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LA MONEDA COMO LAZO SOCIAL

3. Integrando contenidos: moneda y lazo social

En relación con los paradigmas metodológicos que encierran las escuelas que teorizan sobre la moneda, tanto las posturas metodológicamente individualistas –los teóricos de la acción individual-, como los teóricos del paradigma holista, presentan limitaciones a la hora de considerar las aparentemente irreconciliables oposiciones entre individuo y sociedad.

56 Es el caso de la crisis financiera mundial actual, en la cual los Bancos Centrales colocaron increíbles cantidades de dinero para sostener al sistema financiero, luego del derrumbe por el fin de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Esta crisis pone en juego soberanía monetaria y su jerarquía de valores, y por lo tanto el lazo social mismo, a partir de una crisis de confianza. Algunos economistas piensan hoy que lo que está en juego es una reestructuración del sistema financiero a nivel mundial, el cual a partir de una redefinición de la autoridad ejercida por la regulación de las bancas centrales, se reorganizaría alrededor de activos financieros más homogéneos sobre los que se pueda tener más control, creando una nueva forma de regulación que recrearía el lazo social.

69 Los intentos de síntesis o superación de las restricciones que presentan estos esquemas de pensamiento nos permitirán inferir alternativas que den un lugar a la comprensión del hecho económico como hecho reinserto en lo social, por un lado, y a pensar la posibilidad del cambio y la transformación, por otro.Así podremos comprender más plenamente, las derivaciones de la noción del dinero como relación social.

Como hemos reseñado, las principales líneas de pensamiento económico, tanto la tradición neoclásica como las posturas marxistas, plantean una visión instrumental de la moneda: la moneda es percibida como un facilitador de los intercambios y por lo tanto neutral, como símbolo frente a una economía que intercambia bienes „reales‟, desde una posición funcionalista; o es teorizada desde una posición esencialista, que coloca nuevamente a la moneda en un lugar subordinado, esta vez como mercancía

equivalente general producto del trabajo social.

Ambas tradiciones teóricas sobre el valor, presuponen la substancia del valor a los procesos de socialización: tanto la utilidad como el trabajo son colocados como previos al intercambio y como algo homogéneo. Esto lleva a pensar a la socialidad como algo dado, resultando insostenible concebir a las instituciones bajo estas premisas y por lo tanto a la moneda.

Retomando las ideas expuestas arriba, intentaremos esbozar nuestra posición teórica

con respecto a la moneda.

Proponemos para la moneda un status conceptual diferente, que permita revelar su esencia como lazo social constitutivo y constituyente del todo social, que contribuye a la reproducción y al sostenimiento de la sociedad. A cada todo social le corresponderá una moneda diferente, y a su vez, diferentes monedas promoverán diferentes lazos sociales y diferentes concepciones de la sociedad, el trabajo y la producción.

La regulación y el uso capitalista del dinero, reproducen las relaciones sociales capitalistas de producción, distribución, cambio y consumo. Pensamos que una regulación y uso no capitalista de la moneda, recrearán otro tipo de lazo social, como ocurrió antes del surgimiento del capitalismo y como podría ocurrir con el uso de

70 moneda social pensando en „otra economía‟.

En el Capítulo II desarrollaremos nuestra argumentación sobre las monedas sociales. Para ello, recurriremos ahora a una integración que intenta reinterpretar los aportes de los distintos autores revisados en el capítulo, volviendo a puntualizar algunos de los aspectos expuestos más arriba.

3.1- La moneda como lazo social

Más allá de la tradición metodológica deductiva de la escuela neoclásica, y partiendo del análisis histórico, tal como lo hacen Aglietta y Orléan, Godelier, Ingham, Kurnitzky y Lietaer, planteamos a la moneda como un lazo social, como una compleja estructura de relaciones sociales, cuyo origen no es mercantil.

