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A PARICIÓN DEL LENGUAJE ESCRITO EN EL DESARROLLO FILOGENÉTICO DEL SER HUMANO

In document Mejora de las competencias comunicativas (página 68-73)

Lucía Herrera Torres

2. L ENGUAJE ESCRITO

2.1. A PARICIÓN DEL LENGUAJE ESCRITO EN EL DESARROLLO FILOGENÉTICO DEL SER HUMANO

Como ya hemos comentado previamente, desde el punto de vista evolutivo, tanto filogenético como onto- genético, el desarrollo del lenguaje escrito es posterior al desarrollo del lenguaje oral. Así, por ejemplo, los primeros indicios de representación por escrito son las inscripciones en roca de imágenes y cuentas.

Según Wolf, Vellutino y Berko (1999), si el lenguaje oral es algo específico de la especie humana, el lengua- je escrito también contribuyó al desarrollo de nuestra especie, dado que posibilitó el cambio cognitivo, el tipo de conocimientos que podemos obtener e, incluso, cambió nuestro sistema neuroanatómico, lo cual ha potenciado el desarrollo individual y cultural en el hombre.

Los sistemas de escritura se han convertido en una forma de conservar, acumular y transmitir el conocimien- to cultural a través del tiempo y del espacio, lo que no era factible desde el lenguaje oral (Wang, 1991). Es

por ello por lo que, cuando surgieron las nuevas formas electrónicas de comunicación, en especial Internet, se consideraron como el mayor impulso al lenguaje escrito desde la invención de la imprenta por Gutenberg (Goldsborough, 1999).

Si observamos cómo los distintos historiadores han tipificado las diferentes etapas desde la prehistoria hasta la historia, se puede constatar que en la prehistoria el elemento clave para delimitar los distintos periodos habidos ha sido el material utilizado para construir las herramientas con las que trabajaba el hombre. Así, tenemos la Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Con la invención de la escritura existe un salto importante: el paso de la prehistoria a la historia, de modo que el lenguaje escrito pasa a ser la herramienta cognitiva del ser humano (Chartier y Hébrard, 2000).

Pero el lenguaje escrito ha sido una herramienta que no ha estado desde su aparición al servicio de todos los hombres. A través de la historia podemos ver cómo era en un principio solo de dominio de unos pocos, lo cual les confería cierto poder, y que este hecho ha ido desapareciendo hasta llegar a la etapa actual en la que todas las personas pueden utilizar este instrumento. En la tabla 4 se establece un cronograma del uso del lenguaje escrito.

Por otra parte, existen dos posturas distintas respecto a la relación entre lenguaje oral y lenguaje escrito (Jiménez, Rodrigo y Hernández, 1999). En primer lugar, se sitúan aquellos que defiende una autonomía del lenguaje escrito respecto al lenguaje oral. Para ello se basan en el hecho de que los distintos sistemas de escritura que aparecen en la historia son ideográficos, con lo cual no representan palabras sino conceptos y, por lo tanto, no se pueden equiparar al lenguaje oral. En segundo lugar, se sitúan aquellos autores que defienden una relación de dependencia del lenguaje escrito respecto al oral, de modo que los distintos sis- temas de escritura son códigos de segundo orden y no códigos independientes del lenguaje oral. O sea, dichos códigos intentan reflejar las propiedades del lenguaje hablado.

Siguiendo a Olson (1994), vemos que los primeros sistemas de escritura aparecen, aproximadamente, en el 5.000 a.C. en Mesopotamia, Egipto y los valles del Indo y del Yangtze (Río Azul). Así, por ejemplo, hacia el 3.100 a.C. los antiguos sumerios que vivían entre el río Tigris y el Éufrates utilizaban pictogramas, es decir, dibujos para representar objetos o conceptos. De modo que se realizaban inscripciones cuneiformes (en forma de cuña) en pequeñas tablas de arcilla con fines prácticos como llevar la cuenta del ganado que iba del campo a la ciudad (Wolf et al., 1999). Luego los primeros sistemas de escritura están ligados al comer- cio, la economía o la contabilidad y, por lo tanto, tienen una necesidad práctica (Suárez, 2000).

Unos cien años más tarde, los egipcios que vivían en el valle del río Nilo desarrollan otro sistema de escritu- ra pictográfico: los jeroglíficos. Posteriormente, en el segundo milenio a.C. aparecen los ideogramas chinos, donde los dibujos no representan palabras concretas sino ideas u objetos. Se han encontrado restos de este tipo de escritura en huesos y caparazones de tortuga que contenían preguntas a los dioses. Los mayas tam- bién desarrollaron un sistema de escritura primitivo para preservar los sucesos importantes (Wolf et al., 1999). Pero en la actualidad, aunque no seamos conscientes de ello, también utilizamos ideogramas, como por ejemplo pueden ser los guarismos o los símbolos %, @, &… (Suárez, 2000).

Los sistemas de escritura pictográficos e ideográficos dieron lugar a otra forma de representación escrita, de modo que ya no se utilizaban dibujos sino palabras o símbolos. De forma general, podemos tipificar estos nuevos sistemas de escritura en tres grandes grupos (Defior, 2006):

• Sistema de escritura logográfico. Un símbolo representa una unidad con significado o morfema. Un ejemplo claro de este tipo de escritura es el lenguaje escrito chino. El número total de símbolos en la

escritura china es de aproximadamente 50.000 (Hardy y Jackson, 1997). Se estima que un niño chino aprende unos 100 caracteres por año y que un adulto culto conoce alrededor de 8.000 caracteres. Este tipo de escritura tiene sus ventajas e inconvenientes. Una ventaja es que personas con dialectos diferentes presentan un lenguaje escrito común o que en el chino no se han de aprender las reglas de correspondencia grafema-fonema (RCGF), tan solo el símbolo gráfico y su significado. Sin embar- go, un inconveniente de los sistemas de escritura logográficos es la gran cantidad de tiempo y esfuer- zo que hay que dedicar al aprendizaje de los símbolos escritos (la cantidad de símbolos gráficos que han de aprender y almacenar en la memoria a largo plazo es enorme si se compara con los sistemas silábicos o alfabéticos).

• Sistema de escritura silábico. Un símbolo gráfico representa una sílaba, como en el caso del japonés kana. En esta escritura existen aproximadamente 100 sílabas de estructura consonante-vocal que van formando palabras. Otras escrituras silábicas son también el sistema de escritura akadio de la antigua sumeria o la escritura de los Mayas (Hardy y Jackson, 1997).

• Sistema de escritura alfabético. Un símbolo gráfico o grafema representa un sonido. Desde el punto de vista de su aprendizaje, tanto el sistema de escritura silábico como los alfabéticos presentan una ventaja frente a los logográficos: la transferencia del lenguaje oral al escrito es más sencilla. Ejemplos de este sistema de escritura alfabética son el latín, el cirílico, el griego, el árabe y el hebreo. Así, por ejemplo, el alfabeto latino o romance deriva de una adaptación del griego, el cual evolucionó a par- tir de una escritura fenicia antigua.

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