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Traduciendo a vista de un volcán: el Ensayo sobre las preo cupaciones , de Holbach

La otra cara de la herencia ilustrada estaba representada por el nú- mero importante de traducciones que se realizaban en aquel entonces en España, con las que se esperaba situar a esta nación dentro de esta gran corriente de pensamiento y difundir los últimos avances en literatura, fi- losofía y ciencia en un país sediento de información. Lejos de encontrar el radicalismo ideológico que podemos presentar en la Ilustración francesa, en la península ibérica este fenómeno fue relativamente moderado y se integró sin mayor problema dentro del mundo católico tradicionalista. Ni en las dos épocas constitucionales (1810-1814 y 1820-1823), vemos la efu- sión de pensadores materialistas, deístas o incluso ateos, que podemos encontrar en los salones parisinos. No deja de sorprender entonces que durante el Trienio Liberal se publicaron algunas obras del barón de Hol- bach, conocido pensador ateo y materialista. Más sorprendente aún fue el papel que tuvo Mora en la difusión del pensamiento de este miembro de la Ilustración radical.

En 1823, don José Joaquín de Mora vertió al castellano con correc- ciones y adiciones el Ensayo sobre las preocupaciones escrito en francés por el barón de Holbach118. El título original de la obra de Holbach era 118 Ensayo sobre las preocupaciones, escrito en francés por el Barón de Holbach, y traducido con correcciones y adiciones por ]osé Joaquín de Mora. Assiduitate quotidiana et consuetudi- ne oculorum assuescunt animi, neque admirantur, neque requirunt rationes earum rerum quas vident. Cícero de Nat. Deor. Lib. 2, Madrid, la Librería Extranjera de F. Denné, hijo, 1823, pp. 312-314. Casi de esta misma época datan otras traducciones a los escritos de este autor. Así, Manuel Díaz Moreno tradujo La moral universal o los deberes del hombre fundados en su naturaleza, publicada en 1812, y que salió a la luz nuevamente en 1821 sin autorización por

Ensayo sobre los prejuicios [Essai sur les préjugés]119. No obstante, la traduc-

ción de Mora no era del todo desacertada, pues en el francés de la época un préjugé era «en términos metafísicos, un juicio realizado sin examen

suficiente, una preocupación de la mente, que se efectúa sea por error

de nuestros sentidos, sea por la opinión que nosotros concebimos, sea mediante el ejemplo, sea por dejarnos llevar de aquellos que nosotros frecuentamos»120. La lucha contra los prejuicios es indisociable a la propia

caracterización de Ilustración, que dimos al comienzo de nuestro traba- jo. La noción misma de progreso carecería de contenido si la razón no se afirmase como un combate constante contra el error, la superstición y la asunción pasiva de los argumentos de autoridad. El resumen que ofre- ce Mora de esta obra casi al inicio de la misma nos permite completar en cierta forma su propia concepción de Ilustración. Todos los males del hombre proceden de la ignorancia, de los errores y de los prejuicios o pre- ocupaciones. El remedio de estos males es la verdad, que solo se logra con el cultivo de la filosofía y el espíritu crítico. De allí se puede entender la utilidad que tiene la filosofía en la política y en la moral. Un punto aún más controversial de la propuesta de Holbach, sobre todo para en una España en que la Iglesia mantenía un peso considerable, era la crítica del influjo de las preocupaciones religiosas y políticas en las costumbres de los hom- bres. Esto conducía al último punto de la obra: sin instrucción no pueden ser felices ni virtuosos. La obra, tal como la resume el escritor gaditano, termina con el optimismo ilustrado característico: «la verdad, tarde o tem- prano, debe triunfar del error»121.

El espíritu de la obra de Holbach correspondía a pesar de todo al am- biente de reforma que se vivía en España en aquel entonces. Mora, en la «Advertencia del traductor», muestra claramente esto:

Tendría ideas muy equivocadas acerca del estado presente de la sociedad el que opinase que la publicación de esta obrita del barón de Holbach es inútil en el día por hallarse destruidas o considerablemente debilitadas las preocupaciones que en ella se combaten. Ellas habrán quizá perdido en extensión, mas no en vigor ni en intensidad; y si se compara lo que dice el autor sobre las preocupaciones sacerdotales,

el mismo editor de la traducción de los Ensayos, el francés Felipe Denné, hijo. Esto muestra la existencia de un interés por el pensamiento de este autor durante el Trienio Liberal. 119 Holbach, P. H. D. (1793). Essai sur les préjugés ou de l’influence de l’opinion sur les moeurs et sur le bonheur des hommes (vol. 1).

120 «Préjugé, en termes de métaphysique, c’est un jugement porté sans un examen suffisant, une préoccupation d’esprit qui se fait ou par erreur de nos sens, ou par l’opinion que nous concevons, ou par l’exemple ou la persécution de ceux que nous fréquentons». Dictionnaire de Trévoux de 1771, citado por Delon 1995: 143. La traducción y el subrayado en negrita son nuestros. 121 Sumario de la obra 9.

monárquicas y aristocráticas a lo que todos los días estamos viendo, se vendrá en conocimiento de la necesidad en que nos hallamos de hostilizar a tan poderosos enemigos122.

Para el literato español, el texto de Holbach constituía entonces una especie de antídoto para combatir los argumentos basados únicamente en la autoridad eclesiástica y política, sin que se realice un examen para analizar cuán valederas son estas asunciones. Más sorprendente aún es el llamamiento de Mora para combatir con la fuerza de la verdad y de la razón «tan poderosos enemigos». Al igual que el más radical de los ilus- trados, el escritor gaditano considera como adversarios todos aquellos que teniendo poder utilizan este para impedir que el hombre adquiera autonomía, sean estos miembros de la Iglesia, de la monarquía o de la aristocracia. En esta perspectiva, él señala en esta misma «Advertencia» que «Cuanto más se debilite la fuerza de las preocupaciones, menos re- sistencia opondrán los que de ellas sacan su bienestar; y mientras menor sea esta resistencia, más fácil será el triunfo de la verdad, y menos víctimas se sacrificarán para asegurarlo»123. A pesar de esto, el traductor será cons-

ciente de la necesidad de adaptar la traducción. La España liberal de 1823 no era, a pesar de todo, la Francia revolucionaria de 1789. El barón de Hol- bach trabajaba a vista de un volcán, tiene a bien a señalar él. Su traductor en cambio ha presenciado la explosión, y trabaja a vista de los torrentes de lava que anuncian al mismo tiempo destrucción y fecundidad124.

122 Advertencia del traductor 5-7. 123 Ibíd.

124 Ibíd. Amunátegui dice que, a pesar de que don José Joaquín de Mora había prohijado el trabajo de un filósofo ateo y materialista, eso no fue impedimento para que vertiese al castellano tiempo después la obra Compendio de las vidas de los filósofos antiguos escrito por Fenelon, un obispo católico (1888, p. 29). Lo cierto es que el escritor gaditano, como lo señala él mismo en la Advertencia, realiza importantes modificaciones al escrito de Holbach, con lo que moderaba algunas opiniones del ilustrado francés.

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