Para dirimir el origen de la moneda, partimos, en relación con las difundidas funciones del dinero, no de la función de intercambio, sino de la función de unidad de cuenta y medio de pago, en un momento histórico en el cual en intercambio jugaba un papel casi inexistente y totalmente subsidiario a estas funciones.

En su origen, la moneda se utilizaba especialmente como medio de pago de multas, impuestos y compensaciones entre la comunidad política y sus miembros, evitando daños económicos mayores, y estableciéndose como una forma de conservar la paz social.

Antes aún, en las sociedades primitivas (Godelier, 1980, Kurnitzky, 1978) se utilizaba la moneda como forma de compensar las injurias y como manera aceptada de rendir tributo al templo.

Estas relaciones de deuda con el tiempo y a través de muchas mediaciones se vuelven más abstractas y se transforman en medios de pago aceptados por la comunidad y, en palabras de Ingham „la promesa de pago deviene moneda‟. Ese lazo social estaba constituido por una medida de valor y una relación de crédito que formaban parte de la estructura de la sociedad.

71 Acordamos entonces que, el origen del dinero se coloca fuera del mercado, y la

moneda se incorpore como una dimensión necesaria para el sostenimiento de la estructura social.

El análisis de Godelier sobre la „moneda de sal‟ de los Baruya, sostiene -en un contexto diferente- la hipótesis de Ingham: la moneda surge primero como medio de pago para cancelar deudas, y recién después, cuando va siendo penetrada por el capitalismo, generaliza sus funciones de medio de cambio y de reserva y medida de valor.

Recordemos que la „moneda de sal‟ era utilizada como mediación de una importante red de relaciones sociales, que incluía tanto la consagración de matrimonios, así como para representar un símbolo de prestigio y un instrumento para la alianza política entre las tribus. De por sí, su fabricación constituía la base sobre la que se organizaba la mayor parte de la vida de la tribu, generando una primitiva pero crucial división social del trabajo.

Godelier define la moneda como medio de intercambio social, de valor simbólico

múltiple, y de circulación restringida por la misma relación de parentesco, producción y poder. Esta función de intercambio social resultaba dominante respecto a la de

intercambio.

Kurnitzky intentará darle a la moneda un nacimiento común a todas las sociedades primitivas: plantea el origen del dinero en el culto sacrificial de las sociedades primitivas, punto en el que coincide con los argumentos de Aglietta y Orléan. Es el sacrificio humano como relación con la naturaleza mediada socialmente, el cual permitirá volver a la unión con la naturaleza y afianzar el poder sobre ella. Esta concepción se va tramitando de maneras más abstractas, pasando por el sacrificio animal y las ofrendas, hasta que el propio dinero se transforma en el mediador entre la sociedad y la naturaleza.

Nuevamente y como afirmaba Godelier, el origen del dinero se encuentra mucho más allá de la sociedad mercantil, y en una relación, a la vez, más esencialmente humana y necesariamente social, pues servía desde tiempos antiguos a la reproducción de la

72 sociedad.

La esencia social organizadora de la moneda era la deuda primordial, en la que había que pagar a los dioses la vida, una deuda que nunca se extinguía y que debía saldarse a lo largo de la existencia.

De acuerdo con Kurnitzky, el culto sacrificial, el ritual de unificación social en las sociedades primitivas, resulta entonces reemplazado por el ritual del intercambio encarnado en el dinero, el cual puede entenderse como la secularización del sacrificio.

El aporte teórico de Lietaer al pensamiento sobre la desmaterialización del dinero, resulta trascendente, tanto por su carácter simbólico –en lo sacrificial y en su mediación con la naturaleza en cuanto deuda primordial-, como por su carácter de acuerdo.

Lietaer plantea al dinero como un acuerdo realizado por una comunidad. Un acuerdo que, sostenido en la confianza, resulta en la decisión de una comunidad de tomar algo como medio de pago, recordando que esta función es la única que no faltó en las distintas formas que fue tomado la moneda desde las sociedades primitivas a la actualidad.

