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Investigación con animales

Otra posibilidad de utilizar el método experimental es rea- lizar investigaciones con animales. Si bien también en este ámbito son importantes las consideraciones éticas, la inves- tigación con animales permite realizar estudios que no sería posible hacer con humanos. Por supuesto hay que partir de la base de que los resultados obtenidos con animales

 C A P Í T U L O 1 Psicología clínica: una visión general

(A) Investigación observacional

Muestra Muestra Regogida de datos Evaluación Recogida de datos Evaluación Comparación de las respuestas de ambos grupos Población Población Asignación aleatoria Asignación aleatoria (B) Investigación experimental Tratamiento Línea base Comparación de las respuestas de ambos grupos Control Muestra

Población Evaluación dela respuesta

Evaluación de la respuesta Figura 1.2

Diseños de investigación observa- cionales y experimentales

(A). En la investigación observacio- nal, los datos se recaban de 2 muestras o grupos diferentes y entonces se comparan. (B) En la investigación experimental, los participantes se asignan aleatoria- mente a diferentes grupos (por ejemplo, a una condición de trata- miento y a otra condición de con- trol). Una vez que ha terminado el experimento o el tratamiento, se comparan los datos recogidos de ambos grupos.

podrán generalizarse o aplicarse a los humanos. Este tipo de experimentos suelen conocerse como estudios de analogía, ya que no estamos estudiando el sujeto de nuestro interés sino algo que se le parece.

Un modelo para explicar la depresión se denomina «depresión por desesperación» (véase el Capítulo 7). Este modelo tiene su origen en las investigaciones con animales realizadas por Seligman en 1975. Los experimentos de laboratorio con perros habían demostrado que, cuando se someten a experiencias repetidas de dolor, que son impre- decibles y de las que no pueden escapar, los perros demues- tran ser incapaces de aprender conductas que les permitan escapar o evitar ese tipo de situaciones en el futuro. Se limitan a sentarse y a soportar el dolor. Esta observación llevó a Seligman y a sus asociados a pensar que la depresión humana (que se consideraba análoga a la reacción de desesperación de los perros), es una reacción ante la expe- riencia de acontecimientos estresantes pero incontrola- bles, donde ninguna conducta parece eficaz para manejarlos. Dicha experiencia conduce a la persona a mos- trarse desesperada, pasiva y deprimida. En otras palabras, los resultados obtenidos de los estudios con animales pro- porcionaron el impulso para lo que empezó a conocerse como la Teoría de la Indefensión Aprendida para la depre- sión (Abramson, Seligman y Teasdale, 1978; Seligman, 1975), y que hoy se denomina Teoría de la Desesperación Aprendida de la depresión (Abramson et al., 1989). Este tipo de teorías también tienen sus problemas, aunque es importante no perder de vista que, si bien la generalización de los modelos animales a los humanos puede resultar problemática, la analogía de la indefensión aprendida ha originado una gran cantidad de investigación, y ha contri- buido a precisar y a desarrollar nuestras concepciones de la depresión.

www.ablongman.com/butcher12e La investigación en la psicología clínica 

Línea base Peso Peso

10 20 30 40

P

orcentaje de tiempo dur

ante

el que se manipula el pelo

Sesiones de tratamiento

A

Fase A B B

Línea base

Manipulación del pelo 80 60 40 20 0 100 Figura 1.3

UN DISEÑO EXPERIMENTAL ABAB: EL TRATAMIENTO DE CRISTINA Durante la fase A se recogen los datos de la línea base. En la fase B se introduce el tratamiento. En la segunda fase A se retira el trata- miento y se vuelve a reinstaurar en la segunda fase B. En este ejemplo, la manipulación compulsiva del cabello disminuye al colocar pesos en las muñecas, se recupera hasta el nivel de la línea de base cuando esos pesos se retiran, y vuelve a redu- cirse cuando los pesos vuelven a introducirse.

(Adaptado de Rapp et al., 2000.)

Cristina

Cristina era una chica de diecinueve años con un retraso mental importante. Desde los tres años se arrancaba el pelo de la cabeza. En este trastorno se denomina tricotilomanía. Cristina había llegado a crear una zona de calvicie de dos centímetros y medio de diámetro en su cabeza.

Los investigadores utilizaron un diseño experimental ABAB (véase la Figura 1.3) para probar un tratamiento dirigido a reducir o elimi- nar esta conducta. En cada fase, utilizaron una vídeo-cámara para observar a Cristina mientras se encontraba sola en su habitación viendo la televisión. Durante la fase de línea de base, los observado- res midieron el porcentaje de tiempo que Cristina tocaba o manipu- laba su pelo (42,5 por ciento), y durante cuánto tiempo se dedicaba a arrancarlo (7,6 por ciento). En la fase de tratamiento (B), se colocaron unos pesos de 2,5 kg en las muñecas de Cristina. Mientras llevó estos pesos la manipulación del pelo descendió hasta cero. Por supuesto, este cambio hacía pensar que la conducta de Cristina había cambiado debido al peso que se había colocado en sus muñecas. Para demos- trarlo, se retiró el peso durante la segunda fase A. Inmediatamente Cristina empezó a tocar y a manipular de nuevo su pelo (55,9 por ciento). También aumentó su conducta de arrancarlo (cuatro por ciento). Cuando se le volvieron a colocar los pesos en las muñecas durante la segunda fase B, su conducta volvió a disminuir. Si bien parece necesario un tratamiento adicional (véase Rapp et al., 2000), la conducta problemática de Cristina fue prácticamente eliminada. Y lo que es más importante para nuestros propósitos, el diseño ABAB permitió a los investigadores explorar de manera sistemática los posi- bles tratamientos que pueden beneficiar a los pacientes con tricotilo- manía, mediante el empleo de técnicas y métodos experimentales.

ESTUDIO

DE UN

LA ORIENTACIÓN DE ESTE

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