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Las situaciones provinciales y la lucha por el poder

Las situaciones provinciales y las luchas por el poder.

Un mes antes de que el General Justo asumiera la presidencia de la Nación comenzaban las reuniones preparatorias en la Cámara de Diputados.

Estaba integrada por 64 diputados del Partido Demócrata Nacional, 17 radicales antipersonalistas, 11 socialistas independientes, 43 diputados por el socialismo, 12 correspondientes al Partido Demócrata Progresista, 6 a la UCR de Entre Ríos y 3 correspondientes al partido Bandera Blanca (Defensa Provincial) de Tucumán.

La Concordancia tenía mayoría en la Cámara con 95 diputados frente a 55 diputados de la Alianza Civil y los 6 correspondientes al radicalismo entrerriano.

En esa primera reunión del 20 de enero de 1932, 15 de los 17 diputados antipersonalistas que se identificaban como bloque de la Unión Cívica Radical presentaron un proyecto de resolución por el cual proponían obviar el procedimiento de aprobación de los diplomas y declararse la Cámara constituida “atento a la necesidad pública de organizar los poderes para volver a la vida institucional” Argumentaban que la elección no había sido objetada y que por lo tanto dicho trámite podía realizarse posteriormente.

Firmaban el proyecto los diputados: Belisario Albarracín (San Juan) , Próspero Abalos (Sgo. del Estero), Eduardo Castiglione (Sgo. del Estero), Daniel Bosano Ansaldo ( Sta. Fe), Héctor S. López, ( Santa Fe), Antenor R. Ferreyra ( Sgo. del Estero), Plácido Lazo (Santa Fe), Angel Saggese ( Santa Fe), Alejandro Moreira ( La Rioja), Joaquín Argonz ( Santa Fe), Domingo Rodríguez Pinto ( San Juan), Abdón P. Luján (La Rioja), Abel Acosta ( Catamarca), Rafael Biancofiore ( Santa Fe), Luis Alberto Ahumada ( Catamarca)

La presentación correspondió al diputado Albarracín quien justificó la propuesta por las condiciones anormales por las que atravesaba el país y la necesidad “de entrar cuanto antes al imperio del régimen constitucional”. Remarcaba que el apresuramiento de los términos se debía a la resolución de “cooperar patrióticamente” a dicha necesidad. Afirmaba la adhesión a la revolución del 6 de septiembre y agregaba que esa fecha debía ser doblemente gloriosa porque señalaba

“(...) el ocaso de un régimen político personalista y de un sistema de gobierno de subversión institucional, y a la vez la iniciación de una nueva era de restauración constitucional y moral, corrigiendo los errores que hayan viciado nuestra vida, y haciendo las reformas que la experiencia aconseje como útiles y necesarias para la grandeza de la Nación.”

Refiriéndose a los fundamentos sostenía que el sistema creado por los reglamentos de la Cámaras para que oficiaran de jueces de las elecciones conducía a demoras y corruptelas y por eso el bloque de su partido creía “llegada la oportunidad de restaurar las leyes fundamentales en este punto(...)”

El discurso era contradictorio por cuanto a la vez que sostenía la necesidad de restaurar las leyes criticaba el sistema que permitía a las Cámaras oficiar de jueces de las elecciones pero en realidad convalidaba un decreto dado por el Gobierno Provisional y posiblemente ocultaba la inquietud de que algunos de los diplomas de los diputados antipersonalistas pudieran ser rechazados.

En cambio, el diputado Correa de los radicales santafesinos sostuvo, oponiéndose al proyecto de marras, que el Congreso debía empezar a normalizarse a sí mismo ajustando su organización y su funcionamiento a la letra de la Constitución. 281

La lista de diputados que integraban el bloque proporcionaba un mapa de los distritos en que el antipersonalismo tenía presencia. Evidentemente Santa Fe era la provincia donde tenía más fuerza. En Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja había sido decisiva la acción del Partido Reformista y del Coronel Torres mientras que en San Juan lo había sido el apoyo de Cantoni. En Santiago del Estero había triunfado el Radicalismo Unificado que presidía Juan Castro, personaje que al parecer había derrotado al Partido Reformista pero que podía considerarse oficialista. En Tucumán había contado con el apoyo de Defensa Provincial Bandera Blanca liderado por Juan Luis Nougués, gobernador de la provincia.

