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Este autor plantea que en el ser psíquico individual se distinguen, junto a numerosos rasgos parciales, tres complejos de facultades: la inteligencia, la vida de los sentimientos, pulsiones corporales (vitales). Estos tres aspectos o vertientes se hallan íntimamente rela- cionados, pero pueden ser considerados aisladamente.

Las personalidades anormales son desviaciones de un tipo medio de personalidad. Rige, por lo tanto, como una norma para su consideración dicho término medio, y no una norma valorativa. Entre las personalidades anormales y aquellos estados que designamos como normales, aparecen transiciones muy frecuentemente, como una gradiente, sin que exista un límite entre unas y otras.

De las personalidades anormales este autor separa como personalidades psicopáticas aque- llas que sufren por su anormalidad, o que debido a ella hacen sufrir a la sociedad. Describe una serie de tipos de personalidades psicopáticas incomparables entre sí; tipos entre los cuales son posibles, frecuentes, múltiples y variadas combinaciones. Es así como desde el tipo bien acentuado hasta los más simples “ rasgos” existen toda clase de gradaciones.

Psicópatas hipertímicos: también denominados psicópatas activos, son los tipos extre- mos de personalidades con estados de ánimo fundamentalmente alegre, temperamen- to vivo y una cierta actividad. Frecuentemente son bondadosos y están dispuestos a

ayudar; son eficientes, capaces de rendir, pero carecen de firmeza y profundidad. Son poco dignos de confianza, no tienen sentido crítico, son descuidados y fáciles de in- fluenciar. La conducta es con frecuencia informal, sin sentido de las distancias y dema- siado libre. Junto a estos hipertímicos más equilibrados existen también hipertímicos agitados, excitados, sin estados de ánimo fundamentalmente alegre. Los hipertímicos son especialmente incluibles dentro del círculo psicopático en calidad de hipertímicos pendencieros o como hipertímicos impulsivos. Se comprende que –debido a su tempe- ramento vivo y su elevado sentimiento de suficiencia– incurren fácilmente en querellas. En general, los hipertímicos no se sienten satisfechos con nada y se mezclan gustosos en cosas que les son indiferentes. Estos trastornos son, como veremos más adelante, homologables a los ciclotímicos e hipomaníacos descritos por Kernberg.

Psicópatas depresivos: sufren bajo un estado de ánimo más o menos permanentemente deprimido, bajo una concepción pesimista, o por lo menos, escéptica de la vida. Una cons- tante angustia vital y cósmica gravita sobre ellos; falta la confianza y la capacidad para alegrarse ingenuamente. En todo se ve el lado malo, nada aparece límpido, todo se ve como estropeado por algo. Las cavilaciones impiden el cumplimiento de los deberes cotidianos y no cesan jamás: las preocupaciones de todo género, los autorreproches, las dudas acerca del valor y del sentido de la existencia. Las experiencias penosas son vividas de un modo profun- do y persistente, conduciendo a crisis; por otra parte, las auténticas necesidades los liberan, a veces, de los sufrimientos. Rara vez sucede ésto con los acontecimientos alegres o placen- teros y, si así sucede, el efecto dura poco. Es como si constantemente pesase la presencia de algo grave, que cuando no procede del exterior, surge desde dentro de la persona.

Es importante considerar que no siempre aparece lo anteriormente descrito en la super- ficie; el depresivo posee numerosas máscaras y disfraces. A veces aparece –como ocurre en la “ manía angustiosa” y en la “ manía de huída” – marcadamente alegre y activo, a pesar de no corresponder esta actitud a su auténtica situación íntima.

Muchos depresivos son infatigables, activos y serios cumplidores de sus deberes, mas no se alegran con ningún éxito y todo reposo trae consigo el peligro de la irrupción de los fantas- mas reprimidos. Otros, consideran el sufrimiento como un mérito, lo mismo que la tendencia a reflexionar y a cavilar, la amargura de la vida terrena sin necesidad de ayuda, les conduce a buscar refugio en firmes y consoladoras concepciones del mundo, o bien a combatir por ellas, muchas veces inútilmente. Existen variantes melancólicas, personalidades blandas, bondadosas y al mismo tiempo tímidas y fáciles de desanimar, y variantes más bien malhu- moradas: frías, gruñonas, obstinadas, desconfiadas, irritables, criticonas. También existen depresivos malvados que se complacen con hacer daño. Aquí, puede adoptar un aspecto fanático el pesimismo frente al destino: se siente alegría cuando las cosas marchan de nuevo mal. Los depresivos de Schneider son homologables a la personalidad depresiva del DSM IV y a la personalidad melancólica o typus melancholicus de Tellembach; además algunas des- cripciones alcanzan a los subtipos adultos descritos por Millon.

