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Posición de las mujeres en la sociedad

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4) Organizaciones para el bienestar público, en las que el beneficiario principal

4.4. Género y desigualdad social

4.4.2. Socialización de género

4.4.3.4. Posición de las mujeres en la sociedad

La igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres es uno de los grandes temas de nuestro tiempo. Varios documentos aprobados en el seno de las Naciones Unidas apuntan en esta dirección. Entre esos documentos se pueden mencionar La

Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y otros.

El acceso de las mujeres a los niveles de decisión, al ejercicio del poder y a la participación política en general, son temas que han ido adquiriendo cada vez mayor preeminencia en el debate sobre la inserción de las mujeres en la sociedad. Esto ha conducido a las luchas emprendidas por grupos de mujeres que luchan por incrementar la participación de las mujeres en las instituciones del Estado y de incorporar el tema a nivel del aparato de gobierno. En este sentido, en varios países se han estado poniendo en práctica acciones orientadas a lograr una paridad representativa de mujeres y hombres en los cargos con facultades de decisión. Una muestra evidente de la importancia de las luchas de las mujeres y de los compromisos internacionales asumidos por los gobiernos del continente en la creación de ministerios. Oficinas, secretarias o subsecretarías especiales encargadas de ocuparse del tema. En este contexto institucional, la violencia contra las mujeres ha pasado a ocupar un lugar de privilegio. Se trata de un problema social, cultural y político, que obstaculiza el desarrollo de la equidad al impedir el respeto a los

derechos humanos y el ejercicio pleno de la ciudadanía.

4 . 5 . Raza, etnicidad y desigualdad social

4 . 5 . 1 . Raza y etnicidad en América Latina

Al igual que la clase social y el género, la raza y la etnicidad son fuente de desigualdad social (Este resumen se basa en Hopenhayn y Bello, 2 0 0 l ) . Veamos cuales son los matices que diferencian la raza con la etnicidad. Mientras que la raza se asocia a distinciones biológicas atribuidas a genotipos y fenotipos, especialmente en relación con la piel, la etnicidad se vincula con factores de orden cultural. Con frecuencia, ambas categorías son difícilmente separables porque una va asociada a la otra. La importancia de categorías como raza y etnicidad reside en que hacía varios siglos los rasgos físicos como el color de la piel, el grupo de sangre, o, por

el otro lado, la cultura a la cual se pertenece, actúan como fuente de desigualdad,

discriminación y dominación de un grupo que se autodefine como superior o con mejores y más legítimos derechos que aquellos a los que desvaloriza y excluye. En el caso de los países de América Latina "el origen más remoto de la exclusión y la segregación étnica y. racial se encuentra en la instauración del régimen de

conquista y colonización. El dominio de territorios, la apropiación de la riqueza natural del continente, la hegemonía política y cultural, el sometimiento o ls

evangelización y la incorporación masiva de mano de obra a faenas agrícolas y mineras, fiíeron eslabones del sometimiento y la discriminación de grupos indígenas y poblaciones afrolatinas y afrocaribeñas, mediante el denominado "servicio personal" o "encomienda", y en la esclavitud o trabajo forzado.

Mientras la conquista fue un proceso de sometimiento, exterminio y avasallamiento de la cultura de los pueblos indígenas, durante la colonia la estratificación y organización de la sociedad estuvo plenamente ligada a patrones de jerarquización cultural y racial. Sobre estos patrones se construyó la pirámide social, cuyo eslabón más bajo era ocupado por los esclavos africanos y en cuya cúspide se ubicaban ios luso-hispanos. Indígenas y mestizos estaban a medio camino entre ambos. La movilidad se restringió a algunos estratos de mestizos. El mestizaje permitió mitigar esta jerarquización en alguna medida, poniendo en cuestión el concepto de "pureza de raza" que operó como resorte ideológico de negación del otro". "Los Estados nacionales en el siglo XIX se plantearon la superación de las estructuras jerárquicas de la colonia bajo la bandera de una sola cultura y una sola nación, lo que sirvió también para empresas de homogenización nacional que arrasaron con las culturas indígenas, mediante aculturación y exterminio. Con dicotomías excluyentes, como "civilización o barbarie", se forzó a las culturas indígenas a someterse a las formas culturales dominantes. (...) Los Estados nacionales se plantearon también la construcción de la identidad nacional que, por mucho tiempo, no contempló lo indígena y lo negro. La dialéctica de civilización y

barbarie que plasmó el darwinismo social en las ideologías criollas, los consideraba

bárbaros o incivilizados, carentes de Estado o de la capacidad de otorgarse a sí mismos una sociedad políticamente organizada, un sistema económico coherente e industrioso, o un conjunto de normas de conducta moral".

