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JUSTIFICADOS NO MAS QUE LEGALMENTE?

In document No todo el que dice Señor Señor (página 68-70)

Hemos visto que el protestantismo promueve la creencia de que somos justificados solamente por la fe. Martín Lutero usó Romanos 3, 20 para apoyar esta idea. El dijo que Dios tenía un plan de salvación, pero que nadie era justo para cumplirlo, (aunque Jesús dijo al joven que "guardara los mandamientos para vida eterna"). Jesús tuvo que hacerlo por nosotros y así nos justifica, sin embargo sólo en una manera legal. El hombre no puede hacer nada bueno porque su naturaleza es corrupta hasta lo más profundo de su ser. Jesús nos cubre con su sangre y Dios nos ve cubiertos con la sangre de su Hijo y entonces, aunque somos malos por dentro, por fuera somos aceptables. Dios solamente pronuncia que somos justificados. En el fondo de nuestro ser no lo somos verdaderamente. Nos quedamos tal como somos, pero Dios nos "considera" salvados. Es como cubrir una manzana podrida de chocolate para que parezca buena por fuera, pero por dentro queda igual.

No entendió el Apóstol

El problema en citar Ro 3, 20 para apoyar su creencia de ser justificados sólo por la fe, es que los hermanos lo citan fuera del contexto del resto de la carta de Pablo.

103 "La idolatría que podemos inducir a adorar la cruz de Jesús" (La Luz Bautista, revista mensual de la Convención Bautista, sept. 1990,

p. 3).

104 Pequeña Recopiliación de Estudios Bíblicos Elementales hecho por la La Luz del Mundo para los obreros evangelistas. Es interesante

encontrar las imágenes de Jesucristo en la revista La luz del Mundo Mayo-Junio 1984, 15. Enereo 1984, p. 15.

105 Salid de Ella ¿Puede uno Salvarse en la Iglesia Romana?, Santiago Pascoe, Publicado por La Antorcha de México, p. 25. Este libro no

muestra ninguna prueba de estas afirmaciones. De hecho está lleno de equivocaciones sobre la Iglesia católica, por ejemplo: que "los cultos católicos están en latín (No desde hace 30 años), el nombre oficial del Papa es "Vicario del Hijo de Dios", cuando su título verdadero es "Vicario de Cristo", y que los católicos "se inclinan al adorar a sus ídolos" (pp. 20, 24). No adoramos ídolos. (Ver tema 17).

Pablo dice que somos justificados solamente por la fe y no por las obras de la ley, y por eso: ningún ser humano será justificado delante de él (Ro 3, 20). ¿Estaría contradiciéndose, cuando dice: el cual pagará a cada uno conforme a sus obras (Ro 2,6), y los hacedores de la ley serán justificados (v. 13)?

En Romanos, Pablo cita el AT cuando él dice que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado. Cuando leemos el texto que citó, vemos que el rey David en este salmo está diciendo que entre todo el pueblo: No hay quien haga el bien... Todos se desviaron (Sal 14, 1-2)... No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (v. 3). Pero después David dice que Dios está con la generación de los justos (Sal 14, 5). David estaba hablando en hipérbole, estaba exagerando106. Lutero

no tenía razón al pensar que Pablo tomaba al pie de la letra al rey David, en que no hubiera nada de justos. Entonces lo que Pablo está enseñando es que las obras de la ley ceremonial y de la circuncisión no justifican. (Ver tema 14).

Justificado legalmente

Los reformadores citaron Romanos 4, 6 para afirmar que Dios no hace al creyente verdaderamente justo, sino solamente lo proclama, "lo atribuye" justo por la obra redentora de la Cruz: Dios atribuye justicia sin obras. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5, 21. Ver 3, 9)). Es algo legal, forénsico, cómo en una corte de ley donde el juez pronuncia que el sentenciado no será castigado: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. La persona es proclamada justa por Dios; queda impune aunque por dentro está corrupta. (El ejemplo de la manzana podrida).

¿Qué enseña la Iglesia católica?

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios.. Ahora somos hijos de Dios (1 Jn 3, 1-2) En parte estamos de acuerdo con la posición protestante que Dios quita el castigo que merecemos y nos atribuye la justicia. Pero hay algo más que pasa en nosotros: Dios no sólo proclama que somos justos, sino nos hace justos verdaderamente. El propósito total, de por qué vino Jesús, es para destruir las obras del diablo en el mundo y en nuestras vidas, y para darnos el poder del Espíritu Santo. Así nos hace sus hijos. Somos hijos de Dios y podemos decir por eso: Abbá (Gá 4, 6). Somos hijos no jurídicamente (por la ley) sino verdadera y existencialmente. Dios nos llena con su vida divina. Esto es lo que quiere decir Abbá Padre. Somos hijos verdaderos. En el morir, Cristo mostró el poder de Dios para santificarnos. Somos terriblemente malos. Pero Dios es más poderoso que nuestra maldad, y su poder dentro de nosotros (el Espíritu Santo), nos transforma en sus hijos. No solamente se nos cubre con la sangre de Jesús mientras que por dentro estamos podridos, sino que se nos transforma interiormente. En Cristo somos una nueva creación (Gá 6, 15). Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios (1 Jn 3, 1).

No somos hijos sólo legalmente por adopción y nada más, sino que Dios nos adopta y nos transforma en sus hijos verdaderos. Por "el lavamiento" (bautismo) somos santificados (1 Co 6, 11). En el lavamiento no queda nada de mancha: Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha (Ef 5, 25-27). Dios de hecho dice que no va hacer justo al malo: yo no justificaré el impío (Ex 23, 7).

La Iglesia católica reconoce que no se puede justificar por hacer obras propias. Pero tampoco somos esclavos o empleados, ni es la salvación nuestro salario. Somos hijos de Dios por su gracia. En ser justificados llegamos a ser sus hijos. Hay una transformación interior y moral.

La palabra de Dios es poderosa (Is 55, 11). Si Dios dice que somos hijos, ¡lo somos! Por las promesas de Dios: llegasteis a ser participantes de la naturaleza divina (2 P 1, 3-4). Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios,... Amados, ahora somos hijos de Dios (1 Jn 3, 1-2). Pablo escribió: Pues sois hijos de Dios por la fe en Cristo (Gá 3, 26).

Dios no sólo nos cubre con su justicia, sino por el nuevo pacto la ley de justicia de Dios nos penetra hasta el fondo de nuestro ser: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón (Jer 31, 33). Esta nueva ley del Nuevo Pacto es del Espíritu que nos vivifica (2 Co 3, 6). Dios nos quiere transformar y santificar completamente y no sólo por fuera, porque nada impuro, nada con mancha puede entrar en el Cielo (Ap 21, 27). Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (He 12, 14). El Salmo 24 dice que sólo los puros de corazón pueden subir al monte del Señor (vv. 3- 4). Y este monte prefigura el cielo (He 12, 18 y 22; Ap 14, 1. Ver tema 25).

Por la obra del Espíritu en nosotros, el alma verdaderamente llega a ser transformada interiormente. Los pecados son limpiados (Sal 51, 2), borrados (Is 43, 25) y quitados (Jn 1, 29); no solamente cubiertos como dijo Lutero. Somos ya miembros de la familia de Dios (Ef 2, 19).

Entonces cuando hablamos de las obras que hacemos, la verdad es Cristo que está obrando: ya no vivo yo, más vive Cristo en mí (Gá 2, 20), y el Espíritu Santo clamando "Abbá" en mí (Gá 4, 6). Somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen (del Señor), como por el Espíritu del Señor (2 Co 3, 18). Somos una nueva creación (Gá 6, 15).

Las obras morales de la Ley, sin la gracia de Dios no nos salvan. La gracia nos salva pero necesita nuestra cooperación, o por lo menos, no poner obstáculos: ocupáos en vuestra salvación con temor y temblor (Fi 2, 12). Ningún padre de familia

106 Un tipo de "exageración" para subrayar el asunto, como cuando Jesús dijo que si "tu ojo te hace pecar sácatelo". No se toma al pie de

dice "tienes que pagarme para ser mi hijo". Pero tampoco dice "vas a heredar todo, no importa lo que hagas". Para la Iglesia católica Dios es Padre de la Familia del Nuevo Pacto. No solamente proclama que somos justificados por la sangre de Cristo, sino que nos transforma verdaderamente en sus hijos por su Espíritu: Ya habéis sido lavados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor (1 Co 1, 2)107. Para los protestantes, Dios es Juez y sólo proclama que somos

justificados.

La Iglesia enseña que Jesucristo nos fue entregado por el Padre para que mediante su muerte y resurrección nos justificara cargando sobre su cuerpo nuestros pecados (1 P 2, 24). Pero además de justificarnos, Él nos santifica: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Ro 8, 30. Ver Gá 3, 26-27). La fe que tenemos en Jesús nos hace cambiar a una vida nueva que lleva a realizar buenas obras por la acción del Espíritu Santo en nosotros (Ro 8, 14-17). Pero el mismo hecho de dar el primer paso, creer en Cristo, es también una gracia que viene de Dios. Él siempre toma la iniciativa.

La idea de Martín Lutero, que somos justificados legalmente, algo externo al alma, por los méritos de Cristo, implica un cambio en la disposición de Dios hacia nosotros: Él no nos condena más. Su manera de verme a mí es lo que cambia, no tanto yo mismo108. Esta enseñanza en sí misma implica que no es tan importante una relación interior (la gracia recibida)

con Jesús.

"Lutero ... declaró que el Pecado Original y la Concupiscencia (la naturaleza dañada por el pecado que escoge en contra de Dios) son la misma cosa, de modo que el bautismo, que no quita la concupiscencia, por eso mismo no borra el pecado... el hombre... sigue siendo pecador en sentido propio y sus obras, nacidas de pecador, son pecados, aunque se trate de acciones como el adorar a Dios o amar al prójimo... si Lutero hubiera sido lógico, hubiera tenido que aceptar que la misma adhesión a Cristo por la Fe, como obra del hombre que es, debería considerarse como pecado, por lo que, hablar de la Justificación por la Fe es lo mismo que decir: Justificación por el pecado"109 . Si para Lutero todo lo que hacemos es pecado, entonces

¡aún nuestro adorar a Dios, creer en Él y ser justificado por Él, es pecado!

Otra enseñanza de muchos evangélicos, es que una vez que uno hace la oración del pecador, uno está salvado para siempre. Pero no es esto una enseñanza bíblica. En la parábola de los deudores Jesús habla del rey quien justificó al primer deudor: El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda (Mt 18, 27). Pero su fe no era bastante para quedarse salvado: Entonces llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces el señor, enojado, le entregó a los verdugos.. (Mt 18, 32-34). Vamos a mirar más a fondo la enseñanza que "una vez salvo siempre salvo" en el siguiente capítulo.

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