léxi- co Stockii se da el significado radical de Mesheh como “Extraxit” en latín y, como nuestra palabra inglesa “extraction” se aplica para nacer o descender, esto demuestra que existe una relación entre el significado genérico de esta palabra y nacer. Esta derivación se encontrará al explicar el significado de los nombres de los faraones egipcios Ramsés y Tutmés; el primero, proviene evidentemente de “el hijo de Ra” o el Sol, porque Ramsés es “Helios pais” (AMIANO MARCELINO, lib. 17, cap. 4, p. 162); el último, se convierte de igual manera en “el hijo de Tot.” Por la misma razón, Hermes es “el hijo de Her, o Cam,” el quemado, es decir, Cus.

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tos. Estos títulos se daban ambos, a menudo y del mismo modo, al mismo dios, pero tenían significados del todo distintos. Baal, como hemos visto, significaba “el Señor;” pero Bel significaba “el que confunde.” Entonces, cuando leemos que Belo, el padre de Nino, fue el que edificó o fundó a Babilonia, puede haber

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