Pero ese dinero no es neutral y deja una honda impronta en valores y relaciones sociales, que permiten reproducir o modificar determinado tipo de lazo social. El sistema monetario en el capitalismo actual, por ejemplo, promueve –no de manera consciente-, el enfoque del crecimiento perpetuo (hoy no es concebible un estado estacionario que no signifique estancamiento y crisis), la victoria de la relación de competencia frente a la de cooperación, y el paradigma mecanicista de la sociedad como suma de individuos que persiguen la acumulación particular.

De esta manera, el dinero en la actualidad resulta claramente fiduciario, depende de un Estado Nacional situado, es creado desde la deuda bancaria y esta deuda se salda a partir del pago de intereses.

73 Nacionales, ha constituido una de las más potentes „herramientas de control social‟ (Orzi, 2008) en el capitalismo moderno, parcialmente opacada por la fortaleza y versatilidad de los movimientos de capitales financieros internacionales en la actualidad, que actúan pro-cíclicamente con las necesidades y crisis del capital financiero mundial.

¿Cuáles son las consecuencias sobre la circulación monetaria en el capitalismo actual?

El dinero en el sistema capitalista actual circula de manera que resulta abundante en los aquellos sectores donde la lógica del capital está más desarrollada, tanto en términos tecnológicos como tecno-económicos, mientras que aquellos sectores más atrasados, entre los que se encuentras los sectores donde se desarrolla la economía popular, se encuentran con escaso o nulo circulante (Plasencia, 2009), de allí la necesidad de la creación y circulación de la moneda social, como complementaria -en principio- a la circulación oficial. Esto implica una modificación y cambio de las relaciones sociales económicas capitalistas, en tanto una transformación –pequeña y aún restringida a comunidades cerradas- del lazo social que reproduce la macroestructura.

Cuando el sistema monetario oficial entra en crisis, una multiplicidad de monedas privadas la reemplazan permitiendo que los sectores menos favorecidos puedan realizar sus intercambios, como en el caso del trueque del período 1995/2003 en nuestro país, que permitió la subsistencia de una inmensa cantidad de personas en ese período de fuerte crisis57.

En síntesis, el dinero se convierte en la forma de lazo social que como garante de la cohesión social representa, hasta nuestros días, la abstracción de las relaciones económicas de reproducción social.

57 La heterogeneidad de las monedas en las crisis, y su posterior absorción en un nuevo sistema homogéneo marcado por una renovada y más estricta soberanía monetaria, es trabajada por Aglietta (Aglietta y Orléan, 1992) refiriéndose especialmente a bonos u otros tipos de activos que suelen circular como moneda en las crisis. Esta idea nos hace reflexionar sobre qué características debe tener una moneda social que pueda sobrevivir (existen casos), pero que también pueda superar el nivel micro, para llegar al meso o al macro sin ser reabsorbida una vez que la crisis ya terminó, por la moneda oficial.

74 Es importante señalar, que aproximándose desde distintas disciplinas y con diferentes argumentos, los autores que hemos trabajado, confluyen en su idea sobre el origen de la moneda: la moneda se origina como medio de pago de una deuda primordial, una deuda de vida, que nunca se cancela y que permite (o instituye) una forma particular de socialización, y colabora en la reproducción de esa sociedad para la que fue creada.

Para nuestros propósitos, resulta esclarecedora, entonces, la posición de la

desmaterialización del dinero, que sitúa a la moneda en su categoría de lazo social, de estructura compleja de relaciones sociales que promueven la reproducción de los sistemas en los que funciona.

Los planteos que discutimos en este capítulo, nos servirán de insumo para adentrarnos en los desarrollos sobre la moneda social, para examinar, a partir de esta más acabada definición de moneda como lazo social, cuales son los vínculos y relaciones que permite reproducir y hacia donde nos llevan los sistemas económicos alternativos.

75 CAPÍTULO II: