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La formación del taller

CAPÍTULO 1. DE LA VIDA Y OBRA DE UN PINTOR QUE SE BURLÓ DEL NATURAL

1.6. Acomodación definitiva en Toledo (1580-1586)

1.6.4. La formación del taller

La idea de fundar un taller amplio que permitiera a El Greco hacerse cargo de la realización de retablos completos en sus tres partes de arquitectura, escultura y pintura y de producir, a precios asequibles y en gran cantidad, cuadros de devoción, debió ocurrírsele a El Greco sólo en el momento en que determinó establecerse definitivamente en Toledo a comienzos de los años ochenta. Durante los años anteriores su producción no parece haber sido muy elevada y sería totalmente autógrafa, delatando

222 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, El Greco en Toledo. op. cit., p. 212. La inscripción “cripta del

Greco” indica la situación originaria del enterramiento en Santo Domingo el Antiguo.

223 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, “El sepulcro de los Theotocópuli”. op. cit., p. 18;

224 Sixto RAMÓN PARRO, Toledo en la mano. 2 vols, Tomo II, [1857]. Reimpresión del Instituto

Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Toledo, Diputación Provincial de Toledo, 1978. p. 192.

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que aún no contaba con ayudantes que realizaran copias de sus cuadros o le ayudaran a terminarlos225.

Por otro lado en esa época el cretense aparece concentrado en la realización de unas grandes obras para las que no necesitaba ayudantes ni, dado su destino, le era aconsejable utilizarlos226. Sería después, ya instalado definitivamente en Toledo cuando se decidiera a fundar un taller que le permitiera afrontar la realización de los dos tipos fundamentales de encargos –grandes retablos y cuadros de devoción- que podía recibir, extrayendo la máxima rentabilidad económica. En Toledo no había pintores que pudieran hacerle sombra desde el punto de vista artístico. Ahora bien, tampoco había una clientela numerosa capaz de pagar los elevados precios que él pedía por sus obras originales. La mayor parte de los encargos procederían de conventos, iglesias parroquiales y fieles devotos sin excesivas posibilidades económicas. Y para conseguirlos, el cretense tendría que competir con el resto de los pintores toledanos, cuyas pretensiones económicas eran bastante más bajas. Y es aquí donde la actividad del taller revelaría toda su utilidad. El maestro se reservaría la ejecución de las pinturas de los retablos y los grandes encargos, realizaría los retratos y crearía los modelos de los cuadros de devoción, pero el taller se encargaría de realizar en serie copias de estos – muchas veces firmadas por el propio Dominico aunque no hubiera puesto su mano en ellas o se hubiese limitado a retocarlas- que estarían disponibles para su venta a precios asequibles y en gran cantidad. De esta manera salieron de su taller más de 130 lienzos representando a San Francisco de los que sólo 25, según Wethey, se deberían total o parcialmente a la mano del propio Greco227. Por otra parte está comprobado que esta amplia producción impulsaría al pintor (y coincidiendo quizá con momentos de penuria

225

José ÁLVAREZ LOPERA, El Greco. La Obra Esencial, op. cit. p. 83.

226 Íd., pp. 84-85.

227 Harold E.WETHEY, El Greco y su Escuela, II, op. cit., núms. 208-232 (los considerados autógrafos) y

X-256 a X-360 (de taller y escuela). En José ÁLVAREZ LOPERA, El Greco. La Obra Esencial, op. cit, pp. 84-87.

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económica o de escasez de demanda) a buscar mercados fuera de Toledo. Dos documentos descubiertos por San Román muestran que, al menos esporádicamente, el pintor probó fortuna con sus cuadros en Sevilla. El primero de ellos, fechado el 1 de julio de 1588, consiste en un poder dado por Preboste y Dominico a dos personas residentes allí para que cobrasen en su nombre el importe de unos cuadros con San

Pedro y San Francisco que había enviado a un tal Diego de Velasco228. Y el segundo, fechado el 24 de mayo de 1597, en el que autorizan al genovés Juan Agustín Ansaldo, para que pudiera “pedir y...cobrar de Pedro de Mesa, bordador, vecino de la ciudad de Sevilla... todas las imágenes de pintura y lienzos y otras cosas” que le habían enviado “para que las vendiese”229.

Preboste, desde sus inicios, y Jorge Manuel a partir de mediados de la década de los noventa fueron los dos pilares en que se sustentó el trabajo del taller. Después, entre 1604 y 1607, colaborarían también en él Luis Tristán y quizá ocasionalmente pudieron hacerlo algunos otros, como el murciano Pedro Orrente (muy ligado después a Jorge Manuel), antes de que, hacia 1607, marchara en viaje de estudios a Italia, y otros, como los escultores Giraldo de Merlo y Miguel González y el pintor Pedro López, mediocre artista, que es posible que fuera uno de los “oficiales” de pintura y estofado desde finales del siglo XVI. Los dos últimos fueron nombrados tasadores del retablo de Illescas y el Prioste y Seises del Hospital les recusaron alegando que “...son traídos por la parte contraria con quien vinieron y están y posan juntos y los regala y ha regalado y que no son conocidos por maestros del dicho arte y que el dicho Dominico les da obras como oficiales suyos y trabaxaron en el dicho retablo de lo cual se presume que con

228 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, El Greco en Toledo op. cit., p. 155. En José ÁLVAREZ

LOPERA, El Greco. La Obra Esencial, op. cit, pp. 85-87.

229 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, “De la vida del Greco” op. cit., p. 25. En José ÁLVAREZ

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libertad y sin pasión no haran la dicha tasación”230. Sin embargo, la composición del taller y el reparto de papeles dentro de él son cuestiones difíciles de resolver en el estado actual de nuestro conocimiento231.