En cambio el antipersonalismo no tenía poder ni en la provincia de Buenos Aires ni en la Capital Federal. En este último distrito Justo había cifrado su confianza en los Socialistas Independientes que obtuvieron 11 diputados pero fueron superados por los socialistas que incorporaron 22.

Los radicales de Entre Ríos que no integraban la Concordancia incorporaron 6 diputados y fueron los encargados de iniciar el debate y sentar su posición respecto de la propuesta antipersonalista. El diputado Aguirrezabala tomó la palabra para expresar que los radicales entrerrianos consideraban que, pese a que la revolución de 1930 fue un hecho necesario, sus ejecutores no habían estado a la altura de las circunstancias. También explicó porqué el radicalismo de su provincia no integró la Concordancia y declaró que se negaban a la colaboración y exaltación del nuevo gobierno y se oponían a la posición que habían fijado los antipersonalistas. Solicitaba finalmente “que todos los diputados de tendencia liberal y

281 Congreso Nacional. Diario de Sesiones de la H.Cámara de Diputados. 1ª.Sesion preparatoria. 30 de enero de

progresista se coordinen y se acuerden dejando de lado divisiones partidarias, los discursos y el debate político para trabajar con entusiasmo en los problemas fundamentales que hay que resolver.”282

También se opuso al proyecto el diputado Ferreyra de Santiago del Estero perteneciente al Radicalismo Unificado que había triunfado en la provincia “pese a todas las persecuciones de que fueron objeto”. Sostenía Ferreyra que en Buenos Aires, Mendoza y Santa Fe había habido denuncias de fraude y que si dichas denuncias se comprobaban votarían en contra de la aceptación de esos diplomas declaración que justifica la suposición de que el proyecto tenía por objeto evitar la discusión de los diplomas de los integrantes del bloque radical antipersonalista.

Los conservadores, como era de suponer en un aliado, decidieron votar favorablemente el proyecto.

La composición de la Cámara y la posición de los diputados frente al proyecto del bloque antipersonalista reflejaban la existencia de una mayoría oficialista integrada por los partidos de la Concordancia en la que los radicales antipersonalistas representaban a las provincias del noroeste y a Santa Fe.

También el gabinete designado por el nuevo mandatario reflejaba la conjunción de fuerzas que lo habían llevado a la presidencia. Leopoldo Melo283 (Interior) y Manuel de Iriondo (Justicia e Instrucción Pública) representaban al sector antipersonalista; Alberto Hueyo (Hacienda), Saavedra Lamas (Relaciones Exteriores) y Manuel de Alvarado (Obras Públicas ) al conservadorismo. Antonio de Tomaso (Agricultura) al socialismo independiente. Completaban la nómina Pedro Casal en Marina y el general Manuel Rodríguez, hombre de confianza de Justo en Guerra.

Estas designaciones fueron objeto de críticas por parte de amigos y adversarios.

Tres días antes de que Justo asumiera la presidencia y conocida ya la composición definitiva del gabinete, Luis Ahumada radical catamarqueño, le hacía llegar su opinión. Cuestionaba al Dr. Manuel Alvarado y al Ministro de Instrucción Pública Manuel de Iriondo a quién consideraba un conservador de cepa que para “los radicales de las provincias pobres” significaba “un golpe casi de muerte”. También cuestionaba al ministro de Hacienda, Hueyo a quién públicamente se consideraba patrocinado por los socialistas independientes que no tenían arraigo popular y que ya ocupaban, con Antonio De Tomaso el Ministerio de

282 Congreso Nacional. Diario de Sesiones de la H.Cámara de Diputados, 1ª. Sesión Preparatoria, 20/1/32 283 Melo renegó del ideario del Partido Radical y asumió posiciones reaccionarias. Mantuvo la Sección Especial

Agricultura. Le preguntaba por qué en lugar de Hueyo no había elegido al Dr. Alejandro Ruzo “uno de sus amigos de lucha y de primera hora” que además era catedrático de Finanzas y abogado de intensa actuación en la Banca.284

En el radicalismo las opiniones sobre los comienzos de la presidencia justista eran contradictorias. Mientras que algunos se sentían aliviados ante las primeras medidas tomadas por el gobierno, otros sostenían una posición crítica.

