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Nomenclatura y clasificación de los microorganismos

In document microbiologia y parasitologia tomo I.pdf (página 31-35)

Gregorio Delgado García

Gregorio Delgado Rodríguez

Como partes muy importantes del estudio de los seres vivos en general y de los microorganismos en particular están, indiscutiblemente, su nomenclatura y su clasificación. Universalmente se acepta como nomenclatura la ideada por el sabio naturalista sueco Carl von Linnaeus (1707-1778), conocida como nomenclatura binaria, pues en ella se designa a cada ser vivo con dos nombres, uno genérico, que se escribe con letra mayúscula; y otro específico, el cual se escribe con minúscula. Así, al perro común se le llama Canis familiaris; a un verme o gusano que parasita al hombre, Ascaris lumbricoides y a una bacteria que produce fiebre tifoidea en los seres humanos, Salmonella typhi; Canis, Ascaris y Salmonella corresponden a los géneros; y familiaris, lumbricoides y typhi a las especies.

La diversidad de los seres vivos es tan grande que es preciso clasificarlos en varias categorías, según diferentes caracteres. Así la primera categoría, comenzando de la más simple a la más compleja, la constituye el individuo; una tortuga o un elefante que tenemos frente a nosotros son individuos.

La reunión de individuos semejantes da una especie. Todos los perros, desde el sahueso hasta el galgo, son individuos de una misma especie.

Dentro de las especies hay variedades y razas. Se consideran como variedades los individuos que difieren de los demás de su especie en uno o varios caracteres secundarios (distinto color y tamaño, mayor o menor fecundidad). Cuando esos caracteres se transmiten a los descendientes, se tiene una raza. Por lo general, la categoría variedad se usa en las plantas y la de raza en los animales. Últimamente se agrupan también en formas y formas especiales, y a las razas se les llaman razas fisiológicas.

Las especies que tienen cierto parentesco dan un género; por ejemplo, el caballo, el asno y la cebra son del mismo género. A veces las especies se agrupan en series y secciones, las que a su vez dan los géneros. Con los géneros se forman las tribus, con estas las familias, las cuales se reúnen en órdenes y los órdenes en grupos, para dar las clases.

Un conjunto de clases da una rama y un conjunto de ramas o clases un tipo. Los tipos, que también reciben los nombres de división o phylum (phylum quiere decir división, en latín), dan un reino y los reinos se agrupan modernamente en dominios.

Con frecuencia hay que establecer otras agrupaciones intermedias y entonces se deno- minan subfamilias, subórdenes o subclases; y también superfamilias, superórdenes o superclases.

Por lo tanto, tenemos desde la categoría más compleja a la más simple las siguientes: dominio; reino; tipo, phylum o división; rama; clase; grupo; orden; familia; tribu; género; sección; serie; especie; variedad; forma; forma especial; raza fisiológica e individuo.

No siempre es necesario utilizar todas estas categorías para clasificar un microorganis- mo. Pongamos de ejemplo al Histoplasma capsulatum, hongo causante de la histoplasmosis en el hombre. Jerarquía nomenclatural Dominio Eukaryota Reino Fungi División Ascomycota Clase Ascomycetes Orden Onygenales Familia Onygenaceae Género

Estado asexual Histoplasma

Especie

Estado asexual Histoplasma capsulatum

Darling, 1906 Variedad

Estado asexual Histoplasma capsulatum

Darling, 1906 var. capsulatum

La nomenclatura de las categorías que van de división a tribu tienen sufijos propios que las identifican y que han variado muchas veces a través del tiempo; no así las categorías inferiores como género y especie, cuyos sustantivos específicos incluyen un nombre gené- rico latinizado y uno trivial de la especie, como, por ejemplo, Mycobacterium leprae,

Haemophilus influenzae o Ancylostoma duodenale.

La categoría o taxón (de ahí el nombre de taxonomía que se le da a la clasificación) de mayor importancia es el reino, la cual ha tenido un variado desarrollo conceptual desde la antigüedad hasta nuestros días.

Desde los tiempos de Aristóteles (384-322 a.n.e.), los seres vivos se han agrupado en dos grandes reinos: Vegetal y Animal. Sin embargo, hoy se sabe que las plantas y los animales no forman unidades sistemático-taxonómicas naturales, por lo que el reconocimien- to de únicamente dos reinos sólo ha sobrevivido como una subdivisión general de la biología. En el siglo XIX (1866), el biólogo alemán Ernest Haeckel (1834-1919) propuso un tercer reino, Protista, que incluía a los organismos unicelulares, los cuales constituyen ejemplos intermedios entre los animales y las plantas. Esto es lo que se conoce como el sistema de tres reinos.