En 1597 Jorge Manuel aparece asociado al taller de su padre y en 1603 comenzaría ya a figurar no como simple ayudante de éste, sino como socio suyo. Firmó contratos en su nombre y colaboró con él en los retablos del Hospital de la Caridad de Illescas. El contrato los llama “Domingo Griego y Xorge Manuel pintores”232. A medida que pasaba el tiempo el hijo se iba encargando cada vez más a fondo de los asuntos comerciales. Es indudable que participó también muy intensamente en los cuadros producidos por el taller. Realizó igualmente encargos independientes, siendo el más importante el de los lienzos del retablo mayor de Titulcia (1607), que son la mejor prueba para comprender el estilo personal de Jorge Manuel233. Como ha señalado Marías, referenciando a Trapier, “Parece que el único elemento original de la obra pictórica de Jorge Manuel Theotocópuli consistió en sus aperturas de los fondos de sus cuadros, a través de puertas, con iluminación diferente a la de las partes de los primeros planos. Ejemplo de ello es el cuadro que perteneció al retablo de Titulcia Cristo en casa

de Marta y María”234.

El primer ayudante de El Greco que aparece en los documentos españoles es Francisco Preboste, que nació en Italia en 1554 según sus propias declaraciones235. San Román supuso que acompañó a El Greco a España. En 1585 y con frecuencia

230 Íd., p. 327. En José ÁLVAREZ LOPERA, El Greco. La Obra Esencial, op. cit, pp. 85-87. 231 José ÁLVAREZ LOPERA, El Greco. La Obra Esencial, op. cit., p. 85.

232

Francisco de Borja de SAN ROMÁN, “De la vida del Greco”, op. cit., p. 173. Jorge Manuel recibió también los pagos adeudados a su padre por el retablo de San Bernardino en 1603 (SAN ROMÁN, El

Greco en Toledo, op. cit. pp. 217-218).

233 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, El Greco en Toledo, op. cit. p. 56. 234

Fernando MARÍAS, La Arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631) 4 vols. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas / Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Tokedanos, 1983-1986, II, p. 198. Nota 53.

235 Francisco de Borja de SAN ROMÁN, “De la vida del Greco”, op. cit., pp. 168, 188. En Harold

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posteriormente, Preboste actuó como testigo en documentos, en los que a veces se le llama criado de El Greco. Sin embargo, en el contrato para el retablo de Guadalupe (1597) Preboste y el hijo de El Greco, Jorge Manuel, se comprometían a terminar la obra en caso de fallecimiento del maestro antes de que estuviera acabada236. El Dr. Halldor Soehner y otros autores han supuesto con cierta probabilidad que el italiano fue el autor de las réplicas de taller en las dos últimas décadas del siglo XVI. En realidad no existe ningún cuadro firmado ni documentado de Preboste. Su desaparición después de 1607 hace pensar que abandonó Toledo, ya que no consta en el registro de defunciones, relativamente completo, de Santo Tomé, la iglesia parroquial del barrio de El Greco.

Jorge Manuel Theotocópuli, el hijo de El Greco, es una personalidad bastante más concreta. En 1597, cuando tenía diecinueve años de edad, aparece en el contrato de Guadalupe. La baja calidad del Expolio del Museo del Prado, firmado por Jorge Manuel, hace pensar que fue obra de estos años o incluso de época anterior. Cuando en 1603 aparece mencionado con su padre como pintor del Hospital de la Caridad de Illescas, indudablemente habría mejorado mucho. Sin embargo, es probable que trabajase como simple ayudante del maestro. No es posible determinar su estilo antes de 1607, cuando recibió el encargo independiente para los cuadros del retablo de Titulcia237. Es totalmente dependiente del estilo tardío de El Greco.

Miss Elizabeth du Gué Trapier y el Dr. Halldor Soehner fueron los primeros investigadores que fijaron su atención en la pintura de Jorge Manuel y le adscribieron atribuciones concretas238.

236

Francisco de Borja de SAN ROMÁN, El Greco en Toledo, op. cit., pp. 142, 155, 156, 160, se refiere a Preboste; ídem, “De la vida del Greco” pp. 161-164, 276, 277. En Harold E.WETHEY, El Greco y su

Escuela, I, op. cit., p. 124.

237 Francisco LÓPEZ MARTÍN, El Retablo Mayor de la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena

de Titulcia (s. XVII). op. cit.

238 Elizabeth du Gué TRAPIER “The son of El Greco”, op. cit., pp. 1-47. Halldor SOEHNER, Der Stand

der Greco Forschung, Zeitschriff für Kunstgeschichte, XIX, 1956, pp. 47-61; ídem. Greco in Spanien,

Teil II-III, Müncher Jahrbuch, IX-X, 1958-1959, pp. 147-171, 223-235. En Harold E.WETHEY, El

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Soehner engrosó mucho la lista de sus obras239 y llamó la atención acerca del hecho de que Jorge Manuel debió prolongar la existencia del taller después de la muerte de El Greco en 1614, hasta su propio fallecimiento en 1631, ya que siguió ocupando las amplias dependencias del Palacio de Villena y que incluso alquiló otras habitaciones adicionales en 1617240. Si se compara el gran número de cuadros relacionados en el Inventario II de 1621 con los que figuran en el Inventario I, hecho después de la muerte de El Greco en 1614, no cabe duda de que durante estos años hubo una gran actividad por parte de Jorge Manuel y del taller241. Sin embargo, muchas de las atribuciones que se le hacen son extremadamente condicionales y circunstanciales242. En opinión de Álvarez Lopera, “de lo único que no cabe dudar es de que Jorge Manuel sigue constituyendo, en cuanto pintor, un problema”243.