• No se han encontrado resultados

Durante meses han mantenido gran vigencia en Chile una serie de controversias sobre la reforma laboral La tramitación legislativa de

esta parecía concluir en momentos en que se cerraba la presente

edición de Mensaje, pero es indudable que proseguirá el debate

sobre las condiciones en que los trabajadores cumplen sus tareas

y se relacionan con las empresas. Así, pedimos a cuatro cristia-

nos, involucrados a diario en estas materias, su visión acerca de

en qué contribuye la enseñanza social de la Iglesia a los desafíos

pendientes en el mundo laboral.

Trabajar no es fácil. No puedes dejar atrás lo que eres ni lo que sientes. Todo lo que te acompaña viaja en dos direccio- nes, de la casa al trabajo y del trabajo a la

casa. La diferencia es que no siempre mi- ras el trabajo como una familia. Hay pre- ocupaciones que no son atendidas por las empresas, o bien la buena voluntad no alcanza. Hay un problema con el sen- tido del trabajo, del por qué y del para qué, del cómo, por cuánto y con quiénes se trabaja.

Esta es la razón por la que surgen las Comunidades de Trabajadores. Surgen del soplo del Espíritu animador y forta- lecidas por Jesucristo, para acoger al que está pasándola mal y darle esperanza, cariño, respeto, un espacio para que pue- da sentirse no solo un número, sino un Hijo de Dios. Para quienes están compli- cados, el sentirse acogidos y parte de una Comunidad es una gran experiencia, una compañía muy importante en los momen- tos de dolor.

Por esta razón, nuestra fe en Jesús en medio del trabajo y en la pertenencia a una Iglesia en misión de servicio se ali- menta de la Doctrina Social de la Iglesia en forma concreta: el valor del ser huma- no, la solidaridad y el bien común, entre otros valores, nos invitan a la evangeliza- ción y a discernir propuestas que, como Comunidad, hacemos llegar a los distin- tos niveles de una empresa para crecer en verdad, justicia, solidaridad, respeto y caridad.

Es verdad que no todos conocen esta doctrina y para muchos esta es algo más intuitivo que racional. Nos hace falta más formación para dar un mejor testimonio en cada actividad del trabajo y para que nuestra fe no se reduzca a una oración rápida o una estampita.

En un sentido amplio, la doctrina so- cial es también una herramienta que nos hace parte del cuerpo de la Iglesia que, como Madre y Misionera al servicio de todos, alza su voz ante las realidades que viven sus hijos, como por ejemplo en los temas de los salarios, la desigualdad, el trato y el descanso. La Doctrina está vi- gente. Hace que las Comunidades volva- mos a pensar, sentir y creer que nuestro apostolado es más que una espirituali- dad que se evapora luego de las siete de la tarde, sino que se hace parte de una respuesta al hombre contemporá- neo y sus problemas, que con las verda-

MAYO 2016 44

DIÁLOGOS

des cristianas denuncia lo que atenta a su dignidad de trabajador y consuela al que sufre.

El desafío de anunciar el evangelio en el trabajo es grande. El modelo tie- ne, en lo profundo, una tendencia al in- dividualismo, utilitarismo y hedonismo. Pero, como todo en la fe, en el trabajo también importa el testimonio, mostrar que se puede creer y ser a la vez un buen trabajador que aporta a la empresa y a un bien superior: el reino de Dios. Ambas realidades son compatibles en la medida en que se unan a través de la justicia, la verdad y la caridad, que son el centro de la Doctrina Social de la Iglesia.

Especialmente en el Año Jubilar, la Iglesia nos invita a ser testigos, a través de ella, de la misericordia de Dios y sus apóstoles en el mundo del trabajo.

“PREOCUPARNOS DE LOS ROSTROS DE LA EXCLUSIÓN”

Ricardo de Tezanos Pinto D.

Ex presidente de la Unión Social de Empresarios Cristianos, USEC.

