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Las reformas militares

In document ESCUELA MILITAR DE CADETES (página 32-36)

Las reformas militares impulsadas en la década del cincuenta, por influencia de los oficiales participantes de la guerra de Corea, pronto adqui-rieron un nombre propio: el de Alberto Ruiz Novoa, aquel teniente coronel que, tras participar en el enfrentamiento armado, escaló varios escaños en el Ejército, llegando a ser comandante y ministro de Guerra. De su mano, “el comando del ejército […] fundó revistas y periódicos, estimuló a los cuadros para que escribieran sobre los asuntos de su conocimiento […] editó regla-mentos y dispuso de una metodología […] creó nuevas cátedras sobre el

régimen interno, la administración y el mando”46.

Tal influencia renovadora se vio eventualmente reflejada en las institu-ciones de enseñanza militar, tales como en la Escuela Militar de Cadetes,

43. Peter Paret y otros, Creadores de la estrategia moderna. Desde Maquiavelo a la era nuclear (Madrid: Ministerio de Defensa, 1992), 873.

44. Dentro de las vertientes del MRL encontramos el JMRL, compuesta por intelectuales universita-rios que visitaban regiones campesinas; la Línea Dura, que tuvo una ruptura en 1963; la Línea Socialista, compuesta por profesores universitarios y teóricos sin mayor arraigo popular y la Línea Blanda, que eran los políticos seguidores de Alfonso López Michelsen. Mauricio Botero Montoya, El MRL (Bogotá: Publicaciones Universidad Central, 1990), 23-24.

45. Olga Behar, Las guerras de la paz. Testimonio de Alonso Ojeda Awad (Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, S. A., 1985), 55.

46. Álvaro Valencia Tovar, Historia de las fuerzas militares de Colombia (Bogotá: Planeta colombiana editorial S. A., 1993), 25.

pues Alberto Ruiz Novoa “se propuso poner al día las instituciones mili-tares actualizándolas en los principios de la guerra moderna que se estaba

desarrollando en otras latitudes”47, lo cual dio como resultado una notoria

elevación del nivel académico y militar de los egresados.

Estos procesos de modernización y actualización fueron concre-tados con la publicación y circulación de numerosas revistas, como la revista de las Fuerzas Armadas publicada en 1960 y la revista del Ejército, el año siguiente. Tales publicaciones tuvieron como objetivo la divulgación de información castrense al interior de las filas, buscando que la mayor cantidad de efectivos del Ejército comprendiesen la diná-mica de la guerra de guerrillas, la necesidad de establecer relaciones entre la población civil y el Ejército, así como la necesidad de efectuar diversas reformas sociales para evitar la propagación de los preceptos

marxistas48. Tal era la necesidad de que las fuerzas armadas

compren-dieran el origen y desarrollo de la violencia, que estas revistas fueron de

obligatoria circulación en la oficialidad49.

Desde luego, este proceso modernizador no solo se desarrolló en el campo académico, sino igualmente en la lucha contra los grupos ilegales. El Decreto N.° 256 del 3 de febrero de 1960 reorganizó el Consejo Superior de Defensa, dando mayor participación a los asuntos de Estado, “a los ministros de Gobierno, Hacienda y Relaciones Exteriores”, así como “al

comandante general de las Fuerzas Armadas”50. Fruto de tales acciones,

vemos la aparición de dos tipos de compañía ideadas para hacer frente a los nuevos grupos armados que se consolidaban en el campo colombiano: las compañías Flecha y las compañías Arpón.

Las compañías Flecha y las compañías Arpón fueron el resultado de la acumulación de conocimiento adquirido en década precedente, cuando se comprendió la necesidad por parte del Ejército colombiano de conocer el territorio, la población civil y el enemigo; en los lugares donde surgían los brotes de violencia y los grupos armados. Las compañías tipo Arpón poseían la “estructura regular de las campañas de infantería en unidades autónomas, con gran capacidad de operación, con elementos de

inteli-47. Francisco Leal Buitrago, La seguridad nacional a la deriva: del Frente Nacional a la Posguerra Fría (Bogotá: Alfaomega colombiana, 2002), 21.

48. Gustavo Gallón Giraldo, La república de las Armas…, 30. 49. Leal Buitrago, La seguridad nacional a la deriva…, 21.

gencia, acción cívica, equipo médico y en algunas ocasiones con enlaces de

control aerostático”51. Las compañías tipo Flecha, por su parte, cumplían

con “organizar unidades especializadas para el cumplimiento de misiones

en pro de la pacificación […] en regiones afectadas por la violencia”52.

En términos operativos, los fundamentos de las compañías Flecha y las compañías Arpón eran casi idénticas, pues tenían como objetivo lograr el control de la población y los recursos en áreas afectadas por la violencia, proceso que cumplieron exitosamente. De hecho, la adaptación de estas compañías a los problemas del campo colombiano fue tan eficiente que “redujeron el campo de acción de las cuadrillas de bandoleros, devolvieron la confianza a la ciudadanía y permitieron que esta entendiera claramente

que (esto se realizaba) con y no contra la población”53.