Los conocimientos aportados por los hombres de ciencias en años posteriores sobre las bacterias, algas, hongos y protozoarios hizo imposible mantenerlos a todos en la categoría o reino de Protista, y hubo necesidad de subdividir este en dos subreinos: el de los protistas inferiores y el de los superiores.

A los protistas inferiores correspondían aquellos agentes biológicos que poseen es- tructura celular procariótica, que es la célula menos compleja, como las bacterias y algas verde-azules o cianofíceas. A los protistas superiores correspondían el resto de las algas, los protozoarios y los hongos, los cuales tienen estructura celular eucariótica, que es la célula más compleja y la que poseen también los vegetales y animales.

Por todo esto los científicos William Rothmaler en 1948 y Herbert F. Copeland (1902- -1968) en 1956 propusieron, con algunas variaciones, el sistema de cuatro reinos, que com- prende:

3. Gasterobionta, animales típicos. 4. Cormobionta, plantas típicas.

Robert H. Whittaker (1924-1980) en 1969 propuso el sistema de cinco reinos, que es un atractivo y bien argumentado ordenamiento muy aceptado en la actualidad por los naturalis- tas de todo el mundo. En él se da categoría de reino a los hongos y es como sigue:

1. Moneras, agrupa bacterias y algas verde-azules (procariotas). 2. Protistas, protozoos y resto de algas (eucariotas).

3. Hongos, con nutrición absortiva.

4. Plantas, caracterizadas por la fotosíntesis. 5. Animales, con nutrición ingestiva.

En 1982 Lynn Margulis y Karlene V. Schwartz agruparon los reinos en dos dominios: Prokaryota y Eukaryota, en los que se reúnen los seres vivos según su estructura celular, sin considerar entre ellos a los virus.

En los últimos tiempos (1983 y 1993) el naturalista Thomas Cavalier-Smith ha propuesto y fundamentado un nuevo sistema de seis reinos, al dividir el reino Protista en Protozoa y Chromista, para quedar como sigue:

1. Monera, integrado por bacterias y algas verde-azules.

2. Protozoa, protozoos y hongos con fases flageladas y plasmodiales.

3. Chromista, algas doradas, pardas y otros hongos inferiores con fases flageladas. 4. Fungi, hongos pluricelulares carentes de fases flageladas.

5. Plantae, organismos pluricelulares caracterizados por la fotosíntesis. 6. Animalia, metazoarios con nutrición ingestiva.

Por las dificultades que implica el ordenamiento taxonómico de los organismos, en microbiología y parasitología médicas se utiliza una clasificación arbitraria que agrupa a estos agentes, en dependencia del grado creciente de complejidad en su organización, en: virus, clamidias, micoplasmas, rickettsias, bacterias, espiroquetas, hongos, protozoos, helmintos y artrópodos, que es la que seguimos en la presente obra.

RESUMEN

Universalmente se acepta como nomenclatura para clasificar los seres vivos la llamada binominal, ideada por Linnaeus en el siglo XVIII, pues en ella se designan para identificar cada ser viviente dos nombres, uno genérico y otro específico.

La enorme diversidad de los seres vivos ha determinado el uso de numerosas categorías para precisar su clasificación, que en la actualidad comprende: dominio; reino; tipo; phylum o división; rama; clase; grupo; orden; familia; tribu; género; sección; serie; especie; varie- dad; forma; forma especial; raza fisiológica e individuo.

Con frecuencia hay que establecer otras agrupaciones intermedias y entonces se deno- minan: subreino, subdivisión o subrama y también superclase, supergrupo o superorden.

La nomenclatura de las categorías que van de división a tribu tienen sufijos propios que las identifican y que han variado muchas veces en el tiempo; no así las categorías inferiores como género y especie, cuyos sustantivos específicos incluyen un nombre genérico latinizado y uno trivial de la especie.

La categoría de mayor importancia es el reino, la cual ha tenido un variado desarrollo conceptual desde la antigüedad hasta nuestros días.

BIBLIOGRAFÍA

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Principios básicos de epidemiología

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