Desde la segunda mitad del siglo XIX se afianzó en Europa y los Estados Unidos una
interpretación tecnológica del progreso y de la historia ejemplificada por las imágenes que
transmitían las distintas Exposiciones Universales desde la de París de 1889 a la de Nueva York
en 1964. Se construyó una visión optimista del futuro basada en la absoluta tecnologización de
la vida, que se enmarcaba en una lógica centrífuga relacionada con la exploración, el viaje y la
expansión de las fronteras más allá de los límites terrestres.32
Ilustración 4. Vista de la Feria Mundial, con el Unisphere en el centro
y el Shea Stadium a la izquierda de la imagen, Nueva York, 1964.
Esta nueva imaginación expansiva33 poblada de seres del espacio exterior en las narrativas de
la ciencia ficción cinematográfica y televisiva dio paso en los primeros años del siglo XXI a la
impresión generalizada de la instalación de ese futuro prometido en el presente y a la
sensación de una implosión temporal y una dislocación espacial motivada por un conjunto de
transformaciones radicales en los parámetros de la experiencia individual y colectiva. Estos
31 CASTELLS, Manuel (1996) The Information Age: Economy, Society and Culture. Volume I: The Rise of
the Network Society. Cambridge, Massachusetts: Blackwell Publishers Inc. Versión en español: (2008) La
era de la información, vol. I: La Sociedad Red. Madrid: Alianza Editorial.
32 CARRILLO, Jesús (2004) Arte en la Red. Madrid: Ediciones Cátedra, p. 15. 33
Dentro de los paralelismos y senderos de reflexión que se pueden encontrar en esta cuestión se podría relacionar esta idea de un mundo "ampliado" con la expansión de los límites territoriales que acompañó a los descubrimientos de la época renacentista. Del mismo modo la representación en perspectiva se podría considerar como una nueva tecnología que causó también un gran impacto en la manera de idear y construir la arquitectura.
procesos de cambio que modifican los ritmos de la existencia del individuo se ven dominados
por impulsos económicos y tecnológicos de escala global que transforman la vieja épica de la
navegación espacial en una práctica cotidiana asumida por la metáfora de la red y el
ciberespacio.34
Marshall McLuhan, filósofo y teórico de la comunicación que acuñó el término "aldea
global" para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios
electrónicos de comunicación, fue un pionero en la detección de las tendencias de orientación
de los procesos tecnológicos centradas en el ámbito de las telecomunicaciones. El impacto de
las innovaciones afectaría a todos los ámbitos de la vida del individuo desde su definición
psíquica a las esferas de la cultura, la economía y la política. La disolución de la distancia entre
lo doméstico y lo global derivada de la expansión de los medios de comunicación será
precisamente uno de los rasgos predominantes de la nueva cultura. En las últimas décadas del
siglo XX se asistió a la configuración de una nueva teoría de la cultura que, aceptando la
“galaxia McLuhan” (frente a la denominada “galaxia Gutenberg”) como objeto central de su
estudio, aporta a su análisis el radicalismo de la filosofía post‐heideggeriana francesa – Deleuze35 y Guattari‐ y la visión crítica de la sociología marxista francesa derivada de Henri
Lefebvre36 y los estudios culturales –media studies37‐ anglosajones.
Se pretende responder a la necesidad de producir herramientas de interpretación con
objeto de delimitar el nuevo campo de la cultura y describir los comportamientos que tienen
lugar dentro de ella. Ya se ha citado anteriormente a autores como Paul Virilio, Alain Touraine
o Pierre Lévy y destaca entre todos ellos la figura de Manuel Castells y su noción de «sociedad
red». Para Castells nos encontramos ante un cambio de paradigma cultural en términos
«kuhnianos», caracterizado por el papel central que tienen la información y la comunicación
en todos los procesos sociales (economía, política, cultura) y en la articulación de todo discurso
34 CARRILLO, Jesús (2004) Ibídem, p. 16. 35
Gilles Deleuze (1925‐1995) filósofo francés, considerado entre los más importantes e influyentes del siglo XX. Desde 1960 hasta su muerte, escribió numerosas obras filosóficas sobre la historia de la filosofía, la política, la literatura, el cine y la pintura. Entre sus libros más famosos están los dos volúmenes de Capitalismo y esquizofrenia: El Anti‐Edipo (1972) y Mil mesetas (1980), ambos escritos en conjunto con el psicoanalista y filósofo Félix Guattari; los dos libros que siguieron a mayo del 68 en París, Diferencia y repetición (1968) y Lógica del sentido (1969); sus dos libros sobre cine, Imagen movimiento (1983) e Imagen tiempo (1985); y por último, ¿Qué es la filosofía? (1991), en conjunto con Guattari. En el ámbito de la arquitectura ha tenido una gran influencia su obra El Pliegue (1988).
