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Requisitos elementales de un sistema automatizado en Anatomía Patológica,

especialmente en autopsias

El desarrollo tecnológico del mundo actual, y en especial el de la informá- tica, obliga a la utilización de esta moderna tecnología de trabajo. No obstan- te, para su aplicación y utilización correcta es primordial que exista una orga- nización adecuada de la información que se pretende utilizar.

Además de este principio elemental, se debe recordar que el procesamiento automatizado de una información ofrece innumerables ventajas, pero si se in- troduce información falsa o de poca confiabilidad, así serán los resultados que se obtengan y las posibles conclusiones: de escaso o nulo valor científico.

Por esto, deben quedar bien claras dos premisas antes de utilizar cual- quier sistema automatizado:

1. Elevada organización previa.

2. Absoluta fidelidad en los datos introducidos.

El software que se utilice debe garantizar un mínimo de requisitos. El primero y fundamental, ya que de no cumplirse lo invalidaría, es la rapidez y confiabilidad en los datos procesados. Debe, además, resultar fácil de aplicar, incluso para el personal con nivel medio de instrucción.

La información que se va a introducir y a procesar debe ser la adecuada. Decidir cuál será esta información es importante y complejo. Aumentar innecesariamente la que se introduce, así como el olvido de un dato importan-

te son los errores más frecuentes de quienes no tienen experiencia. Desde el momento en que se planifica un sistema, debe definirse bien la información que se introducirá y que garantice los datos precisos, ajustados a las necesi- dades reales, presentes y futuras, del trabajo. Para ello se creará una planilla o modelo que sirva para la recolección ordenada de esta información.

Siempre será necesario una etapa de prueba y ajuste de cualquier sistema que se cree, donde la práctica dirá la última palabra antes de comenzar la explotación de un software. Sin embargo, estos deben ser sostenibles, y cada año o periodo establecido sufrirán modificaciones que darán lugar a nuevas versiones.

Antecedentes

Al referirse a los antecedentes del SARCAP en Cuba hay que recordar el año 1964. A los internos verticales de Anatomía Patológica en el Hospital Universitario “Gral. Calixto García Íñiguez”, la doctora Helena González Sjöstrom, por primera vez les informaba de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la importancia de la codificación de los diagnósticos, particularmente los anatomopatológicos.

En Cuba no se practicaba la codificación de los diagnósticos y uno de los primeros hospitales donde se intentó su utilización fue el Hospital Pediátrico “William Soler” con un sistema propio bastante rudimentario, que posterior- mente se empleó para codificar todas las autopsias, entre 1962 y 1966, del Hospital “Dr. Joaquín Castillo Duany” de Santiago de Cuba.

En 1967 en el Hospital “Dr. Carlos J. Finlay”, durante la Residencia de un grupo de colegas de entonces, se llevó a cabo un trabajo dirigido por el Jefe del Departamento de Anatomía Patológica, el doctor José E. Fernández-Britto Rodríguez, publicado en 1969 en la Revista Cubana de Medicina con el título “Revisión estadística de 1 040 necropsias del Hospital Militar Docente “Dr. Carlos J. Finlay”, que relacionaba las enfermedades más frecuentes y sus edades, y resaltaba las principales causas de muerte75.

A finales de los años setentas y principios de los ochentas, la doctora Helena González Sjöstrom realizó un trabajo laborioso: tradujo los descriptores de los códigos del SNOMED226 que por aquel entonces surgió como amplia-

ción del SNOP (Sistema de Nomenclatura en Patología225), lo que dió lugar

al NOSIME como parte de un subsistema computarizado de Anatomía Pato- lógica. Contó con la colaboración del asesor Wilkins del Río del Río. Lamen- tablemente no se logró el apoyo necesario y este estudio no se pudo aplicar en la práctica.

En el Hospital “Dr. Luis Díaz Soto”, donde surgió el SARCAP en el año 1985, previamente se registraron y procesaron en máquinas tabuladoras IBM las autopsias realizadas desde la fundación del Hospital en 1962.

Se utilizó un modelo donde se recogían los diagnósticos de causa de muerte (CBM y CDM) y datos generales del fallecido; no se recogían diagnósticos clínicos.

Los diagnósticos se codificaron por la CIE/8194. Con las autopsias realiza-

das desde 1962 hasta 1972 como objeto de estudio, se realizó un trabajo que se presentó como tema libre en la Jornada de los Servicios Médicos celebra- da en el citado Hospital con motivo de su décimo aniversario. En la presenta- ción se mostraron las principales ventajas y resultados de este estudio.

