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EVALUACIÓN DEL RIESGO POR EXPOSICIÓN INHALATORIA A AGENTES QUÍMICOS

MODELOS CUALITATIVOS O SIMPLIFICADOS

Estos modelos no están concebidos como una alternativa a la evaluación cuantitativa de la exposición a agentes químicos sino como una herramienta más para el proceso de evaluación, aunque en ocasiones puedan ser suficientes para alcanzar conclusiones. Se trata de modelos que los técnicos pueden emplear para realizar una primera aproximación o diagnóstico sobre la situación higiénica derivada de la presencia de agentes químicos y sobre las medidas preventivas necesarias en cada situación. Ello es especialmente útil en la fase de diseño de los procesos para determinar de qué instalaciones y condiciones es necesario disponer, anticipándose a cualquier exposición real, aunque su aplicación no se restringe solamente a esta circunstancia. Resulta también interesante su aplicación a agentes químicos que no tienen establecido un valor límite ambiental.

En los últimos años se han desarrollado muchos procedimientos simplificados y, aunque cada uno presenta sus peculiaridades, existe una base común tanto en la sistemática de evaluación como en la información manejada. Las variables más frecuentemente utilizadas por este tipo de métodos son:

 La peligrosidad del agente químico.

 La frecuencia de exposición.

 La cantidad utilizada o presente.

 La volatilidad o la pulverulencia.

 La forma de uso.

 El tipo de medida preventiva de control.

Para las variables empleadas se establecen una serie de clases o categorías cuya combinación permite clasificar las operaciones evaluadas en distintos niveles de riesgo. Normalmente este nivel de riesgo va asociado a un nivel de control determinado, como la ventilación general, la extracción localizada o el confinamiento del proceso, de ahí su nombre genérico de “control banding” (“bandas de control”), aludiendo a los niveles de control necesarios en los que se clasifican las distintas operaciones.

Un ejemplo de ello es el modelo COSHH Essentials elaborado por el Health & Safety Executive (HSE) del Reino Unido, que se apoya además en una amplia colección de fichas de control en función de la operación o el proceso evaluado. La metodología COSHH Essentials fue incluida en la Guía Práctica de la Directiva sobre Agentes Químicos 98/24/CE y es objeto de las NTP 935, 936 y 872 publicadas por el INSHT. El método COSHH Essentials no está diseñado para evaluar la exposición a plomo y amianto (que disponen de normativa específica), gases, productos generados durante el proceso (ofrece fichas específicas, fuera del esquema general de actuación del modelo), plaguicidas o medicamentos.

Un modelo similar es el alemán Easy-to-use Workplace Control Scheme for Hazardous Substances publicado por BAuA (Instituto Federal para la Seguridad y Salud Laboral). Este método excluye en su ámbito de aplicación la evaluación de la exposición a productos generados durante el proceso (humos de soldadura, productos de pirólisis, productos de descomposición, etc.).

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Existe otro grupo de metodologías enfocadas propiamente a la evaluación de riesgos (no al control de los mismos, como las mencionadas hasta ahora), y por ello incorporan variables relativas al tipo de medida preventiva presente o al tipo de proceso y su grado de encerramiento en el procedimiento de evaluación, para que éste sea más completo. Es el caso de la Méthodologie d´evaluation simplifiée du risque chimique del Institut National de Recherche et de Sécurité (INRS) de Francia. Este método consiste en establecer, para cada variable, una serie de clases y una puntuación asociada para obtener, de este modo, un índice semicuantitativo que es el que indica el nivel de riesgo. El INRS propone además una etapa previa de jerarquización o establecimiento de prioridades que permite ordenar los riesgos en función de su importancia, aspecto importante sobre todo cuando están presentes un gran número de agentes químicos en el lugar de trabajo.

El método del INRS, con una modificación del mismo cuyo objetivo es hacer la evaluación más completa y versátil, se detalla el texto publicado por el INSHT “Riesgo químico. Sistemática para la evaluación higiénica”, y en la Nota Técnica de Prevención 937. Este método tiene la limitación de que no se puede utilizar para valorar la exposición a productos de descomposición térmica ni a medicamentos. Para estos últimos realmente ninguno de los procedimientos anteriormente citados es el adecuado, si bien es cierto que los procedimientos de “control banding” fueron desarrollados al principio por la industria farmacéutica para evaluar la exposición a los productos utilizados en ella. Es algo similar a lo que sucede con el caso de la evaluación de la exposición a nanopartículas, donde los métodos de “control banding” adecuados son específicos para ello.

Existen también modelos de orden superior, es decir, modelos que incorporan más variables, por ejemplo, la distancia del trabajador a la fuente, la presencia de fuentes de emisión secundarias, las dimensiones del local, la protección respiratoria, etc. Presentan un grado de complejidad mayor pero ofrecen más información pudiendo llegar incluso a hacer estimaciones “cuantitativas”. Estos modelos se están empleando en los escenarios de exposición del REACH.

