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MODERNIDAD, REVOLUCIÓN Y SOCIALISMO EN MÉXICO El ascenso de la modernidad logra mayor eficiencia productiva, ante una mayor

capacidad productiva, la clase trabajadora pugna por un mejor reparto del plusproducto social.

Es en Alemania y Rusia, principalmente, sin subestimar otras expresiones dadas en los países escandinavos, especialmente en Suecia, donde la social democracia logra su máxima expresión. La coyuntura que le es favorable es la primera conflagración mundial.

El neocolonialismo imperialista busca nuevas geografías para fortalecer sus mercados de proveeduría como de destino, por lo que las grandes potencias europeas estallan en conflictos bélicos, a veces en regiones periféricas, finalmente en la propia Europa. La revolución bolchevique de 1917 es efecto de las contradicción inherentes de un capitalismo moderno ascendente, de corte monopolista más que industrial y donde la clase trabajadora ve oportuno manifestarse contra los resabios del despotismo y de lo estamental.

Las principales premisas de la social democracia a nivel mundial consisten en: lograr un mejor salario, mayores y mejores prestaciones y derechos laborales, y libertad de asociación y organización.

En México, la revolución de 1910 es precisamente efecto de la modernidad incipiente, dependiente y periférica, donde conviven resabios del orden estamental, casi feudal, con la modernidad capitalista ascendente. En realidad no se trata de una revolución agraria, como a veces se le quiere presentar mediante el zapatismo, como movimiento social más relevante, sino que se trata de una lucha por liberar al trabajo y establecer el salario como fundamento de la explotación capitalista. Se lucha por dar fin al despotismo que representa la dictadura de Porfirio Díaz, pero no es una contienda por la democracia, se desea finalmente que mediante el sufragio se reformen y den fundamento a un orden económico de corte plenamente capitalista.

Ya hay en México expresiones de movimientos obreros destacables como los de Cananea (Sonora, 1906) y Río Blanco (Veracruz, 1907), así como destaca el protagonismo revolucionario de grupos obreros utilizados por Álvaro Obregón (las llamadas guardias rojas), y posteriormente la anexión de la Confederación Regional Obrera Mexicana en 1918 al aparato de Gobierno.

Distinto al caso europeo, la socialdemocracia en México trabaja de manera autónoma e independiente, no se aspira a construir el socialismo, sino a lograr ventajas legislativas y laborales para la clase trabajadora. La revolución mexicana en nada encuna aspiración socialista alguna. Ni siquiera el movimiento obrero enarbola tal precepto. Se desean ganancias en materia de legislación laboral, prestaciones, salarios y derechos de agrupación sindical, pugnando por un mejor trato en las relaciones industriales, más en nada en la aspiración de una sociedad donde no exista la propiedad privada.

Si bien en Europa los socialdemócratas son reformistas y los socialistas revolucionarios, en México el movimiento obrero es reformista pero calificado como del centro. Consideran que es mediante la democracia y el libre y efectivo sufragio que la clase trabajadora puede lograr ventajas en un mejor reparto del plusproducto social. Se pugna por ello en defender la democracia como fundamento para las reformas institucionales que permitan erguir una sociedad más justa e igualitaria.

Con todo, si existe en México una intentona por darle a la revuelta de 1910 un sesgo socialista. Lo intentan los bolcheviques en 1919, mismo año en que se funda la Tercer

Internacional Socialista en Rusia, cuando fundan el Partido Comunista Mexicano, mismo que es proscrito en 1939. Tratan mediante este de darle a la revolución mexicana un sesgo al socialismo, el cual fracasa pues en las aspiraciones revolucionarias del país no existe la inquietud por el socialismo o el comunismo. El movimiento obrero mexicano es más que del centro, un movimiento en pro de los derechos laborales dentro de un mundo capitalista que exige se formalicen las relaciones industriales en este orden.

LA SOCIALDEMOCRACIA COMO ALTERNATIVA DE

DESARROLLO

La socialdemocracia en México presenta un doble dilema carismático. En el peor de los escenarios hay quien le asocia al socialismo siendo que en realidad son dos corrientes distintas, que aunque guardan algunas coincidencias interesantes al respecto de la lucha de la clase trabajadora del país, no obstante el socialismo es una corriente del pensamiento que combate el individualismo, tan propio de las corrientes liberales como neoliberales. De hecho combate y trata de destruir al capitalismo al considerarle un régimen basado en el oprobio y la explotación del trabajo.

Por su parte la social democracia no combate ni trata de destruir a esta formación socioeconómica, más bien lucha por que la clase obrera gane un espacio económico más justo y equitativo. Parte de un trato igualitario para el trabajador ante la influyente capacidad del empleador. Trata de lograr un mejor reparto económico y un trato más igualitario para la clase trabajadora ante un esquema que de antemano se le presenta en desventaja, al blandir el capitalista “la sartén por el mango”.

La reciente crisis del esquema basado en la libertad individual, neoliberalismo le fortalecen y otorgan legitimidad ante la búsqueda de una propuesta política que resuelva los grandes problemas nacionales.

La derecha demócratacristiana del país sostiene que los valores basados en el individualismo y la libertad son el fundamento de la equidad y la justicia. Su descrédito de lo público ante la aparente mala administración de quienes quieren ver “ganancia económica” en toda empresa de orden social, aporta prejuicios ideológicos que son subrayados ante la ciudadanía y la población en general de forma mediática.

