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CAPÍTULO 2: Marco conceptual

2.2 La salud; una condición humana, mediada por el poder adquisitivo

En éste estudio, la comunicación se muestra como un proceso de interacción vista como un sistema creado a partir de multiplicidad de encuentros en el que médicos, pacientes y familiares se mueven de manera muy dinámica en la ecuación simple de la comunicación, cambian de rol, usan el lenguaje, sus significados y crean sentidos a través del proceso de intercambio de signos, códigos y percepciones. La resultante de esta serie de interacciones y sus consecuencias son el objeto principal del estudio pues permiten evidenciar aquellas prácticas que organizadas, sistematizadas e integradas al diario de los mismos actores, pueden aportar positivamente en el desarrollo del tratamiento.

Mientras que Foucault, por ejemplo, no critica la profesión médica esencialmente por ser una empresa lucrativa, sino porque ejerce un poder incontrolado sobre los cuerpos, la salud de los individuos, su vida y su muerte. Para otros, el reduccionismo predominante (Briggs, 2005) al realizar una crítica a la medicina y a la salud pública como sistemas ideológicos que transforman las desigualdades sociales globales, en malas elecciones individuales (Briggs, 2005; Glanz, Rimer, & Viswanath, 2008; Castro, 2016; Hernández, 2016;)

Además, un diagnóstico de la cobertura de temas de salud, realizado por 13 universidades latinoamericanas en algunos de los países de la región, en 1997, estableció que prevalecen mensajes sobre la incompetencia médica, el malestar por los servicios de salud, tonos amenazantes y pesimistas (drogas y SIDA). La tónica general es la de un periodismo denuncista, de la enfermedad y la muerte, y no un periodismo de la salud (Dmytraczenko &

Almeida, 2017). Sin embargo, hay buenos augurios; algunas universidades se están preocupando cada vez más por la dupla comunicación y salud. En las audiencias hay interés y demandas crecientes por este tema para mejorar su calidad de vida.

Desde la perspectiva de lo que para Gadamer (Gadamer, 2011) es la salud y la enfermedad, la medicina constituye todo un arte de curar, así, curar para Gadamer tiene funciones político-sociales, pues no es otra casa que reincorporar a los enfermos a la vida comunitaria (Gadamer, 2011).Visto desde esta forma, la salud y la enfermedad son solo un arte curativo que permite conservar una vida en equilibrio, para que continué el disfrute diario o el quehacer cotidiano.

Entendiendo aquí el papel fundamental del médico y el sistema de salud en la restitución de la salud al paciente enfermo, se debe contemplar la responsabilidad al comunicar el estado real al paciente, desde el momento mismo del diagnóstico; pues el paciente que entiende la mediación de su capacidad económica en el servicio de salud que va a recibir, está predispuesto a saber si tiene la capacidad de pagar o no por su salud, y dependiendo del concepto que tenga de ésta mediación, podrá decidir no adherirse a ningún tratamiento, al haber previamente descartado su posibilidad de cura. Así entonces, sin importar el servicio de salud, se debería dar un parte de seguridad al paciente, dónde se garantice que sus tratantes están comprometidos con trabajar por su salud y que, para ellos, es igual de importante si viene de una EPS o si viene por una consulta particular.

Por lo tanto, la comunicación se entiende desde un lugar que permite un ejercicio de resistencia. Por un lado, porque es el primer momento en el que el personal médico puede hacer frente al sistema, por medio del diálogo y de esta forma compartir esa posición de poder con su contraparte (Cófreces, Ofman, & Stefani, 2014). Pero por otro lado, lo comunicativo que está en juego, a causa de la parte que no permite esa dominación, ni acepta del todo el poder; pues el PO puede optar por tener un diagnóstico y recurrir a otras prácticas fuera del tratamiento prescrito por su tratante (Palacios-Espinosa & Vargas-Sterling, 2011). Así, de esta forma, la comunicación es un elemento tangible durante todo este proceso y está en constante tensión por parte de cada uno de los elementos que hacen parte en esta ecuación.

2.2.1 ¿Por qué a mí? Significación del cáncer.