Ezequiel Fernández Guerrico consideraba que el levantamiento del estado de sitio, la amnistía de presos políticos, la reincorporación de profesores y alumnos universitarios, la reapertura de comités, la amplia libertad periodística y de propaganda política, y la composición del gabinete eran medidas positivas. Pensaba que si se resolvían los problemas económicos y se controlaba la reacción ‘uriburista’ el gobierno iba a funcionar. En principio y aunque el radicalismo estaba a la expectativa, miraba con simpatía los primeros pasos de la nueva gestión.285

José Bianco en cambio hacía un análisis crítico del gabinete. De los hombres que constituían ese ministerio, con excepción de Saavedra Lamas, que era un talento vigoroso, desprovisto de sinceridad, y de Di Tomaso a quien calificaba de “inteligencia plebeya y arrivista”, los otros poco o nada valían. Eran políticos criollos en el mejor o en el peor sentido del vocablo. Hueyo era inexperto en materias económicas y financieras y al gobierno, que lo único que se le ocurría era estrujar al pueblo y reducir sus entradas hasta tal extremo que, por primera vez en el país, la pobreza tendería a convertirse en miseria. Tal era el significado de los impuestos y de la reducción de los sueldos que el gobierno de facto había decretado y que Justo mantenía. Sospechaba además que el país iba a enfeudarse al capital extranjero.286

García Velloso vinculaba el éxito de Justo con el entusiasmo popular por la finalización del gobierno de facto pero sospechaba que, si no se corregían pronto todos los desaguisados cometidos y se solucionaban las estrecheces a que el pueblo se había visto sometido ese apoyo iba a desvanecerse. Posiblemente Justo no imaginaba que al llegar a la presidencia iba a encontrarse con panorama tan desolador.

Respecto de la situación partidaria consideraba que el presidente estaba haciendo política criolla tratando de construir poder por medio de hombres que le permitieran estabilizar su situación. Suponemos que se refería al grupo antipersonalista que se había reintegrado a la UCR, liderado por Vicente Gallo y Fernando Saguier, grupo al que también pertenecía

284 AGN. Fondo Documental Agustín P. Justo, Caja31, Doc.N° 79

284 Archivo Alvear 2., Carta N° 34 de Ezequiel Fernández Guerrico a Marcelo T. de Alvear.

Buenos.Aires.,10/3/1932

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Roberto M. Ortiz y que posiblemente estuvieran en contacto con el gobierno aunque el rechazo de Ortiz al ministerio de Obras Públicas parecía desmentirlo. En cambio tanto Güemes como Pueyrredón buscaban afianzarse en el seno del partido y para ello buscaban el apoyo de Yrigoyen que había sido puesto en libertad.

Según Bianco, Pueyrredón actuaba en la provincia de Buenos Aires con irradiación en las provincias en tanto Güemes actuaba en las provincias con irradiación en Buenos Aires. También se comentaba que Yrigoyen tenía influencia en el gobierno y que había hecho reponer empleados en todas las jurisdicciones incluso militares. Se decía que o Yrigoyen se había transformado en ‘justista’ o Justo en ‘yrigoyenista’. Otro rumor que corría en los mentideros políticos se refería a una carta que Yrigoyen le habría enviado a Fernández Guerrico favorable a Justo. Esa carta la hacían valer todos aquellos que estaban de acuerdo con la idea de ‘unión sagrada’ alrededor del gobierno, idea cuyo principal vocero era Leopoldo Melo que según decía el remitente trabajaba para su propia candidatura lo mismo que el Intendente Municipal, Naón.287