Psicópatas inseguros de sí mismos: estos sujetos son siempre ligeramente depresivos, sin embargo, la inseguridad vital de los depresivos no es necesariamente una inseguri- dad del sí mismo. Los inseguros de sí mismos son aquellas personas con íntima insegu-

ridad y con deficiente confianza en sí mismas, sin embargo, estos rasgos no son siempre fáciles de apreciar. La falta de libertad interior y la timidez de los inseguros de sí mismos se encuentran en ocasiones rígidamente compensadas hacia el exterior mediante una apariencia demasiado segura, incluso arrogante, o por no querer pasar desapercibido. Los escrúpulos y sentimientos de insuficiencia de los inseguros de sí mismos repercuten, no siempre pero frecuentemente, en la conducta ética. Estas personas están siempre pugnando con remordimientos y escrúpulos de consciencia, y de todo cuanto fracasan se culpan en primer lugar a sí mismos.

Kretschmer ha descrito con insuperable intuición a estos escrupulosos éticos como sen- sitivos, así como los desarrollos paranoides que ocasionalmente surgen en ellos. Estos desarrollos no se deben hacer desembocar directamente en las psicosis. Los sensitivos son personas cuya vida transcurre dentro de la mayor escrupulosidad de consciencia, exagerada incluso, pero que a pesar de ello están siempre cavilando culposamente acer- ca de su propia conducta. Sobre el terreno constituido por estas personalidades, surgen las obsesiones. Schneider, sugiere que es preferible hablar de psicópatas anancásticos u obsesivos en lugar de hablar de neuróticos obsesivos.

El sujeto extremadamente inseguro de sí mismo no goza en absoluto de la vida y, sin embar- go, se ve constantemente asaltado por remordimientos de consciencia. Estas personas viven en un constante temor de haber descuidado algo o de haber realizado algo mal, o también solamente de que suceda algo en general; los inseguros de sí mismos corresponderían a la Personalidad evitativa del DSM IV y del CIE 10, a la personalidad obsesivo compulsiva del DSM IV y a la personalidad depresiva del Apéndice B de este mismo manual diagnóstico.

Psicópatas fanáticos:estos pacientes presentan complejos de sentimientos sobrevalora- dos, de índole personal o ideática, que constituyen al fanático propiamente tal, en una personalidad marcadamente activa y expansiva (personalidad narcisista, del DSM IV y del Apéndice del CIE 10). El fanático personal, como sucede con el querulante (personalidad paranoide, del DSM IV y CIE 10), lucha por un derecho real o supuesto, son ideas sobreva- loradas, por lo general extremadamente unilaterales, que defienden y exponen pública- mente; no es raro ver dentro de este grupo a personas que envían cartas al Presidente de la República, exigiendo que solucione un problema de índole más bien personal. Dentro del grupo de los fanáticos, se encuentra también el fanático idealista, quien lucha o realiza manifestaciones en favor de su programa. Existen también fanáticos silenciosos, excéntri- cos, quienes llaman la atención por la extravagancia de sus conductas, su lenguaje y hasta su modo de pensar; son personas con un modo de ser falto de unidad, con un cierto sello paranoide. Ellos defienden, frente al mundo, generalmente ideas sobrevaloradas de natu- raleza fantástica, exaltada y extraña a la realidad (personalidad esquizotípica del DSM IV). El último tipo de fanáticos descritos por Schneider, son los fanáticos pacíficos, quienes se caracterizan por ser puramente fantaseadores, poco combativos, como sucede con algu- nos adeptos a sectas (Personalidad Esquizoide del DSM IV y del CIE 10).

Psicópatas necesitados de estimación: son personas que desean aparentar más de lo que son, lo que caracteriza para Jaspers la esencia de lo histérico. Se trata de personali- dades inauténticas. Esta necesidad de estimación puede, en parte, mostrarse mediante

un modo de ser excéntrico, con el fin de atraer sobre sí la atención, asumen las opinio- nes y realizan las cosas más extrañas; con frecuencia procuran también adoptar un as- pecto exterior llamativo. Otra actitud posible es la autoalabanza. Finalmente, la de refe- rir historias o representar escenas en que se realce la propia personalidad, para lo que se requiere bastante fantasía. Se trata, en este caso, de seudología fantástica. Con el afán de representar un papel que le es negado en la vida real, el seudólogo hace teatro ante los demás y ante sí mismo, este tipo de personalidad es homologable a la personalidad histriónica, del DSM IV y CIE 10.

Psicópatas lábiles de ánimo: son personas lunáticas en las que, de modo insospecha- ble, surgen oscilaciones de ánimo de índole irritable-depresiva. En muchas ocasiones resulta sumamente difícil asegurar si estos cambios de humor son reactivos, es decir, si se hallan psíquicamente motivados. De todos modos, estos sujetos tienen días durante los cuales reaccionan de un modo más fácil, y otros duraderamente depresivos. Se trata de una reactividad depresiva aumentada y reforzada, sobre un fondo que no se halla en sí determinado de un modo reactivo. De tales cambios de humor surgen múltiples accio- nes impulsivas, tales como huidas o excesos de bebidas. Los lábiles de ánimo se homologan con las personalidades limítrofes, del DM S IV y CIE 10, de Kernberg y M illon.

