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CAPÍTULO I: PROPAGANDA Y MOVIMIENTOS SOCIALES

1.2 MOVIMIENTOS SOCIALES

1.2.2 Historia del surgimiento de los movimientos sociales

El conflicto social 73 ha existido desde las primeras sociedades. Los

movimientos sociales tal como los conocemos emergieron a finales del siglo XVIII y principios del XIX, uno de los más importantes corresponde al desarrollo de los medios de transporte y comunicación, lo que permitió a la sociedad acercar distancias y organizarse.

70

Arrighi, G, Movimientos antisistémicos, Akal, cuestiones de antagonismo, Madrid 1999, p. 31

71

Ibídem, p. 30 72

López Leyva, Miguel Armando, La encrucijada entre la protesta social y la participación

electoral (1988), Editores Plaza y Valdés, México 2007, p. 21. 73

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“Para entender el motivo (del comienzo de los movimientos sociales) ,

es preciso que consideremos varias transformaciones concatenadas: un gobierno reforzado, aunque un rey debilitado; un pueblo que se organiza a sí mismo para plantear sus demandas ante tal gobierno; una élite política dispuesta a proclamar que gobierno en nombre del pueblo; mejoras en los transportes y en las relaciones comerciales que vinculan a gentes alejadas entre sí; comienzos de una alfabetización generalizada y nuevos medios de comunicación que llevan a que personas separadas por el espacio tengan la sensación de moverse al

unísono”. 74

Así durante los siglos XVIII y XIX comienzan a presentarse investigaciones relacionadas con formas de expresión colectiva no institucionalizadas. En la literatura anglosajona, George Rudé realizó descripciones sobre la multitud en

los siglos XVIII Y XIX75; Hobsbawn, por su parte hablaba de la colectividad

como forma primitiva de rebeldía; y los análisis de Edward Palmer Thompson sobre los motines, son un ejemplo.

Hacia finales del siglo XIX y principios del XX los movimientos hicieron frente a los logros del capitalismo triunfante; estos se convirtieron en organizaciones, partidos políticos y sindicatos, lo cual fue factor de inspiración para los movimientos sociales de finales del siglo XX.

Escobar Ohmstede y Falcón Romana, en su libro “Los ejes de la disputa: movimientos sociales y actores colectivos en América Latina” hacen referencia a las afirmaciones que hiciera Charles Tilly en “From Movilization”, quien aduce que entre los siglos XVIII y XX, los movimientos sociales han ido modificando sus intereses, las formas de protesta y sus objetivos. Estos cambios se deben al contexto histórico, económico, político y social; en un momento dado los movimientos se mostraron como motines por alimentos para posteriormente tornarse en acciones contestatarias mejor organizadas.

“Tilly ha mostrado, por ejemplo, que en Europa occidental, entre los siglos XVIII y XX, se pasó de los motines por alimentos a otros tipos

74

John Markoff, Olas de la democracia, movimientos sociales y cambio político, Tecnos, Madrid

1996 p. 77 75

George Rudé efectuó una distinción entre dos tipos de sistemas de creencias presentes en los procesos de movilización premodernos:

75

a) la ideología inherente: se fundamentan en experiencia directa, tradición oral o memoria

colectiva y; 75b) la ideología derivada: alto nivel de complejidad argumentativa como teorías,

ideas políticas o filosóficas. (Xavier Godàs i Pérez Política del disenso, Icaria, Barcelona, 2003,

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de protestas generalizadas como la negativa abierta al reclutamiento

forzado y a la recaudación fiscal o bien en las invasiones organizadas de bosque y campos…En suma, en la medida que los escenarios del poder y las sociedades urbanas y rurales van modificándose también varían los intereses, las formas y la capacidad de la gente para

organizarse y actuar en conjunto”.76

Como bien menciona María Rosa Neufeld, así como hubo un auge de los

movimientos sociales reflejado en la literatura anglosajona, también hubo un declive; luego de la Segunda Guerra mundial se creía en la decadencia de los movimientos sociales, o sea los movimientos obreros, identificados como movimientos antisistémicos, estos se habían convertido en partidos o grupos de presión. Por ello se redujo el análisis de los movimientos de protesta a comportamientos patológicos, donde “(…) teorías funcionalistas como las de Smelser redujeron el análisis de los primeros movimientos de protesta de posguerra a comportamientos irracionales o anónimos, desviados o

marginales”. 77

Con ello, se pensó “que el capitalismo había logrado impedir que en Occidente

se desarrollaran fuerzas sociales antisistémicas.”78

Luego de esta visión irracional que hiciera Smelser del comportamiento colectivo; en el boom de los años 60, el auge de los movimientos retornó. Durante la década surgieron una serie de movimientos en los países industrialmente avanzados, ello provocó que varios estudiosos de lo social volvieran la mirada al estudio de estos fenómenos sociales, por lo que se dio

una recuperación de la noción “movimiento social”. Ese boom se vio de nuevo

reflejado en la literatura generada sobre el tema entre el periodo de 1969 y 1975.