36 Henri Lefebvre (1901‐1991), filósofo marxista francés, además de intelectual, geógrafo, sociólogo y
crítico literario. En su obra La producción del espacio valora la importancia del espacio que es siempre político, pues la construcción del espacio es siempre una lucha de poderes, incluso desde lo cotidiano. El
espacio es el producto de la sociedad y se concibe como una producción social en donde se oponen los
valores a través de pruebas, conflictos o consensos.
37
Se trata de una disciplina y campo de estudio que se ocupa del contenido, la historia y los efectos de diversos medios de comunicación; en particular, los denominados "mass media". Pueden recurrir a las tradiciones de las ciencias sociales y las humanidades, pero sobre todo de las disciplinas básicas de la comunicación de masas. Los investigadores también pueden desarrollar y emplear las teorías y métodos de disciplinas que incluyen los estudios culturales, la retórica (incluyendo la retórica digital), la filosofía, la teoría literaria, la psicología, la ciencia política, la economía, la sociología, la antropología, la teoría social, la historia y la crítica del arte, la teoría cinematográfica, la teoría feminista y la teoría de la información.
y de toda acción individual o colectiva.
Este cambio de paradigma tiene una interpretación directa desde el punto de vista
económico de la evolución del sistema capitalista: al modelo del capitalismo industrial le ha
sucedido el modelo de capitalismo informacional. La mediación, la comunicación,38 se ha
convertido en un valor que acumula el potencial de trabajo y a cuyo alrededor se articulan
identidades y se proyectan deseos. Al mismo tiempo, el principio motor de la comunicación ‐la
conectividad‐ determina la naturaleza expansiva y rizomática del modelo basado en la
multiplicación pluridireccional de las conexiones y la intensificación de los flujos
informacionales.
Tras la Segunda Guerra Mundial el excedente de avances científicos y de
infraestructuras concebidas para la guerra no dejó de crecer estimulado por el potencial del
riesgo nuclear de la Guerra Fría. La dualidad conflictiva entre progreso tecnológico y
posibilidades de aniquilación total no dejaban de aparecer en la literatura, los medios de
masas y el arte de vanguardia mostrando un estado de “fetichización” de la ciencia,39 que se
trasladaba incluso al ámbito doméstico con el imparable crecimiento de nuevos utensilios
eléctricos destinados a las labores del hogar. A esto se unía una necesidad de extroversión y
energía tras el conflicto bélico que se canalizaba hacia el consumo, el entretenimiento y la
intensificación de la movilidad geográfica –materializada en el turismo‐ y de las
comunicaciones. Una demanda social que iba a venir estimulada y satisfecha por la explosión
de los medios de masas –cine, radio, televisión, revistas ilustradas‐ que dotan a lo “popular” de
un papel hegemónico en la cultura y por otra parte permeabilizan y disgregan la barrera que
tradicionalmente había separado el espacio privado del espacio público. 40
Ilustración 5. Fred M. WILCOX, Forbidden Planet, 1956.
38 El conocido aforismo de McLuhan "el medio es el mensaje" no se limitaba exclusivamente a los medios
de comunicación dado que para él todos los artefactos y tecnologías humanas serían medios de comunicación. Un medio es algo que "media" en nuestra interacción con el mundo u otros seres humanos. Dado este punto de vista, la teoría de los medios de McLuhan no se limita sólo a los medios de comunicación sino que se amplía a todas las formas de la tecnología.
