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LA SITUACIÓN ACTUAL

Dr Christian Schnake Silva

LA SITUACIÓN ACTUAL

Se ve de este modo, cómo se ha ido extendiendo a través del mundo un movimiento bien organizado, que con apoyo económico y político, va abrién- dose puertas en las legislaturas de los distintos países, hasta lograr conseguir las metas propuestas.

Esta situación se inserta en una reali-

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dad más compleja, como es una verdade- ra cultura del individualismo y el hedonis- mo, que atenta contra los valores más profundos de la naturaleza humana. Comienza con la desvalorización de la vida humana que ya no es considerada un valor en sí misma sino sólo en cuanto sirve a algún propósito. Esta desvalorización de la vida humana va aparejada con la des- valorización de la familia y muchos otros valores tradicionales que actualmente son vistos como perjudiciales al desarrollo personal. Conceptos que hasta hace unos años eran claros e incuestionables, hoy en día no se pueden definir. Actualmente no se pueden afirmar verdades porque el relativismo en que vivimos niega que pueda existir cualquier verdad y sólo son posibles verdades a medias.

Esta mentalidad repercute fuerte- mente en la familia, la que además es bombardeada desde dentro del hogar por los medios de comunicación; ya no son los padres los que educan a sus hijos sino que son los medios de comunicación.

Los padres se han convencido de que ellos no hacen nada bien y que necesitan de expertos para que les digan qué hacer con sus hijos. Esto les ha restado autori- dad frete a sus hijos, quienes, a su vez, están desprotegidos y asustados por enfrentase a un mundo donde nada es verdad o predecible.

Todos los valores morales que traen

los padres, como herencia de sus propias familias, tradiciones y cultura, son vistos muchas veces por ellos mismos como negativos o limitantes y, por lo tanto, intentan dejar a sus hijos la elección de su propia moral y verdad. Esto descon- cierta a los hijos, ya que finalmente les da una sensación de gran vulnerabilidad: no saben qué hacer con su libertad.

Dentro de esta nueva mentalidad uno de los puntos sobresalientes es todo lo relacionado con la libertad sexual, que pintado de derecho se desvirtúa y se con- vierte en un bien de uso público, sin otro fin y sin más consecuencia que disfrutar el placer del momento, dejando a las per- sonas presas de sus instintos y pasiones. Pero además se establece, incluso desde ámbitos científicos, que el hombre no es absolutamente libre ya que siempre está gobernado por sus pulsiones o instintos, aunque no sea del todo consciente de ello. Increíblemente ninguna de estas nuevas propuestas tiene un sustento científico irrefutable. Aparecen como meros enunciados y, en algún caso, incluso como simple acuerdo o decisión “democrática”, como lo fue el caso de la desclasificación de la homosexualidad.

Se afirma actualmente que el sexo biológico no está necesariamente ligado al sexo emocional. Que la sexualidad es sólo el ejercicio de la genitalidad. Que este ejercicio no necesariamente está en relación directa con la afectividad y que

desde luego es un impulso inevitable e intrascendente, cuya finalidad queda muy oscurecida y, desde luego, desligada de la procreación, al menos como indis- pensable en cualquiera de los sentidos.

Es conocida por todos la utilización de estímulos sexuales que se realiza a nivel consciente y a nivel subliminal en los medios de comunicación masiva. Un enorme porcentaje de anuncios, música, propaganda, etc., hacen alusión a la rea- lización de actividad sexual haciendo más difícil la labor de las familias que desean educar la sexualidad integral de sus hijos.

Los medios utilizan esta característica de la persona humana, de explotar lo que serían sólo reacciones exclusivamente instintivas. Parece que todas las ideas sobre el tema que se difunden a este nivel parten de un concepto reduccionis- ta de la persona humana, como si ésta no pudiera actuar con libertad. Los padres parten de la base que sus hijos tendrán actividad sexual en cuanto tengan un novio o novia y por lo tanto, ser buenos padres incluye dar consejos para evitar las consecuencias “negativas” del sexo que son los embarazos y el Sida, sin darse cuenta que ésas son solamente las con- secuencias visibles de un problema mucho más de fondo.

