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Vecinos de “El Chorizo”, en la salida Norte de Obregón, padecen condiciones precarias

Blanca Laurián

Don Gregorio Cázarez Carrasco tiene 58 años pero 30 de ellos los ha vivido en condiciones preca-rias por la falta de agua y luz en la colonia El Chorizo. Por ser terreno federal, el Ayuntamiento de Cajeme no puede legalizar el terreno, a pesar de que la empresa Ferrocarriles de México les donó los lotes antes de que desapareciera.

Sus hijos y nietos nacieron allí y han tenido que batallar porque tampoco tienen servicio de drenaje en este asentamiento ubicado a unos 20 kilómetros al oriente de la vía del tren en la salida Norte de esta ciudad. Junto con sus vecinos se han propuesto que este año tienen que conseguir electrificar la invasión, pero mucho depende de la disponibilidad de las

autoridades municipales para puedan lograr su objetivo.

Hace casi cuatro semanas que se reunió un grupo de personas y acudieron al programa de Cabildo llamado Municipio Abierto, donde dos martes del mes las autoridades atienden directamente las necesidades vecinales. En esa audiencia se presentaron con su petición de luz eléctrica por escrito, esta fue recibida y se quedó en que el alcalde de Cajeme, Ricardo Bours Castelo, haría todo lo posible por llevar a estos vecinos a una pronta solución a uno de sus tantos problemas ocasionados por la falta de un título de propiedad.

Ellos están conscientes de que no llegarán a ser los dueños legítimos del terreno en que habitan, mientras no haya una modificación en las leyes donde se elimine que los terrenos federales puedan comercializarse. Pero confían en que con un poco de voluntad, el Ayuntamiento puede lograr que autoricen a Comi-sión Federal de Electricidad que se hagan contratos de luz eléctrica en ese lugar.

El Chorizo es una sola hilera de casas en las cuales son visibles los grandes árboles, ya que así las personas obtienen un poco de fresco para sobrepasar las temperaturas por encima de los 42 grados que aquí se alcanzan durante el Verano.

El día que los vecinos platicaron su situación, pudieron contarse por lo menos 25 familias sin el su-ministro de luz.

Otras 10 viviendas sí tienen electricidad porque en una ocasión alguien gestionó que así fuera, ex-puso María de Jesús Maldonado Herrera, representante de los vecinos.

“Creo que si pudieron ponerles luz a ellos, se puede hacer con estas personas”, dijo.

con el Alcalde para de-terminar cómo se resolverá su situación y si hay esperanzas de que acaben los días que llevan vi-viendo de manera precaria.

Estudian a media luz

En esta colonia también vive Lilián Cecilia Cruz Soto, de 14 años de edad, quien está en segundo grado de secundaria y desea ser maestra de escuela cuando sea grande.

Y para ayudar un poco a sus padres también estudia belleza por las tardes y trabaja de vez en cuando cortando el cabello de sus vecinos.

Pero esas actividades diurnas le impiden tener tiempo para hacer sus tareas y por eso tiene que hacerlas de noche con una veladora como su única fuente de luz.

Igual que ella hay por lo menos un estudiante en cada uno de los hogares de esta colonia quienes pueden tener severos problemas de pérdida de visión por forzar sus ojos a leer con poca luz.

No obstante se encuentran los ancianos y niños pequeños quienes en cada verano sufren enferme-dades diarréicas a causa del calor e incluso algunos hasta llegan a deshidratarse.

Don Gregorio externó que confían en que la actual administración no los abandonará porque pe-queños como Daniela Soto Torres, de dos años de edad, no merecen un futuro precario sin agua, luz ni drenaje.

Futuro que también les impide construir más que una casa de cartón pues sin los servicios básicos es muy difícil que puedan aspirar a un mejor nivel de vida.

Pueden pagar

La mayoría de las familias que habitan la también nombrada colonia Veracruz son trabajadores del Ayuntamiento o pepenadores del basurón municipal.

Aunque su sueldo es escaso, ellos se abastecen de luz para abanicos en Verano cargando baterías para auto y conectándola al aparato con una duración de poco más de tres días.

Cargar una batería les cuesta 30 pesos, por lo cual se estima que en este rubro destinan unos 300 pe-sos al mes, sin contar los cerca de 40 que prodigan en veladoras.

“Con eso que gastamos, claro que podemos pagar un recibo de luz para tener nuestros abanicos y talvez un radio o una televisión y no estar tan en la prehistoria”, señaló Lorenzo Cruz Valdez, veci-no del lugar.

Cuando no les alcanzó para cargar su pila pues deberán dormir afuera de sus casas lo cual significa que servirán de banquete nocturno para los mosquitos y por lo tanto, no podrán conciliar el sueño.

Una pipa se ve pasar con frecuencia en la mencionada colonia y quien esté disponible sale a abastecerse de agua para bañarse, lavar y cocer los alimentos.

Este ha sido el único servicio que el Ayuntamiento les ha brindado desde hace más de 20 años.

“A los pocos días de que llegamos aquí (1973), caminábamos hasta Esperanza o a la planta Pemex para juntar agua”, explicó Don Gregorio. Unos ocho años después y tras varias gestiones, obtuvieron el derecho a la pipa de agua potable y desde entonces no ha habido más avances en esta prestación.

¿Una reubicación?

En una junta con los vecinos, algunos externaron su acuerdo a una reubicación, pero resaltaron que no desean que fuera muy lejos del sector porque sus trabajos están en el perímetro de la actual ubicación de sus viviendas.

Pero la gran mayoría tiene arraigo en el sector y pretenden luchar hasta el final por tener una morada más digna en El Chorizo. Otra solución sería que les vendieran el terreno pero cuando se lo pusieron al Presidente Municipal, este les aclaró que no había muchas posibilidades. Aún así ellos coincidieron en que continuarán su gestión para que la colonia prospere principal-mente para los pequeños que no pidieron nacer ahí pero ya les tocó sufrir la marginación al lado de sus padres.

Falta también educación y luz