Aunque cada persona tiene un concepto previo sobre el cáncer, en su gran mayoría, éste tiene un significado asociado con la muerte, sin importar de qué forma esté presente en el organismo. A pesar del gran avance que ha tenido la ciencia médica en materia de diagnóstico, tratamiento y cura; hablar de cáncer significa para muchas personas el fin de la vida. Y no es para menos, ya que la mayoría de quienes han tenido que ver con algún tipo de cáncer en familiares o conocidos, en especial en décadas anteriores, han tenido que ver la victoria de la enfermedad sobre el paciente. Partiendo de esta realidad, las personas, más allá de saber sobre la proliferación de células anormales, al hablar del cáncer, piensan en la terminación de la vida.

Si bien la OMS/WHO define esta enfermedad así: “es un término genérico que designa un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo; también se habla de «tumores malignos» o «neoplasias malignas». Una característica definitoria del cáncer es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, un proceso que se denomina «metástasis». Las metástasis son la principal causa de muerte por cáncer.” (OMS/WHO, 2018).

El ministerio de salud de Colombia lo define como una enfermedad no transmisible (ENT): “...conocidas también como enfermedades crónicas, son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta. Los cuatro tipos principales son: enfermedades cardiovasculares como los infartos de miocardio, el ataque cerebrovascular y la hipertensión

arterial, los diferentes tipos de cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas como la neumopatía obstructiva crónica o el asma y la diabetes.”

Más allá de estas clasificaciones desde el antiguo Egipto, el cáncer ha formado parte de la historia de la humanidad. Solo por mencionar algunos hitos de esta enfermedad se ha de resaltar a Hipócrates quien fue el primero en utilizar el término 'karkínos' (καρκίνος) para referirse a una 'úlcera maligna' o 'cáncer'. Pero no fue sino hasta el siglo XIX, cuando se dio un verdadero avance en una ciencia que se había esforzado en conocer dónde aparecían las masas tumorales y saber cómo poder extirparlas del organismo. Pero fue Rudolf Virchow en 1958 el que comprendió por primera vez que la raíz del cáncer se encontraba en nuestras propias células.

Esto pasa por una serie de personas e hitos descritos en varios textos académicos que incluyen los distintos tratamientos aplicados por visionarios como Henry Kaplan y cómo se llegó a ellos hasta las primeras figuras que impulsaron leyes en contra de los vectores que son causantes de esta enfermedad como Luther Therry o pacientes/donantes que se encargaron de ser las primeras caras reconocidas de esta enfermedad como Terry Fox.

La comunicación aquí es entendida como un elemento constitutivo de los imaginarios sociales, sobre los cuales se han desarrollado en cada una de las sociedades. En el hemisferio norte, se entiende como una enfermedad que se puede tratar de manera temprana y por lo tanto las tasas de detección temprana y de sobrevida, son tan altas (OMS/WHO, 2018).

Mientras que en las latitudes del centro y sur América, es un acto que lleva más que un tratamiento (Díaz, Aguilar, & Linares, 2015), es una parte de esos mismos imaginarios y las respuestas desde el sur, con tratamientos alternativos, con las propuestas curativas ancestrales (Franco Salas, y otros, 2016).

Para fortuna de aquellos que afrontan un cáncer, la ciencia está en la búsqueda constante de disminuir los índices de muerte en el mundo a causa de éstas enfermedades, así como de proveer nuevos y más efectivos tratamientos que ayuden a mantener la calidad de vida de los pacientes. Uno de los miedos más grandes de quienes padecen cáncer, es el sufrimiento al que puedan someterse durante el tratamiento; los efectos secundarios, las secuelas y los síntomas de la quimioterapia, el daño físico y la recuperación posterior a una radioterapia, son ejemplos del miedo latente que tienen algunos pacientes al adherirse a un tratamiento. Todos estos miedos al tratamiento se traducen en la posibilidad del paciente a

sentir dolor; el dolor es la primera falla en la calidad de vida. El dolor es la muestra primera de la pérdida de la salud. Paradójicamente, la adhesión al tratamiento significa la posible presencia de dolor, pero también, la única forma de no llegar a sentirlo a causa de la enfermedad.