Las ideas que emergen del mundo científico parecen limitarse también en

este campo: se habla de sexualidad tomando en consideración la premisa de una disociación afectiva. Se utiliza el concepto para hablar de salud (salud reproductiva abarca por ejemplo la idea de que un embarazo es sinónimo de enfermedad que debe prevenirse). Pero el paso dado más significativamente, por su falta de sustentación científica, es el del cambio del concepto de sexo y de sus manifestaciones libidinales (en referen- cia al concepto freudiano de la energía de las pulsiones sexuales como motor de la actividad humana).

Tanto en las ideas difundidas a nivel masivo como a nivel científico, se obser- van ciertos conceptos que no tienen nin- guna sustentación antropológica ni ontológica sobre la persona humana pero que, sin embargo, están ampliamente aceptados por la sociedad en general:

Se hace creer a los jóvenes que el sexo libre no tiene más consecuencias que el embarazo y el Sida, dejando de lado lo más importante que es el impacto psicológico que tiene una vida sexual promiscua.

Se enseña sexo explícito a niños muy pequeños que aún no están psicológica- mente preparados para elaborar y com- prender una relación sexual, con lo que muchos quedan con daños que van desde una sexualización temprana hasta dificultades en relacionarse posterior- mente con el otro sexo. A los niños se los

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trata de convertir en adultos en algunos aspectos y se intenta que continúen siendo niños en otros.

Se dan paradojas tan ridículas como cuando salió la película “La Pasión de Cristo”: muchas madres no permitían que los niños la vieran por ser muy vio- lenta, pero nadie objeta que vean films

como “Rambo”o“El exorcista”.

Las familias de hoy no se atreven a ser familias, no tienen tradiciones ni horas de compartir como tales, porque ya no se tiene claro qué es una familia ni qué rol cumple. Se plantea hoy que existirían diversas definiciones de familia y en general mientras más abierta sea, mejor. Se considera una ofensa si alguna perso- na o situación queda excluida de la defi- nición de familia y, paradójicamente, vemos cómo la sociedad y las leyes cada día crean más leyes que atentan contra lo que sería la familia tradicional.

Como la sexualidad ya no tiene más propósito que el placer, puede ser toma- da según la imaginación y preferencia de cada uno y nada puede considerarse anormal, ya que lo que prima para que sea o no anormal es el consentimiento y el propio deseo. Esto ha confundido a muchos jóvenes que ven como modelos atractivos a personajes públicos que hacen ostentación de su condición de homosexuales y, de este modo, la socie- dad en vez de ayudarlos a desarrollar su

identidad sexual de manera adecuada, les valida y fomenta que sigan el doloro- so camino de la homosexualidad. Estos chicos, en su mayoría con dificultades para ser aceptados en su grupo de pares, se sienten al fin con un lugar en la socie- dad y aceptan sin reparos la etiqueta social como el precio de ser aceptados.

Por otra parte y muy coherentemente con la mentalidad hedonista actual, muchos adolescentes se cuestionan sobre su sexualidad y caen en la trampa de pensar que lo correcto es probar qué inclinación sexual les gusta más, pensan- do que para ellos no existirán conse- cuencias de su actuar.

En este contexto, los movimientos que propugnan que se considere a la homosexualidad como algo normal, encuentran un terreno fértil para sus planteamientos, que tienen su funda- mento en el relativismo imperante en gran parte de nuestra sociedad actual.

Todo esto está íntimamente relacio- nado con la ideología de género, por medio de la cual se busca eliminar el concepto de los seres humanos en térmi- nos de hombre o mujer, afirmando que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómi- cas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres, sino más bien, que las diferencias de manera de pensar,

obrar y valorarse a sí mismos son el pro- ducto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad. Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de “género” (relativismo en su máxima expresión) al que quieren per- tenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterose- xuales, los homosexuales, las lesbianas, los transexuales, los travestis y los bise- xuales, sean simplemente modos de comportamiento sexual, producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben aprobar.