En la elección sobre el método a emplear intervienen factores tales como el tipo de actividad desarrollada, el número total de agentes y operaciones, el objetivo final de la evaluación (diagnóstico inicial, comprobación de unas tareas específicas,...), etc. En cualquier caso es responsabilidad del usuario su correcta aplicación y el juicio sobre la bondad de los resultados, así como la comprobación del funcionamiento de las instalaciones y medidas preventivas ya implantadas o a implantar. Aún tratándose de modelos considerados sencillos de aplicar las decisiones e interpretaciones técnicas son indispensables y sólo con la experiencia y la revisión de muchas y diversas situaciones se consigue maximizar la utilidad de estas herramientas.

No se dispone de un nombre ampliamente aceptado para estos modelos en castellano y en la bibliografía se encuentran denominaciones tales como modelos simplificados, modelos empíricos, modelos cualitativos, modelos para la evaluación inicial, etc. En este apéndice se ha adoptado la nomenclatura de modelos cualitativos o simplificados indistintamente aunque hay que destacar que los modelos análogos al del INRS no son estrictamente cualitativos sino semicuantitativos. Por otra parte, el término “simplificado” no debe

interpretarse como un procedimiento que permita reducir los requerimientos de la evaluación de riesgos o tomar una vía rápida para conseguir exactamente el mismo fin.

Hay que insistir aquí en el carácter complementario, respecto de la evaluación cuantitativa, que tienen estos modelos de evaluación del riesgo por exposición inhalatoria. Los métodos simplificados constituyen un buen modo de realizar la primera etapa de estimación inicial. Con ellos se pueden diferenciar las situaciones aceptables, es decir, donde el riesgo es leve, de aquellas que requieren una evaluación más detallada y/o la adopción de medidas correctoras. En los casos de riesgo leve sería posible dar por finalizada la evaluación en esta etapa y pasar a realizar el informe higiénico. Por el contrario, si se pusiese de manifiesto la necesidad de corregir la exposición, habría que aplicar medidas correctoras, que una vez implantadas, llevarían a repetir la evaluación.

El ámbito de aplicación de este tipo de métodos sigue en aumento para conseguir abarcar nuevos problemas como es el caso de la exposición a nanopartículas, donde existe dificultad para establecer un valor límite (NTP 877). También el desarrollo de modelos de tipo sectorial se espera que adquiera un mayor desarrollo en los próximos años.

En términos generales, los modelos simplificados o cualitativos presentan una serie de limitaciones que hay que considerar cuando se aplican. Son las siguientes:

• Pueden subestimar el riesgo cuando el agente químico puede presentarse al mismo tiempo en forma de vapor y en forma de polvo.

• No son adecuados para valorar exposiciones pico. Para hacerlo habrá que utilizar otro procedimiento distinto. Esto también sucede con la Norma UNE-EN 689:1996, que no está pensada para valorar exposiciones pico, aunque las tiene presentes.

• No consideran la aditividad de efectos por exposición a varios agentes químicos simultáneamente

• No consideran de un modo cuantitativo los tiempos de exposición.

Con la obligatoriedad impuesta por el Reglamento REACH de adjuntar los escenarios de exposición a las fichas de datos de seguridad, la aplicación de los modelos simplificados o cualitativos toma otro enfoque. Por una parte, cada sustancia sujeta a disponer de estos escenarios de exposición (comercialización superior a 10 t/año) será puesta en el mercado con su evaluación simplificada anexada, es decir, considerando su peligrosidad y sus condiciones de uso para recomendar las medidas preventivas necesarias. Por otra, abre la vía al desarrollo de metodologías algo más depuradas técnicamente en cuanto a las variables consideradas y su tratamiento, que permitan llegar hasta la estimación numérica de las concentraciones ambientales, según la forma como se manipula el agente. En relación a esta finalidad, merecen ser destacados los modelos Stoffenmanager, el modelo ART (Advanced Reach Tool) y el modelo TRA (Targeted Risk Assessment).

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EVALUACIÓN CUANTITATIVA DE LA EXPOSICIÓN

En este apartado se recogen y desarrollan los criterios de evaluación que propone la Norma UNE-EN 689:1996 cuando se plantea la necesidad de realizar mediciones de concentración ambiental. Dichos criterios se complementan, cuando ha sido necesario, con otros provenientes de fuentes bibliográficas suficientemente contrastadas que constituyen referencias técnicas de uso extendido.

La forma de llevar a cabo la medición y el posterior tratamiento de los datos obtenidos no tiene por que ser la que aquí se expone, los procedimientos empleados y las variantes que sobre ellos se realicen en cada situación pueden ser diferentes, lo que comporta que el técnico, según su criterio, emplee las variantes más oportunas en cada caso. Los procedimientos seguidos durante el proceso de la evaluación se deben describir en los informes técnicos de evaluación correspondientes de forma que permitan su seguimiento. La descripción puede simplificarse cuando se utilicen los criterios que se indican en esta Guía u otros de reconocida solvencia, mediante una referencia que identifique la fuente.