39
CARRILLO, Jesús (2004) Ibídem, p. 19.
40
Los medios de comunicación van a tener un papel fundamental en el proceso de
sistematización de la tecnología y en la transformación de los modos de vida, planteando un
precedente de la estructura reticular de la sociedad de la información que se conformará en
las últimas décadas del siglo XX. Pero la llamada sociedad de la información no surge
directamente del desarrollo de este modelo expansivo sino, más bien, de la crisis de sus
fundamentos económicos lo que desembocó a comienzos de los años 70 en una crisis de
carácter estructural debido al encarecimiento del precio del petróleo y que se tradujo en la
puesta en cuestión del estado del bienestar, el desarrollo de una inflación galopante y la
destrucción masiva del tejido industrial y del empleo que sustentaba. La respuesta a esta
situación fue la reestructuración del sistema económico y su transformación en el denominado
«capitalismo informacional» que se basa en una reducción al mínimo de los costos de
producción mediante la dispersión y la desterritorialización, una reconversión de la producción
desmantelando la industria pesada y desviando los esfuerzos hacia la tecnología de las
comunicaciones y el sector terciario, la intensificación de la movilidad del capital y finalmente
el ajuste de la producción y del flujo monetario de forma flexible a un mercado fluctuante y
todo ello a través de la aplicación de las más avanzadas tecnologías de la información y la
comunicación.41
En la década de los 80 se produjo el desmantelamiento del viejo sistema de producción
y se desviaron las energías científicas, económicas y humanas hacia la creación y puesta a
punto de una red de telecomunicaciones que permitiese la optimización de los flujos
informacionales. La implantación global del nuevo modelo impulsó una de las
transformaciones más rápidas y más amplias, desde el punto de vista geográfico, que ha vivido
la humanidad convirtiéndose la rapidez, la movilidad, la flexibilidad y la capacidad
comunicacional en los principios rectores del nuevo sistema. La producción, diseminación y
consumo de bienes “inmateriales”,42 vinculados a la cultura, el ocio, la comunicación y los
modos de vida se convertirán en el sector hegemónico por ser este tipo de producción el que
mejor se ajustaba a los parámetros de intensidad, velocidad y volubilidad que exigía el nuevo
modelo y en el que el valor del trabajo y de los nuevos objetos de intercambio y de consumo
se medirán prioritariamente en términos informacionales.
Uno de los rasgos característicos del nuevo modelo informacional será el crecimiento
exponencial y la intensificación de los flujos definidos como "secuencias de intercambio e
interacción determinadas, repetitivas y programables entre las posiciones físicamente
inconexas que mantienen los actores sociales en las estructuras económicas, políticas y
41 CARRILLO, Jesús (2004) Op. cit., p. 22. 42
En este sentido conviene citar el paralelismo con algunos conceptos asumidos por el arte contemporáneo y en este caso citaremos la exposición "Les Immatériaux" realizada en el año 1985 en el Museo Beaubourg de París bajo la dirección de Jean‐François Lyotard y que en palabras de John Rajchman en "The Postmodern Museum": "transformaron el quinto piso del museo en un gigantesco
meandro metálico, dividido por pantallas de color gris niebla en 61 "espacios" que conformaban un
laberinto que culminaba en un espacio repleto de instrumentos destinados al procesamiento de palabras
y al almacenamiento de datos". Véase: JAY, Martin (2008) Ojos abatidos. La denigración de la visión en
simbólicas de la sociedad"43 o como "corrientes de información entre nodos circulando a través de canales de conexión entre nodos".44 Esto se lograría mediante la expansión horizontal de la
masa poblacional con acceso al sistema, mediante la pluridireccionalidad del acto
comunicativo y mediante la eliminación de las barreras económicas, legales, de código y de
tecnología que pudiesen poner trabas a su diseminación universal lo que supone, en principio,
una quiebra en la estructura tradicional de las telecomunicaciones.45 Frente al esquema de
comunicación “uno a uno” (one‐to‐one) del teléfono y el esquema “uno hacia muchos” de la
radio, el cine o la televisión, los denominados nuevos medios –de los que Internet sería el
mejor ejemplo– potencian el intercambio “muchos con/hacia muchos” consiguiendo además
que el receptor, cualquier receptor, se convierta en hipotético transmisor/productor
(prosumer).46 Esta transformación tiene como consecuencia una recualificación radical del
papel del sujeto en el acto comunicativo, dado que además de recibir un mensaje, el individuo
se siente estimulado a producir, reproducir y diseminar nuevos mensajes dentro de una red
potencialmente infinita, generando modelos de acción y proyección totalmente novedosos en
todos los campos de la actividad humana y de manera especial en la cultura.