Se observa, sin necesidad de analizar- lo demasiado, lo “revolucionaria” que es esta posición, y las consecuencias que tiene la negación de que haya una natu- raleza dada a cada uno de los seres humanos por su capital genético. En consecuencia, vemos cómo se intenta diluir la diferencia de los sexos, como algo convencionalmente atribuido por la sociedad, ya que cada uno puede “inven- tarse” a sí mismo. Esta mentalidad se está introduciendo en el seno de la familia desde hace ya tiempo. Uno de los prime- ros signos visibles fue la moda unisexen niños y adultos. La moda fue el primer intento de igualar a hombres y mujeres en el plano doméstico. Los padres lenta- mente se fueron acostumbrando a una

vestimenta y cortes de pelo que hacían poco reconocibles a niños y niñas. Luego se fue aceptando socialmente que muje- res y hombres pudieran tener las mismas actitudes y aunque en un principio inco- modara, lentamente la sociedad y la familia se fue acostumbrando y ya no se ve tan extraño una joven hablando gro- seramente en la vía pública o sentada de una manera que antes estaba reservada a los hombres. Se fue así perdiendo el valor de la femineidad.

Se muestra a la mujer-madre como una persona infeliz y sometida al hom- bre, y hacen sentir a las mujeres de cada familia como inferiores por estar en casa criando a sus hijos y dedicadas a su mari- do. Por esta razón, las madres no quieren que sus hijas e hijos tengan un futuro tan triste como ellas, ya que las han hecho sentir que se han perdido de lo mejor de la vida por dedicarse a sus familias. Todo esto se enmarca en una situación de maltrato a la mujer, que muchas veces es real, pero generalizando y desconociendo que es posible que muchas mujeres estén felices en casa y negándoles la posibili- dad de mejorar las condiciones para que las madres puedan felizmente dedicarse a criar a sus hijos.

Por el contrario, la mujer moderna es fuerte, ruda, no necesita de ningún hom- bre, lo que demuestra continuamente tomando actitudes masculinas. El efecto de este cambio de mentalidad se hace

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parte de lo natural y tolerado dentro de las familias, por ejemplo las despedidas de solteras de mujeres que son muchas veces mucho más osadas que las de los hombres.

Esto va generando dentro de las fami- lias que los valores tradicionales y las tendencias naturales se vean ridículas e indeseables y se confunda el respeto debido por la persona humana con un falso respeto por cualquier conducta que alguien pueda hacer. Como fruto de esta forma de pensar, toda moral queda libra- da a la decisión del individuo y, por tanto, desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia siendo también obvias las consecuencias de orden espiritual-religioso.

Al teorizar que el género es una cons- trucción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuen- cia hombre y masculino podrían signifi- car tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino.

Las familias fuertemente influidas por publicaciones de la prensa, respecto de que la homosexualidad es genética, esperan por un lado que no les ocurra a ellos, pero a la vez, con sus actitudes favorecen que se desencadenen tenden- cias homosexuales: día a día exigen más a sus hijos en todos los sentidos pero a la

vez, los dejan cada vez más solos, lo que los hace agresivos y los conduce a que busquen desquitarse con sus compañeros más frágiles. Como consecuencia de la falta de autoridad de profesores y padres, los niños y jóvenes que no logran inte- grarse al grupo son maltratados y humi- llados y en el andar del colegio y la uni- versidad son catalogados de homosexua- les como una ofensa.

La experiencia del trabajo con familias deja claro que nadie desea tener un hijo homosexual, porque a pesar de todo el trabajo de los grupos interesados en des- truir los valores tradicionales, en el fondo del corazón del hombre anida la verdad.

Actualmente se enseña a los niños cuáles son sus derechos desde muy pequeños, alertándolos sobre los abusos y malos tratos de padres y maestros desde la primera infancia y haciéndolos sentir potenciales víctimas de sus padres. Es verdad que existen muchos niños abu- sados y vulnerados, pero la mayoría de los niños tienen familias medianamente normales que intentan hacer lo mejor que pueden. Sin embargo, a los niños se les inculca que ellos están en igualdad de condiciones frente a los padres y que éstos no pueden corregirlos mas allá de lo que a ellos les parezca; paradójica- mente los niños realmente vulnerados y abusados jamás denunciarían o se enfrentarían a sus padres. Además se les hace conocer derechos que no son posi-

bles de exigir, con lo que se les crea una imagen de igualdad frente a sus padres que hace que ellos sientan un poder que realmente no poseen y que, además, los hace sentir más inseguros al carecer de contención; no saben qué hacer con este poder o autonomía para el cual no están preparados.