“En una recapitulación hecha en 1975 sobre el estado del campo, se constató el aumento espectacular de literatura sobre comportamiento colectivo y movimientos sociales, notándose que tan sólo en el

período 1969-1975 aparecieron ¡más del doble de libros

especializados en esta área que en los 25 años anteriores!”79

“Desde los años 60’ aparecen una serie de movimientos en los países avanzados industrialmente que sorprende a los científicos sociales. Su notable extensión, los nuevos temas-problemas que introducían y la

76

Antonio Escobar Ohmstede y Romama Falcón, Los ejes de la disputa. Movimientos sociales y

actores colectivos en América Latina, siglo XIX, AHILA, Madrid 2002 77

María Rosa Neufeld, Antropología social y política, hegemonía y poder en el mundo en

movimiento, Eudeba, Buenos Aires, 1998, p. 330 78

Ibídem, p. 331 79

Federico Javaloy, Comportamiento colectivo y movimientos sociales, Prentice Hall, Madrid

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diversidad de sectores sociales atraídos por ellos y que participaron de

formas de acción política no institucional obligaron a una consideración de los análisis “tradicionales” de las relaciones entre Estado/sociedad civil para relevar e incluir el estudio de dichos

movimientos como tarea investigativa específica”.80

“(…) quienes se han ocupado de estas problemáticas no dejan de señalar enfáticamente la importancia de estas diversas formas de acción colectiva. Ello, bien como expresiones de malestar social, como formas de actuación política no institucionalizada, o, en otros

contextos como el auténtico “motor de la historia”.81

Los movimientos fueron y han sido analizados desde diferentes campos de estudio: la sociología, la historia, la política y la psicología. Neufeld afirma que los historiadores acostumbran hablar de motines, revueltas o movimientos de protesta, mientras que Javaloy asegura que la visión que tiene la historia sobre los movimientos sociales es como “factor del devenir histórico”, es decir como indicador del futuro y/o factor de cambio.

En el caso de “(…) los politólogos, hacen referencia generalmente a movimientos de protesta, mientras los sociólogos refieren a distintas formas de

acción colectiva o conflicto social” 82 y se interesan “por la relación entre la

estructura social y la aparición y desarrollo del comportamiento colectivo”83

, por su lado, la psicología se enfoca en la personalidad del conglomerado, y/o de quienes participan dentro de una colectividad.

En cuanto a la forma en la que se ha abordado el estudio de los movimientos sociales en México, ha sido limitado, pues se apoyó en su mayoría en la tradición marxista, según Víctor G. Muro y Manuel Canto Chac, junto con un grupo de estudiosos mexicanos que en 1991, intentaron hacer una recopilación de los movimientos sociales en México.

Según Manuel Castells la forma de asir los estudios, sólo desde la tradición marxista, “presenta en la versión de sus fundadores Marx, Engels y Lenin, serias dificultades para el análisis de movimientos sociales

independientes de los partidos y el Estado”.84

80

María Rosa Neufeld, Antropología social y política, hegemonía y poder en el mundo en

movimiento, Eudeba, Buenos Aires, 1998, p. 329 81

Ídem 82

Ídem 83

Federico Javaloy, Comportamiento colectivo y movimientos sociales, Prentice Hall, Madrid

2001, p. 8

84 Víctor G. Muro y Manuel Canto Chac, El estudio de los movimientos sociales: teoría y

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Estos mismos teóricos realizaron una división histórica del tipo de

movimientos sociales que se habían presentado en México hasta la fecha de la publicación de su estudio. Concluyeron que habían existido dos tipos: los movimientos obreros, campesinos y populares; y los movimientos políticos, los cuales relacionaron con las luchas electorales, cuyo auge se dio casi a

mediados de la década de los ochenta. “Los movimientos políticos…poco

concurridos en los tiempos en los que hizo su entrada en escena la insurgencia

obrero-campesina-popular…no tuvieron un desarrollo equivalente”85

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