Ilustración 6. J. R. WHARTON EYERMAN, fotografía para la portada de la revista LIFE, diciembre de 1952.
(Proyección de la película 3D en color "Bwana Devil" en el Hollywood's Paramount Theater).
43
CASTELLS, Manuel (1996) Op. cit., p. 489.
44 CASTELLS, Manuel (2004) “Informationalism, Networks, and the network society: a theoretical
blueprint”, en CASTELLS, Manuel [ed.] The network society: a cross‐cultural perspective. Northampton: Edward Elgar, p. 2. Para una perspectiva más amplia del concepto de flujos en Castells véase: TORRES, Esteban (2013) "El concepto de flujos en Manuel Castells", en Revista Estudios Sociales Contemporáneos N°9 / IMESC‐IDEHESI‐CONICET Octubre 2013/ pp. 55‐64.
45
CARRILLO, Jesús (2004) Ibídem, p. 23.
46 El término "prosumidor", o también prosumer, es un acrónimo formado por la fusión original de las
palabras en inglés producer (productor) y consumer (consumidor). Ya en el año 1972, Marshall McLuhan y Barrington Nevitt habían sugerido en su libro Take Today que la tecnología electrónica permitiría al consumidor llegar a ser productor al mismo tiempo. En el libro de 1980 The Third Wave (La tercera ola), el futurólogo Alvin Toffler acuñó el término “prosumidor” al realizar predicciones sobre los roles de los productores y los consumidores, aunque ya se había referido al tema desde 1970 en su libro Future
Pero las redes no son en absoluto estructuras neutras o autogeneradas sino vehículos
de poder en los que los verdaderos nodos serían los centros financieros y su objeto los flujos
transnacionales de capital, característica que vendría avalada por la naturaleza expansiva y
rizomática del capitalismo postindustrial. De todos modos, junto a esta interpretación crítica
también podemos encontrar otras basadas en una visión más utópica, dado que el primer
ámbito en el que se implantó el sistema de información reticular fue el del mundo académico
que utilizó estas tecnologías para optimizar e intensificar el intercambio de información propio
de su actividad, unido a un solapamiento tradicional con los movimientos de crítica al sistema
y su aprovechamiento del potencial de comunicación y diseminación de información a bajo
costo que ofrecen los nuevos medios.
El nuevo poder de la sociedad‐red repercute en las relaciones interpersonales, en los
modos de producción y consumo, en las formas de explotación, dominación y control y en los
mecanismos de resistencia, y sus manifestaciones afectan a las relaciones del individuo y de la
colectividad con su medio de un modo global. La lógica de la intensificación informacional
impone en todos estos procesos una morfología reticular similar, en la que todos los agentes
realizan el papel de “nodos” cuyo valor dentro del sistema depende de su capacidad de
atracción de vínculos comunicacionales y de diseminación de información. Otras
características de la estructura reticular generada son la multiplicación y dispersión de los
centros de decisión, la heterogeneidad de los elementos que participan, la polivalencia de los
mismos y la discontinuidad temporal y geográfica de las operaciones realizadas. La continua
aceleración de la expansión horizontal de las redes ejerce una enorme presión sobre los
diferentes agentes hasta el punto de que “quien no está no existe” o, como diría William
Mitchell, “me conecto, luego existo”.47
Ilustración 7. Tamara MUNZNER, Internet MBone topology, Stanford University, 1996.