4. 5.2. Situación actual de la población indígena, afrolatina y afrocaribeña en

América Latina

Se calcula que hay entre 33 y 40 millones de indígenas divididos en unos 400 grupos étnicos, cada uno de los cuales tiene su idioma, su organización social, su cosmovisión, su sistema económico y modelos de producción adaptados a su ecosistema. Con la excepción del Uruguay, todos los países de América Latina tienen poblaciones indígenas. Los países con mayor población indígena en América Latina son Perú (27%), México (26%), Guatemala (15%), Bolivia (12%) y Ecuador (8%). Las poblaciones indígenas son muy heterogéneas. Forman una

amplia gama de comunidades que se distinguen por la lengua, la cultura, el medio ecológico en el que se desenvuelven, su estructura demográfica, etc.

Los pueblos indígenas presentan los peores indicadores económicos y sociales y son, por regla general, los más pobres de los pobres de la región. La mayor parte de ellos viven en condiciones de extrema pobreza. Entre los factores históricos más importantes de esta situación se encuentran la pérdida progresiva de sus tierras y la quiebra de sus economías comunitarias. Enfrentan serios problemas de exclusión en el mundo de la educación, de la salud, del trabajo, de la participación política y de la justicia.

La población negra, afrolatina y afrocaribeña es de alrededor de 150 millones de personas, esto es, casi el 30% de la población de América Latina. Está concentrada especialmente en Brasil (50%), Colombia (20%) y Venezuela (10%). Aunque en menor proporción que los grupos indígenas, los grupos negros, afrolatinos y afrocaribeños enfrentan serios problemas de discriminación y exclusión en el

mercado laboral y en la distribución de los ingresos.

4 . 6 . P o b r e z a y

desigualdad social

4 . 6 . 1 . Enfoques sobre la pobreza

La pobreza es una de las manifestaciones objetivas de la desigualdad social. Está estrechamente ligada a las desigualdades o inequidades de clase, genero, raza o etnia.

La pobreza está asociada a la idea de carencia o privación. Estamos hablando de la carencia o privación de un cierto nivel de ingreso o de consumo así como de capacidades y oportunidades para mejorar la situación personal y familiar. Esta carencia o privación hace que las personas no puedan satisfacer las necesidades económicas y sociales básicas del tipo de sociedad en que viven. La pobreza genera sentimientos de inseguridad con respecto al futuro, de dependencia con respecto a otros, de humillación y depresión (CEPAL, 2001, p. 3).

En los debates sobre la pobreza, se han ido imponiendo varios enfoques. Según el enfoque basado en el concepto de privación fisiológica la pobreza es la carencia de bienes que son absolutamente necesarios para la reproducción de la vida humana.

Desde este punto de vista, la pobreza se define a partir del nivel de ingreso mínimo requerido para comprar los bienes y servicios que son absolutamente necesarios para la vida. Todos los que están por debajo de este ingreso, viven en pobreza. Una variante de esta concepción es el denominado enfoque de las necesidades

básicas, el cual se popularizó durante la década del sesenta y setenta. Según este

enfoque, la pobreza es la carencia de los bienes básicos necesarios para la vida tales como nutrición, salud, vivienda, agua y otros servicios básicos y una política antipobreza orientada a mejorar el acceso de los pobres a estos bienes (Streeten, citado por CEPAL, 2001, p. 3).

El enfoque basado en la concepción de la carencia fisiológica es adecuado para los países pobres o subdesarrollados, en los cuales una proporción muy alta de su población no logra satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, este enfoque no parece ser adecuado para los países ricos o desarrollados donde buena parte de la población puede satisfacer sus necesidades básicas. Por ello, surgió en estos últimos países una tendencia alternativa que concibe la pobreza como algo relativo y no absoluto. Según este criterio, ciertos grupos sociales en una sociedad determinada son definidos como pobres porque tienen un nivel de ingreso o bienestar que es ostensiblemente menor que el de la mayoría de la población, independientemente de su nivel de ingreso y consumo. En otras palabras, son pobres porque ganan o consumen menos que los demás. Según esta concepción, la definición de la pobreza es independiente de una canasta básica que define la línea de pobreza, la cual varía según el nivel de ingreso y el tipo de sociedad de que se trate.

El premio Nobel de economía A. K. Sen propuso un enfoque que hace compatibles las nociones absolutas y relativas de la pobreza. Sin dejar de reconocer el avance que representa la concepción relativa, rescata la idea de la dimensión absoluta de la pobreza argumentando que si existe desnutrición y hambre entonces existe pobreza, independientemente de cualquier consideración relativa en cuanto a la distribución del ingreso, y, por lo tanto, la medición absoluta de la pobreza tiene que preceder a consideración de la pobreza relativa. De acuerdo con Sen, estos dos enfoques son complementarios porque "la privación absoluta de las capacidades de una persona está relacionada con su privación relativa de bienes, ingresos y recursos". Sen sostiene que el terreno más apropiado para analizar las fuentes de la pobreza no es el de los bienes, los recursos y el ingreso, sino el de las capacidades de la gente. El conjunto de las capacidades en poder de una persona determina sus

oportunidades reales de salir de la pobreza y vivir mejor (Sen, citado por CEPAL,