Las operaciones desarrolladas por las compañías Flecha se desa-rrollaron principalmente en Norte del Valle y Quindío, mientras las

compañías Arpón cubrían el Norte del Tolima y Cundinamarca54. Sus

experiencias prácticas sirvieron para la implementación al año siguiente del Plan Lazo, pues sus operaciones pueden ser catalogadas como el

“primer experimento del Plan Lazo en el territorio nacional”.55 Su creador,

el general Ruiz Novoa, lo diseñó mediante la aplicación de operaciones que incluían la vigilancia y el uso de elementos de rastreo o equipos de localización, compuesto por soldados quienes vivirían en el campo por períodos indefinidos para localizar y hostigar las cuadrillas de bandoleros. Cuando el conjunto de una cuadrilla fuese localizado u obligado a mante-nerse en una posición determinada, las tropas serían alertadas y realiza-rían ataques directos para asediar totalmente la cuadrilla hasta destruirla u

obligarla a rendirse56. Tales operaciones fueron ejecutadas en cinco fases,

51. Manuel José Santos Pico, El ejército en la guerra irregular de Colombia. Una visión histórico-estratégica

del conflicto colombiano (1948-2002) (Bogotá: Imprenta y Publicaciones de las Fuerzas Militares, 2002), 73.

52. Las compañías tipo Flecha fueron en total seis y funcionaron en situaciones y períodos de tiempo diferentes. La compañía Flecha N.° 1 actuó desde el 18 de febrero al 13 de junio de 1961, la N.° 2 desde el 13 de junio al 17 de julio de 1961, la tercera desde el 23 de abril hasta el 5 de julio de 1962, la N.° 4 y 5 desde el 5 de julio al 5 de diciembre de 1962 y la sexta desde el 22 de marzo hasta el 1 de septiembre de 1963. Rodríguez, Histórica…, 18.

53. Tovar, Historia militar…, 32.

54. Pablo Andrés Nieto Ortiz, “¿Subordinación o autonomía? El Ejército Colombiano, su relación política con el gobierno civil y su configuración en la violencia, 1953-1965” (Tesis de Maestría en Historia, Universidad Nacional, 2010), 189.

55. Buitrago, La seguridad nacional…, 44. 56. Pico, El Ejército en la guerra irregular, 75.

desde el “1 de junio de 1962 hasta el 30 de marzo de 1963, mediante

acciones cívicas y operaciones militares”57.

La ejecución de las operaciones militares desarrolladas por las compa-ñías Flecha y las compacompa-ñías Arpón gestaron la experiencia necesaria para el eventual desarrollo del Plan Lazo. Sin embargo, dicho plan ha sido criticado durante varias décadas bajo la idea de que fuese una producción exclusiva-mente criolla, desconociendo la influencia de las enseñanzas de los programas

contraguerrilleros de los Estados Unidos58. Lo cierto es que los vínculos de

Colombia estaban enmarcados dentro de la política de seguridad norteame-ricana, debido, entre muchos otros aspectos, al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en 1947. A través de este tratado se estrecharon las relaciones con los distintos ejércitos del continente, realizando ejercicios conjuntos, simulacros, maniobras, programas de intercambio y capacitación militar; proporcionando así, el Ejército de Estados Unidos,

entrenamiento de contraguerrillas en su territorio59.

Si bien es evidente la injerencia de Estados Unidos en la preparación y modernización del Ejército colombiano, la implementación del Plan Lazo se ajustó a las necesidades propias del país y debido a esto eventualmente cosechó grandes éxitos, como la toma de Marquetalia en el desarrollo de

la Operación Soberanía60. Debido a esto, el Plan Lazo se convirtió en el

baluarte del proceso de modernización y adecuación de las fuerzas armadas colombianas, tanto en el campo operativo como en el académico, siendo un plan que generó “amplias repercusiones ideológicas y organizativas en

las instituciones castrenses”61. Tal tipo de influencia ya se venía presentando

desde 1961 al interior de las instituciones de formación militar, como en la Escuela Superior de Guerra, donde en su programa de estudio de los cursos de Estado Mayor incluyeron conocimiento y análisis de la guerra de guerrillas a través de la historia y de los diferentes países donde se había

desarrollado62.

57. Pico, Historia militar del ejército de Colombia…, 302. 58. Buitrago, La seguridad nacional…, 45.

59. Isabel Forero de Moreno, “La educación militar del Ejército al cumplirse cien años de su alma

mater”, Revista Científica General José María Córdova, 5 (2007): 15.

60. Mario Montoya Uribe, Honor y valor. Crónicas inéditas del ejército de Colombia (Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, 2007), 68-70.

61. Buitrago, La seguridad nacional…, 46.

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