Obdulio Siri, otro de los amigos de Alvear que lo mantenían al tanto de lo que ocurría, aseguraba que ninguno de los hombres que actuaron en la reorganización del partido habían aceptado cargos en el gobierno. Ni Ortiz la cartera de Obras Públicas, ni Goyeneche la Dirección de Correos y Telégrafos. En el partido circulaban distintas suposiciones en relación con la actitud que tomaría Alvear a su regreso respecto del gobierno. Unos creían que se uniría a Justo; otros suponían que se situaría en la oposición y el rompimiento sería total.288 García Velloso opinaba que una concordancia política y económica pondría al radicalismo en el camino de la salvación pero no lo consideraba posible hasta que los sectores populares del radicalismo no lograran la reivindicación, aún cuando Alvear y quienes lo apoyaban llegasen a acordar con el gobierno. 289

Remigio Lupo por su parte se refería a las dificultades que Le Bretón había causado a Justo no sólo al negarse a aceptar el Ministerio de Hacienda sino con sus pretensiones de tomar medidas económicas disparatadas e imponer candidaturas para ministerios y otros altos puestos. Algunos sostenían que Le Breton hizo fracasar la política de conciliación con que Justo quería iniciar su gobierno.

287 Archivo Alvear 1932-1934. Carta N° 42 de José Bianco a Marcelo T. de Alvear, Buenos Aires, 17/3/32 288 Ibid, Carta N°46 de Obdulio Siri a Marcelo T. de Alvear,Buenos Aires, 27/3/32

289

A estar con los comentarios de Lupo, Justo le había hablado de Alvear en términos muy sensibles manifestándole que quería hacer un gobierno de unión y camaradería, un gobierno para los radicales.

Todo parece indicar que Justo hubiera preferido una alianza con el radicalismo apoyándose en Alvear y en los sectores opositores a Yrigoyen que habían permanecido en el seno del partido. Si esa posibilidad se hubiera concretado es posible que el partido se hubiera fracturado. Empero, la posición de Alvear respecto de la unidad partidaria y de la situación de los sectores populares en el partido constituía un obstáculo insalvable.

El presidente también debía enfrentar dificultades en el ámbito militar. Tanto los “uriburistas” para quienes Justo había traicionado el programa de la revolución, como los “yrigoyenistas” andaban en conciliábulos revolucionarios, éstos últimos dirigidos por Avalos, rumor que Lupo descreía. 290

Mario E. Rébora definía las relaciones del gobierno como aparentes y reales a la vez. En realidad las prácticas discursivas de los allegados a Justo manifestaban en todos los ámbitos de sociabilidad incluido el Jockey Club, la intención oficial de buscar el apoyo del partido radical para poder gobernar el país. Esa aparente comunión sin embargo estaba orientada a aquietar a la masa radical molesta por la exclusión y por el rumbo marcado por el gobierno. El radicalismo al que aludía el gobierno no era el de la masa sino el de los dirigentes antipersonalistas y en particular los radicales gubernistas de las provincias y de la Capital, entre ellos Ricardo Caballero, que andaban ofreciendo acuerdos. Rébora pensaba que esas manifestaciones de amistad tenían por objeto provocar la inacción partidaria y atraer a las fracciones que no comulgaban con la posición populista. Más bien era una farsa bien urdida para dividir al partido y eso se pondría en evidencia sólo si se pudiera tener un contacto directo y franco con el gobierno, circunstancia un tanto problemática dado que la Convención Nacional del partido había producido una resolución desconociendo su legalidad.

En cuanto a los radicales de Entre Ríos, estaban a la expectativa para conocer como iba a reorganizar Alvear el partido y que actitud tomaría frente al oficialismo. El radicalismo entrerriano había quedado aislado desde el momento en que decidió no ir en fórmula con los conservadores. Respecto del gobierno, consideraban patriótico no hacer oposición y mantenían una independencia “cortés” que estaba determinada en gran parte por la posición en que estaba Leopoldo Melo a quien mucho estimaban. 291

290 Archivo Alvear 2 , Carta N° 56 de Remigio Lupo a Marcelo T. de Alvear, Buenos Aires,22/4/1932 291

Los antipersonalistas: reorganización y dispersión.

En las filas antipersonalistas no faltaban los problemas. Luego de las elecciones presidenciales habían comenzado a reorganizarse en las provincias.292

La necesidad de reorganizarse indicaba que el antipersonalismo estaba débilmente institucionalizado y que la coalición dominante era precaria porque no estaba en condiciones de controlar las zonas de incertidumbre organizativas.293 También podía explicarse por los

conflictos internos que se producían en razón de cambios en el centro de gravedad del poder. Generalmente cuando estaba en juego la capacidad de distribuir incentivos colectivos y/o selectivos la organización entraba en crisis.

