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Las prácticas empresariales en la prensa escrita: la búsqueda permanente de la fl exibilidad

En las dos últimas décadas, los medios de comunicación y todas aquellas actividades vinculadas con la producción de contenidos de carácter cultural han adquirido una creciente importancia económica convirtiéndose en nichos sumamente atractivos para la inversión. En este marco, se han registrado toda una serie de procesos vinculados a la consolidación y modernización de estas actividades en todo el mundo. En el caso de nuestro país, fue principalmente durante la década del noventa que tuvo lugar una profunda reconversión de todos los segmentos de los medios de comunicación en el marco de una fuerte desregulación de la actividad, de fusiones y adquisiciones empresariales así como de grandes incorporaciones de tecnología en los procesos de producción (Mastrini y Becerra, 2006). En lo que hace a la estructura de propiedad, cabe resaltar que el sector dejó de estar únicamente formado por empresas mono- media con un capital de origen local y una rentabilidad centrada en consumo del mercado interno. Así, el empresariado nacional con una larga trayectoria en la actividad fue desplazado por nuevos actores, tradicionalmente ajenos al campo de los medios y en algunos casos vinculados al mercado fi nanciero, que apuntaron a la conformación de grandes conglomerados multimediales, con presencia del capital extranjero y con estrategias globales y regionales (Postolski et al.,2004).

Estas transformaciones en la estructura de propiedad de los medios de comunicación lógicamente han involucrado la puesta en práctica de nuevas formas de gestión empresarial. Los directorios de estos grupos multimedia llevan adelante sofi sticadas estrategias de crecimiento, de diversifi cación y, a través de renovadas estrategias de reingeniería, persiguen la búsqueda de permanentes tasas de benefi cios para todas sus fi rmas. La prensa escrita ha sido parte de estos procesos de modernización, acompañando las evoluciones del sector y sus lógicas centradas en la efi ciencia comercial. En gran medida, las empresas de diarios y revistas han dejado de ser empresas atomizadas de tipo familiar y se han ido concentrando e integrando con otros medios de información y en- tretenimiento en grandes conglomerados multimedia (Postolski et. al., 2007). Aunque su desempeño comercial no es el más dinámico si lo comparamos con otras actividades del sector, las empresas de diarios (y de revistas, en algunos casos) siguen siendo los “buques insignia” de los grupos multimedia y en este sentido conservan gran protagonismo económico y político1.

1 Al respecto, Becerra y Mastrini (2009) manifi estan que en Argentina la prensa escrita conserva

una enorme centralidad en la confi guración de la agenda pública de noticas y de temas, que luego son amplifi cados y desarrollados por el resto de los medios tales como la televisión, la radio o los portales de internet. Ello explica un rasgo peculiar de la prensa escrita local y que no se registra en otros países de la región: el gran peso comparativo que tiene su nivel de facturación al interior del sector de los medios de comunicación.

En este escenario, la organización del trabajo periodístico y todo su circuito de producción se ha modifi cado extraordinariamente en los últimos tiempos. Por un lado, las empresas de diarios y revistas han podido lograr un aumento en la productividad de sus periodistas de planta a partir de la introducción de nuevas tecnologías. Así, los periodistas pueden trabajar en los lugares y mo- mentos más diversos, utilizando distintos soportes tecnológicos para procesar y generar mayores volúmenes de información en menor tiempo.

Esta fl exibilidad funcional o interna impuesta a los periodistas en relación de dependencia ha sido complementada por una fl exibilidad de tipo exter- na o numérica que las empresas editoras propugnan a partir de la creciente utilización de fi guras atípicas y temporales que le permiten una provisión de mano de obra a bajo costo y que pueden aumentar o reducir a discreción con mínimos impedimentos. Tal es el caso de los denominados colaboradores o periodistas freelance, que durante las dos últimas décadas han ido ganando un peso creciente dentro de los procesos productivos de la prensa escrita como componentes esenciales de los mismos.