47
Presentación de Imma Tubella, rectora de la UOC, de la Lección Inaugural del Curso 2007‐2008 de la UOC impartida por William J. Mitchell en Octubre de 2007 titulada "Ciudades inteligentes". MITCHELL, William, J. (2007) "Ciudades inteligentes". [Artículo en línea]. UOC Papers. N.º 5. UOC. Disponible en: <http://www.uoc.edu/uocpapers/5/dt/esp/mitchell.pdf> [Fecha de consulta: 09/09/2015].
Desde el punto de vista de la filosofía post‐foucaltiana, representada principalmente
por Deleuze y Guattari,48 a la superficie "estriada" del sistema disciplinar moderno con sus
compartimentaciones y sus estructuras de mediación le habría sucedido la lógica "lisa" de la
era del tardo‐capitalismo, una lógica que aparece definida por la dinámica incontenible de los
flujos.49 Supone una modificación radical en las relaciones y diferencias existentes entre los
modos tradicionales de estructuración social –individuo, familia, trabajo, estado, orden
mundial– sin que ello suponga su desaparición, pero lo que se observa en la actualidad es un
fenómeno de creciente permeabilidad entre los distintos estratos. Las relaciones y diferencias
entre ellos se redefinen continuamente según combinatorias complejas y los distintos niveles
están comunicados entre sí simultáneamente y en un mismo plano mediante códigos
intercambiables y homogéneos.
La esfera pública queda de esta manera atomizada, diluida y subsumida en las infinitas
conexiones potenciales que ofrece el modelo reticular y permanece de forma residual a modo
de simulacro vehiculado a través de interfaces hipercodificadas: televisión a la carta e
interactiva, foros, chats, redes sociales, etc., a través de los cuales el usuario individual se
comunica con los nodos principales de la red. La conexión informacional se convierte en un
asunto vital para la subsistencia de aquellos sectores más frágiles, aspecto que ha sido
entendido muy bien por las organizaciones no gubernamentales (ONGs). Todo ello unido al
hecho de que la expansión del nuevo modelo informacional no ha supuesto una
desterritorialización y una diseminación general de la riqueza, sino más bien al contrario,
puesto que la dinámica de redes impone un coste creciente a los núcleos no‐participantes o
situados en la periferia del sistema.
Aparecen de este modo los “desiertos” de la sociedad informacional que generan un
éxodo poblacional que transita por los márgenes externos de los grandes ejes de comunicación
–aeropuertos, ciudades portuarias, fronteras‐ y que crea redes alternativas en los intersticios
del sistema y aprovecha fracturas para penetrar en los nodos o formar parte de las
megalópolis contemporáneas engrosando un nuevo tipo de pobreza frente a la que el sistema
responde blindando sus núcleos de intercambio. Se generan, por tanto, mecanismos contrarios
a la lógica de expansión horizontal del sistema y la red se hace selectiva, se compartimenta,
haciéndose más tupida para poder filtrar de forma efectiva la entrada de elementos externos
en una búsqueda de la conservación del control y el equilibrio. Se impone, pues, una lógica
48 En su obra Mil Mesetas (Mille Plateaux), Deleuze y Guattari presentan los conceptos de "espacio liso"
y "espacio estriado" como una extensión de las ideas nietzscheanas en torno al ser y el devenir. El espacio estriado es el lugar de la inmovilidad, de la permanencia, constituido por sujetos y objetos, donde todas las cosas tienen su sitio, donde todo está ordenado y organizado, medido y previsto. Sus estrías son formas que estructuran la materia de manera global y centralizada, desde una perspectiva exclusivamente óptica. El espacio liso, sin embargo, se desarrolla por conexión local, proximidad y yuxtaposición de elementos, en un movimiento permanente, donde la orientación y los puntos de
referencia no cesan de cambiar. Más que un espacio homogéneo, el espacio liso es amorfo e informe;
«está ocupado por las intensidades, los vientos y los ruidos, las fuerzas y las cualidades táctiles y sonoras, como en el desierto, la estepa o los hielos». Es un espacio sensual en lugar de mental.