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LA NUEVA OLIGARQUÍA

LOS ETRUSCOS

LA NUEVA OLIGARQUÍA

Los patricios, como hemos visto, eran descendientes de la aristocracia tribal originariamente Romana y constituían una clase privilegiada que explotaba y oprimía al resto de la población, es decir a los plebeyos. La afluencia de inmigrantes de otras tribus puede ser parte de la explicación de la clara línea de diferenciación entre los patricios y plebeyos en la temprana historia romana. Hegel, que era muy consciente de estas contradicciones de clase dentro de la sociedad romana, pensaba que podrían explicarse por el hecho de que la aquella ‘plebe’ era en realidad parte de un pueblo de origen diferente a los patricios, quienes los consideraron por esto, como una “raza inferior”:

“Los débiles, los pobres, las adiciones posteriores de la población son, naturalmente subestimados y se encuentran en condición de dependencia de los que originalmente fundaron el estado, y de aquellos a los que se les distingue por su valor, y también por su riqueza. No es necesario, por tanto, refugiarse en una hipótesis que ha sido recientemente una de las favoritas. Que los patricios eran unaraza particularmente diferente”. Se acepte o no la hipótesis de que la diferencia entre patricios y plebeyos pudiera explicarse por diferentes orígenes étnicos, una cosa es cierta: que en toda la historia de la sociedad de clases, la clase dominante siempre ha considerado las clases pobres y trabajadoras con desprecio, y en los hechos siempre se los considera como algo parecido a una “especie” diferente, una clase “inferior” de personas, no aptos para gobernar la sociedad o hacer funcionar la industria; una clase de seres inferiores, cuyo único propósito es trabajar para mantener a “los mejores” en el lujo y el derroche, y para procrear nuevas generaciones de esclavos con el mismo propósito. La misma palabra “aristocracia” significa “lo mejor” en la lengua griega, y la palabra latina “proletarios” significa precisamente una clase sólo apta para la tarea de la reproducción, como cualquier animal de corral.

Al mismo tiempo que la mayoría de la población estaba cayendo en la pobreza, la larga serie de victorias romanas en las guerras creaba una enorme riqueza en el otro extremo del espectro social. Enormes cantidades de dinero fluyeron hacia la capital del imperio, la creación de una nueva clase de capitalistas romanos, muchos de los cuales eran “hombres nuevos”, trepadores advenedizos de familias plebeyas, cuyo número creciente fue amargamente resentido por las antiguas familias ‘nobles’ romanas. La vieja aristocracia inicialmente cerró filas para defender sus privilegios y “rescatar el consulado de la suciedad plebeya”. Pero eventualmente, sin embargo, los patricios tuvieron que apretar los dientes, hacer su jugada y encontrar sitio para estos nuevos ricos, ansiosos por añadir poder político a su poder económico.

A pesar de los fuertes conflictos entre las capas superiores de la plebe y la vieja aristocracia, estos dos grupos sociales, como principales titulares de la propiedad, tenían mucho más en común de lo que tenían con el proletariado sin propiedad. Poco a poco, la vieja aristocracia patricia llegó a entender que aquellos tribunos podían serles útiles para controlar los “excesos” de las masas, ante cuya mirada disfrutaban de gran autoridad. Por esto ciertos líderes de la plebe tuvieron éxito en la obtención de concesiones por parte de los patricios apoyándose en las masas, y los patricios eran por lo general lo suficientemente flexibles como para dar concesiones y reformas con el fin de preservar su dominio de clase y sus privilegios. Eventualmente, esto condujo a un proceso de fusión que creó una nueva oligarquía. La agitación plebeya dio lugar a una serie de reformas, que dio a los capitalistas romanos el derecho de tomar ciertas medidas. Con el objeto de evitar la agitación social violenta el Senado se vio obligado en 471 a.C a aceptar el establecimiento de un consejo especial, compuesto exclusivamente de plebeyos (plebis concilium). Este sería convocado por los tribunos, y tenía el derecho de adoptar ciertas medidas (plebiscita). Aunque este fuese solo otro truco, ya que estas decisiones no tenían rango de ley.

En este momento las leyes no estaban escritas, y eran interpretadas por un Consejo de Sacerdotes (pontífices), que aún eran todos patricios. Los antecedentes de aquella agitación eran la guerra, el hambre y la peste, en las que el peso de la lucha y el sufrimiento, estaba a cargo de los pequeños agricultores pobres plebeyos.

Sin embargo no se abordó ninguno de los problemas económicos de los plebeyos pobres. El tema central fueron los terrenos en propiedad del Estado

(ager publicus), que los patricios deseaban mantener para ellos mismos, mientras que la plebe pugnaba porque se distribuyera entre ellos.

El resultado fue un nuevo período de turbulencias, que en el año 451 a.C barrio tanto a los cónsules como a los tribunos, y desembocó en el establecimiento del Decemvirate (Consejo de los Diez). De los diez decenviros, dos eran plebeyos ricos. Pero una vez más, estos últimos fueron completa- mente dominados por la mayoría patricia. Este fue el momento en que aparecen las famosas “Doce Tablas”, donde las leyes fueron escritas por primera vez en piedras que se instalaron en el Foro. Esto es visto tradicionalmente como un punto de inflexión decisivo en la historia de Roma y un “gran avance” para la democracia. Sin embargo, en los hechos, las relaciones sociales y políticas fundamentales quedaron prácticamente intactas. La ferocidad de las leyes sobre la deuda sólo fueron ligeramente mitigadas. La ejecución de aquellas leyes se retrasó durante 30 días, durante los cuales el acreedor estaba obligado a alimentar el deudor “adecuadamente”. Pero eso no era mucho consuelo para un hombre que no podía pagar sus deudas, y al final el acreedor seguía teniendo igual que antes, el derecho de convertir al deudor en su nexus, es decir, esclavizarlo. Más aún, el hecho de que las Doce Tablas fueran escritas por primera vez significaba que estas leyes ‘de piedra’ fueran consideradas literalmente “inamovibles”. Esta fue la receta final para una intensificación aún mayor de la lucha de clases en Roma, luchas que más tarde ingresarían en un nivel de brutalidad sin precedentes.

A medida que Roma conquistaba un pueblo tras otro, ocupaba esas tierras al mismo tiempo que la riqueza en la capital se expandía, esto también dio lugar a nuevas contradicciones de clase, y nuevas condiciones políticas en las que nuevas capas de la sociedad fueron absorbidas y otras se elevaron hasta la más alta jerarquía social. En cada nuevo giro surgieron nuevos conflictos y ‘los de arriba’ debieron desarrollar habilidades en la maniobra contra ‘los de abajo’, haciendo concesiones siempre que fuera necesario y corrompiendo a los representantes de las capas inferiores.

CAPÍTULO 3