En todo caso, deben establecerse unos requisitos mínimos de representatividad de las mediciones, justificando el número y tiempo de duración de las muestras, su ubicación, el número de trabajadores a muestrear y el número de jornadas durante las que se van a realizar las mediciones. También el posterior tratamiento de los datos y las posibles conclusiones de valoración.

Para facilitar los cálculos que se exponen a lo largo de este apéndice pueden utilizarse programas estadísticos con medios informáticos. A tal efecto existe también un calculador publicado en la página web del INSHT:

http://calculadores.insht.es:86/Exposiciónaagentesquímicos/Introducción.aspx

La evaluación del riesgo por inhalación se lleva a cabo por comparación de la concentración del agente químico en el aire ponderada en el tiempo con el valor límite ambiental del agente en cuestión. La definición de los valores límite incluye el tiempo de referencia para el que están establecidos. La mayoría de las veces el valor límite está definido para un periodo de 8 horas y no debe superarse en ninguna jornada de trabajo. En ocasiones, si existen variaciones sistemáticas entre distintas jornadas de trabajo y la toxicocinética del agente químico lo permite, porque se trate de un agente químico capaz de producir efectos para la salud sólo tras exposiciones repetidas a lo largo de meses o años, es posible utilizar periodos de ponderación superiores a una jornada.

La confirmación de que no se supera el valor límite en ninguna jornada de trabajo exigiría la realización de mediciones de forma continuada. Como este procedimiento es irrealizable en la práctica, se recurre a modelos estadísticos para determinar la probabilidad de superar el valor límite en cualquier jornada de trabajo y se admite que no se superará dicho valor si esta probabilidad es muy pequeña.

En ocasiones es útil realizar mediciones en las condiciones más desfavorables, ya que si en estas condiciones se respetan los valores límite, es posible obtener conclusiones globales con ahorro de medios.

Está admitido que los valores de la concentración de un agente químico en el aire se distribuyen siguiendo una ley de probabilidad logarítmico-normal, en este caso la media geométrica y la desviación estándar geométrica definen completamente la distribución. Cuando la media es suficientemente baja respecto al valor límite y, sobre todo, la dispersión de los datos es pequeña, la probabilidad de que se supere el valor límite en una jornada cualquiera es asimismo pequeña.

Alcanzar esta conclusión requiere muestrear durante bastantes jornadas, aunque si el trabajo es repetitivo y la experiencia y el criterio profesional del técnico conduce a pensar que los factores que intervienen en la generación de las concentraciones ambientales no sufren gran variación día a día, se puede llegar a una conclusión con datos de un número reducido de jornadas. Ésta es la base de las recomendaciones en cuanto al muestreo y valoración que se hacen en este capítulo sobre evaluación cuantitativa (UNE-EN 689:1996).

Tal y como se ha dicho en la introducción de este apéndice, la especialización profesional, que permite tomar decisiones no mecánicas, discernir sobre el significado de los resultados, reconocer situaciones de riesgo que deben corregirse sin necesidad de mediciones, disponer de la capacidad para optimizar medios y recursos o poder identificar agentes químicos cuya presencia no es evidente ni se deduce de una primera información, es un requisito necesario para evaluar este tipo de exposiciones.

El diagrama de flujo siguiente ayuda a situar los elementos que se desarrollan a lo largo de la evaluación cuantitativa de la exposición.

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Figura 1. Diagrama de flujo general

Normalmente el proceso de evaluación de la exposición por inhalación se iniciará con la recopilación de los datos necesarios para definir las condiciones en las que se realizará la medición de la concentración ambiental y con la ejecución de estas mediciones.

La comparación de los resultados obtenidos con los Valores Límite Ambientales, tanto los definidos para exposiciones diarias (VLA-ED) como los aplicables a periodos cortos de exposición (VLA-EC), permite llegar a alguna conclusión sobre la exposición, lo que conducirá a decisiones sobre la actividad preventiva a desarrollar en el futuro inmediato.

Es necesario tener prevista de antemano la posibilidad de no poder alcanzar una conclusión definitiva sobre la necesidad de intervenir para reducir la exposición. Esto se debe a que la concentración de un agente químico en aire es una magnitud normalmente variable a lo largo del tiempo y, en consecuencia, es posible que no se pueda obtener una conclusión definitiva respecto al futuro con la información que se obtiene de una evaluación de la exposición por inhalación durante un periodo de tiempo limitado.

Por ejemplo, para poder asegurar que una exposición respeta un valor límite de tipo VLA-ED se debe garantizar que en todas y cada una de las jornadas durante toda la vida laboral la concentración ponderada

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