Las fallas del modelo neoliberal no son nuevas para la nación mexicana. Ya el liberalismo en sus dos primeros intentos del siglo XIX e inicios del XX (el de 1821 – 1846 y el de 1867 - 2010) llevan, para el primero en la invasión norteamericana de 1846 – 1848 y la intervención francesa de 1862 – 1867, así como para el segundo en la revolución mexicana de 1910, donde el resultado es para la gran mayoría de la población mexicana en el gradual y extremoso aumento de la pobreza y la desigualdad. Ahora, en lo contemporáneo la difícil situación social que enfrenta el país vuelven a indicar que la experiencia del liberalismo en México solo beneficia a los grandes empresarios tanto nacionales como extranjeros y viene en perjuicio del 99% de la población nacional, donde la clase media tiende a desaparecer.

Las garantías sociales vienen a sobreponerse ante las individuales, tan enfatizadas estas últimas por los adeptos a la tesis neoliberal. Finalmente, como se sostiene desde tiempos

de Benito Juárez, en el liberalismo para los ricos el código civil, para los humildes el código penal.

Las búsqueda de la igualdad en condiciones de libertad es entonces el móvil de la socialdemocracia, que desde el 2006 se le viene desmantelando y lesionando en su unidad, bajo la tesis de las falsa corriente democratizadora, finalmente se trata de engañara la población para lograr alianzas (teórica y políticamente insalvables) entre la derecha y la izquierda (llámese PAN y PVEM- PRD y PT).

Irónicamente, es en el terreno de las naciones desarrolladas tales como Francia, Alemania, Inglaterra y el propio Estados Unidos de América donde esta corriente está logrando sus mejores escaños y éxitos como bastión de lucha revolucionaria y a favor de la democracia y no del capitalismo.

En México, la inminente caída del PAN y la democracia cristiana como principal fuerza política del país se explica por la pérdida de la institucionalidad, la estabilidad y la credibilidad de sus administraciones ante una realidad nacional donde la disrupción social ya es patente.

El fundamentalismo del mercado se cuestiona abiertamente ante la agudización de los problemas nacionales. Es menester una propuesta de gobierno que vele por la disciplina, la institucionalización, la estabilidad y el desarrollo convergente. En ello es históricamente incuestionable que tarde o temprano la socialdemocracia logrará su arribo a la toma de decisiones federales de forma mayoritaria, y no tanto de forma de mayoría relativa sino absoluta.

Lo que hay que dejar en claro que en esto el PRI no la opción de la socialdemocracia, pues si viene este partido desde sus orígenes de le concibe desde esta corriente, la misma la abandona en 1982 para irse perfilando lenta, paulatina y sistemáticamente como una oferta política inscrita en las tesis neoliberales, especialmente este carácter se oficializa en 1988 con la administración de Carlos Salinas de Gortari y sus sucesores.

¿CUÁL ES EL FUTURO DE LA SOCIAL DEMOCRACIA Y EL

SOCIALISMO?

Los intereses del capital financiero internacional, como de los propios corporativos transnacionales se imponen como fundamento ideológico. Propagan sus puntos de vista mediante los medios masivos de comunicación y logran posicionar sus puntos de vista como válidos e irrefutables ante la opinión política general.

Necesariamente van minando la convicción socialista como social demócrata con preceptos individualistas, egoístas, convenencieros, hedonistas y de fundamento de libre mercado.

Aunque el neoliberalismo muestra graves problemas aún en las economías desarrolladas como lo son Estados Unidos de América e Inglaterra, especialmente desde la crisis

subprime dada en el 2008, la misiva capitalista de corte imperialista no obstante logra

persuadir las mentalidades y lograr la servidumbre proburguesa ideal para que siga proliferando la política neoliberal, el fundamento del mercado sobre las necesidades

sociales, donde finalmente es la población trabajadora la que ve su demérito en materia salarial y de prestación laboral, como sucede en todo el orbe del mundo capitalista. La pequeña burguesía clase mediera en el país se viste de la ideología reaccionaria de ultraderecha en su discurso, y amedrenta a la izquierda con falsas querellas históricas respecto al aparente fracaso reciente del socialismo, en especial en las economías del este de Europa y en naciones como Turquía y Grecia.

El socialismo históricamente fracasa por haberse implementado prematuramente en economías que no habían logrado un capitalismo bien consolidado cuando ya arrancaban al socialismo, como fue Rusia, China, Yugoslavia, Mongolia y todas las economías del este de Europa como de Asia que inventaron el socialismo cuando apenas éste era incipiente en sus propias geografías.

Carlos Marx sostiene que el socialismo no inicia mientras el capitalismo no haya agotado todas las posibilidades técnicas de su reproducción, y que nacería en naciones donde logre su máxima expresión en su desarrollo, como en los Estados Unidos de América e Inglaterra. En formas que no son las propias inventadas por los bolcheviques ni los leninistas, ni los estalinistas y tantos otros, sino quizá en organizaciones productivas que se matizan en socialización como lo son los seguros o las transnacionales cuya tenencia en propiedad se da en un sinnúmero de acciones que se venden día a día a distintos tenedores, como su nacionalidad tiende a ser muy disímbola... es quizá esta la forma en que se vendrá cuajando el socialismo al que Marx hizo referencia y no el de Lenin.

El futuro de la social democracia a nivel internacional es su escamoteo por el gran capital en todos los órdenes, como sucede en México donde la izquierda ha ganado ya 2 elecciones (las de 1988 y las del 2006), y bajo fraude electoral se impone la derecha. Caso que se replica en el resto no solo de latino América sino a escala mundial. No obstante, la desigualdad, la injusticia, la inequidad, la intolerancia, la insustentabilidad y la corrupción siguen creciendo a costas del capitalismo salvaje, lo que llevará tarde o temprano a disrupciones sociales que vengan a reivindicar la social democracia, incluso el socialismo.