Psicópatas explosivos: son aquellas personas que estallan al menor pretexto, es decir, personas excitables desde el exterior, irritables, que fácilmente montan en cólera. Cual- quier palabra las hiere y, antes de que la personalidad haya captado y valorado exacta- mente su peso y significación, surge una reacción explosiva en respuesta al insulto o al acto de violencia (Personalidades sádicas, del DSM III-R y de M illon).

Psicópatas desalmados: son personas que carecen o casi no tienen compasión, vergüen- za, sentido del honor, remordimientos, consciencia. Son con frecuencia sombríos, fríos, gruñones y según sus actos, impulsivos, brutales y crueles. Los desalmados son fundamen- talmente incorregibles o ineducables, ya que en los casos acentuados, falta toda base sobre la que pudiera actuar una influencia constructiva. Lo que más llama la atención de estas personas es que tienen falta de conciencia moral, esto es, que conocen las leyes pero hacen caso omiso de ellas. Además los desalmados, no toman en cuenta el valor del otro, por lo que pueden perjudicar a alguien sin sentir culpa ni remordimientos; no se arrepien- ten de lo que hacen, porque no sienten que hagan daño; esto lo precisa Bleuler al describir que estos pacientes tienen un defecto en los sentimientos morales; este tipo de psicópatas se correspondería con la personalidad antisocial del DSM IV y disocial del CIE 10, el antiso- cial de Kernberg y M illon.

Psicópatas abúlicos: el signo más sobresaliente de estas personalidades es la falta de voluntad, la incapacidad de resistencia frente a todos los influjos; estos individuos sin resistencias son fáciles de seducir por otros. De acuerdo a este modo de ser modelables, son accesibles a buenas influencias. Sin embargo, los abúlicos tienden fácilmente a as- pectos negativos. Los abúlicos son a menudos hipertímicos, aunque a veces se presen- tan en forma apática, también pueden ser desalmados, apáticos, depresivos o asténicos, y lo que se les proporciona mediante las buenas influencias, no dura mucho. Una vez en libertad son víctimas del primero con quien se tropiezan y les cuenta cualquier historia.

Su aspecto social es de la inestabilidad (personalidad limítrofe del CIE 10, variante abúlica y desanimada de M illon).

Psicópatas asténicos: no se refiere a personas de constitución asténica, leptosómica, sino que se emplea la expresión asténico en un sentido caracterológico, donde se distin- guen dos subformas:

La primera, comprende a ciertos sujetos que se sienten psíquicamente insuficientes. Sus lamentaciones son de índole muy general: escasa capacidad de rendimiento, incapaci- dad para concentrarse, disminución de la memoria. Sufren de vivencias de extrañamien- to: todo el mundo perceptivo, el propio obrar, todo cuanto sienten, se les aparece como lejano, irreal, falso. Con frecuencia, cualquier cosa sin importancia les acobarda, y el angustiado autocontrol conduce luego a la fijación o la repetición, esta variante puede ser homologada al negativista del Apendice B del DSM IV y de M illon.

La segunda subf orm a la const it uyen aquellos sujet os que, debido a m ot ivos caracterológicos, fracasan fácilmente en lo somático. Normalmente se presta atención a pequeños malestares, a pequeñas alteraciones funcionales que pueden surgir en cual- quier momento, para desaparecer de nuevo rápidamente. Constantemente contemplan su propio interior y pierden –frente al acontecer corporal– aquella ingenuidad necesaria para su normal funcionamiento. Se quejan de rápida fatiga, de insomnio, cefaleas, tras- tornos cardíacos, vasculares, vesicales, menstruales y otras. Esta tipo de personalidad correspondería a la personalidad hipocondríaca descrita de Kernberg.

CUADRO Nº 2 • Nosología de los desórdenes de personalidad de Kurt Schneider Criterio Asistemático

1. Psicópatas Hipertímicos 2. Psicópatas Depresivos

3. Psicópatas Inseguros de sí mismos 4. Psicopatas Fanáticos

5. Psicopatas Necesitados de Estimación 6. Psicópatas Lábiles de Ánimo 7. Psicópatas Explosivos 8. Psicópatas Desalmados 9. Psicópatas Abúlicos 10.Psicópatas Asténicos

* Al revisar la descripción de estos cuadros clínicos, todos están implícitos en el espectro limítrofe.

Al revisar las descripciones clínicas de cada uno de estos trastornos que efectuó Kurt Schneider (Cuadro N

°

2), se podría hacer hoy el diagnóstico de estructuras limítrofes con el conocimiento y la propuesta hecha por Kernberg, ya que todos tienen graves

descontroles de impulsos y una fragilidad yoica importante, que no permitiría clasificar en personalidades neuróticas a cada uno de estos trastornos de personalidad descritos por Kurt Schneider.