El hijo tiene que saber que depende de sus padres y que éstos son en último lugar quienes son responsables por ellos, por sus problemas y sus actos. En contra de esto, muchos videojuegos y películas dejan entrever que todo es reparable y que no existen las consecuencias. Eso va creando a largo plazo una mentalidad de irresponsabilidad en donde la idea es exculpar a las personas de todo cuanto hacen: estamos creando así un mundo virtual. Hoy en día el hilo conductor de este mundo virtual es la Internet, esta red invisible que nos pone en contacto a tra- vés del espacio y que se ha transformado en la principal herramienta de comunica- ción e influencia en los albores del siglo XXI. La gran limitante de esta poderosa herramienta es que, precisamente, teniendo un poder y una penetración actualmente incomparable con ningún otro medio existente, su regulación es tremendamente difícil. Si en la vida dia- ria, en el accionar de las personas, dado el ambiente de relativismo en que estamos insertos, es difícil reconocer la verdad de la mentira, en la Web resulta una tarea titánica; de este modo, los niños y ado-

lescentes, fascinados por la magia de la Internet, asumen como verdad absoluta cualquier cosa que allí aparezca en forma atractiva y bien presentada.

En la lucha por difundir la verdad sobre los valores de la vida y la familia, y especialmente por ofrecer una ventana de esperanza para quienes sufren por sus inclinaciones homosexuales, a través del mundo han surgido diversas iniciativas y grupos de trabajo, que utilizan la Internet como su medio de expresión y servicio. Destacan en ese sentido las páginas web oficial de la Iglesia Católica, www.catholicnet.com; Vida Humana Internacional, www.vidahumana.org, y específicamente en el tema de la homose- xualidad, las de: Narth, www.narth.com, (Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad), una organización fundada en los Estados Unidos en 1992, compuesta por psiquia- tras, psicólogos, trabajadores sociales, consejeros pastorales, abogados y otros especialistas vinculados a una amplia variedad de aspectos: legales, religiosos y educativos, cuyo propósito es fortalecer un modelo de sexualidad basado en la complementariedad hombre-mujer; Courage, www.courage-latino.org, página de Apostolado de la Iglesia Católica para la atención pastoral de hombres y mujeres que sufren por su condición de atracción sexual a personas del mismo sexo, orien- tándolos a mantener la castidad; Es posi- ble el cambio, www.esposibleelcambio.org,

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página que tiene como finalidad ofrecer a quienes lo deseen la posibilidad de acce- der a una Terapia Reparativa de sus heri- das homo emocionales, a fin de idealmen- te alcanzar una reorientación de su incli- nación sexual acorde con la naturaleza.

En la Web, por otra parte, se hacen evidentes las contradicciones de la ideo- logía gay, que siguen la línea del relati- vismo imperante en nuestra cultura occi- dental. Es así como los que se autopro- claman como paladines de la “tolerancia a la diversidad”, que propugnan leyes en contra de todo tipo de discriminación, no soportan la existencia de personas o comunidades que expresen ideas que contraríen sus principios. De esta forma, con un gran despliegue de recursos téc- nicos y humanos, invaden Internet, boi- coteando los sitios pro-vida y los de ayuda a las personas homosexuales que quieren salir de esta condición. Como ejemplos, Couragefue “hackeada” persis- tentemente en años pasados, logrando incluso bajarla de la Web durante un período. En otro caso, que podemos ver en estos días, si uno pretende buscar mediante un buscador como Google, la página de “Es posible el cambio”, apare- cerá una larga lista de sitios y artículos agrediendo a la página, la que recién logra abrirse al séptimo intento. De los primeros diez sitios relacionados, sólo dos corresponden verdaderamente a la página y los restantes ocho son foros abiertos o francamente son ataques.

Del mismo modo, ha sido de conoci- miento público el sistemático ataque que ha sufrido en España el Dr. Aquilino Polaino, destacado Catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense, que tuvo el coraje de defender ante la Comisión de Justicia del Senado español la posición, basada en evidencias biológicas y psicológicas, que la homosexualidad es un trastorno de la identidad sexual de origen multifactorial, que tiene tratamiento, y que la adopción