En esos años, en los diferentes hospitales del país, era costumbre incluir los diagnósticos anatomopatológicos en los protocolos, en forma de lista, sin especificar las causas de muerte.

En 1982 las autopsias procesadas en IBM se actualizaron con la utiliza- ción de la CIE/9175, y en 1985 se creó la primera versión del SARCAP, y la

Base de Datos de Autopsias originada incluyó todas las autopsias, antes procesadas en IBM.

En estas primeras etapas colaboró activamente los técnicos Celia Cámara Torralba y Justo Hurtado de Mendoza Amat. Después, se destacó el doctor Reynaldo Álvarez Santana, quien introdujo las autopsias retrospectivamente y gran parte de las prospectivas en los primeros años de explotación del SARCAP, y fue un activo colaborador en la creación del Sistema Automatizado.

En 1987 el Sistema se extendió a las biopsias, y el modelo de las autopsias se amplió con los diagnósticos clínicos de causas de muerte que se tomaban del Certificado de Defunción.

Los diagnósticos anatomopatológicos de causa de muerte incluían una causa de muerte funcional. Luego, en 1994, al dar inicio la Investigación SARCAP (ya el Sistema se había extendido a hospitales de varias provin- cias), es que se adoptan los criterios de la OMS175 y se organizan y conside-

ran las causas de muerte como se establece para el Certificado de Defun- ción, o sea, una CDM y una CBM y hasta dos CIM y CC.

Entonces, se comienzan a tomar los diagnósticos clínicos, no solo del Cer- tificado de Defunción, sino también de la historia clínica y de la discusión con los médicos de asistencia, tratando de que reflejaran el real pensamiento médico. En estos años se incorporó al Departamento de Anatomía Patológica la doctora Magalys Iglesias Duquesne, especialista de Medicina Legal. Se am- pliaron entonces los estudios de los pacientes fallecidos por muerte violenta y, en especial, por la enfermedad por quemaduras (E/Q), cuyos resultados se

exponen en el capítulo 6 de este libro como ejemplo de explotación de la Base de Datos de Autopsias (BDA).

En 1995, cuando se realiza el informe del primer año de la Investigación SARCAP, se llevó a cabo una modificación sustancial del Sistema que hizo posible su utilización en el procesamiento de la información de 38 hospitales, el 61,3 % de los que realizaban autopsias de adultos, lo cual facilitó la obten- ción y el análisis de los resultados y la confección del informe.

Este estudio fue presentado en el IX Forum de Ciencia y Técnica, con el título “Evaluación de la calidad de los diagnósticos de causas de muerte y morbilidad asociada, en adultos cubanos fallecidos en 1994”, donde fue pre- miado, al nivel nacional, con una mención.

En el año 1995 se publicó por primera vez un estudio sobre el SARCAP como instrumento de trabajo. Participaron los patólogos y cibernéticos que lo crearon,se explicaron las características del software y las ventajas dy posi- bilidades del sistema111.

El cambio de siglo obligó a nuevas modificaciones en aras de mejorar el Sistema, y en el 2002 se realizaron las últimas reformas a la versión actual. Esta, después de más 20 años de trabajo y la creación de una BDA de más de 100 000 autopsias, ha permitido alcanzar los objetivos propuestos en la Inves- tigación SARCAP y más aún, lograr que las autopsias en el país no solo se mantengan en cantidad elevada, sino que en general, hayan ganado en cali- dad, a pesar de las limitaciones que aún se enfrentan.

Los parámetros de calidad logrados en un número elevado de autopsias son, entre otros: uniformidad en la información, criterios diagnósticos consensuados, profundización en la correlación clinicopatológica y en el pro- ceso que lleva al paciente a la muerte, organización de estos diagnósticos que causan la muerte según lo establece la OMS, y posibilidad de evaluar la cali- dad del diagnóstico premortem.

En un recuento como este no puede pasarse por alto el esfuerzo de cien- tos de compañeros patólogos, técnicos, organizadores de salud, médicos asistenciales y cibernéticos. Vale reconocer la labor del entonces Jefe del “Centro de Automatización” del Hospital “Dr. Luis Díaz Soto”, Ingeniero Luis Guillermo Fernández Pérez, quien hasta estos momentos ha continuado apoyando este esfuerzo, y muy en especial, la del licenciado Armando López Jiménez, artífice del software y todas las modificaciones voluntariamente rea- lizadas en estos largos años.