Hace poco tiempo estuve conversan- do con la señora Laura sobre la posibi- lidad de contratar sus servicios de tra- bajadora de casa particular de manera ocasional, ya que ella tenía su campo y debía destinarle tiempo a sus cultivos y al cuidado de sus animales. Lamentable-

mente, ello no era posible porque la ac- tual legislación —basada en la descon- fianza que generan situaciones de abu- so— no permite el trabajo ocasional. Le ofrecí un contrato de trabajo indefinido, que mejoraba considerablemente sus in- gresos, pero ella no podía comprometer- se a días fijos porque valoraba mantener su libertad para dedicarse a sus labores en el campo. Es lamentable, porque se trata de una mujer mapuche, campesina, jefa de hogar y de más de sesenta años. En nuestro país la discusión reciente en torno al tema laboral ha estado cen- trada en poner trabas a diferentes tipos de abuso y en aumentar el poder de nego- ciación de los trabajadores organizados. Pero ¿qué estamos haciendo por promo- ver alternativas de empleo entre aquellos que, por diversas razones, no encuentran un trabajo y un salario dignos? San Juan Pablo II decía que es responsabilidad del Estado “secundar la actividad de las empresas, creando condiciones que ase- guren oportunidades de trabajo, estimu- lándola donde sea insuficiente o soste- niéndola en momento de crisis” (encíclica Laborem exercens, nº 12).

Sabemos que, como sociedad, tene- mos grupos de personas cuya participa- ción en la fuerza laboral es significativa- mente inferior a los promedios naciona- les. Son los rostros de una exclusión que el papa Francisco nos llama a iluminar y no a descartar. Ahí tenemos la situación de las mujeres jefas de hogar; los adultos mayores; los jóvenes que no trabajan ni estudian; los campesinos; los discapaci- tados; los miembros de pueblos origina- rios; los inmigrantes y tantos otros. Ellos no protestan ni tienen voz organizada, pero ahí están.

Sería recomendable promover alter- nativas de colaboración público-privadas que permitieran incorporar a la fuerza la- boral a estos grupos con trabajos eco- nómicamente remunerados y —recono- ciendo sus carencias— apoyándolos para que en el tiempo puedan mejorar sus ex- pectativas y procurarse un trabajo digno.

La posibilidad de pactar contratos de trabajo en diferentes modalidades y con apoyo del Estado a programas en que el empleador colabora en la capacitación

para el trabajo, el apoyo para actividades económicas propias del trabajador, el uso económico del tiempo en lugares remotos en los que se encuentre el trabajador o el trabajo con horarios menos exigentes para aquellos que tienen restricciones fí- sicas, son algunos ejemplos en los que se promueve el trabajo digno dando la debi- da atención a las circunstancias propias de la persona. La promoción del trabajo puede y debe también incluir a aquellos que por diversas circunstancias tienen restricciones de diversa índole.

¿Por qué no permitir que la señora Laura trabaje con un contrato en jornada parcial y reciba del apoyo del empleador, supervisado por alguna entidad pública, para mejorar los rendimientos de sus la- bores en el campo, haga un aporte para contar con herramientas para trabajar la tierra o ayude para encontrar adecuados canales de comercialización?

“CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO PARA LAS RELACIONES

LABORALES”

Guillermo Sandoval

Asesor Vicaría de la Pastoral Social

La enseñanza social de la Iglesia es ca- paz de aportar inspiración y ofrecer crite- rios de discernimiento para establecer re- laciones laborales de calidad al interior de la empresa, de la misma manera que ayuda

en la generación de políticas públicas so- bre el trabajo humano. En este sentido, pa- rece relevante recordar algunas conside- raciones que no pueden dejar de hacerse. En primer lugar, las relaciones labora- les que asumen los criterios de la ense- ñanza social de la Iglesia deben alinear la organización del trabajo con la dignidad de la persona humana. La dignidad no radica en el trabajo, sino en la persona- hijo de Dios. Por ello parece poco exacto hablar de dignidad del trabajo. El tema es más profundo. Es a la dignidad de la persona a la que debe responder y reco- nocer todo trabajo humano.

