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7. ORGANIZACIÓN DE LAS NORMATIVAS

7.2 TRATADO DEL AMOR CORTÉS

7.2.1. Estructura de la normativa

El Capellán, en el inicio de su obra tiene un apartado donde explica cómo va a organizarla y distribuirla. Comienza por examinar lo que el amor es, y todo lo que se deriva de éste; explica entre quiénes puede darse y cómo puede hacer una persona para conseguirlo. Esta primera parte se encarga de dar los preceptos iniciales para comenzar a jugar el juego del amor.

Luego, El Capellán explica, como Ovidio lo hace también en su segundo libro, la forma adecuada de mantener el amor, que aunque tiene algunas reglas, en general debe ser una tarea que el lector haga por su cuenta, de libre albedrío. En esta segunda parte, El Capellán incluye otros apartados que se derivan de mantener el amor, como la muerte del amor o su ida a menos, y hace referencia a

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las cortes del amor, donde la Condesa de Champaña ayuda a los enamorados con cuestiones amorosas que no han podido resolver.

Lo último que encontramos en esta segunda parte del libro es el apartado sobre las Reglas del Amor que según este, fueron entregadas por el Rey del Amor a un caballero Bretón, que después de pasar por muchos obstáculos, logró obtenerlas para instruir a la gente sobre este juego.

Es interesante ver que las dos primeras partes cumplen con los objetivos planteados en la Introducción. No obstante, existe un tercer apartado que busca desvirtuar todo lo enseñado en las dos primeras, un apartado que reprueba el amor, y por ende, todo el resto del libro. Hay muchas discusiones al respecto que consideran que este último libro refleja el carácter bromista de El Capellán pues demuestra que su obra tan sólo es una burla al concepto de amor de la época, y que la verdadera intención del Capellán no era enseñar a amar a Gualterio sino evitar que este cayera en el juego. Sin embargo, existen otras versiones al respecto que creen que este último libro fue un anexo que El Capellán agregó para retractarse de lo dicho ya que por ser un miembro de la Iglesia, no debía tratar un tema como este. Esta última noción es viable si tenemos en cuenta las palabras del Capellán.

Lee, pues, este librito no con la intención de darte con su ayuda a la vida de los amantes, sino para que, robustecido con su doctrina y adiestrado en la manera de estimular el ánimo de las mujeres al amor, seas capaz (absteniéndote de eso mismo) de conseguir el galardón eterno y alcanzar así una mayor recompensa de Dios. Pues agrada más a Dios quien tiene la oportunidad de pecar y no se aprovecha de ella, que quien nunca la tiene.140

Pero no hay forma de saber a ciencia cierta la intención del Capellán al escribir este último libro, por lo tanto lo tomaremos como un apartado que busca advertir a Gualterio, y por ende al lector, de los peligros del amor.

7.2.2. Persona Gramatical

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Para enseñar a amar, El Capellán se inventa un personaje, su amigo Gualterio, que necesita urgentemente sus consejos para no caer en el terrible juego del amor. De esta forma se dirige al lector con la segunda persona, de la misma forma como Ovidio lo hace en su obra, pero de manera más íntima, puesto que existe el personaje específico con quien el lector se puede identificar.

Amigo Gualterio, si escuchas atentamente lo que te hemos escrito después de madura reflexión y obedeciendo a tus apremiantes deseos, entonces no habrá detalle que ignores en el arte de amar.141

No obstante, la estrategia del apelativo no es la única que El Capellán utiliza. A través de la tercera persona éste hace reflexiones sobre la obra y sus generalidades. De esta forma muestra información general sin estar dando reglas específicamente dirigidas al lector; y al hacer afirmaciones sobre “la naturaleza del amor”, demuestra su conocimiento “científico” unido a su conocimiento moral.

Encontramos todavía otra razón para evitar de todo en todo el amor, y es que la honestidad y la continencia carnal se cuentan entre las virtudes; y por eso, sus contrarios, es decir, la lujuria y los deseos de la carne, se deben contar necesariamente entre estos vicios. Por esta razón todos deben huir de él…142

7.2.3. Estilo

El estilo del Capellán es muy particular, pues además de explicar los argumentos para no enamorarse con toda su formalidad, inventó unos diálogos que muestran la forma en que el juego amoroso debe darse. En estos aparecen parlamentos que muestran lo que el hombre debe decir, lo que la mujer debe responder y así sucesivamente. Estos diálogos son un ejemplo de la literatura de le época, al igual que la historia que El Capellán se inventó para explicar la aparición de las reglas del amor ya que, además de que un caballero es el personaje principal, éste tiene que cumplir un sinnúmero de tareas que lo llevarán al destino buscado: el amor de la dama a la que aspira. Una típica historia caballeresca que nos recuerda el

141 Ibíd. Pág. 165. 142

momento histórico en que la obra fue escrita. Así, se mezclan la exposición, el diálogo, la narrativa y la instrucción como formas de argumentar su posición.

Para ejemplificar sus reglas, El Capellán también usa fragmentos de casos de las famosas cortes del amor, a las que la gente traía sus problemas amorosos y un juez, en este caso la condesa de Champaña, sugería una solución a dichos problemas.

No obstante, aunque El Capellán hace uso de ejemplos de su época y trae a colación formas de amar encontradas en la literatura del momento, en términos generales podemos afirmar que su obra se basó en El arte de Amar de Ovidio. Ambas normativas están organizadas de un modo muy similar, El Capellán hace constantes referencias a Ovidio.

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