A modo de defi nición, podemos establecer que los colaboradores son periodistas que venden unidades de trabajo (artículos, notas, críticas, etc.) a distintos diarios y/o revistas. Se trata entonces de trabajadores externos a las empresas de prensa y que reciben su pago por producto terminado. Las condi- ciones laborales que se generan en el marco de estos arreglos productivos han sido objeto de especial atención en nuestras indagaciones (Henry, 2009, 2011) y podemos puntualizar aquí los aspectos más relevantes. En lo referente a los pagos, los mismos se hallan disociados de cualquier regulación y, por ende, están sujetos a las arbitrariedades de cada empresa. De esta manera, los perio- distas colaboradores son “tomadores de precio” ya que la individualización del vínculo contractual los coloca en situación de extrema debilidad frente a las empresas, impidiéndoles entablar una negociación relevante en torno a esta cuestión. Luego, para acceder a esta remuneración, la práctica instalada por las empresas consiste en pedirles a los colaboradores que emitan facturas en calidad de proveedores monotributistas. Se trata entonces de un tipo de vínculo mercantilizado, que puede repetirse en el tiempo o al cual las empresas pueden poner fi n inesperadamente, en función de sus necesidades productivas. En este sentido, el principal problema que aqueja a estos trabajadores es la imposibilidad de prever si podrán mantener un fl ujo de trabajo regular en el mediano-largo plazo. Por último, cabe resaltar que los periodistas colaboradores carecen de im- portantes derechos laborales (como vacaciones pagas, licencia por enfermedad, entre otros) y, asimismo, deben autosolventar sus gastos de seguridad social2 así como los insumos y herramientas que implica su trabajo.En nuestro país no existe todavía ningún registro exhaustivo sobre el volumen de empleo -formal

2 Si bien el régimen del Monotributo permite que estos trabajadores accedan a una obra social

y puedan realizar aportes jubilatorios, estos costos recaen enteramente sobre su bolsillo y dependen de su capacidad de mantener una regularidad en su actividad.

LAREVITALIZACIÓNSINDICALEN ARGENTINAYSUSHETEROGENEIDADESSECTORIALES

o informal- de la prensa escrita. Este vacío estadístico es casi total en el caso de los periodistas colaboradores, ya que las condiciones en las cuales desarrollan sus tareas (ausencia de registro, intermitencia, eventualidad) impiden efectuar mediciones. El único estudio que hemos podido identifi car sobre la evolución del empleo corresponde a Postolski et al. (2004), quienes elaboraron un diag- nóstico en torno de las transformaciones del mercado de trabajo en los últimos años y donde se concluye que en la última década se ha asistido a un aumento de la precarización contractual en el sector y a una paulatina “destrucción del empleo estable”. Los autores exponen que durante el periodo 1998-2002, las grandes empresas periodísticas de Capital Federal y Gran Buenos Aires sufrieron un deterioro del empleo estable que alcanzó el 37,2%. Si desagregamos esta cifra por tipo de medio de comunicación, encontramos que para las empresas de diarios ese porcentaje alcanzó la cifra del 20,7%, mientras que para las em- presas de revistas fue del 72,9% (Postolski et al., 2004).

Estos cambios en las formas de contratación han generado una notoria divi- sión al interior del colectivo de periodistas, con remuneraciones y condiciones laborales muy diversas para cada caso. Por un lado, encontramos al conjunto cada vez más reducido de periodistas en relación de dependencia que gozan de una estabilidad en el empleo, de protecciones sociales y de remuneraciones más elevadas; por otro lado existe una porción cada vez más numerosa y he- terogénea de estos trabajadores que ejercen su actividad en un marco de gran desprotección y de incertidumbre laboral. En este marco, es lógico interrogarse acerca de las consecuencias que estas transformaciones en la confi guración del empleo han tenido en el ámbito de la negociación colectiva. Adelantando un poco nuestros argumentos, diremos que las mismas han implicado una mayor debilidad de los trabajadores frente a una patronal que durante todos estos años ha ido ganando un amplio margen de maniobra en torno a la contratación y despido de los trabajadores así como respecto a la forma utilización de la fuerza de trabajo. Veamos entonces a continuación los detalles de este proceso así como las posturas adoptadas por los distintos actores sindicales de la actividad.

El accionar sindical en el período reciente: actores

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