En segundo lugar, toda propiedad —y, particularmente, aquella de los bienes de producción— pertenece a Dios. En clave ignaciana: “…todo mi haber y mi poseer… todo es Tuyo. A vos, Señor, lo torno. Dis- poned conforme a Tu voluntad. Dadme solo tu amor y gracia, que eso me bas- ta” (Oración de Ignacio). Si esto es así, el propietario jurídico es, en realidad, un administrador y si se le llama propietario es por razones de ordenamiento social. Obviamente, será muy distinto el trato al interior de una empresa cuando esta comprensión se encarne en empresarios y trabajadores. Por esta misma forma de entender la propiedad, es que la Iglesia reiteradamente dice que sobre ella “pen- de una hipoteca social”. No se trata de cuestionar el derecho a la propiedad pri- vada, sino de ubicarlo donde correspon- de en términos de escala de valores: un principio es superior y debe inspirar a un derecho. Aquí hablamos del principio del Destino Universal de los Bienes.

Luego, y en tercer lugar, la empresa debe acoger esta realidad generando es- pacios de participación (otro principio de la enseñanza social de la Iglesia). La parti- cipación debe manifestarse con indicado- res de logro, precisamente, en la gestión y en la distribución de las utilidades en la empresa. También, por cierto, es necesa- rio asumir solidariamente los momentos en que esta atraviesa por dificultades.

Un cuarto elemento es el diálogo so- cial como instrumento necesario al inte- rior de una empresa inspirada en los va- lores de la enseñanza social de la Iglesia. Ese es el camino, en especial para cons-

truir una comunidad de personas, que es la forma en que san Juan XXIII llamaba a la empresa a que aspira idealmente la Igle- sia. Sería ingenuo no reconocer la diversi- dad de intereses que se presentan al inte- rior de cada comunidad, particularmente en la comunidad empresa. Por lo mismo, es bueno insistir en la necesidad de po- tenciar el diálogo social, también como fórmula metodológica y valórica que transforma la lucha de clases en lucha por la justicia social, concepto promovi- do por la enseñanza social de la Iglesia. Son contribuciones que hace la Iglesia desde su pensamiento social, en muchos casos adelantándose a planteamientos asumidos luego por la Organización In- ternacional del Trabajo, OIT.

“JUZGAR LOS CAMBIOS A LA LUZ DE LA FE”

Flavio Garrido Sepúlveda

Dirigente Sindical de Correos de Chile

Los dirigentes sindicales cristianos nunca hemos renunciado a decir la pa- labra que nos corresponda acerca de los asuntos de la vida social, al igual que la Iglesia en su rol espiritual.

Para nosotros, conocer a fondo y sa- ber cómo actuar y comprometernos en la vida pública es una tarea tanto necesaria

como compleja. La Doctrina Social de la Iglesia nos permite juzgar los cambios de nuestra sociedad a la luz de la fe y de la sensibilidad cristiana en temas tan difíciles como la militancia política, el servicio al bien común, la participación en la sociedad y en la cultura, el com- promiso en el mundo del trabajo y de la empresa, o la acción contra la pobreza y la marginación.

Así es como los trabajadores cristia- nos encontramos ayuda para discernir va- lores auténticamente cristianos en medio de una sociedad abierta y plural. Saber guiarnos en medio de este mundo de op- ciones y compromisos es un aporte que podemos y debemos recibir de la Doctri- na Social de la Iglesia. Para saber llevar las relaciones humanas en medio de una cultura individualista y poco comprome- tida, el ocuparse del otro es una tarea de profundo calado cristiano. Tenemos una sociedad cada vez más globalizada que nos hace más cercanos, pero no más hermanos.

El cristiano encuentra en la Doctri- na Social de la Iglesia principios de re- flexión, criterios de juicio y directrices de acción que son la base para un hu- manismo integral y solidario. A la lógica del mercado, a la lógica del Estado, a la lógica de la propaganda y de la mani- pulación, aporta para formar conciencia social. Para los cristianos y para la so- ciedad en general, esta nos es impres- cindible para comprometernos especial- mente con los más pobres, los que no cuentan, los descartados de la sociedad, mediante opciones concretas de solida- ridad. Podemos actuar renunciando ex- plícitamente al camino del confort y del consumismo en favor de decisiones que provoquen la fraternidad, con una mi- rada crítica al enriquecimiento que en nuestro país muchas veces se logra a costa de los pobres.