El Comité Nacional designó presidente del partido al Dr. Enrique Pérez, quién había sido vicepresidente de la Junta Reorganizadora en Agosto de 1931 cuando dicha Junta era presidida por Eduardo Laurencena.

Esa designación provocó una división en el antiperonalismo de la Capital Federal. Una tendencia dirigida por el Dr. Luis Rocca se declaró independiente del Comité Nacional. Cada una de las tendencias propuso su lista para las elecciones del 10 de enero. 294

A estar con los informes que le hizo llegar a Justo un miembro del Comité Capital, el problema surgió cuando la Convención de la Capital se reunió para elegir candidatos a concejales. Una minoría, detrás de la cual operaba el dirigente sanjuanino Federico Cantoni, intentó forzar la renuncia del presidente de la Convención Dr. Carlos F. Gómez a quien algunos convencionales cubrieron de insultos. Los partidarios de Gómez hicieron fracasar el plan. Reunida nuevamente la Convención se impuso la mayoría aún cuando, a pedido de la minoría que luego se disgregó, la elección de cnadidatos no se hizo por voto directo.

La precipitada reorganización del partido y las ambiciones de los caudillos parroquiales constituyeron terreno fértil para que Cantoni sembrara la semilla de la disgregación.

El problema entre ambas fracciones estaba vinculado a la inclusión de “yrigoyenistas”. De acuerdo a lo manifestado por los dirigentes pertenecientes al sector mayoritario, estaban tratando de atraer al mayor número de radicales y la mayoría de los “yrigoyenistas”, conocidos caudillos y “gentes de arrastre” les habían ofrecido su concurso siempre que se produjera el alejamiento de los Cantoni que provocaban gran resistencia “entre el elemento personalista” Los problemas se agravaron cuando la mesa directiva del Comité Nacional, sin tener facultades para ello y sin escuchar a las partes resolvió intervenir el Comité y la Convención

292 La Prensa, 10 de diciembre de 1931

293 Panebianco, Angelo. Modelos de partido, Alianza Universidad, 1990. Son los recursos cuyo control permite a

ciertos actores desequilibrar en su favor los juegos de poder.

294

de la Capital a instancias, decían los dirigentes, de “una minoría legalmente derrotada en la Convención que eligió candidatos a concejales.” Además la Comisión interventora enviada por el Comité Nacional estaba compuesta por las personas que habían intervenido personalmente en el conflicto planteado y que respondían al Dr. Cantoni. Ante este avasallamiento tanto el Comité como la Convención de la Capital decidieron resistir esa intromisión porque sentaba un funesto precedente para el funcionamiento del partido dado que cualquier minoría podría levantarse contra la resolución de las mayorías y apelar al Comité Nacional para modificar sus decisiones.

Los integrantes del Comité Nacional recurrieron a la justicia.295

La disputa se centró en torno de la sede de Talcahuano y el apoderado del partido Cabral Texo pidió dicha sede en la justicia aún cuando apoyaba al Dr. Luis D. Rocca que pertenecía a la lista azul opositora al Comité Nacional. El Presidente del partido, Enrique Pérez solicitó para sí la personería del partido pero el juzgado federal del Dr. Jantus negó dicha personería por cuanto había sido otorgada previamente al Dr. Cabral Texo. Esta decisión de la justicia federal dio motivos a la lista azul para afianzar sus posiciones.

Ante los hechos el Comité Nacional antipersonalista dictó una resolución en la que disponía la expulsión del Dr. Jorge Cabral Texo por inconducta política y emplazaba por el término de 24 horas a los afiliados alzados en contra de las resoluciones adoptadas por la Mesa, entre los cuales estaba el Dr. Rocca. Quedaba así planteado el cisma antipersonalista. El Dr. Juan Carlos Marella fue designado presidente del Comité Capital.296

Justo que estaba al tanto de la situación por diversos conductos adoptó una actitud

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