Esto implica, como dirigente sindical, sostener una mentalidad de fe, un modo de ver, juzgar, elegir y amar que encuen- tre apoyo en los valores del evangelio y que también posea una conciencia única y unitaria entre su vida pública y su vida cristiana, como un deber de fe y de cohe- rencia en su actuar. MSJ

MAYO 2016 46

DIÁLOGOS

Albert Leandro Herrera Zeppelin Alberto Etchegaray Aubry Alberto Undurraga Vicuña Alejandro Raúl Murúa Barbenza Alfonso Díaz Quiroga

Alfredo Mateluna Arestizábal Ana María Fernández Andrés Aylwin Chiorrini Angela Jería viuda de Bachelet Armando Luis Di Filippo Auditorias y Consultorias Valle y Asociados Ltda

Beatrice Ávalos Davidson Carlos Alberto Portales Cifuentes

Carlos Molina Zaldívar Carlos Portales Greene Carmen Fontova Costa Carmen Gloria López Moure Carmen Luz Esparza Ananías Carmen S. García Figueroa Centro de Estudios del Desarrollo Cesar Eduardo Rozas Muñoz Cesar Valdés Monasterio

Chaves Awad Contreras Schürmann Claudio Zamorano Valenzuela Colegio Compañía de María Seminario Colegio De Los Sagrados Corazones –

Providencia

Colegio Institución Teresiana Colegio Nuestra Señora del Camino Colegio Quimahue - Rancagua Colegio Rubén Castro - Valparaíso

Promoción 1960.

Colegio Teresiano Enrique Ossó Congregación Misioneros Claretianos Conrado Cartes Montecino

Constructora Ahumada Ltda. Cristián Cajas Silva

Cristián Herrera Amenábar Cristián Fierro Correa David Rodolfo Ojeda Ortiz

Diego Lira Silva

Dionisio de la Cerda Etchevers Domingo González Carballal Eduardo Belmar García

Eduardo Vidal Ramírez Enrique Barros Bourie Enzo Devoto Canessa Esteban Valenzuela Facultad de Cs. Religiosas y

Filosóficas – UCM Familia Flores Álvarez Familia Ortega Araya Familia Sotomayor Castillo Fanny Henríquez Venegas

Federico Willoughby-MacDonald Moya Felipe Abbott Matus

Fernando Echeverría Vial Fernando Sole Besoain Francesco Giorgianni

Francisco Javier Meza Dabancens

Francisco Valenzuela Cornejo Francisco Villanueva Tobar Gabriel del Fávero Valdés

Gabriel del Río Artigas Gilda Guzmán Moebis Gonzalo Soffia Contreras Guillermo Larraín Ríos Guillermo Le Fort Varela Guillermo Piedrabuena Richard Gustavo Enrique Carreño Campos Gustavo Montaldo Lorca Gustavo Soria Ventura Heidy del Pilar Leiva Henríquez

Helga Steffen Riedemann

Hermanas de la Providencia - Provincia Bernarda Morin

Hermanos Maristas Instituto Chacabuco, Los Andes

Hernán Francisco Larenas Vargas Hugo Cifuentes Lillo

Hugo Vera Meigg

Instituto de Humanidades Luis Campino Instituto para el Desarrollo Comunitario,

IDECO, Miguel de Pujadas Vergara Instituto Rafael Ariztía

Iván Navarro Abarzúa Ivo Breskovic Vivar Jaime Jeldres Vargas

Jaime Molina Vallejo Jaime Ravinet De La Fuente Jaime Vela Rodrigo Javier Said H. Joaquín Larrondo Silva John T. Wormull Gibbs Jorge Awad Mehech Jorge Cauas Lama Jorge Correa Reyes Jorge Enrique Nuñez Rojas Jorge Gissi Bustos Jorge Orchard Pinto Jorge Manuel Sepúlveda Jara José Ignacio Tirado Kruger José Joaquín Brunner José Luis del Río Goudie José Luis Larroucau Reitze José Manuel Borgoño Barros José Tomás Jory Guzmán José Tomas Izquierdo Silva José Torres Muñoz Joseph Ramos Quiñones Juan C. Imboden Anwandter Juan Decombe Villalobos Juan Esteban Puga Vial Juan Jaime Chiang Acosta Juan Omar Marchant Pino Julio Vidaurrázaga Vodanovic Luis Ajenjo Isasi

Luis Bork Vega Luis Ortiz Quiroga

Luis Pedro Errázuriz Fantoni Luis Teodoro Díaz Müller

Manuel Alfonso Méndez Becerra Manuel Antonio Garretón Manuel José Salinas Acuña Manuel Núñez Poblete Manuela Gumucio Rivas Marco Cariola Barroilhet Marco Chemsi Adem

Margit Eckholt, Osnabrück, Alemania Mariano Luis Enrique Lacalle Penafiel María Elena Andonie Araque María Josefina Bilbao Mendezona María Loreto Herrera Larraín María Luisa Pérez Walker María Marta Raggio

Maria Teresa Undurraga Gazitúa Matías Ignacio Forno Stingo Mauricio Vargas Lizana Miguel Calvo Flores Miguel Luis Ortiz González Misioneros Claretianos Moneda Asset Management Nelson Rodriguez Arratia

Nielsen de Paula Pires Nora Undurraga Pieper Norman Hansen Rosés Orlando Valle Venegas Óscar Godoy Arcaya Osvaldo Verdugo Peña Osvaldo Villar Sánchez Pablo Corvalán Durán

Pablo Santa Cruz Patricio Burdiles P.

Patricio Rafael Mira Fernandez Paula Barrientos Estévez Paulina Anguita Gutiérrez Pedro Antonio Lluch Fabry Pedro Cristi Bravo Pedro Donoso Brant Pedro Pablo Díaz Herrera Preuniversitario Futuro – Talca Rafael Mena Lazcano

Rafael Rosell Aiquel Ramón Santelices Tello Raúl Troncoso Delpiano Raúl Troncoso Keymer René Bobadilla López René Corvalán Latapia Rodolfo Caballero Muñoz Rodrigo Caro Cordero Rodrigo López Barreda Rodrigo Pablo Roa

Rogelio Iván González Pérez Sergio Fernando Bello Silva

Sergio Melo San Juan Sergio Molina Silva Tomás Izquierdo Silva

Trinidad Jiménez Orrego de Izquierdo Vicente Exequiel Valdivieso Dávila

Vicente Sota Barros Víctor Irribarra Donoso Zarko Luksic Sandoval

Si Ud. desea integrarse a los patrocinadores de revista Mensaje, solicite un ejecutivo o envíenos sus datos. Fono: 26960653 - 26980617 Fax: 2671 7030

PA

TROCINADORES

Estrenada en 1938 en el Théâtre des Ambassadeurs de Pa- rís, esta obra —que, según se dice, fue escrita en solo ocho días y a punta de opio— resultó ser uno de los textos dramá- ticos más lúcidos del siglo XX, una construcción perfecta que terminó por transformarse en un texto clave a la hora de des- nudar con ferocidad el concepto de familia moderna.

Esta misma pieza, censurada antaño por exponer los tabúes de una burguesía en decadencia, hoy es montada por primera vez en Chile de la mano de Omar Morán, el mismo que dirigió trabajos como Perro suelto, Fantasmas de parafina, Amor en Lota, El reformador del mundo o Patas de Gallo: muchos de ellos, textos que indagan también en las profundidades de esa estructura básica de las sociedades.

Y es que el joven y talentoso Morán declara que este es un argumento que jamás se agota: “Desde hace tres mil años las tragedias son los dramas de familia, y estos sobreviven porque son estructuras occidentales inamovibles”. Pero, además, para el director la familia siempre tendrá algo atractivo: “Cuando in- vité a los actores a participar de este proyecto, les dije que esta era una obra de amor, pero el amor convertido en vicio. En las familias se dan estos amores viciosos, porque son relaciones